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"Se está imponiendo la habitación alquilada. Volvemos a los años cuarenta"
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SIGFRIDO HERRÁEZ RODRÍGUEZ, DECANO DEL COAM

"Se está imponiendo la habitación alquilada. Volvemos a los años cuarenta"

Desde que aterrizó en la calle Hortaleza 63 tiene un objetivo claro, reivindicar el papel de los arquitectos en el diseño de las ciudades y las viviendas y que todos los arquitectos a los que él representa puedan vivir de su trabajo

Foto: Sigfrido Herráez Rodríguez, decano del COAM.
Sigfrido Herráez Rodríguez, decano del COAM.
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Sigfrido Herráez Rodríguez (1964) fue reelegido decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) en mayo de 2022. Concejal del Ayuntamiento de Madrid entre 1991 y 2005, con José María Álvarez del Manzano, ha vivido en primera persona, tanto como arquitecto como concejal de Vivienda y presidente de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMVS), la transformación de Madrid. Con sus aciertos y sus errores.

Entre sus últimas obras como arquitecto se encuentran el Hotel Marriot Auditorium Madrid, el Hotel Meliá Avenida de América o la dirección de obra de varias viviendas unifamiliares en el polígono Los Satélites, en Majadahonda. Aborrece el concepto de vivienda alquilada y apuesta por que Madrid se adapte a las nuevas necesidades de los hogares, especialmente de los jóvenes, expulsados actualmente del centro de las grandes ciudades.

Desde que aterrizó en la calle Hortaleza 63 tiene un objetivo claro, reivindicar el papel de los arquitectos en el diseño de las ciudades y las viviendas que se viven por fuera y por dentro, pero, sobre todo, que todos los arquitectos a los que él representa en estos momentos puedan vivir de su trabajo, ya que, actualmente, solo un tercio puede hacerlo. Entre los que se incluye. Por lo pronto, esta es su máxima prioridad.

PREGUNTA. En el sector inmobiliario se habla mucho de lo que quieren los fondos, de lo que quieren los promotores, las socimis, la Administración... Pero ¿qué quieren y qué necesitan los arquitectos en este nuevo ciclo inmobiliario?

RESPUESTA. Queremos trabajo. Ahora mismo, de los 11.000 colegiados que tenemos, aproximadamente somos 3.000 los que tenemos la suerte de tener clientes, de visar y, entre comillas, vivir de nuestro trabajo. Otros 3.000 hacen algún visado, pero no pueden vivir solo de esto, por lo que tienen algo complementario, una renta recurrente, apoyos familiares..., aquí se incluyen muchos jóvenes que están empezando. Por último, hay otro tercio del total, aproximadamente otros 3.000, que no visa.

Foto: ¿Hay vida inmobiliaria más allá de Madrid y Barcelona?. (Foto: iStock)

P. ¿Están en paro?

R. Hay de todo, viven de otras cosas. Son colegiados que están en empresas, en ayuntamientos o simplemente trabajan en otra cosa, pero se colegian aquí. Son miembros del club de los arquitectos, aunque ahora no estén trabajando en esto. Por eso buscamos trabajo, y cuanto más y mejor se gestione, más nos beneficiaremos todos.

P. ¿Ese es el objetivo de poner en marcha el congreso de Inmomat?

R. En Inmomat queremos tener información de cómo se está gestionando. No queremos entrar en la guerra comercial de Aedas o Metrovacesa. Esas guerras las conocemos, porque son nuestros clientes, tienen unos intereses económicos, pero lo nuestro es otra cosa, es saber si vamos a pedir licencia en Ahijones con la simultaneidad a mitad de 2024 o a mitad de 2025. ¿Por qué? Porque eso, en mi estudio, si tengo un cliente con suelo en Ahijones, influye. Queremos tener información técnica y vamos a invitar a los técnicos de esos desarrollos para saber, por ejemplo, si en ARPO, en Pozuelo, vamos a poder pedir licencias dentro de seis meses, de un año o de tres.

"De los 11.000 colegiados en Madrid, apenas 3.000 tenemos la suerte de tener clientes, de visar y vivir de nuestro trabajo"

ARPO, aparentemente, ya está desbloqueado, pero mañana puede surgir otro problema y otro parón. Ya hubo uno de 10 años. Lo que hay que hacer es estar al día para tener la foto de este momento. Es bajar un peldaño sobre la parte comercial. No queremos solo visualizar la foto de cómo va a ser Ahijones. No vamos por ahí. Nosotros bajamos un peldaño y queremos que los arquitectos que vengan sean conscientes de que los tiempos pueden ser unos u otros.

P. El futuro de los desarrollos depende, por un lado, de la Administración, pero también de quien pone el dinero. Un contexto como el actual afecta a la industria. ¿Están preocupados?

R. Lo estamos viviendo con una preocupación relativa. Madrid está menos preocupada o debería estar menos preocupada que otras regiones que están bajando en los visados un 15% y amenazan, entre comillas, el cierre de colegios. Nosotros, ahora mismo, estamos en un 5% de bajada, y esto tiene que ver con los créditos hipotecarios, es decir, con que la gente joven deja de comprar, deja de tener facilidad para acceder a un crédito y en ese momento la cadena reacciona. ¿Para qué voy a hacer viviendas si no las vendo? Bajan los visados y, para nosotros, un 5% es muchísimo. Lo de otras regiones es espectacular, asusta, porque hay gente que ha parado en seco. Tenemos que estar prudentes, pero no preocupados, porque, efectivamente, todo apunta a que hay una bajada en visados y en la actividad inmobiliaria, pero no ha habido un parón, ni una amenaza de crisis total, como hemos tenido en otras ocasiones. Tenemos que estar vigilantes, pero trabajando.

P. La vivienda es clave para su trabajo, ¿cómo les afecta esa caída, económicamente hablando?

R. La vivienda, porcentualmente, es lo que tiene más peso dentro de los visados. Por el Centro Integral del Transporte del Metro de Madrid hay 20.000 licencias de vivienda que tienen mucha más fuerza en nuestra actividad. Este año teníamos previsto un ingreso de 4,65 millones en ingresos por visados, pero con la caída del 5%, ahora manejamos llegar a 4,45 millones y, de seguir esta tendencia de caída del 5%, prevemos unos ingresos en visados para 2024 de 4,2 millones. Porque hay que ser muy realistas, esta casa funciona con un presupuesto a cero, por lo que no nos podemos equivocar en ingresos. Equivocarte en números significa cerrar, por tanto, somos muy conservadores y vamos a hacer un presupuesto ajustado a esa bajada que se está produciendo.

P. En este cambio de ciclo se necesita gestión para que haya desarrollos y para que haya trabajo. ¿Qué papel pueden jugar los arquitectos, cuál quieren jugar y cuál les están dejando jugar?

R. Los arquitectos somos complementarios. Yo siempre digo que no somos el ombligo del mundo, somos uno más, necesarios, pero uno más. Es decir, cuando un promotor se juega su dinero y el de sus socios comprando un suelo, en el minuto siguiente está pensando quién va a desarrollar ese suelo, si es en alquiler o en venta, los temas medioambientales, etcétera. Es decir, es fundamental cómo vas a vender el producto que quieres hacer, y para eso el arquitecto es la base. Por tanto, queremos seguir desarrollando esa labor, ese papel. Hay arquitectos operadores de suelo, hay arquitectos diseñadores de interiores... Hay arquitectos que no hacen un edificio y lo amueblan, sino que solo lo amueblan. A todos ellos los recogemos aquí, estamos trabajando con ellos, bienvenidos son, pero el arquitecto por excelencia es un diseñador de espacios de edificios y queremos seguir siendo eso, fundamentalmente, aunque estemos abiertos a todo lo demás.

"El cambio de ciclo lo vemos con preocupación relativa, una caída el 5% de los visados para nosotros es muchísimo"

P. ¿Puede concretar?

R. Siendo útiles. Es decir, nosotros estamos en el diseño de las ciudades, intervenimos en el diseño de una calle, un parque, un espacio y, por tanto, la calidad de vida de los ciudadanos, a ese nivel urbano, ya depende de los arquitectos, por eso queremos ser útiles al ciudadano con ese fin social que entendemos que tiene la arquitectura. Pero también estamos en el diseño de las viviendas, del interior de una habitación. Que entre la luz de una forma o de otra cuando estás trabajando o que puedas descansar o no depende en muchos casos del diseño que ha hecho un arquitecto. Esa es la importancia que tenemos, que hemos tenido y que queremos seguir teniendo. Y luego queremos colaborar en todo lo que nos está pidiendo la sociedad, por ejemplo, que desde el punto de vista medioambiental y energético los edificios y las ciudades consuman menos. El arquitecto es el técnico que sabe de eso. Alguien que diseña un parque sabe cuáles son los vientos dominantes, dónde hay que poner arbolado para poder caminar con comodidad con 40 grados y con tres bajo cero. Ese tipo de visión social del arquitecto es lo que nos interesa mucho realzar. Y en este Inmomat vamos a intentar trasladar ese mensaje: somos útiles y queremos seguir siendo útiles, desde el urbanismo hasta la edificación.

placeholder Sigfrido Herráez Rodríguez, en la sede del COAM, en la calle Hortaleza.
Sigfrido Herráez Rodríguez, en la sede del COAM, en la calle Hortaleza.

P. Pero ¿el promotor deja entrar desde el primer momento al arquitecto en los proyectos?

R. Si quieres, te doy un titular. Los que han sido sensibles con estos temas son a los que mejor les ha ido.

"La firma, como en un bolso, tiene importancia en la arquitectura, aunque es una desgracia para los que no tenemos tanto nombre"

P. ¿Quiere decir, entonces, que los promotores que escuchan a los arquitectos son los que tienen éxito?

R. El promotor que ha elegido, por ejemplo, a Rafael de la Hoz para hacer viviendas sociales ha triunfado. ¿Por qué? Porque hasta la firma tiene importancia en la arquitectura, aunque es una desgracia para los que no tenemos tanto nombre. Pero es así. La firma, como en los bolsos, tiene importancia y aunque encuentres un bolso sin firma ideal, la firma tiene su peso. Lo mismo sucede en la arquitectura. Los que han triunfado han sido los que antes han puesto los sellos medioambientales en sus promociones. ¿Por qué? Porque alguien se creyó que ese tema iba a ser prioritario y los jóvenes, cuando se acercan a comprar una vivienda, ponen por delante muchas veces ese tipo de cosas. Yo lo tengo muy claro, todo el que ha ido por delante y ha ido en esa dirección ha triunfado. Y los demás, ¿qué están haciendo ahora? Ir al trán trán, ir detrás. Es decir, ahora mismo, ya casi nadie se plantea hacer un edificio sin ahorro energético. Hay una dirección que es imparable en la que los arquitectos tenemos un protagonismo muy grande.

P. Y la Administración, ¿escucha a los arquitectos sobre cómo deben ser las ciudades? La remodelación de plaza España o la de la Puerta del Sol han sido muy polémicas.

R. Me gusta hablar de los proyectos, no lo rehúyo, pero hay que dejarlos madurar. ¿Por qué? Ambos son plazas de paso de millones de ciudadanos. Si pusieran bancos sería un desastre, porque una plaza de paso o una plaza mayor no es para poner bancos. Por eso en ninguna plaza mayor hay bancos. Sin embargo, alrededor sí hay espacios de estancia. Vas a Esparteros o frente al Congreso de los Diputados y tienes tu zona para sentarte. No te estoy defendiendo con esto un tipo de urbanismo. En los concursos, como plaza de España y Puerta del Sol, o los que se van a hacer en Colón y la plaza del Dos de Mayo, hay 100 equipos pensando en ello. ¿Por qué pongo un árbol o no?, ¿o por qué no pongo un banco? Yo tengo toda la confianza en los concursos, igual que no la tengo en la adjudicación a dedo de un ayuntamiento. Eso no sale bien. Sin embargo, el concurso sí, porque vas a ver 100 ejercicios y vas a comparar. Y, normalmente, aciertan.

"Yo tengo toda la confianza en los concursos, igual que no la tengo en la adjudicación a dedo de un ayuntamiento"

En las plazas y, sobre todo,en los espacios públicos hay que hacer concursos, hay que pensarlos y hay que dejar que los que sabemos, que somos los arquitectos, los hagamos. Porque hay una tendencia a que lo haga el municipal de turno, que, con todo el respeto, ha hecho una oposición, sabe dar licencias, pero de ponerse a diseñar le están saliendo cosas muy dudosas. ¿Por qué los premios de arquitectura en toda Europa están yendo a los sitios donde se están haciendo concursos? Yo lo tengo muy claro, por la calidad arquitectónica, y esa calidad para el ciudadano viene de los concursos. El Museo Munch, en Oslo, lo ha ganado un español, Juan Herreros, que ha hecho algo espectacular con elementos reciclados, lo que la ciudadanía quería allí, la gente está encantada y tiene todos los premios.

P. En España, sin embargo, sucede al contrario, parece que hay que llevar la firma de un despacho internacional para que se reconozca. Con excepciones, claro está.

R. Ha habido un momento en que así era. Pero ahora ya no. Yo me acuerdo de pueblos no muy grandes que decían: "Yo quiero tener un edificio de Foster". Eso, que ha sido una moda, creo que está en claro retroceso. Ahora mismo, el alcalde que se quiere lucir hace un concurso y, si puede, un concurso internacional porque dice "oye, me vienen 100, 200 trabajos, vamos a evaluar cuál es el que conviene a mi ciudad". Y por ahí van los tiros. Yo creo que hemos concienciado que la calidad viene por la comparación.

P. Considera, por tanto, que se está reconociendo la firma del arquitecto español.

R. Totalmente. En el COAM tenemos una serie de conferencias de nuestros arquitectos madrileños y su obra fuera de España, y es alucinante. Los grandes estudios, y no estoy hablando del tamaño de cada uno, sino de la calidad, están triunfando dentro y fuera. Y ahora mismo, los arquitectos y la arquitectura española están triunfando dentro y fuera. Tenemos la tendencia a quedarnos con uno o dos nombres, pero no, estamos hablando de 50 o 60 grandes estudios de calidad y, además, grandes. Ahí tienes a Cano & Escario, con una calidad muy grande, que está trabajando a tope. Ahora mismo estamos felices de que se hayan reconocido al arquitecto y a la arquitectura española. Y eso ha ocurrido en estos últimos 10 años. Ha habido gente muy buena que ha venido de fuera, influyendo muy bien, pero ha habido también chapuzas.

"Ha habido arquitectos muy buenos que han venido de fuera influyendo muy bien, pero también ha habido chapuzas"

P. ¿Qué ha provocado ese cambio, ese mayor reconocimiento del arquitecto español?

R. Yo lo tengo muy claro, la calidad. En el momento en que los arquitectos españoles y los estudios de arquitectura españoles han dado la calidad que daban los de fuera. Ahora mismo, en los estudios hay un Departamento de Relaciones Públicas, un Departamento de Economía para saber si son rentables los proyectos... No tienen nada que envidiar a los grandes estudios americanos.

P. ¿Los arquitectos han empezado también a entender que no son solo artistas, también son empresas?

R. Somos las dos cosas. La pena es que haya arquitectos que dejen de ser artistas, que es lo que somos, para ser solo empresas. Hay que tener cuidado con eso, y alguno empieza a aparecer y es como una máquina de hacer churros. El equilibrio está en el arquitecto que ha sabido crecer, que hace arquitectura, y que encima le aplica criterios empresariales. Y eso es lo que ha provocado el cambio. Si antes, para hacer una promoción con nombre en la Costa del Sol había que llamar a fulanito, de fuera, ahora ya hay 20 equipos españoles que van allí y sabes que son garantía de venta y de calidad. Por otro lado, también está cómo trabajamos los españoles en España, ya que estamos acostumbrados a una forma de ser, a una idiosincrasia, y sabemos trabajar con eso. Tenemos interiorizado cómo viven los jóvenes en su casa, que no es como vivían nuestros padres. Y no digo que los que vienen de fuera no lo puedan hacer, pero nosotros lo tenemos clarísimo.

Para ser un buen torero hay que pasar hambre. Hemos aprendido mucho de las crisis, incluida la del covid, si la leemos como tal

P. ¿Qué papel ha jugado en la profesionalización de la industria la gravísima crisis que la arrasó? Los jóvenes arquitectos salían de la universidad y no encontraban trabajo.

R. Para ser un buen torero hay que pasar hambre. Hemos aprendido mucho de las crisis, incluida la del covid, si la leemos como tal. Los arquitectos y todos en general. Claro que nosotros ahora mismo trabajamos con unos parámetros que no son los que había antes de la crisis de 2007, ni antes del covid, en 2020. Es decir, todo es distinto. Ahora mismo, en los estudios tenemos teletrabajo, que no sé por qué no se hacía antes, porque técnicamente alguien se lleva a su casa el trabajo, lo hace y lo trae. No me importa, si mientras, pasea al perro o lleva el niño al colegio, porque además concilia. El resultado está al día siguiente allí. Ha sido una mezcla de crisis, de ahorro, de producción... Ahora mismo, el chaval que trabaja en el estudio, que se ahorra tiempo y también dinero de transporte, a lo mejor admite un menor pago. O sea, la producción al final es a menor coste que la de antes.

"La pena es que haya arquitectos que dejen de ser artistas para ser solo empresas"

P. ¿Se están preparando ya para la siguiente crisis?

R. Yo siempre digo que el arquitecto, como buen autónomo —en su mayoría—, tiene que prepararse para la siguiente crisis. No tiene que pensar en la última y en cómo salió de ella, que ha habido de todo, sino en la siguiente crisis. Y eso es una constante, una visión un poco pesimista de la vida, eso sí, pero es verdad, es una constante en los autónomos, que no estamos pendientes de que la empresa vaya mejor o peor, sino de que si no funciona el mundo, si hay muchas guerras, podemos tenerlo complicado para pagar nuestra hipoteca. Yo creo que hemos aprendido de las crisis anteriores y que trabajamos de manera distinta. Después del covid, claramente, pero hay que estar preparado. Tiene mucho que ver con una filosofía que es para poder ganar menos hay que gastar menos, una filosofía de vida no solo para nosotros, también para las familias. En los estudios, ahora mismo, y cada vez lo tenemos más claro, ya no hay papel, ya visamos a través de un procedimiento informático y lo enviamos al colegio correspondiente. Las administraciones tienen que adecuarse a esta nueva forma de vida, como hemos hecho nosotros, y no lo hacen. Los arquitectos nos adecuamos mejor que la Administración, después de una crisis, a gastar menos para poder ingresar menos. La Administración hace como si no hubiera pasado.

placeholder Sigfrido Herráez Rodríguez.
Sigfrido Herráez Rodríguez.

P. Ha hablado de los autónomos, ¿qué sucede con los falsos autónomos?, ¿qué puede hacer el COAM para acabar con la precariedad laboral de muchos arquitectos?

R. Estamos muy preocupados por los falsos autónomos y haciendo llamadas reiteradas y continuadas para que no ocurra, para que los estudios, mejor o peor, contraten adecuadamente. No tiene sentido tener como autónomo a un profesional, a un compañero, aunque tenga 25 años, con precariedad. Pero los colegios tenemos muy poco más que hacer, por desgracia. Mentalizar, repetir el mensaje. Luego, que nos hagan caso o no... La contestación de un arquitecto grande que tiene un falso autónomo es "no tengo más remedio, o eso o no tengo a nadie, no tengo capacidad para darle un empleo"... Y a mí me parece que es mejor no tener a nadie que fomentar la precariedad en el trabajo. Eso lo tengo claro y lo digo donde haga falta.

P. Al igual que ha sucedido, por ejemplo, en el sector de la construcción, ¿se está produciendo un envejecimiento en la profesión?

R. No y sí. No, por el crecimiento natural de nuestra profesión, que cuenta con nueve escuelas, cuando hace 20 años solo había una. Unas escuelas que escupen profesionales de manera continuada. Por lo tanto, hay un rejuvenecimiento evidente, claro y natural, porque todos ellos son arquitectos. No obstante, la gente puede pensar que hay un tapón porque los que llevamos años trabajando como arquitectos no dejamos que estos nuevos jóvenes arquitectos entren en el mercado y toquen cliente. Hace 30 años, yo tuve la misma dificultad que tienen los que ahora están entrando. Al final, todos creemos que es imposible, que es difícil, pero las situaciones se van asentando. Hay que tener paciencia. Al final hay trabajo y cada vez hay más. Hay muchas cosas que antiguamente las hacía cualquiera o no las hacía un arquitecto o ni siquiera había un técnico. Eso se ha transformado. Ahora mismo, una comunidad de propietarios, para una reforma pequeña, llama a un arquitecto, y también lo estamos viendo con los Fondos Next Generation en la oficina de rehabilitación creada por el COAM. Además, hay unos nichos de trabajo que están naciendo a la vez que esa afluencia masiva de jóvenes. Yo sí que quiero ilusionar en cuanto a nuestra profesión, la profesión se está rejuveneciendo, hay trabajo y también hay nuevos nichos.

"Los arquitectos grandes aseguran que contratan falsos autónomos porque no tienen más remedio"

P. ¿Cuáles son esos nuevos nichos?

R. El diseño de interiores, el diseño en general, la rehabilitación... Cosas que antes eran, entre comillas, residuales, ahora se han convertido en profesiones para muchos de nosotros y están funcionando muy bien. Y hay mucha gente joven. He sido jurado en Casa de Decor y me quedé alucinado, porque de los 40 espacios, 30 eran de arquitectos, compañeros míos, colegiados o sin colegiar. Veo nichos y a gente que gana mucho dinero, más que yo haciendo casitas.

P. De cara al futuro, ha mencionado el tema de los Fondos Next Generation, rehabilitación, eficiencia energética, las nuevas necesidades de los hogares...

R. Coliving, senior living, cohousing... Todos esos son nichos, nichos en los que, sobre todo la gente joven, está entrando.

P. Pero, si tenemos en cuenta la nueva tipología de hogares que se están creando, el parque de viviendas ¿no se está quedando totalmente descatalogado?, ¿qué reto tiene la industria?

R. Yo creo que en eso Europa está yendo más rápido que España, porque los centros de las ciudades se están adecuando para la gente joven. Son mucho más ágiles, desde la Administración hasta el tejido empresarial que se dedica a hacer viviendas para jóvenes donde antes había una vivienda de 300 metros. En Madrid, en el barrio de Salamanca, hay un nicho de trabajo empresarial infinito en este aspecto, pero no hay un aparato empresarial y de arquitectura que sirva para eso. París en eso ha ido muy rápido y nosotros debemos tender a eso.

P. ¿A qué se refiere exactamente?

R. Vamos a hacer ese análisis con un poco de profundidad. Un piso de 300 metros en el barrio de Salamanca, en el que vive una pareja, propietaria del mismo. Los hijos ya se han ido. ¿Por qué no dividir esa vivienda en tres de 100 metros? Esa pareja va a vivir en una casa tres veces más pequeña, mucho más fácil de calentar, con todas las comodidades del siglo XXI y encima consigue dinero por los otros dos pisos que vende y que le dan para vivir el resto de su vida y con mucha comodidad. Por tanto, ahí hay una mejora social para esa pareja que se queda en el piso de 100 metros, pero también para las dos familias jóvenes que entran en las otras dos viviendas. Por su parte, el empresario consigue unos beneficios industriales lógicos. No hablamos de pelotazos, sino de un trabajo reiterativo, continuo y multitudinario. Esto, en las ciudades europeas va un poquito más rápido. Aquí, sin duda, es otro nicho de trabajo.

Foto: Los Cerros es el último desarrollo urbanístico de la zona sureste de Madrid. (Foto: cortesía)

P. Pero hay muchas cosas que el plan general del 97 no permite hacer.

R. Lo que hay que hacer, entonces, es cambiar las leyes para que lo permitan. Yo, por ejemplo, estoy en contra del piso de 40 metros. ¿Si tiene 39 ya no vale?, ¿aunque sea un piso de 39 metros aquí, con esta luz? Es que hay que poner un número, dicen. No. Vamos a medir condiciones higiénico sanitarias, de habitabilidad, déjate de metros cuadrados. ¿Estamos hablando del siglo XVIII o XIX? Ahora mismo hay un plan general que no permite nada más que la división de un piso en dos. ¿Y por qué no en tres?

P. ¿Toca rehacer el plan general del 97 para que se adapte a las nuevas necesidades de los hogares?

R. Vamos a actualizar, vamos a intentar que en el momento actual lo que priorice es que esas tres familias, la que se queda o vende y se va a vivir a un pueblo, y las dos familias que entran, tengan unas condiciones de habitabilidad fenomenales. En los pisos del barrio de Salamanca yo estoy seguro de que se puede hacer. Y te voy a decir más, en San Ignacio de Loyola, en Aluche, también. La Administración se tiene que adecuar a las realidades sociales de verdad, no al revés, ¿no? Ahora, la realidad social se tiene que adecuar a la normativa y si la normativa dice 40 metros, pues 40, aunque a lo mejor solo necesites 18. No lo entiendo.

P. ¿Cuáles son las realidades sociales con las que se debería de estar trabajando y proyectando? Por ejemplo, los grandes desarrollos no son para que entre a vivir nadie ahora, sino para que viva gente los próximos 50 años.

R. Yo creo que están llamando a la puerta cuando ya hay una realidad que está tirando la puerta abajo, que es la de los jóvenes que necesitan vivienda de alquiler en las ciudades. Parece que todos estamos de acuerdo en que está ahí y hay que trabajar sobre eso. No puede ser que Madrid y Barcelona digan "no, esto ya está imposible", y que alguien que viene a estudiar de Zaragoza a Madrid se tenga que ir a vivir a Alcorcón. No parece lógico. ¿Coliving? Todavía no se sabe muy bien qué es el coliving ni dónde se hace. ¿Se puede hacer en un suelo de terciario? Parece que sí, porque es un servicio, un alquiler. ¿Qué diferencia hay entre un coliving y un colegio mayor? Ninguna. Ambos tienen un espacio de estudio común, una lavadora común... Si es lo mismo, llamémoslo de la misma manera. Lo mismo para el senior. Ahora mismo, respecto de las residencias de la tercera edad, a pesar de lo que ha pasado con el covid, hay mucha gente que tendría a su padre o a su madre en un cohousing senior donde todos tienen su espacio común, de jugar a las cartas, de comer, y luego tienen su casa, y el que quiere baja a comer y el que no, se queda comiendo en su casa.

"El producto que se está imponiendo y que me parece nefasto es la habitación alquilada. Una vuelta a los años cuarenta o cincuenta"

P. Muchos le dirían que Madrid es un infierno para vivir. Ahora que hablamos de la ciudad de los 15 minutos, en Madrid es la hora y 15 minutos.

R. Hace unos días se inauguró una jornada a la que vinieron jueces de España y estaban negros porque se habían tirado una hora desde Atocha hasta la sede del COAM, en Hortaleza. Madrid tiene las cosas malas que todos sabemos, a nadie le gusta estar una hora metido en un taxi. Pero las buenas son muy buenas. Salieron de aquí con tres referencias para comer magníficamente, tomar una copa y se volvieron alucinados. Madrid sigue teniendo ese atractivo que está ahí, y que sin él no tendría la atracción que tiene. Hay una calidad de vida, una tranquilidad...

P. Roma también tiene su atractivo, pero quienes son de allí dicen que no hay quien viva.

R. Estuve hace poco en Lima. En Lima no hay quien viva porque te roban, te asaltan. Es un horror. Y aquí sí. El alcalde de Lima me decía que Madrid es lo mejor del mundo, por eso se están viniendo todos los peruanos. Por eso, por el idioma, el trabajo... Aunque hay problemas que tienen que ver con los jóvenes. No podemos echar a los jóvenes de la ciudad, no puede ser que en la ciudad estemos asentados los profesionales libres, los que tenemos un sueldo, los que tenemos un trabajo y cualquier joven que se plantee vivir en Madrid se tenga que ir a Alcobendas o a Alcorcón. Hay que hacer una revisión muy profunda, cuantitativa y cualitativa. Por ejemplo, el producto que se está imponiendo y que me parece nefasto es la habitación alquilada. Una vuelta a los años cuarenta o cincuenta, un retroceso en la calidad de vida, y me parece que se van a provocar problemas muy gordos de convivencia. Habrá cosas buenas, pero me preocupa esa forma de convivencia.

placeholder Sigfrido Herráez Rodríguez.
Sigfrido Herráez Rodríguez.

P. De todas formas, en grandes ciudades como Londres o París, la gente se va a vivir muy a las afueras porque en el centro no se puede vivir. Incluso aquí, en el barrio de Salamanca, los ricos del barrio también se están viendo expulsados por los nuevos ricos.

R. Por los venezolanos.

P. Por ejemplo. ¿Qué queremos ser como ciudad?

R. Son reflexiones que agradezco y comparto. Lo que se tiene que plantear una ciudad como Madrid es eso. Es decir, qué quiere ser, y eso se lo digo mucho al alcalde, qué quiere ser dentro de 10 años cuando deje de ser alcalde. Queremos tener jóvenes o no viviendo en Madrid o solamente trabajando, queremos cuidar al tradicional morador de la ciudad, el del barrio de Salamanca, al que le ofrecen 20 millones por una casa que creía que valía cinco y sale corriendo... Todo eso forma parte de la reflexión. Yo defiendo, por supuesto, el libre mercado y si lo que valía cinco, ahora vale 20, fenomenal, vende y se va a un chalé en Marbella y a lo mejor eso le hace feliz. O sea, tampoco hay que criticar al que se va libremente. Lo que sí que hay que ser es conscientes de qué queremos. Miami, por ejemplo, que nunca hizo esa reflexión, se llenó de todos los ricos de toda Iberoamérica. Eso, que luego ha dado un resultado extraño, que ya todos aceptamos como bueno, ¿es lo que queremos en Madrid? Porque eso es lo que puede pasar. Todo el que tenga dinero en Iberoamérica ya está viniendo, pero a lo mejor también el que tiene dinero en Alemania, y Madrid se convierte en un gerontocracia. Una cosa de jubilados. Por eso yo creo que las reflexiones son muy importantes y ahí los arquitectos, y sobre todo los sociólogos, tenemos mucho que decir.

"Miami se llenó de todos los ricos de toda Iberoamérica, dando un resultado extraño, ¿es lo que queremos en Madrid?"

P. ¿En qué soluciones está pensando?

R. Generalizar el coliving, el fraccionamiento de espacios... Hay cantidad de soluciones. En el norte de Europa, por ejemplo, se están haciendo edificios que en su conjunto tienen alquiler y venta, tienen jóvenes y mayores, además, pisos adecuados para eso y que son auténticas ciudades. El del puerto de Róterdam es un ejemplo. Esas realidades yo no digo que no sean una especie de experimento, pero a lo mejor van por ahí los tiros. Es decir, lo que hay que hacer es facilitar que la gente esté a gusto con lo que quiere hacer. Y el señor mayor que vive ahí, el joven que vive ahí, todos tienen su espacio de encuentro, su espacio privativo. Y yo creo que hay que pensar más soluciones, nos nos podemos quedar con el coliving y ya está, hay mil cosas más que vienen detrás.

P. Ahora que se ha aprobado la ampliación del catálogo de los edificios protegidos en Madrid, ¿somos demasiado proteccionistas?

R. Es fundamental proteger lo que hay que proteger. Nadie se plantearía proteger los cuadros de Velázquez o los cuadros de Goya. ¿Y por qué no los edificios de Antonio Palacios? A veces me dicen "estás loco, no es comparable". Sí, sí es comprable. El edificio del Palacio de Comunicaciones de Correos, del actual ayuntamiento, o el Círculo de Bellas Artes, o cualquiera de los edificios de palacios son el Goya o el Velázquez de la arquitectura.

P. ¿Las cocheras de Cuatro Caminos?

R. Las cocheras las han evaluado técnicos. Yo no soy quién para rebatirlo. Igual que pasó con el edifico de Fisac, La Pagoda, con lo que estoy más en desacuerdo porque desapareció un elemento brillante de un arquitecto brillante. Hay excepciones malas. Hay gente que ha valorado muy mal determinados patrimonios. Dicho eso, me parece, perdóname, que es la anécdota. Lo importante es que se tiene que proteger lo que se tiene que proteger. Nosotros hemos dado ahora la guerra con Clesa, que finalmente ha salido muy bien para todos. Vamos a darla con Torres Blancas. Pero la protección no puede ser una penalización para el propietario. Al revés, la protección tiene que ser necesariamente una ventaja. Quien tiene un edificio protegido tiene que tener subvenciones, ayudas, exenciones fiscales, etcétera. Es decir, tiene que estar lleno de ventajas para que ese edificio sea puesto en valor respetando el patrimonio.

P. ¿No pagar el IBI, por ejemplo?

R. IBI y otro tipo de impuestos. Cuando yo digo exenciones fiscales, vayamos más allá de lo que ya existe. Si eres BIC no pagas IBI, pero vamos más allá. Otro tipo de impuestos, todos los que sean municipales, autonómicos... Vamos a ver cómo damos ventajas al que tiene un edificio protegido para que ese edificio protegido siga estando protegido, pero entre en valor.

"Nadie se plantearía proteger los cuadros de Velázquez o los cuadros de Goya. Por qué no los edificios de Antonio Palacios"

P. Todo el mundo va a querer que su edificio sea protegido.

R. Bueno, mira, en Bélgica, los edificios de uno de los grandes arquitectos del Art Noveau están en ruina porque su protección ha sido una penalización para el propietario. Se han protegido, y protegido significa que no se puede tocar nada, y nada es nada, ni una moldura de una puerta. Nada. A eso no podemos ir. Lo que tenemos que intentar es que mañana Clesa, sea del propietario que sea, tenga posibilidades de salir adelante, respetando, eso sí, unos espacios que son los que pensó un arquitecto. Yo no dudo de que quien va a hacer el proyecto lo va a hacer respetando el BIC. Este es un ejemplo muy concreto y muy claro en Madrid. En Torres Blancas, el que esté protegido y sea BIC no va a significar nada para los propietarios, que son particulares. Cero. Ahí vamos a un tipo de protección que ayude a que no se pierda lo fundamental, que son los espacios que pensó Francisco Javier Sáenz de Oiza.

"La protección tiene que ser una ventaja. Quien tiene un edificio protegido tiene que tener subvenciones, exenciones fiscales..."

Por fuera nadie lo va a pintar de rojo, pero a lo mejor también hay que impedir que alguien lo pinte porque, si no, mañana, la comunidad de propietarios se puede poner de acuerdo y pintarlo de rojo. Pero debemos ayudar a que los propietarios tengan ventajas fiscales, que no paguen IBI y si, además, el ayuntamiento les haga la exención de basuras... fenomenal. Porque será la forma de que mantengan ese edificio. Yo soy firme defensor de la protección, sin ninguna duda. La Torre de Colón no es opinable. Alguien ya hace muchos años dijo que esa estructura había que protegerla. No va a quedar protegida, porque la estructura ya funciona de manera distinta a como lo pensó Antonio Lamela. Alguien, entre comillas, se ha equivocado. Y yo creo que las equivocaciones se pagan en patrimonio y en toda la ciudad. Cuando ahora decimos que en su día se perdió La Pagoda, se perdió porque alguien no estaba vigilando, porque la protección era la que era.

P. El COAM ha puesto en marcha una oficina de rehabilitación para ayudar a gestionar los Fondos Next Generation. ¿Están llegando?

R. Nosotros podemos decir que están llegando. Están llegando ordenadamente y están funcionando muy bien. Nosotros hemos sido una ventaja para la Comunidad de Madrid, ya que nos han subcontratado un servicio que ellos habrían tenido dificultades de poner en funcionamiento. Me parece ideal para ellos y para nosotros, que estamos dando un servicio fundamental a los colegiados, ya que vienen aquí con su comunidad de propietarios y se llevan información sobre la licencia, una tramitación que les hacemos hasta prácticamente la última firma, que es la de la Dirección General de Arquitectura de Vivienda. Hasta ahí, se lo damos todo preparado. Todo eso es una ventaja no solo para los colegiados, sino para las familias que viven en esos edificios, que están llegando y están encontrando una facilidad que antes no tenían. La oficina de rehabilitación tiene ya tramitadas más de 12.000 viviendas con una subvención total de 35,67 millones de euros, fundamentalmente de ahorro energético por cambios de carpintería, tratamiento de fachadas y paneles. Esas tres cosas ya te están dando ahorros del 50, 60, 70%. Hemos tenido una experiencia muy mala con los ascensores. Se acabaron los fondos, se dilató en el tiempo... Ha habido comunidades de propietarios con auténticos suplicios. Con los fondos Next está pasando todo lo contrario. Aquí, la gente antes de empezar la obra tiene su dinero adjudicado, su presupuesto adjudicado.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida. (EFE/Juanjo Martín)

P. ¿Cómo ve los futuros grandes desarrollos de Madrid? Madrid Nuevo Norte, Berrocales, Ahijones, Valdecarros...

R. Lo que queremos todos es que salgan. Es la gestión la que manda en este tipo de desarrollos. En el momento en que ha habido gestión en Los Cerros, y que me perdonen los anteriores gestores, hay credibilidad, hay aprobaciones, hay operadores inmobiliarios comprando y moviéndose. Igual ha pasado en Ahijones, ha pasado en Los Berrocales. Los fondos, que lo estudian de una manera más científica, dicen "aquí". Y ahora mismo están entrando, comprando. Y comprando muy caro en estos desarrollos, porque hay gestión. Y la gestión es consecuencia de unos equipos. Y, luego, las operaciones grandes tienen doble dificultad. Valdecarros, por ejemplo, tiene la dificultad de lo enorme que es, si no se divide y no se establecen unas etapas, a mí me parece un monstruo. Estamos hablando de más de 25.000 viviendas cuando en los otros desarrollos son 10.000, 15.000... Yo, que hablo mucho con los ayuntamientos más pequeños, a todos les digo lo mismo, "buscad un equipo de gestión, pueden ser arquitectos, ingenieros, abogados, mediopensionistas... Me da igual, pero que gestionen".

P. Madrid Nuevo Norte suma otro retraso...

R. No me canso de decirlo porque fui 14 años consejero y creía que habíamos hecho algo. Al cabo de 25 años siguen en las mismas. Y lo más que han hecho es subir, bajar edificabilidad, cubrir más o menos vía, ¿qué estamos discutiendo? Si todo eso es menor. Lo importante es que los miles de ciudadanos que tenían que estar viviendo allí hubieran llegado hace 10 años o 15. El interés de este colegio, al que yo ahora represento, es que todo se desarrolle y que tengamos aquí más visados que nunca y, por tanto, más trabajo para mis colegiados que nunca. Por tanto, desde los grandes desarrollos, como Madrid Nuevo Norte o Valdecarros, a los más pequeños, como Los Pocillos, en Villanueva de la Cañada, me interesa que todo salga y que salga bien, que se hagan las cosas con el procedimiento adecuado, pero que salgan. ¿Por qué? Porque es trabajo para los colegios, que es lo único que perseguimos en este colegio, que los colegiados vivan de su trabajo.

"En Madrid Nuevo Norte, los miles de ciudadanos que tenían que estar viviendo allí tendrían que haber llegado hace 10 años"

P. Pero ¿por qué cuesta tanto que salgan adelante? ¿Cuál es el problema?

R. Los tiempos. El problema es que tú entras hoy con una solicitud de licencia y dentro de un año te empiezan a hacer requeridos y dentro de un año y medio sigues ahí en la pelea con los referidos.

P. Ese es el síntoma, pero ¿cuál es el problema?, ¿por qué se está un año sin que se haga nada?

R. Los funcionarios dicen que por falta de medios. Los políticos son conscientes y quieren poner solución. Y nosotros tenemos la posibilidad de colaborar en la solución. Poner un piso más donde no admite la ficha del plan general no se le ocurre a ningún arquitecto ni va a ser visado por un colegio. Puede ser que el ayuntamiento tenga que aplicar más disciplina urbanística y vigilar menos licencia, ir a esa licencia a través del visado de calidad como el que tienen en Murcia. Yo creo que sí que hay falta de medios en determinados departamentos, que no hay gente especializada, y luego, muy, muy importante, los técnicos han dejado de firmar por temas de responsabilidad. No hay ningún técnico que no esté en juicio con algo o con alguien. ¿Qué pasa? Que entre hacer y no hacer, yo lo tengo claro, no hacer.

P. Por último, las ansiadas normas urbanísticas que no terminan de aprobarse, ¿qué opinión le merecen?

R. Estás partiendo de la base de que se van a aprobar, pero nadie nos dice nada desde la Comunidad de Madrid. Desde el ayuntamiento se cree que las cosas van bien, pero no saben cuándo se van a aprobar. Deberían haberse aprobado en el minuto uno. No tiene mucho sentido que con el debate que ha habido, con las idas y venidas en el pleno del ayuntamiento, ahora resulte que haya otro problema similar, pero en la comunidad. Si damos por hecho que se aprobarán, ¿qué hacen las nuevas normas? En líneas generales, simplificar. Y todo lo que simplifique normativa y burocracia al técnico nos parece bien, porque había un exceso de normativa. Vamos a evitar planes especiales de aquí y de allí. Y como eso, mil cosas más. A lo mejor yo soy un poco ultraliberal en esos temas. El defecto de normativa tuvo que ser un desastre, más en una sociedad como la española, pero el exceso de normativa es peor. Mucho peor.

Sigfrido Herráez Rodríguez (1964) fue reelegido decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) en mayo de 2022. Concejal del Ayuntamiento de Madrid entre 1991 y 2005, con José María Álvarez del Manzano, ha vivido en primera persona, tanto como arquitecto como concejal de Vivienda y presidente de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMVS), la transformación de Madrid. Con sus aciertos y sus errores.

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