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La revolución de los jóvenes arquitectos: lo apuestan todo a lo verde (y España tira alto)
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Bienal de arquitectura de Venecia

La revolución de los jóvenes arquitectos: lo apuestan todo a lo verde (y España tira alto)

Este sábado se inaugura la Bienal con una mirada a las nuevas generaciones, el medioambiente, el género y la geografía y con participaciones como la de Uzbekistán

Foto: El proyecto del tanzano David Adjaye y la filántropa india Kiran Nadar. (BIENNALE DE VENEZIA)
El proyecto del tanzano David Adjaye y la filántropa india Kiran Nadar. (BIENNALE DE VENEZIA)

Venecia es una de las ciudades más hermosas del mundo que, con sus canales y palazzi nos recuerda a algo muy antiguo perdido para siempre. Al mismo tiempo, cada vez que celebra sus bienales, ya sea la de Arte o la de Arquitectura, podemos ver en ella el futuro. Así sucede desde 1895 con la primera exposición artística. Por aquí pasaron en 1907 los grandes vanguardistas y hasta a Picasso se le retiró un cuadro por la impresión que, decían, podía causar en el público. En el terreno arquitectónico, que comenzó en 1980, no hay Pritzker que no haya tenido su hueco. En resumen, el mundo de las tendencias artísticas se ve aquí.

Tómese su tiempo, claro. Acudir a una Bienal de Arquitectura como la que se inaugura este sábado —en 2024 será la de Arte— es enfrentarse a un paisaje abrumador. Como ARCO, pero multiplicado por dos mil. Y relájese porque no verá edificios, sino algunas maquetas y mucha pantalla y fotografía. Aquí lo importante, como decían en Airbag, es el concepto.

No verá edificios sino algunas maquetas y mucha pantalla y fotografía. Aquí lo importante, como decían en 'Airbag', es el concepto

La exposición se divide en dos partes, el Arsenale, las magníficas estructuras dedicadas al ejército ya en desuso —pero todavía puedes imaginar cómo desde aquí los schiavoni defendieron la República a finales del XVIII—, y los giardini, que es donde se encuentran los pabellones edificados a comienzos del XX. El primero fue el de Bélgica y todavía se conserva su café, el más viejo de los de la época, de 1907. El de España se construyó en 1922 a cargo de Javier Luque, aunque su fachada se modificó en 1952 con el diseño de Joaquín Vaquero. El de Hungría sigue siendo uno de los más bonitos junto al de Grecia. Como decíamos, no vaya con prisas. No obstante, tiene hasta el 26 de noviembre por si quiere visitar la Bienal.

placeholder Parte del proyecto de la sudafricana Gloria Pavita. (BIENNALE DE VENEZIA)
Parte del proyecto de la sudafricana Gloria Pavita. (BIENNALE DE VENEZIA)

Este año, la comisaria encargada de la Bienal es la ghanesa-escocesa Lesley Lokko, que además de arquitecta es novelista y eso se nota en la narrativa de esta edición cuyo título es El Laboratorio del Futuro: la trama gira en torno a la geología, el medioambiente, la madre Tierra. Todos son historias, desde dónde nace un edificio —la tierra— hasta su construcción (y por qué). Pero también se habla de género y geografía. Y para ello ha contado con una buena pléyade de jóvenes arquitectos que proceden de lugares muy diversos del mundo, pero una buena parte de África. Occidente, desde luego, ha dejado de ser el cogollito para muchas cosas, y las voces más jóvenes están pidiendo paso desde lugares que no eran los nucleares hasta no hace demasiado tiempo.

Esta primera parte de la exposición, que se puede ver nada más entrar en el Arsenale, es la más llamativa, interesante y la que demuestra que en el mundo, más allá de nuestras micro historias locales por las que discutimos en las redes sociales, están pasando cosas. Y todas esas cosas tienen mucho que ver con el medioambiente, el cambio climático y cómo las generaciones más jóvenes ven la Historia (una de las propuestas más evocadoras es un boceto enorme en una pared de lo que un antiguo campo de concentración de la época de Mao: la arquitectura del encierro).

placeholder Parte del pabellón español. (P.C.)
Parte del pabellón español. (P.C.)

"Esta es la Bienal de Arquitectura con la media de edad más baja tanto de artistas como de comisarios. Lesley [Lokko] ha sido muy lista porque ha abierto un tema que invita mucho a las generaciones más jóvenes a abordar, a tener una voz", cuenta a El Confidencial Eduardo Castillo-Vinuesa, arquitecto y el comisario junto a Manuel Ocaña del proyecto que este año presenta el pabellón español y que lleva por título Foodscapes. Y que está recibiendo muy buenas vibraciones. Es una propuesta que a priori genera horror vacui porque mezcla mucho diseño gráfico, vídeo, revistas, fotografía, pero con lo que se narra —de forma clara, porque muchas veces en estas bienales todo es demasiado conceptual— el proceso de la comida a través de las diferentes arquitecturas que entran en juego. Y lo hace al revés, desde que se expulsan los alimentos hasta que se siembran. Si España se lleva el León de Oro, que es el máximo galardón de la Bienal, sería el segundo después de que lo obtuviera en 2016 con el proyecto de Iñaqui Carnicero y Carlos Quintans.

Foto: Imagen presente en el proyecto 'Foodscapes' del pabellón español de Venecia. (Pedro Pegenaute)

La propuesta de este año de estos jóvenes arquitectos españoles va muy en la línea sugerida por la comisaria Lokko: este planeta hay que cuidarlo y ahí la arquitectura es fundamental. "Durante mucho tiempo la práctica arquitectónica ha existido fuera de su realidad geológica, parece que los edificios se materializaban del aire y no es verdad. Por cada torre hay una fosa en algún lado de la que vienen los materiales. Si el antropoceno es algo, es darnos cuenta de que aquellas acciones que estamos vinculando con la fenomenología humana tienen una repercusión sistémica en la historia geológica del planeta. Y eso significa cambiar el marco desde el cual diseñamos y pensamos las cosas. La arquitectura no deja de ser uno de los procesos de terraformación más potentes que hace el ser humano. Creo que las nuevas generaciones que venimos tras la crisis del 2008 y tenemos otra manera de mirar las cosas se materializa de una manera más explícita", manifiesta Castillo-Vinuesa, que da una pequeña colleja a sus colegas de profesión más veteranos: "La arquitectura en España es un gran dinosaurio donde la gente muy mayor parece que silencia otras prácticas u otros modos de entender la disciplina, que creo que entre las nuevas generaciones están bastante extendidas".

La propuesta uzbeka

En la zona del Arsenale, en esta misma línea, nos encontramos el pabellón de Uzbekistán, que participa con el muy interesante proyecto Unbuild together de los franceses del Studio KO (Olivier Marty y Karl Fournier). Mediante la forma de un laberinto introduce al espectador en una estructura inmersiva —todo está en plena oscuridad y se necesitan unos minutos para acostumbrar los ojos— que se basa en las Kalas, las ciudadelas fortificadas que existían cerca del Mar de Aral. Pespuntean ladrillos tratados con la forma tradicional de las civilizaciones de las Kalas. Con todo ello se pretende conseguir una mezcla entre la herencia arqueológica y experimentar con las formas nuevas, según explica a este periódico Marty.

Foto: Así quedará la entrada al Centro de Arte Contemporáneo de Uzbekistán, en Tashkent. (STUDIO KO)
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Unos metros más allá se encuentra el pabellón del anfitrión, Italia, que presenta cinco propuestas con estructuras de cinco lugares italianos. Es otro pabellón en el que la luz vuelve a ser tenue, y en el que aparecen una especie de trullos como los de Puglia, caracolas y formas de la arquitectura clásica. Lo cierto es que tampoco dicen demasiado.

placeholder El pabellón de Uzbekistán 'Unbuild together: archaism vs. modernity'. (BIENNALE DE ARQUITECTURA)
El pabellón de Uzbekistán 'Unbuild together: archaism vs. modernity'. (BIENNALE DE ARQUITECTURA)

Hay tres países que tienen muy claro dónde pueden apoyarse: Baréin, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos venden desierto. Y el escaso material que puede surgir de él, como la hoja de la palmera. En el mismo lugar se encuentra Argentina, que nos descubre el agua con fotografías de piletas, tanques, depósitos o los ríos. Con eso han apañado el pabellón. Una planta más arriba, una propuesta al menos más llamativa, la de Sudáfrica, que ha creado un pabellón también laberíntico que recuerda a las cabañas de las tribus africanas. No muy lejos está la participación de Ucrania, muy humilde y que ha llevado un concepto que no sorprende: una especie de búnker oscuro y triste.

Los jardines

A unos quince minutos del Arsenale se encuentran los giardini, una exuberante zona verde con aires muy novecentistas. Allí, además del pabellón español, nos encontramos con el de EEUU, el diseño de su fachada emula a la Casa Blanca romana —lo que le gustaría a este país haber tenido Historia milenaria—, que presenta un sugerente proyecto que tiene que ver con el tratamiento que hacemos de los plásticos. Hasta se puede sentir el olor de cuando se quema este material. Es decir, bastante horrible.

placeholder Proyecto de la austriaca Ines Weizman, profesora de en la Bauhaus. (BIENNAL DE VENEZIA)
Proyecto de la austriaca Ines Weizman, profesora de en la Bauhaus. (BIENNAL DE VENEZIA)

Brasil también tiene su propio pabellón y lo ha apostado todo a la Madre Tierra como la casa común de todos los que vivimos aquí. Egipto juguetea con el Nilo con una proyección por la que se van viendo los márgenes del río (y ya). Y Serbia ha querido jugar con los asistentes. En realidad, el proyecto serbio se basa en Lagos (Nigeria) e introduce al espectador en una proyección inmersiva mientras sube una especie de montaña.

El León de Oro a la trayectoria de este año ya lo conocemos. Se trata del nigeriano Demas Nwoko. El premio Pritzker de 2022 fue el burkinés Diebedo Keré. África pide paso. Pero España con su participación de este año puede dar una gran sorpresa.

Venecia es una de las ciudades más hermosas del mundo que, con sus canales y palazzi nos recuerda a algo muy antiguo perdido para siempre. Al mismo tiempo, cada vez que celebra sus bienales, ya sea la de Arte o la de Arquitectura, podemos ver en ella el futuro. Así sucede desde 1895 con la primera exposición artística. Por aquí pasaron en 1907 los grandes vanguardistas y hasta a Picasso se le retiró un cuadro por la impresión que, decían, podía causar en el público. En el terreno arquitectónico, que comenzó en 1980, no hay Pritzker que no haya tenido su hueco. En resumen, el mundo de las tendencias artísticas se ve aquí.

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