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Autónomos y Hacienda: ¡grita!
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Autónomos y Hacienda: ¡grita!

Los trabajadores por cuenta propia viven un suplicio constante con la Administración

Foto: Imagen de la manifestación de autónomos del pasado 16 de abril. (EFE/Fernando Villar)
Imagen de la manifestación de autónomos del pasado 16 de abril. (EFE/Fernando Villar)

Casi todos los autónomos son hombres, como los suicidas. De hecho, el porcentaje es prácticamente idéntico: más del 70% de los que trabajan por cuenta propia y de los que se suicidan son varones. Hay algo muy masculino en el autónomo, pero no por él, no porque el autónomo sea agresivo o emprendedor o tenga siquiera moto y le guste el fútbol. La masculinidad del autónomo la pone el Estado, y es una masculinidad muy antigua, apenas actualizada. Dice: eres un hombre, así que apáñatelas como puedas.

El autónomo se las apaña como puede, en efecto, no está en esta vida para ser ayudado o hacer manifestaciones o huelgas. Una huelga de autónomos se notaría mucho porque subiría la tasa de suicidios. Están tan acostumbrados a trabajar todos los días, a todas horas y a empujar la gran piedra de su autonomía que dejarles un rato sin tarea (hacer huelga) avivaría en ellos ideas definitivas.

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El caso es que Hacienda ha abierto su plazo recaudatorio y los autónomos son felices. Ya pueden batirse en justa lid contra un rival a su altura. Hacienda, si para algo sirve, si para algo está concebida, es para hacer la vida imposible cada año un poco más a los autónomos.

Cuando yo caí en esta galera, cuando agarré el remo fatal del autónomo, iba a una oficina de Hacienda a hacer la declaración. Solía ser una funcionaria la que toqueteaba mis números y los cuadraba y me decía cuánto me iban a devolver. A lo mejor había que esperar seis meses a que llegara esa devolución, pero eso era lo de menos.

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Un año, sin más, Hacienda (o alguien) pensó que qué era eso de hacerle la declaración a los autónomos, toda vez que el "apáñatelas como puedas" debía llevarse hasta sus últimas consecuencias. Los funcionarios están para ayudar y servir a los ciudadanos de bien, no a los autónomos.

Así, nadie haría ya la declaración al autónomo en una administración de Hacienda. Más tiempo para el Buscaminas. Empecé a hacer la declaración yo mismo con el programa PADRE.

placeholder Fachada de la Real Casa de Aduanas de Madrid, sede del Ministerio de Hacienda de España. (EFE/J.J. Guillén)
Fachada de la Real Casa de Aduanas de Madrid, sede del Ministerio de Hacienda de España. (EFE/J.J. Guillén)

Con PADRE descargado, y después de mucho botón, iba cumpliendo uno con sus obligaciones. Entendía yo cándidamente que el programa PADRE estaba hecho a mi favor, facilitando mis cálculos y haciendo justicia a mis ingresos.

Cada año, el programa cambiaba de diseño, de modo que todas las primaveras tenías que aprender de nuevo cómo manejarlo. Mientras, el Estado dio otra pincelada más a ese lienzo de intemperie que le dibuja al autónomo. Se decidió que las altas y bajas en Hacienda para ser autónomo debías hacerlas por tu cuenta; y las altas y bajas en la Seguridad social, también. El autónomo, a estas alturas, que ya se hacía sin ayuda su declaración, haría sin ayuda las altas y las bajas en dos organismos distintas, si lo necesitaba. Modelos y formularios, casillas y porcentajes le esperaban con los brazos abiertos. Seguía pagando impuestos, pero eran para otras cosas, no para que alguien le hiciera caso en alguna parte del país.

Como saben, los autónomos no son todos licenciados en Económicas o Derecho o Gestión Pública. Algunos son actores, hacen música, hacen libros o tienen una tienda de ropa y de lo que saben es de ropa. El Estado interpreta que el autónomo, se dedique a lo que se dedique, debe conocer los vericuetos burocráticos y las disposiciones y los truquitos y las nomenclaturas. Así, le da dos opciones: hacer las cosas por sí mismo, y cagarla, o pagar a un gestor.

Foto: Un bar cerrado en Valencia. (EFE) Opinión

Que un colectivo concreto, formado por más de tres millones de personas, tenga casi obligatoriamente que pagar a un experto para que la Administración tramite sus papeles fundamentales es admirable.

Imaginen que para renovarse el DNI hiciera falta un abogado, porque el proceso fuera tan intrincado y lleno de obstáculos que, si no llevas a un abogado contigo, el DNI te sale con la foto de Julio Iglesias, y tú nacido en Albacete, por defecto. La gente se volvería loca, no entendería que, habiendo todo un enjambre de funcionarios y sedes públicas pagadas con sus impuestos, para renovar un documento de identidad que la propia administración te obliga a tener, hubiera que pagar, no sólo las tasas y las fotos, sino a un profesional que velara por el final feliz de todo el proceso.

Pues así es la vida del autónomo: tienes que recurrir a servicios privados para que el Estado te preste sus servicios públicos.

placeholder Página oficial de la Campaña de la Renta 2022. (Agencia Tributaria)
Página oficial de la Campaña de la Renta 2022. (Agencia Tributaria)

Este año el nuevo diseño de la web de Hacienda me ha ofrecido un dato que nunca antes había visto, una cifra: como 3.600 euros. Son mis pagos acumulados a la Seguridad social en 2022, la “cuota de autónomos”. También de pura chiripa, he visto una casilla vacía donde ponía Seguridad Social y algo en mi afán de supervivencia me llevó a trasladar la cifra que se me ofrecía a esa casilla. El resultado sólo puede calificarse de epifanía.

De pronto, mi declaración es mucho menos lesiva para mi cuenta corriente que en años anteriores, el borrador sonreía, la devolución/pago varía en casi mil euros a mi favor. Llevaba yo toda la vida oyendo a otros autónomos hablar de cenas y taxis cuyos tíckets colectaban para “desgravarse”, había todo un mundo de desgravaciones al que yo no había accedido. El motivo era que me daba igual, que me parecía cutre andar metiendo un taxi o una comida para rascar cuarenta euros al Estado. Me gustaba pensar que estábamos entre amigos, el Estado y yo, y que no había que desconfiar ni tensar la cuerda.

Sin embargo, la realidad es que ser honrado en España está penalizado. El Estado no es tu amigo. La web de Hacienda es más o menos como esas webs a las que te suscribes por un mes y que luego te cobran todos los meses sin darte cuenta, porque se te ha olvidado y nadie avisa. Hacienda es igual: no avisa. Siembra los formularios de casillas que tienes que marcar o no, que están un año arriba y otro abajo, todo para facilitar el error y, como consecuencia, tu ruina.

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Cuando fui a la gestoría a preguntar si podía reclamar mi reducción por cuota de autónomo en las quince declaraciones anteriores en las que no la había incluido, me dijeron: “¿Pero eso no lo incluye por defecto la web, automáticamente?”. Aquí vi que las gestorías gestionan sobre todo el sentido común.

Si para ser autónomo, tienes que pagar unos 300 euros al mes como mínimo, y si en la declaración de la renta todo autónomo puede desgravarse esos pagos y, como consecuencia, pagar o serle devuelto varios cientos de euros menos o más, la web de Hacienda debería automatizar esa resta, habida cuenta de que tiene todos los datos. Lo que hace Hacienda es mirar para otro lado, y si un autónomo (yo) no sabe que puede incluir ese dinero, ese dinero que le robamos. Imaginen que haya 100.000 autónomos (100.000 poetas) que no incluyan esa desgravación. Imaginen que haya un millón. Estaríamos hablando (tomando mi declaración como modelo) de mil millones de euros que deberían quedarse en el bolsillo de los autónomos pero acaban en el saco de Hacienda.

La web de Hacienda es más o menos como esas webs a las que te suscribes por un mes y que luego te cobran todos los meses sin darte cuenta

Que las reclamaciones a Hacienda sólo puedan hacerse sobre las cuatro últimas declaraciones (como me han explicado) es perfectamente lógico. Si robas, enseguida prescribe; si pagas de más, enseguida transcurre el tiempo para que no puedas reclamarlo. Siempre ganan los malos, a los que el Estado sirve con total entrega.

En mi gestoría me han dicho también que he hecho extraordinariamente mal todas mis declaraciones de la renta, y me han preguntado si Hacienda no me ha escrito alguna vez para señalarme estas chapuzas fiscales. No.

“Pues si has hecho mal todas tus declaraciones y no te han llamado, es que salías perdiendo”.

Eso es Hacienda.

Casi todos los autónomos son hombres, como los suicidas. De hecho, el porcentaje es prácticamente idéntico: más del 70% de los que trabajan por cuenta propia y de los que se suicidan son varones. Hay algo muy masculino en el autónomo, pero no por él, no porque el autónomo sea agresivo o emprendedor o tenga siquiera moto y le guste el fútbol. La masculinidad del autónomo la pone el Estado, y es una masculinidad muy antigua, apenas actualizada. Dice: eres un hombre, así que apáñatelas como puedas.

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