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Los cimientos del 'Dream Team': "Si Cruyff pierde la final con el Madrid, el Barça lo echa"
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UN ENTRENADOR HISTÓRICO

Los cimientos del 'Dream Team': "Si Cruyff pierde la final con el Madrid, el Barça lo echa"

Johan fue elegido entrenador del Barcelona no sin algunas reticencias por parte de Núñez. Su legado es incuestionable, pero en los primeros años estuvo en la rampa de salida

Foto: Cruyff construyó un equipo que quedó en la historia. (EFE/Ulises Ruiz)
Cruyff construyó un equipo que quedó en la historia. (EFE/Ulises Ruiz)

El 5 de abril de 1990, el Barça consiguió la Copa del Rey más importante de su historia. "Si Cruyff no gana la final de Copa contra el Madrid, le echan. Pero tomaron la decisión de dejarlo y llegaron cuatro Ligas seguidas, debido a que el equipo se fue perfeccionando. El secreto del fútbol, si de verdad tienes un entrenador con las cosas claras y buenos jugadores, es darle continuidad a la idea", declara a El Confidencial Luis Milla, quien fuera titular de aquel equipo y actual entrenador del Persib Bandong.

Que Cruyff está en el inicio de todo lo exitoso con lo que hoy identificamos al club catalán, como afirma Valdano, es aceptado e irrebatible. "Él cambió la mentalidad del Barcelona", dijo por su parte Gaspart, con profunda razón. Sin embargo, es de justicia reivindicar que en el origen también estuvo un grupo de futbolistas, hoy olvidados, que compuso aquel primer Barça que posibilitó lo que vino después. Que tan importante es lo uno como lo otro.

Foto: Joao Félix, serio, tras un partido del Atlético de Madrid. (EFE/Rodrigo Jimenez)

Lo vivido en el Barça entre 1988 y 1990 es una historia de vientos (directivos confundidos por los resultados) y mareas (entorno histérico de impaciencia) superados por la valía del técnico y sus jugadores. Ellos fueron los cimientos de un Dream Team que, con todo, también está hecho de azares favorables.

Como indica Milla, Cruyff estuvo a punto de ser cesado en 1990. No solo una vez, sino que en repetidas ocasiones durante su segunda temporada en el Barça tuvo que ratificarlo el entonces presidente. "Núñez defiende a Cruyff hasta extremos insospechados", declaró un alto cargo del club a El País. Incluso ante una asamblea de compromisarios. "Cruyff es como una vela que se está quemando. La cera no es eterna. Si se acaba antes de tiempo, habrá que hacer algo para no quedarnos sin luz", dijo otro, metafórico.

Cruyff pudo no entrenar al Barça

El equipo fue mal en la Liga 1989-90 y se habló de los regresos de Menotti y Aragónes, así como de las contrataciones de la leyenda Suárez y el neerlandés De Mos, cuyo Anderlecht eliminó al Barça de la Recopa en noviembre de 1989.

placeholder Gaspart fue vicepresidente en la etapa del 'Dream Team'. (David Brunat)
Gaspart fue vicepresidente en la etapa del 'Dream Team'. (David Brunat)

Es certeza, no rumor, que Cruyff estuvo más fuera que dentro del Barça justo el año previo a ganar la Liga que fue el inicio una era. Sin embargo, la cosa pudo ser aún peor. Esas alternativas consideradas para el banquillo fueron solo los últimos balones al palo de la más gloriosa historia culé, un matrimonio de conveniencia (para el Barça) entre Cruyff y Núñez que estuvo cerca de no llegar siquiera al primer beso.

Ya en 1987, con el Barça aún dirigido por Venables, la prensa se hizo eco de que el club quería confiar su banquillo a Clemente. Este lo confirmó: "El interés es real, pero no lo sé oficialmente. Otra cosa es la cuestión del dinero, los famosos 300 millones de pesetas (1,8 millones de euros). Ante una oferta semejante, no tendría ninguna duda. Me iría al Barcelona si el Espanyol me lo permite".

Foto: Guardiola y Vilanova, antecesores de Martino. Opinión

A priori, aquel contrato era por cuatro temporadas, pero no llegó a rubricarse. Años después, escribió Minguella en Sport que los contactos entre Núñez y el de Barakaldo eran ciertos y se hacían a través del gerente de la empresa de aquel, llamado Manolo, quien "vivía en el mismo edificio que Clemente, en la calle Manuel Girona. Los dos se reunían con frecuencia". Pero que finalmente –continúo el entonces agente relacionado con el Barça- se tuvo que ir a por Cruyff, ya que este se presentaría como baza de Cambra para las elecciones presidenciales cercanas, con el tirón mediático que ello conllevaba. Por su parte, Clemente admitió en la Cadena SER, pasado el tiempo, haber tenido una cercana relación con Núñez, quien le "pidió opinión sobre los jugadores vascos [que fueron contratados] antes de que llegara Cruyff".

Clemente no llegó al Barça y a Venables lo despidieron apenas iniciada la campaña 1987-88. Su puesto lo tomó Aragonés, imponiéndose así al francés Hidalgo, la otra opción barajada. Como su antecesor, el ex del Atleti también fue cuestionado casi cada semana. En tan inestable situación, para enero de 1988, Cruyff había dejado de dirigir al Ajax y su opción se activó en distintos frentes. El día 4, el entonces vicepresidente culé, Gaspart, se reunió en París con Coster, suegro y representante de Cruyff. El periódico Algemeen Gagblad publicó que el técnico iría al Barça. Toda vez que, tres días después, los diarios españoles anunciaron que el Zaragoza había ofertado 50 millones de pesetas (300.000 euros) por temporada al entrenador neerlandés, a través de su representante.

placeholder Minguella analizó los contactos con Clemente. (Getty/Miquel Benítez)
Minguella analizó los contactos con Clemente. (Getty/Miquel Benítez)

Ambas opciones eran interesantes, pero la que avanzó fue la del Barça. Aunque no sin dificultades. Cruyff exigía mucho y Núñez era un mar de dudas. "Consciente de su importancia política en el aquí y ahora del nuñismo, Cruyff pidió el oro y el moro", redactó Ortiz.

Así las cosas, a finales de enero, los rotativos anunciaron que Bilardo, quien dirigía a Argentina, había rechazado una oferta de los catalanes. En Doctor y campeón, su autobiografía, Bilardo aseguró que desestimó ofrecimientos formales de varios equipos tras el Mundial de México 86 y hasta 1989, entre ellos el Barça. Mientras, el 1 de febrero, Cruyff viajó a Barcelona para resolver problemas legales con la Banca Catalana y jugó sus cartas dejándose querer: "Llevo al Barça en el corazón".

Pasados diez días, la prensa española reflejó declaraciones de Cruyff a la televisión inglesa donde anunció un acuerdo para volver al Barça, algo que molestó a Aragonés. "Si las declaraciones son ciertas, me duele mucho moralmente, ya que tengo contrato hasta el 30 de junio", dijo el técnico madrileño. No obstante, de manera paralela, un directivo del club confirmó a El País que "la reestructuración de la plantilla ya ha comenzado a perfilarse, pero falta un director de orquesta que coja la batuta y ejecute la obra. Existen un 90% de posibilidades de que esa persona sea Cruyff, porque hay buena predisposición por ambas partes y ya no se piensa en otra alternativa. Luis está realizando un buen trabajo, pero nosotros necesitamos otra dimensión y otra idea".

placeholder Luis Aragonés fue el predecesor de Cruyff. (EFE/Chema Moya)
Luis Aragonés fue el predecesor de Cruyff. (EFE/Chema Moya)

A juzgar por las declaraciones, en ese momento la historia del Barça había esquivado varias balas. Sin embargo, no serían las últimas antes de que Cruyff firmase su contrato. El 30 de marzo de 1988, el Barça salvó la temporada consiguiendo la Copa del Rey tras derrotar a una gran Real Sociedad. La victoria fue contra pronóstico y en el Santiago Bernabéu, por lo que se valoró sobremanera. La continuidad de Aragonés volvió a estar presente.

Gran negocio en el hotel Le Richemond

No obstante, las negociaciones con Cruyff siguieron adelante. El 3 de abril, se reunió con Gaspart en el hotel Le Richemond de Ginebra, donde perfilaron los términos del acuerdo. El técnico manifestó que "solo faltan pulir pequeños detalles, no económicos, para cerrar la operación".

Cruyff había conseguido alrededor de 120 millones de pesetas brutos (720.000 euros), más del doble de lo que percibía Venables. Aunque poco después dijese que "al Barça hay que venir con el corazón y no por un par de duros más", el sueldo le convertía en el mejor pagado del mundo, según afirmó Coster en Voetbal Internacional. Pero aún no se llegaba al pacto sobre las exigentes atribuciones que demandaba.

Foto: Nayim, leyenda del Real Zaragoza, en el estadio de La Romareda. (EFE)

Sucedió que Núñez había otorgado previamente a Venables el puesto de mánager, figura habitual en las islas británicas bajo la que, además de llevar el primer equipo, el técnico se encarga de temas económicos relacionados con la plantilla. "Mi mayor error fue haber dado demasiado poder al entrenador", dijo el mandatario poco tiempo atrás. La experiencia no salió bien y Núñez era reacio a aceptarlo nuevamente.

A esos flecos pendientes se sumó que, desde Inglaterra, el poderoso propietario del Derby County ofertó más a Cruyff de lo que ganaría en el Barça. "A Johan no le interesa ganar mucho dinero, sino adquirir mucho poder. Y menos teniendo detrás a 21 equipos, entre ellos el Milan", aclaró un amigo del Flaco a El País. Al parecer, Berlusconi, aún sin Copa de Europa, iba también tras Cruyff. Era 9 de abril cuando se recogió la noticia y Núñez pensó otra alternativa: fichar a Cantatore, un entrenador al alza y más accesible.

placeholder Cantatore fue muy querido en Valladolid. (Archivo)
Cantatore fue muy querido en Valladolid. (Archivo)

El argentino realizó una buena temporada en el Valladolid, con quien venció 2-4 al propio Barça en el Camp Nou a finales de diciembre. Su equipo causaba sensación. Núñez planteó un tándem con Cantatore de entrenador y Aragonés como una suerte de secretario técnico. El de Hortaleza rechazó el ofrecimiento y Cantatore no tuvo posibilidad de llegar a un Barça que, de cara al siguiente curso, sí arrebató al club vallisoletano a Ramón Martínez, el encargado de los fichajes, y al jugador Manolo Hierro. Todo justo antes de la llegada de Cruyff. Fue la inequívoca muestra de que el foco culé estaba en Pucela.

El equipo se amotina y Cruyff firma el contrato

Avanzó abril y el día 28 sucedió el llamado Motín del Hesperia, donde el grueso de futbolistas del Barça, apoyados por Aragonés, ofreció un comunicado público pidiendo la dimisión de Núñez por incumplimientos económicos. A la postre, el incidente acabó con la salida de más de la mitad de la plantilla para la temporada 1988-89.

El motín precipitó los acontecimientos. Menos de una semana después, concretamente en la noche del 4 de mayo, Núñez cedió a pretensiones de Cruyff y este volvía a unir su camino con el del Barça. "Cruyff, amo del Barça", tituló Don Balón. Tras tantas indecisiones y alternativas que pudieron cambiar la historia, la entidad publicó una aséptica nota sobre alguien que acabaría por ser su mayor gloria emocional. "El Barcelona comunica a sus socios y simpatizantes que ha llegado a un acuerdo con Johan Cruyff en virtud del cual queda contratado como director técnico del primer equipo desde el 1 de julio de 1988 hasta el 30 de junio de 1989. Tendrá como colaborador a Tony Bruins Slot".

placeholder Cappa le da mucho mérito a Rinus Michels. (Getty)
Cappa le da mucho mérito a Rinus Michels. (Getty)

"Cruyff te convencía en seguida, tanto por su personalidad como porque tenía la idea futbolística muy clara. Pero también era exigente en todos los aspectos, y en esa exigencia a veces se podía exceder", explica Milla. Pese a su escaso bagaje en la dirección de equipos, Cruyff llegó al Barça con las ideas claras. Muchas de ellas las había interiorizado de Rinus Michels, el entrenador más influyente en su carrera. Algo que no puede extrañar, habida cuenta de que el apodado General resultó elegido mejor técnico del siglo XX por la FIFA y, según declarase Cappa a El Confidencial, "fue quien revolucionó el fútbol desde la táctica".

El canterano como identidad

Cruyff creció como jugador a finales de los 60 a las órdenes de Michels, quien profesionalizó el Ajax y lo llevó al éxito con métodos que partían desde la figura del técnico, pero abarcaban toda la estructura del club. Así, siguiendo la estela de Michels, el Cruyff entrenador controlaría su equipo, pero también los contratos de sus jugadores, los fichajes a realizar y todo lo relativo al fútbol base.

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A poco de llegar a la Ciudad Condal, Cruyff declaró al periodista Besa que "un club debe funcionar según un estilo propio, encarnado en una persona con carisma, que sobreviva a los cambios y que sirva para diferenciarle de cualquier otro equipo". "Quiero que un día conozcan al Barcelona no solo por su camiseta, sino por su estilo". Se trataba de conseguir una identidad integral, abanderada por él mismo, y era su única visión de lo que debía ser un club de fútbol.

Para Cruyff, los futbolistas de las categorías inferiores representan la identidad de un equipo más que ningún otro. "De la cantera al primer equipo llegan muy pocos jugadores y eso no puede ser", manifestó a El País. Cuenta Milla que "Cruyff firmó por el Barcelona tres meses antes de que terminase la temporada y ya se preocupó de ir a ver al filial". "Antes de que llegase, a los canteranos no se nos daba bola".

Un equipo, a juicio de Cruyff, no se hace solo con cualidades futbolísticas, sino también con valores. Si el carácter de los jugadores vascos fichados (Rekarte, Bakero, Begiristain y Salinas, además de Zubizarreta) era ideal para iniciar un proyecto, debido a su lealtad hacia el técnico y su compromiso con la profesión y el club que les paga, según Cruyff, el sentido de pertenencia tenía que salir principalmente del propio club. Al canterano, y a la vez hincha, le duele más lo suyo.

placeholder Milla contó con la confianza de Cruyff. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Milla contó con la confianza de Cruyff. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Para ilustrar su mirada, Cruyff puso como ejemplo a La Quinta del Buitre, dominante en las Ligas de la época: "En el Real Madrid tienen jugadores de la casa en el primer equipo. Llevan siete u ocho años jugando de la misma forma y siempre con gran mentalidad. En el Barcelona, por el contrario, no tenemos gente de la cantera y nadie asume ese tipo de responsabilidad. En un año, hacerlo es imposible". Desde su estreno, Cruyff demostró no ir de boquilla con los jóvenes. Recuerda Milla que "cuando llegó la pretemporada, Johan se llevó a cinco futbolistas del Barça Atlètic, entre ellos, a mí". Después de los 15 días de pruebas, en el aeropuerto me comunicó personalmente que iba a ser titular".

El estilo de los canteranos

Como Milla, un naciente Guillermo Amor también disfrutó de muchos minutos esa temporada, hasta hacerse con un puesto en las alineaciones. Y más de ellos en el futuro. Como es lógico, los elegidos que se mantuvieron demostraron ser jugadores de alto nivel, además de gente de la casa. Sin embargo, en lo puramente deportivo, el nivel tampoco lo era todo para formar parte de un equipo formado por Cruyff. Los futbolistas del nuevo Barça también habrían de ser adecuados para la propuesta del técnico.

Recuerda Milla que "Cruyff buscaba un perfil concreto, que se adecuara a su filosofía de juego". "Buscaba futbolistas técnicos y rápidos e inteligentes a la hora de gestionar el juego". La fórmula era buenos y funcionales, puesto que el modelo de juego no se adaptaría a ellos.

A propósito de los canteranos, Rexach, entonces segundo entrenador, diría más tarde en Recorda que eran "hombres de estilo", fundamentales para mantener la esencia del juego que pretendían implantar. "En el filial no buscaba estrellas", confirma Milla.

placeholder Johan Cruyff sufrió un cáncer de pulmón. (EFE/Koen Van Weel)
Johan Cruyff sufrió un cáncer de pulmón. (EFE/Koen Van Weel)

Cruyff, en aras de conseguir ese patrón, consideraba necesario controlar desde la primera hasta la última categoría. "Cualquier club debe tener un estilo de juego en todas las categorías y nosotros debemos crear el nuestro", dijo a El País. Era una mirada también adquirida en su tiempo con Michels, puesto que ya sucedió en el Ajax y en el Barça de los 70. Pero la diferencia entre ambas épocas se dio en la manera de defenderla.

Todos los equipos del club jugarán como Cruyff diga

Al respecto, aún en mayo de 1987, El País recogió las críticas de los técnicos del Barça Atlètic y del juvenil, Pujol y Vilaseca, respectivamente. En sendos descansos de sus partidos, Cruyff había entrado en los vestuarios para indicarles hasta el menor detalle sobre cómo habrían de jugar sus equipos. Escribió Besa que "Rexach dijo a Pujol qué táctica debe emplear: un 3-4-3 con un extremo derecho fijo".

Milla tuvo una relación estrecha con Pujol, quien le entrenó durante toda su adolescencia. Y opina que "la filosofía de intentar que todos los equipos del club jugasen como el primero era buena. El problema de Cruyff estaba en cómo tratar el tema con el entrenador de los filiales. Si uno va y dice: 'Mira, yo quiero jugar así. El concepto y el estilo se tienen que respetar, pero, a partir de ahí, tú decides', se trataría de llegar a un acuerdo que beneficie al club. Pero, por ejemplo, con Pujol, sucedió que en el Barça Atlètic estaba Danny Muller, que era el novio de la hija de Cruyff y lo trajo él. Entonces le dijo a Luis que Muller tenía que jugar. El problema entonces no es la filosofía, sino las formas y la manera de encarar la idea, que era en lo que fallaba Cruyff. En esas ocasiones le faltaba empatía, ponerse en el otro lado".

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En 2014, el propio Pujol confirmó en el programa Sin concesiones que Muller tuvo que jugar sobre Vilanova por decreto de su valedor, orden que al principio aceptó pero luego rectificó. "Al año siguiente Cruyff me echó, entre otras cosas por lo sucedido con Muller", dijo.

Entre el deshonesto favoritismo y la sincera creencia

Los casos de Muller y su yerno Angoy, futbolistas de nivel limitado, tuvieron repercusión, dado el presunto favoritismo del que gozaron con Cruyff. También se publicó en prensa que el holandés modificó los juveniles para que pudiera jugar Jordi, su hijo, quien más tarde llegaría al primer equipo para ofrecer un rendimiento aceptable. ¿Creía Cruyff que los miembros de su familia eran mejores futbolistas que sus competidores, y de ahí sus exigencias, o era mero interés particular? ¿Quizá ambas son correctas?

En cualquier caso, imponer su decisión deportiva a las bravas era algo que Cruyff ya hizo en el Ajax en los ochenta, antes de dirigirlo y sin familiares de por medio. Durante un partido, bajó desde la grada al banquillo para contradecir al técnico, Beenhakker, y dar consignas a los futbolistas.

En último término, intenciones ocultas al margen, se trataba de detectar el talento, de la cantera o profesional, y aprovecharlo. Y, para ello, Cruyff no confiaba más que en su mano derecha, Bruins, en Rexach y principalmente en él mismo.

placeholder Jordi Cruyff, en un acto de homenaje a su padre. (EFE/Susanna Sáez)
Jordi Cruyff, en un acto de homenaje a su padre. (EFE/Susanna Sáez)

Algo que pronto pudo comprobar el ya citado Ramón Martínez, quien se fue al Madrid tras solo una temporada porque, según declaró en 1990, "Núñez me contrató para formar una infraestructura técnica en la que después no pude participar porque se está formando bajo las directrices de Cruyff".

Un Martínez que, ya en 2023, precisó para Relevo que "fui a ver bastantes partidos con Toni Bruins. Lo que ocurre es que Cruyff hacía más caso a lo que le decía Toni que a lo mío. Por otra parte, es entendible porque era un hombre de su confianza. Al principio trabajé bien con él. Pero, eso sí, Cruyff creía que estaba en posesión de la verdad y yo le contradecía. Y ahí chocamos. Cruyff, dicen, era un genio, y los genios son difíciles de entender".

Cruyff y el estilo del Barça

Sea como fuere el procedimiento, parece claro que el fondo último de las gestiones que el neerlandés realizaba iba enfocado a implantar lo que hoy es internacionalmente conocido como estilo-Barça. "Aquí hay que atacar y atacar. Los jugadores del club deben crecer sabiendo que, por su calidad, han de acostumbrarse a un estilo arriesgado", dijo Cruyff para El País en 1989.

Foto: Florentino Pérez y Josep Maria Bartomeu, con la imagen de Cruyff al fondo. (CordonPress) Opinión

No pocas veces se repitió la palabra "estilo" desde la llegada de Cruyff, en referencia a cómo se ha de jugar. Relata Milla que "el fútbol de la época en España no tenía nada que ver con el que trajo Cruyff. Por ejemplo, con Pujol jugábamos un sistema 4-4-2, con dos puntas, alternando el juego corto con el juego largo. Esto era lo normal. Pero Cruyff quería mucho toque en corto, ser dominador, buscar siempre una línea más, atacar por los costados…". Lo cierto es que ese fútbol del que habla Milla era el propio de la escuela neerlandesa, solo que Cruyff lo matizó principalmente desde variantes y consignas tácticas.

En el paradigma siempre relacionado a la famosa Naranja Mecánica de 1974, Michels proponía dominar el balón ("el fútbol es una lucha por la posesión") y ejecutar pressing intensivo en mitad del campo desde un sistema de marcación combinada. Para conseguirlo, empleaba el sistema 4-3-3 con extremos, donde el líbero se incorporaba a la mitad del campo en cada fase de ataque, quedando bien dispuesto tanto para la acción ofensiva como para una eventual corrección hacia delante. Como grupo, se trataba de atacar con todos e incluso cuando se defiende: el fútbol total.

Con ese mecanismo consiguió Cruyff la Recopa de 1986, a mandos del Ajax. Y con esa misma idea, arrojada pero nada novedosa, llegó al Barça. Pero entonces, en la pretemporada, surgió la innovación del planteamiento.

Milla y el puesto de "4": el 3-4-3 desde los futbolistas

En julio de 1988, el analista Graham Turner presenció la pretemporada azulgrana iniciada en Papendal. Escribió que "Cruyff ha decidido realizar un partido de entrenamiento cada día (…). Todo parece indicar que el nuevo Barça jugará con un libre adelantado (…). La defensa está compuesta por cuatro jugadores colocados en forma de diamante".

placeholder Alineación de la temporada 88/89.
Alineación de la temporada 88/89.

Se esbozaba el rombo con un cuarto hombre aún como parte de la defensa. Al respecto, apunta Milla que en esa labores de líbero adelantado Cruyff probó a los centrales "Salva y luego a Aloisio. El brasileño era un defensa pero tenía cualidades para hacer de centrocampista: buena técnica y buena salida de balón". La intención de Cruyff era contratar a un futbolista de primer nivel que aunara físico y técnica. "Buscaba un pivote organizador", dijo antes de conseguir a Aloisio, de quien afirmó que era "tan bueno como Rijkaard y Larssen", sus opciones prioritarias.

En su Ajax, Rijkaard había actuado como bisagra entre la zaga y el volante, en un sistema 4-3-3 fluido. Era una figura usada tradicionalmente en Países Bajos. Sin ir más lejos, el Madrid contemporáneo dirigido por Beenhakker realizaba acciones de juego similares con Gallego o Sanchís. Pero a la llegada de Aloisio, a mediados de agosto, el puesto ya tenía una asignación inamovible y hasta entonces desconocida. Se trataba de un cuarto centrocampista de carácter fijo. Y Milla, que adelantó al internacional Robert, era su propietario.

Aloisio se hubo de conformar con alternar los tres puestos más estáticos de una zaga que, en el primer y novedoso Barça de Cruyff, actuaría como describió Turner de la siguiente manera: "El técnico parece decidido a romper con la tradición del libre elegante que distribuye el juego desde atrás, al estilo de Gallego en el Real Madrid. El holandés invierte aquí los papeles. En su defensa, el más retrasado es un marcador contundente que colabora con los dos laterales en la tarea de anular a los delanteros rivales".

Mientras que, con Milla, ese cuarto hombre ahora "se sitúa delante del central –prosigue Turner-, con las múltiples misiones de ofrecer salida al equipo, defender, abrir juego por las bandas e incluso aparecer en posiciones de remate. Todo parece indicar que, en el sistema de Cruyff, ese será el eje del conjunto".

placeholder Luis Milla fue pupilo de Cruyff en el Barcelona. (EFE/Enric Fontcuberta)
Luis Milla fue pupilo de Cruyff en el Barcelona. (EFE/Enric Fontcuberta)

A la vieja usanza, Cruyff era dado a referirse a las posiciones con números, que a su vez indicaban funciones. Milla fue el pionero "4" y define para este periódico que "es una posición que exigía buena técnica, pensar rápido, buena perfilación, entender el juego con y sin balón, sin que sea necesario tener mucho físico. Aunque también tenía implicaciones defensivas, como hacer la cobertura a los interiores". En la figura del talentoso Milla había nacido un puesto que se haría glorioso en el Barça. Y, desde él, surgió el igualmente popular dibujo 3-4-3.

Años 80: el 3-4-3

Como dice Valdano, Cruyff era todo intuición. Gracias a ese atributo, desde su llegada pudo apreciar correctamente con qué jugadores contaba e imaginar el desempeño futuro de un equipo por hacer. Pero no solo a causa de las características de Milla surgió el pivote y el 3-4-3 en aquel Barça. Cruyff también prestó atención a los tiempos futbolísticos que corrían y fue su valentía la que lo recompensó.

Hoy asegura Milla que "hasta que llegó Cruyff, eso de jugar solo con tres defensores, más cuatro centrocampistas y dos extremos ni se planteaba. Pero así podía permitirse la superioridad numérica en cada línea, que es lo que Cruyff buscaba para dominar a los rivales. En la época, los equipos jugaban en 4-4-2. Sacando un jugador de la zaga para ponerlo en el medio, con tres defensores ya los superabas y con cuatro centrocampistas interiores, también. Sobre todo porque los dos mediocampistas de banda de los oponentes solían trabajar por los costados, no por el centro. Entonces, con cuatro contra dos en el medio podías hacer casi un rondo y, a partir de ahí, ser vertical".

Foto: "Cruyff ha dejado un legado, una filosofía (llámelo como quiera)" (Cordon Press).

Como se ha contado, la carrera de Cruyff se desarrolló principalmente en el fútbol europeo de los sesenta y setenta, cuando el 4-3-3 estaba ampliamente extendido. Pero ya en los ochenta, los equipos pasaron a ordenarse con solo dos delanteros, inicialmente en 4-4-2, tal como dice Milla, y más tarde también en 5-3-2. "Esta nueva moda de jugar con cinco defensas es perjudicial para el aficionado. Los técnicos se preocupan más de proponer esquemas defensivos a ultranza. Yo no pienso así", dijo Cruyff en 1989.

Una vez en la dirección del Barça, el de Ámsterdam leyó correctamente la situación temporal y eso fue lo que le permitió prescindir de un zaguero para ubicar a un cuarto centrocampista, tal como refiere Milla, sin contravenir el concepto general del juego referente a la ventaja numérica defensiva. A su vez, este movimiento en la retaguardia favoreció que uno de los mediocampistas interiores adelantase metros, ubicándose como enganche central. Se dibujó así el 3-4-3 donde surgía el pilar fundamental para otro concepto ligado al Barça: el tercer hombre.

Bakero y el tercer hombre

"Bakero es un hombre importante en nuestro sistema de juego", dijo Cruyff en marzo de 1989, lamentando su lesión. Para cubrir la baja, fichó a Romerito, un futbolista más técnico, pero inadecuado para ejecutar unas funciones que, como vértice alto del rombo, eran tan determinadas como las del 4. El paraguayo fracasó.

Durante las ocho temporadas que se mantuvo Cruyff a cargo del Barça, Bakero fue el nexo entre el centro del campo y la delantera, con un pie en cada "línea". Debido a sus características, era ideal para el puesto. Limitado técnicamente pero sobrado de inteligencia, Bakero favorecía la fluidez del juego con sus primeros toques de cara. Luego, gracias a su pundonor y gran capacidad aérea, asaltaba el área para llegar al gol como el más eficaz mediapunta.

placeholder Así buscaba el equipo la jugada de tercer hombre.
Así buscaba el equipo la jugada de tercer hombre.

Fue la suya una labor fundamental en la que, según Milla, Cruyff vuelve a ser protagonista. Tanto el concepto como el papel del entrenador, lo explica del siguiente modo: "Cruyff insistía en el concepto del tercer hombre. Era una idea suya. En los juegos de posición, si jugabas al más cercano él te corregía diciéndote que, si hay posibilidad, hay que buscar al más lejano. Eso es lo que decía Cruyff de mirar al jugador alejado. Así te saltabas el centro del campo rival. La idea era buscar al mediapunta para que este toque de cara y el interior pueda recibir de frente incorporándose con ventaja".

El juego de posición llega al Barça

La acción del tercer hombre dio numerosos goles al Barça, por lo que se volvió innegociable. Pero para que el plan de encuentro entre Milla y Bakero surtiera efecto de manera regular, no solo en momentos de inspiración, ambos hubieron de acotarse los espacios. Aunque Bakero dijo en 1989, respondiendo a la cuestión, que "Cruyff nos permite libertad de movimientos, como los entrenadores que he tenido", lo cierto es que su encaje posicional era manifiesto. Y acaso necesario. Milla tenía que levantar la cabeza y Bakero había de estar ahí. Consistía en el ritmo del balón y la seguridad de la jugada.

Por otra parte, esa posicionalidad fue exprimida por Cruyff también con carácter grupal. Era el de los ochenta un fútbol muy móvil, aún sin la influencia zonal que se extendería a partir de la siguiente década gracias a los éxitos de Sacchi en su Milan. El neerlandés sabía que esa dinámica incesante en los rivales, tanto con balón como a través de los marcadores, generaba desajustes, espacios a explotar.

Con todos esos ingredientes, y por no disponer de ningún gran futbolista de corte creativo en el que confiar el fútbol, Cruyff se decantó por una estructura que ordenase al equipo y explotase sus virtudes.

Así, el 3-4-3 se estableció posicional y con la pretensión de "crear triángulos, uno en defensa y uno en ataque", como dijo Cruyff en 1989. Lo que amplía Milla afirmando que "él siempre decía que lo ideal era tener apoyos constantes para combinar, por eso insistía en las triangulaciones".

placeholder La disposición táctica de triángulo en defensa.
La disposición táctica de triángulo en defensa.

Un Milla que repasa, con nombres propios, el concepto que aplicaba aquel Barça desde su centro del campo: "Jugábamos con un rombo. Yo y luego Guardiola de pivote, Eusebio, Amor o Roberto como interiores, y Bakero por delante. Todos son especialistas de esas posiciones. Era el juego de posición. Solo tenías que trabajar en esas posiciones y, sin moverte demasiado, dominar el juego a través de la técnica, la manera de perfilarse, la rapidez en la ejecución y en el entendimiento de cada situación para tomar las decisiones. A partir de esas posiciones, encontrar las mejores alternativas de ataque".

Leídas hoy, cuando el grado de profesionalización de los equipos roza lo sublime, parece que las anteriores palabras de Milla son el abecé del fútbol. Sin embargo, el exfutbolista cuenta que los procedimientos de Cruyff tuvieron mucho que ver en que aquel Barça iniciático consiguiera un grado aceptable de funcionamiento en el juego de posición, por entonces tan extraño como dificultoso. "En la época, no se trabajaba nada la táctica y no demasiado el físico. Con Cruyff, los entrenamientos eran todo juegos de posición, posesiones, transiciones, partiditos cortos y muchos partidos en pretemporadas, porque su idea era que el jugador tiene que jugar y así es como va entendiendo las cosas", asegura.

placeholder La disposición táctica de triángulo en ataque.
La disposición táctica de triángulo en ataque.

En 2023, con el juego zonal y posicional muy extendido, también está de actualidad en los analistas buscar automatismos con los que explicar determinados equipos. Tanto que se llega a pensar que los jugadores actúan por encima del intelecto y del sentimiento, pudiendo incluso cambiarse uno por otro sin que la interacción se vea apenas resentida.

No hay duda de que todo el Barça de Cruyff fue un equipo reconocible. Que consiguió el pretendido estilo. Sin embargo, refiere Milla que "los automatismos no eran dirigidos por Cruyff en los entrenamientos". "Éramos jugadores con una gran técnica e inteligencia y jugábamos mucho contra equipos de inferior categoría. Ahí ya Cruyff iba variando, haciendo muchas probaturas y correcciones, con jugadores en diferentes puestos; así surgía el jugador que para él era adecuado y el entendimiento entre nosotros".

Asimismo, aunque pueda parecer extraño que un futbolista de categoría suficiente como para jugar en el Barça llegue sin saber los más básicos conceptos del juego, refiere Milla que así sucede, tanto en su época como en la actualidad. El hoy entrenador asegura que "con Cruyff crecí mucho como futbolista". "Me enseñaba cosas que nadie me había enseñado. El golpeo de balón, que fuera más tenso, el posicionamiento en el campo, cómo ir hacia el balón o la manera de perfilarte para recibirlo. En los juegos de posición nos lo corregía todo. Eran cosas lógicas pero que ningún entrenador me había enseñado. Pero no solo a mí, sino al resto de profesionales. De hecho, a los jóvenes nos costaba menos interiorizarlo, pero a los veteranos, a quienes también corregía, les costaba más. El juego de posición era un concepto de juego muy distinto y muy radical".

Cruyff y Koeman salvan a Núñez

Con esa idea posicional de base, aquel primer Barça tuvo buenos tramos de juego, pero también fue criticado por los escépticos en cada traspié. "Hay que aprender a no dramatizar las derrotas. Un equipo como el azulgrana no se puede derrumbar, sino que tiene que acabar el campeonato con dignidad", dijo Núñez a finales de abril, tras la abultada eliminación copera contra el Atleti.

placeholder Koeman fue un expreso deseo de Cruyff. (Reuters/Vincent West)
Koeman fue un expreso deseo de Cruyff. (Reuters/Vincent West)

En los malos momentos, el sistema se consideraba suicida y el entrenador, un idealista vacuo. Y aun en las buenas rachas, hasta los especialistas lo vituperaban. "El Barcelona gana ya que tiene una plantilla sensacional, porque los métodos de Cruyff no sirven para el fútbol español, ni para el italiano. Solo se puede jugar así en Holanda, donde hay dos equipos y los demás están al nivel de nuestra Segunda", opinó Clemente.

Aunque el Barça acabaría como el menos goleado de la Liga y a solo cinco puntos del Madrid, era un equipo tan potente como para haber ganado cuatro seguidas. "El Barcelona no posee el mejor equipo. Sencillamente", razonó Cruyff en 1989. Por suerte para el club, hasta Navidad el equipo peleó el liderato y durante el curso avanzó en la Recopa. Eso provocó la paciencia de Núñez y la consiguiente renovación de Cruyff, el 9 de enero de 1989. Esta vez fue un contrato por dos temporadas y con "mayor control", en sus propias palabras.

Foto: Laporta y Koeman, en la celebración de la Copa del Rey. (@RonaldKoeman)

Unido al impactante y millonario fichaje del campeón de Europa Koeman para la siguiente temporada, presentado aquel enero, Núñez conseguiría ser reelegido en las elecciones celebradas el 1 de abril de 1989. Aunque ese mismo día, en el empate liguero contra el Madrid, en el Camp Nou se escuchase un "¡Núñez, no; Cambra, sí!" de algunos culés poco dados a la concordia.

Cuando en mayo se conquistó la Recopa ante la Sampdoria, Cruyff dijo que "hemos cubierto la temporada con un trofeo ganado practicando nuestro fútbol". Un fútbol que, sin embargo, se enriquecería desde la temporada siguiente debido al dominio del estilo y a las aportaciones diferenciales de los dos nuevos fichajes extranjeros.

Y entonces, el juego directo... a través de Koeman

De cara a la campaña 1989-90, llegaron al Barça Laudrup y Koeman. "Este año, nuestra plantilla tiene más calidad y está más compensada que la del último campeonato", aseveró Cruyff. La idea inicial con Koeman era que jugase en zona de volantes, para aprovechar su llegada y chut lejano, pero finalmente se asentó por encima de Aloisio, Serna o Alexanco en el centro de la zaga, con atribuciones de líbero tanto barredor como constructor. Relata Milla que aquel curso "el líbero era Koeman y luego había dos marcadores, que eran Rekarte, Serna, Aloisio". "Yo, delante de ellos, tenía que estar muy cerquita de Koeman para ayudarlo y cerrar línea de pase. Si un delantero se acercaba a Koeman, yo tenía que auxiliarlo. Cruyff me insistía en mirar delante del balón pero también detrás, mediante el posicionamiento".

placeholder Alineación 1989/90.
Alineación 1989/90.

La prioridad del juego combativo

Con el neerlandés en la zaga, el equipo asumió aún más riesgos a la espalda, dada su lentitud, que solía compensar con un impecable posicionamiento, pero ganó la salida de fondo que Turner había echado de menos en sus análisis de la temporada anterior, activándose sobre todo el ataque directo.

Al respecto, explica Milla que "Cruyff priorizaba el juego combinativo, pero no era tonto". "Al disponer de Koeman, que tenía un gran pase largo, también quería aprovecharlo. En fútbol tienes que intentar sorprender. Con Koeman el juego era menos previsible para el rival, porque podía jugar en corto y en largo. Y, además, arriba después se tendría a Stoichkov".

Por su parte, a propósito de los avances del equipo, en una entrevista concedida a Besa en 1989, Cruyff aseguró estar obsesionado con el fútbol de ataque desde que llegó al "al Barça porque teníamos a muchos jugadores nuevos y las gradas vacías". "Había que ofrecer fútbol y para ello no hay otro remedio que atacar. El sistema elegido conlleva riesgos que solo se pueden corregir con el tiempo. Ahora, ya estamos en la segunda fase: tras conseguir la estabilidad, hay que dominar la movilidad de los jugadores".

El fichaje de Laudrup, y posteriormente el de Stoichkov, futbolistas de altísimo calado y cualidades polivalentes, facilitaron el intercambio posicional, propio de la escuela neerlandesa, y también esa movilidad a la que Cruyff se refirió en sus declaraciones.

Comparando el equipo del curso inicial con el de los dos siguientes, Milla explica que "el Barça de Cruyff fue evolucionando". "El primer año nosotros jugábamos un 3-4-3 rígido. Arriba, Beguiristain estaba en el extremo izquierdo, muy abierto, y era alguien muy específico del puesto. Era muy zurdo y su cualidad era encontrar línea de fondo y centrar, por lo que no lo podías meter, por ejemplo, en la derecha para tirar diagonales. Luego, metía un extremo derecho y un delantero. El delantero de Cruyff era Salinas y el extremo derecho, Lineker. Cuando llegaron Stoichkov y Laudrup ya había más intercambio de posiciones y movilidad, debido a las características de los futbolistas. Con Stoichkov podías atacar por fuera desde el extremo, pero también por dentro como delantero, porque hacía muchos desmarques al espacio o podía atacar la diagonal. Y mientras que Salinas era un delantero específico de área, Laudrup era otra cosa. El dibujo se mantenía, pero las características de los jugadores te dan más opciones para atacar".

El problema de Lineker como extremo

Como cuenta Milla, Lineker, el futbolista de más caché del equipo, fue relegado al extremo derecho desde la llegada de Cruyff. Según el turolense, "por perfil de jugador, a él no le gustaba Lineker. Entonces lo puso en banda derecha porque priorizaba a Salinas, su fichaje, y luego lo vendió".

Años después, explicaría Rexach en Recorda mister que decidieron hacer partir a determinados delanteros centros desde un extremo para aprovechar sus características. Como el equipo pretendía dominar la posesión y jugar mucho en la mitad de campo rival -contó Rexach- los espacios arriba se reducirían, por lo que delanteros con zancada o explosividad, caso de Stoichkov, Salinas o el propio Lineker, tendrían más rango de acción trazando diagonales que estando fijos en el área.

Sea como fuere, en 1988, la decisión de alejar del área a Lineker no fue entendida por el público y tampoco por el futbolista, que emitió su disconformidad. Tanto como que Cruyff habló con Ferguson para traspasarlo en su primer mercado invernal. "He informado a mi presidente del ofrecimiento del Barcelona y de la situación. No es muy frecuente que un jugador de la calidad de Lineker se ofrezca en el mercado", declaró el del United.

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Y también, para buscarle recambio, se contactó con el Milan. En diciembre de 1989, Berlusconi confirmó en La Gazzetta dello Sport que le "llamó Gaspart y, como le manifesté hace varios meses cuando me pidió que le cediera a Van Basten, le dije que Gullit no se toca por ninguna cantidad de dinero ni por el cambio con otro jugador". "No está en venta y no se lo cederé al Barça".

La posterior llegada de Laudrup supuso la salida de Lineker y el desplazamiento de Salinas a la derecha en muchos partidos. Laudrup se valía de su creatividad para actuar de falso delantero centro, como hiciera el mismo Cruyff en sus tiempos de futbolista. Al talento en el que Cruyff se reconocía le daba más libertad de obra, en beneficio del conjunto.

Con Laudrup en punta, Salinas bajó sus cifras anotadoras, aunque solo ligeramente. No obstante, Lineker, ya en Inglaterra, aprovechó la situación para hacer un alegato a favor de sí mismo con el pretexto de su excompañero: "Salinas está jugando fuera de sitio. Al Barcelona le falta un goleador y ese sería Julio si se le dejara actuar en su verdadera demarcación, de delantero centro".

placeholder Julio Salinas jugó en el Barça de Cruyff. (EFE/Alejandro García)
Julio Salinas jugó en el Barça de Cruyff. (EFE/Alejandro García)

Pese a las críticas tanto del entorno como del propio Cruyff, quien lamentaba que Laudrup no viera portería, el equipo acabó el año con más goles que el pasado. Y es que Bakero fue el principal beneficiado del talento y el rol del danés, compensando con sus números el descenso de los de Salinas.

La Copa del Rey salva al 'Dream Team'

"No tengo miedo a ser destituido, porque la historia del club hay que cambiarla", dijo Cruyff en el desenlace de la temporada 1989-90. La Liga se escapó, pero quedaba la Copa. El rival era el Madrid, ya postulado como pentacampeón doméstico. "Por primera vez en muchos años, la Copa tiene morbo", escribió el periodista Roig. En el estadio Luis Casanova, el Barça ganó 2-0 con goles de Amor y Salinas. Tras el partido, Toshack, entonces entrenador madridista, dijo que "ellos se han dedicado a tocar muchas veces el balón y a hacer muchas circulaciones". Mientras Cruyff destacó que sus "jugadores han actuado con orden, todos ocupando su sitio". ¿Suenan familiares todos esos conceptos del juego?

Luis no la disputó, castigado por Cruyff debido a temas contractuales en los que no estuvo dispuesto a ceder. Cruyff los tuvo con varios, recuerda Milla. Y desde su llegada, cuando el manejo de las primas lo enfrentó a Carrasco y Julio Alberto.

Foto: Los héroes de Wembley en su homenaje. (EFE)

Milla se marcharía a final de temporada, dado su nivel, al Madrid. Como pasaría con Robert, Aloisio, Rekarte, Urbano o Soler progresivamente, antes de que llegase la gloria europea en Wembley y el Dream Team, ya para 1992. Pese a que ellos no estuvieron en las cuatro Ligas consecutivas y en la primera Copa de Europa de la entidad, Milla nunca olvidó un equipo al que no duda en dar la importancia que de verdad tuvo y el injusto paso del tiempo ha borrado.

"Los futbolistas que estuvimos los dos primeros años somos importantes para todos los títulos que llegaron después en el Barça. Lo de Cruyff era un proyecto. Fueron dos temporadas básicas para afianzar la idea y para que jugadores nacientes, como Amor o Eusebio, acabasen de dar el salto de nivel para ser los grandes futbolistas que apuntaban. Nosotros también ayudamos con dos títulos, la Recopa y la Copa del Rey. Con ello, fuimos importantes para dar tranquilidad".

El 5 de abril de 1990, el Barça consiguió la Copa del Rey más importante de su historia. "Si Cruyff no gana la final de Copa contra el Madrid, le echan. Pero tomaron la decisión de dejarlo y llegaron cuatro Ligas seguidas, debido a que el equipo se fue perfeccionando. El secreto del fútbol, si de verdad tienes un entrenador con las cosas claras y buenos jugadores, es darle continuidad a la idea", declara a El Confidencial Luis Milla, quien fuera titular de aquel equipo y actual entrenador del Persib Bandong.

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