El homenaje del Barcelona a los héroes de Wembley terminó siendo un fiasco
Se esperaba la presencia de 50.000 espectadores en el Camp Nou, pero ni siquiera 30.000 barcelonistas acudieron al estadio para recordar la primera Copa de Europa del club
Un Camp Nou desangelado, con apenas 29.000 espectadores en su enormidad de asientos y gradas vacías, homenajeó a los ‘héroes de Wembley’, el Dream Team que logró por fin la primera Copa de Europa para el FC Barcelona. El legado de aquel equipo va más allá del trofeo, del título y de la alegría, sino que la huella de Johan Cruyff aún perdura. Y pese a todo, y aunque las expectativas del club era que acudieran entre 50.000 y 60.000 espectadores (eso dijeron el viernes), el aspecto del estadio daba pena.
José Mari Bakero fue el encargado por el club, hace solo tres meses, de coordinar el homenaje. Y él sí tuvo poder de convocatoria. Estaban todos menos Ferrer, Witschge, Laudrup y Cristóbal, que no pudieron acudir por diferentes motivos, pero por el césped del Camp Nou pasaron los demás, siendo Pep Guardiola el más aplaudido por el escaso público. En tres meses, en solamente tres meses, Bakero logró que el 'Dream Team' casi en pleno estuviera presente. Su trabajo lo hizo bien, pero el club, la directiva una vez más, no estuvo a la altura. Fue dejando todo lo relativo al homenaje para última hora, descartando ideas por el camino, la organización fue precipitada y lo que se temía, terminó cumpliéndose: fue un fiasco.
La entrada era gratuita para los socios, y solamente costaba 3 euros para los que no lo fueran, pero en el Camp Nou se veía más cemento que gente y solamente cuando se apagaban las luces para dar paso a imágenes en la pantalla gigante colocada para la ocasión daba cierta sensación de calidez. Se cuidó la puesta en escena, pero no había alma. No hubo previsión ni se mimó el homenaje a un equipo histórico para que la noche fuera un éxito.
Eso sí, los jugadores se lo pasaron pipa ya no solamente anoche, sino durante los tres días en los que ha habido diferentes actos. Se reunieron otra vez después de tantos años con sus familias, comieron juntos y se vistieron todos de corto aunque algunos, como Julio Salinas lesionado, no disputaron ni un solo minuto del partido de ‘fútbol 7’ frente al Benfica. Para ellos el reencuentro fue inolvidable y todos lo afirmaron ante los medios, pero precisamente por eso se merecían algo más por parte del club y de una afición que respondió con demasiada frialdad al homenaje.
La previsión, según deslizaba el club el viernes, era que asistieran al menos unos 50.000 espectadores. La realidad fue implacable: 28.420. Y pese a la evidencia, el vicepresidente Jordi Cardoner siguió al pie de la letra con el estilo al que últimamente se ha abonado la directiva; que no es otro que contar su propio relato, modelando los hechos a su propio antojo. “¿Poca gente? Con 30.000 personas se habrían podido llenar dos Mini Estadi. No hay que cuantificarlo en personas, sino que los barcelonistas hemos estado al lado de nuestros héroes. El 'Dream Team' sigue siendo una familia y estamos muy contentos, muy satisfechos de cómo ha ido todo”, aseguró tan campante.
Los héroes de Wembley, el mítico 'Dream Team', se merecían más, pero la entidad no estuvo a la altura; ni lo organizó con el debido tiempo y mimo ni supo enganchar ni publicitar el homenaje. El resultado fue un estadio con un aspecto desolador.
Un Camp Nou desangelado, con apenas 29.000 espectadores en su enormidad de asientos y gradas vacías, homenajeó a los ‘héroes de Wembley’, el Dream Team que logró por fin la primera Copa de Europa para el FC Barcelona. El legado de aquel equipo va más allá del trofeo, del título y de la alegría, sino que la huella de Johan Cruyff aún perdura. Y pese a todo, y aunque las expectativas del club era que acudieran entre 50.000 y 60.000 espectadores (eso dijeron el viernes), el aspecto del estadio daba pena.
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