El entrenador que ganó el Mundial con Argentina y salió a hombros en Santiago de Compostela
Ocurrió en 1993, cuando fue comentarista de la SER en el Trofeo Ciudad de Santiago. Tras la final, habló a los estudiantes que estaban en la plaza Roja, que lo llevaron hasta el hotel
-
Polonia - Argentina del Mundial de Qatar: horario y dónde ver
Argentina se la juega en la última jornada. Enfrente estará la Polonia de Robert Lewandowski, cuyo objetivo es evitar que se clasifiquen a octavos para pasar como primera. Esta fase de grupos ha recordado a la que la albiceleste en Italia 90, cuando perdieron el primer partido, ganaron el segundo, empataron el tercero y luego llegaron a la final. El capitán era Maradona y ahora es Messi.
Futbolista. Ginecólogo. Entrenador. Polifacético como pocos. Todo le valía con tal de ganar. Considera la victoria lo único, porque nadie recuerda quién piso América después de Colón. El seleccionador que llevó a Argentina a la victoria en 1986. Y que formó el mejor binomio de la historia del fútbol albiceleste junto a Diego Armando Maradona. Carlos Salvador Bilardo, un tipo que salió a hombros en Santiago de Compostela. Esta es la historia.
Sevilla, 1992. Luis Cuervas, presidente del Sevilla, convenció a Bilardo para que volviera a unos banquillos que había abandonado tras la derrota en la final de Italia 90. Tanto la propuesta como la ciudad le gustaron al argentino, que regresó al fútbol. La experiencia solo duró un año y el entrenador abandonó la capital de Andalucía cuando concluyó la temporada.
Santiago de Compostela, 1993. La SD Compostela, presidida por el célebre José María Caneda, inauguró el estadio de San Lázaro. Con motivo del estreno, se organizó un torneo, el Trofeo Ciudad de Santiago. Los equipos invitados fueron el São Paulo de Telé Santana, el Tenerife de Jorge Valdano, el River Plate de Daniel Passarella y el Deportivo de Arsenio Iglesias.
Cruyff, la primera opción
La Cadena SER buscaba un gran comentarista para las retransmisiones del torneo. En primera instancia, contactaron con Johan Cruyff. Con el neerlandés, sin embargo, no hubo acuerdo ni por predisposición por el caché. Había que buscar otra alternativa; ahí apareció el nombre de Bilardo, que aceptó la propuesta sin cobrar.
La final de esa primera edición la disputaron São Paulo y River Plate (2-2 y 4-3 para los brasileños en penaltis). Tras el partido, había un ágape para los equipos participantes al que fueron invitados los periodistas y, por supuesto, Bilardo. No obstante, el argentino, al que no le importaba estar sin comer, les pidió que no fueran a la cena para no cruzarse con Passarella y Valdano, reconocidos menottistas.
Los periodistas regresaron junto a Bilardo al hotel. De camino, pasaron por la plaza Roja, donde estaban reunidos los estudiantes de botellón, que gritaron "pisalo, pisalo". Pocos meses antes, la popularidad del argentino aumentó tras pronunciar esas palabras. En la visita del Sevilla a Riazor (2-0), Maradona estaba de espaldas y, al estirar la pierna, impactó en la nariz de Albístegui, defensa del Deportivo de La Coruña. El fisioterapeuta sevillista, Domingo Pérez, atendió a Diego, que le dijo que estaba perfectamente. A posteriori, se interesó por el rival, algo que no gustó a Carlos. Y se lo hizo ver con esa famosa frase.
La atención de los jóvenes
Los presentes temieron que aquello acabara mal. En cambio, Bilardo tuvo una ocurrencia algo alocada al principio, pero que finalmente resultó efectiva. Se acercó a uno de los bares a pedir una caja de botellines vacía y diseñó una precaria plataforma. Desde ahí, se puso a hablarles a los chavales que estaban en la plaza.
Los jóvenes conectaron rápidamente con el entrenador, al que escucharon con detenimiento. Bilardo dio una charla en la que recordó su etapa como estudiante de Medicina. Y habló también de su hija, que en esos momentos era una de las muchas universitarias de Argentina.
Las similitudes de Scaloni
Una hora estuvo hablándoles a los chavales, que no perdieron hilo de las historias del argentino. Cuando concluyó, se acercaron a Bilardo y lo llevaron a hombros hasta el hotel. Un final inesperado para los periodistas, que habían temido lo peor. Y una anécdota más para uno de los entrenadores más bohemios que dado el balompié.
Scaloni no es tan bohemio como Bilardo, pero tiene la misma tarea en este Mundial. Porque las circunstancias son parecidas en lo que va de campeonato. Y porque el objetivo es el mismo: ser campeón del mundo.
Argentina se la juega en la última jornada. Enfrente estará la Polonia de Robert Lewandowski, cuyo objetivo es evitar que se clasifiquen a octavos para pasar como primera. Esta fase de grupos ha recordado a la que la albiceleste en Italia 90, cuando perdieron el primer partido, ganaron el segundo, empataron el tercero y luego llegaron a la final. El capitán era Maradona y ahora es Messi.
- El objetivo de Cristiano para el Mundial: "Me gustaría ser el que dé el jaque mate a Messi" EFE
- Luis Enrique mantiene la incógnita sobre si seguirá o no en la Selección después del Mundial EFE
- ¿Cuánto cuestan Bellingham y Saka? Inglaterra se va de fiesta y golea a Irán en el Mundial de Qatar Alberto Ramírez