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Salvar al Deportivo, un club en peligro de demolición si no lo remedia Abanca
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Salvar al Deportivo, un club en peligro de demolición si no lo remedia Abanca

La sensación es de ruina, desgobierno y mucha desilusión en una ciudad que mira con preocupación el devenir de los acontecimientos

Foto: Fernando Vidal y los directivos anuncian su cese de la cúpula del Deportivo. (Efe)
Fernando Vidal y los directivos anuncian su cese de la cúpula del Deportivo. (Efe)

No es nostalgia. Es peor. Un sentimiento más intenso y doloroso es lo que produce ver al Deportivo de La Coruña en la Segunda división B sin rumbo, en lo deportivo, ahogado por una deuda que supera los 55 millones de euros, en lo económico, y dando bandazos en los despachos, sin un profesional que esté al frente y conozca los entresijos del fútbol. La sensación es de ruina, desgobierno y mucha desilusión en una ciudad que mira con preocupación el devenir de los acontecimientos. El equipo ha entrado en una espiral de malos resultados, fuera de los puestos que dan acceso a los playoffs, que produce más desánimo en una masa social que no da la espalda a su querido Depor, pero que necesita algo a lo que agarrarse para empezar a salir de la pesadumbre. Salvar al Depor es la angustia que hay en la ciudad y en Abanca para no dejarlo morir.

Esta sensación de que un club histórico del fútbol español está en peligro de demolición empeora cuando esta semana ha tenido que abandonar el club, por la puerta de atrás, el presidente Fernando Vidal y seis consejeros. “Acatamos la decisión del accionista mayoritario, pero nos hubiera gustado otras formas. Llegamos como una solución, pero nunca seremos un problema. Dicho en plata, nos señalan la puerta de salida”, fue la despedida de Vidal. Juan Carlos Escotet, el banquero venezolano y presidente de Abanca, impone soluciones de urgencia a la precariedad deportiva y económica en la que se encuentra el Deportivo y tiene como objetivo poner en marcha un plan de reconstrucción más profesional.

Foto: A pesar de su accidente en bicicleta, Alonso estará listo para la pretemporada a mediados de marzo.

Abanca tiene el 75% de las acciones y releva a Fernando Vidal para poner al frente a Antonio Couceiro, máximo dirigente de la Cámara de Comercio de A Coruña. Llega para iniciar la reestructuración, adecuarla a la nueva realidad económica y dar viabilidad a un club que, en A Coruña, consideran que se gestionará más como una empresa que como una entidad deportiva. Esto es fútbol. Muchos de estos proyectos dependen, en gran parte, de que entre la pelota y puedas ir ganando partidos y así ir escalando en la clasificación, generando ilusiones y subir categorías. Pero es el plan de Abanca, que ha sufrido su primer contratiempo esta misma semana.

Mauro Silva no se une al proyecto

Para profesionalizar el área deportiva llamaron a Mauro Silva. Una de las figuras del Superdepor, un icono del deportivismo y una persona formada en la gestión empresarial. La respuesta de Mauro Silva, que reside en Brasil y tiene un cargo en la Federación Paulista de Fútbol, ha sido la de rechazar la propuesta del Deportivo. Una mala noticia para Abanca, que necesita un referente y un profesional del fútbol para la anunciada reorganización del club que pretende acometer Juan Carlos Escotet en todas las áreas.

La situación es mala en un equipo que está en Segunda división B, que lleva siete partidos seguidos sin ganar, a ocho puntos del líder y que solo ha sido capaz de marcar 7 goles. Hasta el Celta B está por encima en la tabla. Es uno de los conjuntos menos goleadores de los 102 equipos que hay en esta categoría. Tiene cinco partidos por delante para intentar meterse entre los tres primeros y poder estar en la primera federativa y desde aquí poder dar el salto, en la siguiente temporada, al fútbol profesional. En lo futbolístico el panorama es complejo y en lo económico sí existe la tranquilidad de que con el respaldo de Abanca no hay que temer por la desaparición de un club en el que principal acreedor de la deuda es la propia entidad bancaria.

El sufrimiento esta ahí. En la ciudad, la plantilla, en los empleados del club y en los ex-jugadores que hicieron grande al Deportivo de la Coruña, al glorioso Superdepor. Paco Liaño es uno de ellos. El que fue portero y se consagró como uno de los mejores de España con títulos y dos trofeos ‘Zamora’ como el menos goleado cuenta a El Confidencial qué siente un deportivista: “La situación la veo muy complicada porque es obvio que todo afecta. Los resultados no son buenos y esto aumenta la tristeza y la preocupación. El nuevo presidente que ha puesto Abanca no es un hombre de fútbol y tiene que ser capaz de asesorarse bien porque lo primero que hay que hacer es reconducir lo deportivo. Hace falta un proyecto estable porque aquí hace tiempo que solo importa el presente y nada más. Cada vez vale menos el club. Esta caída viene de lejos. Desde la marcha de Lendoiro y lo que ha ido haciendo el club es ir devorando directivas y entrenadores. No ha aparecido ningún proyecto que acabara con la inmediatez. Es muy necesario poner las bases a un proyecto por el que pase la reconstrucción del equipo”.

El dolor de Paco Liaño

La ruina deportiva no implica una agonía en lo económico. Abanca es algo más que la red. La garantía que no permitirá el hundimiento de un club histórico. Puede que el Deportivo tarde mucho tiempo en regresar a la élite del fútbol, habrá que armarse de paciencia y esperanza y confiar en que el máximo accionista acierte con un plan de salvación en el que hay que reducir deuda, potenciar el equipo para ser competitivo y generar ilusión en los aficionados. No es nada fácil. “Lo curioso es que hay músculo financiero, pero falta todo lo demás. Un proyecto deportivo, un buen manejo de lo que es un equipo que tiene que ascender de categoría… Hace falta un entrenador estable, no se puede pasar de un estilo a otro, que la cantera no tenga presencia y no acertar con los fichajes. Y encima hay guerras… Que si tiene que volver Lendoiro, que por qué echaron a Fernando Vázquez…”.

Este es el ambiente de desilusión y preocupación en la atmósfera del deportivismo en el peor momento de la historia de un club que está entre los nueve campeones de Liga. “La realidad es cruda y dura”, dice Paco Liaño. Pero, al mismo tiempo, reconoce que “Abanca es el mayor acreedor del club. Parece una mala noticia, pero no lo es porque el Deportivo no va a desaparecer. Lo que tienen que tener claro es que esto es fútbol y que hay más de 20.000 abonados, un gran apoyo social y eso significa que hay fuerza. Están ahí sufriendo y cabreados. Yo, personalmente, tengo mucha frustración, tristeza y preocupación por el futuro del equipo porque estar fuera del fútbol profesional es terrible. Veo todos los partidos y me preguntó: ¿Cómo hemos podido llegar a caer tan bajo? Hay ansiedad, la dinámica es mala y hace que todo sea peor. Pero creo que hay plantilla para estar en mejor situación”.

placeholder Fran, Paco Liaño y Donato en la mejor época del Deportivo
Fran, Paco Liaño y Donato en la mejor época del Deportivo

¿Quién no echa de menos al Deportivo en la élite del fútbol español? Ese equipo que intimidó en el estadio de Riazor, que desafío al Real Madrid y al Barcelona y nos hizo emocionarnos con sus partidos en las competiciones europeas. Un proyecto ambicioso, con futbolistas de primer nivel y fantasía que empezó a construirse en el año 1991 con el asenso a la Primera división. Empezó a fraguarse el Superdepor de Augusto César Lendoiro con fichajes de la categoría de Bebeto, Mauro Silva, Djukic, Rivaldo, Donato, Djalminha, Makaay, Naybet, Víctor Sánchez del Amo… Además de los Paco Liaño, Fran, Valerón, Diego Tristán, López Rekarte…

El Superdepor que emergió en la década de los 90 y en la temporada 1992-93 ya consiguió ser tercero tras Barcelona y Real Madrid. Con Bebeto como máximo goleador de la competición. Al año siguiente tuvo la primera Liga en el penalti de Djukic y un año después se quitó la espina en la final de la Copa del Rey contra el Valencia para ganar el título. Las semifinales de la Recopa contra el Paris Saint Germain en la 95-96 y la gesta de la consecución de la Liga, con Irureta de entrenador, en la temporada 1999-2000. Después llegó el famoso ‘Centenariazo’ en el Bernabéu para ganar la final de Copa al Real Madrid de los galácticos y la grandiosa eliminatoria contra el Milan en la Champions… Ese Superdepor es hoy un bonito recuerdo del pasado y este Depor, en la Segunda división B, es un equipo fantasma.

No es nostalgia. Es peor. Un sentimiento más intenso y doloroso es lo que produce ver al Deportivo de La Coruña en la Segunda división B sin rumbo, en lo deportivo, ahogado por una deuda que supera los 55 millones de euros, en lo económico, y dando bandazos en los despachos, sin un profesional que esté al frente y conozca los entresijos del fútbol. La sensación es de ruina, desgobierno y mucha desilusión en una ciudad que mira con preocupación el devenir de los acontecimientos. El equipo ha entrado en una espiral de malos resultados, fuera de los puestos que dan acceso a los playoffs, que produce más desánimo en una masa social que no da la espalda a su querido Depor, pero que necesita algo a lo que agarrarse para empezar a salir de la pesadumbre. Salvar al Depor es la angustia que hay en la ciudad y en Abanca para no dejarlo morir.

Juan Carlos Escotet Víctor Sánchez del Amo
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