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Los malabarismos de Laporta para fundirse con el poder y sobrevivir a un año negro
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El Madrid vuelve a ser el enemigo

Los malabarismos de Laporta para fundirse con el poder y sobrevivir a un año negro

El presidente azulgrana ha conseguido blindarse en la junta directiva de la Federación, frenar la sanción de la UEFA y reconstruir puentes con LaLiga. Solo se separó de Florentino

Foto: Joan Laporta sonríe tras atravesar la tormenta. (EFE/Quique García)
Joan Laporta sonríe tras atravesar la tormenta. (EFE/Quique García)

Joan Laporta se movió como pez en el agua entre los pasillos de la gala de LaLiga. Un presidente con talante de político, capaz de contar medias verdades a la cara de los periodistas, sonreír y mudar el gesto como si nada. De medrar en entornos salvajes cuando su cabeza estaba en una picota y de sobrevivir a una temporada negra donde las mayores alegrías las ha dado el terreno deportivo con la consecución del torneo liguero y la Supercopa de España. La crítica situación económica, el Espai Barça y sus múltiples incógnitas, el hundimiento en Europa que agujereó los presupuestos y, por encima de todo, el escándalo que supuso el estallido del caso Negreira han consumido el tiempo y parte de la salud del presidente.

Ahora, tras muchos meses fatigosos, Laporta empieza a salir del túnel gracias a su red de amistades y el paso atrás que ya adelantó El Confidencial. "No pueden ir a la guerra siempre. Por eso han cerrado frentes, porque no pueden combatir en todos los lados", explicaba una fuente a este periódico hace pocas semanas. "A raíz del caso Negreira, Laporta se ha visto obligado a reaccionar y distanciarse de Florentino Pérez", añadía. Ahora, los fuegos artificiales de Laporta en aquella beligerante rueda de prensa convocada para dar explicaciones por el caso Negreira han quedado en un segundo plano. El mandatario azulgrana ha rehecho sus endebles relaciones con Javier Tebas, al que acusó, entre otras cosas, de ser un "irresponsable" y formar parte de la campaña de desprestigio del club culé en abril.

Foto: Laporta abraza a Luis Rubiales en la Asamblea de la RFEF. (EFE/Pablo García)

Tres meses después, con reuniones y visitas, Laporta lo ejemplificó en directo el acercamiento con Tebas, consciente de la teatralización de enterrar el hacha de guerra. "Atravesamos un buen momento de relaciones institucionales y personales, tanto entre presidentes como entre las dos instituciones. Creo que debe ser así. En el Barça también estamos en una nueva era, coincidimos. Vamos en la misma dirección", apuntó. Laporta narró cómo la relación se había cincelado con el paso de las semanas: "El Barça tiene que estar en una línea de concordia y entendimiento institucional con LaLiga y con su presidente. Hemos retomado la relación personal", expuso.

Los puentes con LaLiga vuelven a edificarse

El presidente fue de la mano de Mateu Alemany, peso pesado de la parcela deportiva y el gran puente que ha mediado en innumerables ocasiones entre el Barça y LaLiga. El ejecutivo balear es uno de los directivos clave en el terreno económico y el gran conocedor de cómo funciona el entramado del límite salarial. De este modo, ha habido dos hechos troncales en la regeneración de las relaciones: la retirada de la demanda por el acuerdo de la patronal con CVC por parte del Barça y la flexibilización de algunas de las normas del Control Económico tras los votos de la Comisión Delegada que conforman los clubes.

El FC Barcelona ha sido uno de los equipos más beneficiados, ya que ahora los clubes excedidos podrán gastar en sueldos y fichajes un máximo de 50% de los costes que reduzcan (antes, un 40%) y, además, ese porcentaje se eleva al 60% si ese ahorro supone más del 5% del límite salarial del equipo al ser un jugador franquicia. Otra de las novedades está en que la suma de todo lo generado por los ahorros no podrá computar por más del 60% del exceso al inicio de la temporada, mientras que antes estaba establecido en el 40%. La junta de Laporta avaló para inscribir las renovaciones de Gavi, Araújo, Marcos Alonso, Sergi Roberto, Iñaki Peña y Balde. Todavía no puede inscribir a Gündogan ni Íñigo Martínez.

placeholder Laporta, junto a Rubiales, Franco y Ceferin. (EFE/Alberto Estévez)
Laporta, junto a Rubiales, Franco y Ceferin. (EFE/Alberto Estévez)

La protección de la RFEF y la UEFA

Sobre el indulto de la UEFA, Laporta comentó que "le expliqué personalmente al presidente Alexander Ceferin en qué consistía este caso, tal y como lo veíamos nosotros, que no existía nada relacionado con la corrupción deportiva. Él entendió la situación, es abogado, sabe que estas cosas tienen su proceso. Afortunadamente, vamos a poder jugar Champions la temporada que viene". En cuanto a la Superliga, Laporta cree que el Barça puede hacer de "puente" entre la UEFA y el Real Madrid para tratar de llegar a acuerdos.

placeholder Ceferin y Laporta, en el palco. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)
Ceferin y Laporta, en el palco. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)

Los agentes también han jugado su papel. Si bien Jorge Mendes no logró traer a Rubén Neves al Barça a cambio de dar salida a Ansu Fati, la visita con el agente de Robert Lewandowski, Pini Zahavi, a Eslovenia para ver a Ceferin tuvo sus frutos. A pesar de que el líder de la UEFA calificase el caso Negreira como "uno de los mayores escándalos que he visto en mi trayectoria en el mundo del fútbol" en el diario esloveno Ekipa, el Barça no fue castigado sin jugar la Champions League aunque los estatutos de la competición abriesen la puerta para ello. "Puedo decir que me he informado y la situación es sumamente grave. En mi opinión, una de las más graves", añadió Ceferin.

¿Qué ha sucedido en este breve lapso de tiempo? Uno de los hechos más notorios ha sido el blindaje de Rubiales a Laporta como miembro de la junta directiva de la RFEF. El secretario general de la RFEF, Camps, confirmó en febrero que el departamento de integridad de la UEFA envió un escrito a la RFEF "solicitando información completa en relación con este tema. El mismo lunes enviamos una carta remitiendo la información, seguiremos colaborando con la UEFA", garantizó.

Joan Laporta se movió como pez en el agua entre los pasillos de la gala de LaLiga. Un presidente con talante de político, capaz de contar medias verdades a la cara de los periodistas, sonreír y mudar el gesto como si nada. De medrar en entornos salvajes cuando su cabeza estaba en una picota y de sobrevivir a una temporada negra donde las mayores alegrías las ha dado el terreno deportivo con la consecución del torneo liguero y la Supercopa de España. La crítica situación económica, el Espai Barça y sus múltiples incógnitas, el hundimiento en Europa que agujereó los presupuestos y, por encima de todo, el escándalo que supuso el estallido del caso Negreira han consumido el tiempo y parte de la salud del presidente.

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