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La revolución de las palancas: así ganó el Barça una Liga cuatro años después
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Triunfo liguero sin contestación

La revolución de las palancas: así ganó el Barça una Liga cuatro años después

El equipo de Xavi Hernández hizo saltar la banca en verano para reconstruir la plantilla y volver a la élite del fútbol mundial. Conquistó LaLiga sin oposición y fracasó en Europa

Foto: Los azulgranas celebraron el título en casa del Espanyol. (Reuters/Albert Gea)
Los azulgranas celebraron el título en casa del Espanyol. (Reuters/Albert Gea)

Cuatro temporadas después, el Barça es campeón de Liga. El equipo de Xavi Hernández cimentó el título liguero en el dominio de las dos áreas y, especialmente, en una defensa impertérrita. Un trofeo balsámico para una entidad huérfana de títulos importantes que supone el primer gran trofeo del técnico catalán al mando de la nave azulgrana después de la consecución de la Supercopa de España ante el Real Madrid en Arabia Saudí. Los azulgranas impusieron un ritmo de puntuación imparable que ni Real Madrid, desinflado en el tramo final y a 14 puntos, ni Atlético de Madrid, con un muy mal inicio de temporada y a 16 puntos, pudieron seguir con regularidad. El campeón supo aislarse en el césped de los múltiples problemas extradeportivos que amenazan a la entidad, como los pagos al vicepresidente en activo de los árbitros, José María Enríquez Negreira, durante 17 años, la monstruosa deuda o la inestabilidad en los despachos.

Las paradas de Marc-André ter Stegen, la solidez de Andreas Christensen y Ronald Araújo y los goles de Robert Lewandowski impulsaron un equipo que encontró en el 1-0 a favor uno de sus mejores aliados competitivos. El conjunto catalán solo ha encajado 13 goles en toda la temporada liguera. Para ser conscientes de la estadística: el Atlético de Madrid, campeón de Liga en la 2013-2014, encajó 26. Un dato impactante que radiografía la solidez defensiva de los azulgranas, que solamente han perdido tres partidos en toda la competición y tienen en sus filas al portero menos goleado (ter Stegen) y al máximo goleador de LaLiga, Robert Lewandowski, con 21 tantos (ninguno de penalti).

placeholder Ter Stegen y Lewandowski, figuras clave.(EFE/Toni Albir)
Ter Stegen y Lewandowski, figuras clave.(EFE/Toni Albir)

El Barça de las palancas, el que revolucionó la plantilla en verano con hasta siete fichajes nuevos (Jules Koundé, Andreas Christensen, Marco Alonso, Héctor Bellerín, Franck Kessié, Raphinha, Robert Lewandowski) y el refichaje de Ousmane Dembélé, no ha tenido un rival real en esta Liga, donde se ha mostrado muy superior y ha encontrado el camino a la victoria a pesar de las bajas trascendentales de Pedri, Christensen o Dembélé.

Así lo demuestran la clasificación y el unocerismo de Xavi. Incluso cuando el equipo no jugó bien, la entidad catalana no pinchó apenas. La recuperación del mejor Marc-André ter Stegen fue tan importante como la presión pospérdida y el cambio de sistema del 4-3-3 al 4-2-3-1 con Gavi de cuarto centrocampista en lugar de un extremo. Alejandro Balde se asentó y la defensa fue su mejor virtud. Por momentos, hasta Ousmane Dembélé pareció estar en el momento más estable de su carrera dentro del césped.

placeholder Robert Lewandowski, vital con sus goles. (Reuters/Albert Gea)
Robert Lewandowski, vital con sus goles. (Reuters/Albert Gea)

"Se sientan las bases de un equipo campeón. Es muy difícil ganar títulos. Quería marcharme ganando títulos. Uno importante como LaLiga. El de la regularidad. El que nos marcamos desde el principio", explicó Sergio Busquets en Movistar+ tras disputar su último derbi. Xavi, por su parte, destacó el estajanovismo del Barça —"Los jugadores han priorizado el trabajo de equipo a la individualidad" y su crecimiento como técnico: "Ahora mismo soy el máximo responsable del equipo. Hemos sabido ser un bloque. A mí esto, personalmente, me da mucha credibilidad. Me costó mucho como jugador que creyeran en mí. Como entrenador me ha pasado lo mismo".

¿Valió la pena?

En pleno éxtasis festivo, Joan Laporta declaró lo siguiente en la celebración: "Ya han llegado los títulos. Hemos salvado al club económicamente. Hemos devuelto la alegría al barcelonismo y ya ganamos títulos importantes". Una declaración que se complementaba con la de Xavi Hernández: "Esto significa que se están haciendo muy bien las cosas. No hemos estado al nivel en Europa. Esa es la asignatura pendiente". Y también con la de Ronald Araújo: "Esto demuestra el gran equipo que tenemos. Tuvimos bajas importantes. No es excusa, porque tenemos un gran equipo. Hay que corregir, sobre todo en Europa. Es importante estar ahí compitiendo".

Llegados a este punto, cabe preguntarse si la arriesgada apuesta deportiva valió la pena. En verano, en lugar de tratar de rebajar la masa salarial, la directiva del Barça decidió vender activos del club por un valor de 867,5 millones de euros y llevar a cabo una apuesta arriesgada al invertir 153 millones de euros en hasta ocho nuevos futbolistas: Raphinha, Lewandowski, Marcos Alonso, Héctor Bellerín, Jules Koundé, Andreas Christensen, Ousmane Dembélé y Franck Kessié. Ahora la masa salarial está en 648 millones de euros pese a que el club habló en junio de 2022 de su intención de reducirla drásticamente... y la engordó.

placeholder El área deportiva ha quedado descabezada. (Reuters/Albert Gea)
El área deportiva ha quedado descabezada. (Reuters/Albert Gea)

Quedar fuera de la Champions agujereó los presupuestos porque la directiva había previsto llegar a cuartos de final. Los gastos aumentaron en lugar de reducirse y se amplió la diferencia con los ingresos. La deuda roza los 4.000 millones de euros, a pesar de que la financiación del Espai Barça no incluye el Nou Palau. Todavía se desconoce cómo el Barça amortiguará las pérdidas que reportará trasladarse a Montjuic. El fracaso en Europa fue sonado y solo se pudo ganar al Viktoria Plzen. Se cayó en fase de grupos de la Champions League y a la primera de cambios en la Europa League contra el Manchester United. El equipo repitió los mismos errores del pasado en Europa y enseñó que todavía está lejos de eliminar esos traumas competitivos marcados a fuego en la última década.

Por otra parte, a la espera de la aprobación del plan de viabilidad azulgrana, las dificultades continúan con el cambio en las nuevas normas de control económico de LaLiga, las cuales no permitirán la activación de otra nueva palanca y cada vez es más difícil encontrar vacíos legales que ayuden al Barça a acometer nuevos fichajes porque las normas van ajustándose. Es decir, la venta de activos que generen ingresos recurrentes no darán más límite salarial a los equipos siempre y cuando el importe de esos ingresos supere el 5% de la cifra de negocios del club (facturación).

Este límite se mira de forma acumulada a lo largo de los años. Dado que el Barça ya ha activado palancas de este tipo, la venta de BLM por la que optaba el club el pasado octubre ya no le daría espacio salarial adicional. Tendrá que buscarlo aumentando ingresos o disminuyendo gastos. Después de perder al director de fútbol y artífice de la plantilla junto a Jordi Cruyff por las tensiones internas en materia de fichajes, Mateu Alemany, los nuevos contratos de Ronald Araújo, Alejandro Balde, Gavi, Iñaki Peña y Marcos Alonso todavía no han podido ser inscritos. El Barça coge oxígeno con LaLiga para el maratón de embolados que debe resolver.

Cuatro temporadas después, el Barça es campeón de Liga. El equipo de Xavi Hernández cimentó el título liguero en el dominio de las dos áreas y, especialmente, en una defensa impertérrita. Un trofeo balsámico para una entidad huérfana de títulos importantes que supone el primer gran trofeo del técnico catalán al mando de la nave azulgrana después de la consecución de la Supercopa de España ante el Real Madrid en Arabia Saudí. Los azulgranas impusieron un ritmo de puntuación imparable que ni Real Madrid, desinflado en el tramo final y a 14 puntos, ni Atlético de Madrid, con un muy mal inicio de temporada y a 16 puntos, pudieron seguir con regularidad. El campeón supo aislarse en el césped de los múltiples problemas extradeportivos que amenazan a la entidad, como los pagos al vicepresidente en activo de los árbitros, José María Enríquez Negreira, durante 17 años, la monstruosa deuda o la inestabilidad en los despachos.

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