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Xavi Hernández fracasa como técnico del Barça y queda señalado por las vacas sagradas
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Un desastre económico

Xavi Hernández fracasa como técnico del Barça y queda señalado por las vacas sagradas

El entrenador catalán diseñó un planteamiento suicida que expuso a sus piezas más débiles (Piqué, Sergi Roberto, Eric García y Busquets) y demostró que no tiene nivel para el cargo

Foto: Xavi se maldice tras el primer gol del Inter. (Reuters/Nacho Doce)
Xavi se maldice tras el primer gol del Inter. (Reuters/Nacho Doce)

La noche en Barcelona fue oscura y albergó horrores, pero la resaca es todavía más dolorosa. Después de los petardazos contra el Bayern de Múnich (2-0) y San Siro (1-0), el Barça de Xavi Hernández confirmó que no está preparado para competir en la Champions League con un empate decepcionante ante los italianos (3-3). Europa le viene, todavía, demasiado grande. El pobre botín de cuatro puntos en cuatro jornadas y la eliminación a la vuelta de la esquina después de haber dilapidado 153 millones de euros en el mercado de fichajes, sexto club que más dinero ha desembolsado de todas las ligas a pesar de sus problemas económicos, deja a la entidad azulgrana tocada y hundida. Xavi Hernández, el elegido por Joan Laporta (con suspense) para enderezar la nave azulgrana, señalado por su evidente falta de nivel como técnico de élite.

El planteamiento del entrenador catalán fue suicida desde el principio, aunque luego él catalogase de "excelente" el primer tiempo en una rueda de prensa esperpéntica donde la autocrítica brilló por su ausencia y Gerard Piqué fue escogido como cabeza de turco por Xavi. "En Múnich fue la efectividad, en Milán otras circunstancias de las que no quiero hablar y esta noche, los errores defensivos. El planteamiento ha sido bueno. Es muy cruel. Hay momentos que estoy muy satisfecho. Son errores puntuales. Teníamos el partido controladísimo hasta ese fallo en defensa (el 1-1)", explicaría el excentrocampista en rueda de prensa tras el 3-3.

Los datos son cristalinos. Xavi Hernández ha dirigido seis partidos de Champions League como entrenador del Barça: Benfica (0-0), Bayern (3-0 en contra), Viktoria Plzen (5-1 a favor), Bayern de Múnich de nuevo (2-0 en contra), Inter de Milan (1-0 en contra) y el empate contra los italianos en el Camp Nou (3-3). Es decir, solo ha podido ganar un partido de seis. No es casualidad ni fruto de la crueldad de la competición. Tampoco culpa de los árbitros. Es el resultado de la falta de talento y experiencia de un entrenador al que la directiva de Joan Laporta le ha servido en bandeja todos los recursos económicos que tenía en su mano hasta el punto de hipotecar los derechos televisivos, vender patrimonio, avalar personalmente y anticipar ingresos para un nuevo fracaso. La decepción es gigantesca.

El petardazo del ídolo culé

Xavi, el entrenador que debía acabar con las vacas sagradas del Barça, recuperar la ilusión e iniciar una época dorada, diseñó un planteamiento temerario con múltiples puertas abiertas al contragolpe y lo pagó muy caro. Como si su equipo solo contemplara una fase del juego (el ataque desesperado) y se olvidase de algo tan vital como la defensa. El Barça jugó sin red de seguridad, no puso atención a la transición defensiva y disputó el partido a mil pulsaciones por minuto desde que pisó el césped. Síntoma del manojo de nervios que era su entrenador, tan alterado como sus futbolistas. La diferencia con Ronald Koeman es que él tenía a Robert Lewandowski, Raphinha o Marcos Alonso más Koundé, Araújo, Bellerín o Christensen (ausentes ayer por lesión) y que es un ídolo moderno en Barcelona. Pero los hechos son tan tozudos que las miradas ya no se pueden desviar más. La apuesta por el preparador catalán ha salido rana cuando más lo necesitaba el Barça.

Con tres vacas sagradas en la alineación (Gerard Piqué, Sergio Busquets y Sergi Roberto) y otra en el banquillo (Jordi Alba), Xavi confió en un Piqué sin ritmo competitivo, en un Busquets absolutamente superado por el descontrol, los contragolpes y los kilométricos espacios en transición defensiva y un Sergi Roberto sin técnica defensiva para ejercer como lateral derecho. El cuento de nunca acabar con los protagonistas de los últimos ridículos del Barça en Champions que desangran económicamente a la entidad (a excepción de Sergi Roberto, cuyo sueldo se adaptó a las circunstancias). Siempre presentes en todos los batacazos europeos. Los expuso en la pizarra y ellos actuaron como han hecho a lo largo de estos años: cayendo al vacío emocional y deportivo.

placeholder Gerard Piqué, tras encajar el segundo gol ante el Inter. (EFE/Siu Wu)
Gerard Piqué, tras encajar el segundo gol ante el Inter. (EFE/Siu Wu)

Insistió Xavi en rueda de prensa que "el fútbol es un juego de errores y hay que minimizarlos". Los capitanes, señalados en los tres goles italianos, aumentaron los errores en lugar de minimizarlos. Gerard Piqué falló groseramente en el 1-1, de una pérdida de Sergi Busquets nació el segundo tanto del Inter de Milán y en el tercero, ya sin Busquets, Piqué perdió el duelo individual ante Lautaro Martínez y Sergi Roberto no llegó a tiempo para tapar en un repliegue donde retrocedió a cámara lenta. Pudo Xavi haber colocado a Marcos Alonso de central como ya hiciera ante el Celta de Vigo en LaLiga y a Frenkie de Jong en el lugar de Busquets, pero el técnico catalán se la jugó con los capitanes, tan atacados por Laporta y presionados por la directiva para que se bajaran el sueldo. El resultado es este, mediocridad.

Pero sería injusto quedarse solo en los futbolistas. Xavi Hernández vio en rueda de prensa un partido distinto e hizo una valoración a la altura. Achacó el empate a la falta de intensidad, ritmo y concentración en la segunda parte, a diferencia de una "brillante primera mitad". Para él fue cruel y el Barça merecía más. Sin embargo, la realidad es que el Barça fue el fiel reflejo de su entrenador. Un equipo incapaz de rentabilizar la ventaja a pesar de irse al descanso por encima, demostrar más recursos que el centro lateral, tener alternativas a las aventuras a ninguna parte de Ousmane Dembélé, activar la sociedad Gavi-Pedri en pasillos interiores, calmar el ritmo del juego hasta domar el encuentro y cerrar la puerta a los contragolpes del Inter de Milan.

placeholder Ousmane Dembélé, hundido tras el 1-2. (Reuters/Nacho Doce)
Ousmane Dembélé, hundido tras el 1-2. (Reuters/Nacho Doce)

El planteamiento de Xavi Hernández en una noche donde no había margen para el error colocó a su equipo al borde del precipicio y este Barça, que aún está aprendiendo a andar, se dio de bruces. Ya sucedió en la ida, aunque se prefirió mirar al árbitro. Durante la previa al encuentro, una parte de la prensa catalana cargó contra el Inter de Milan y su "planteamiento defensivo". Casualidades del destino, fue el Barça el que no supo defender a los italianos en una sobreexcitación impropia de un equipo que quiere estar luchando por todos los títulos y del que, por cierto, su directiva ha presupuestado que llegue hasta cuartos de final de la Champions y gane LaLiga.

"Trataremos de estar lo más cerca posible de competir por todo. No se puede regalar nada. Ese es el ADN del club. El objetivo es jugar bien y ganar. He madurado y como entrenador debes tomar decisiones que no le gustan a los jugadores. Esa ilusión la transmitiré a los futbolistas y ellos, al campo. Haremos todo lo posible por mantener la pelota", afirmó Xavi Hernández en su primer día como técnico del Barça con el pecho hinchado como testigo de Guardiola y abanderado del 'Cruyffismo'. Un año después, el Barça vuelve a ser un cadáver anticompetitivo en Europa, las vacas sagradas siguen jugando, ya sea por lesiones o confianza de su técnico y el equipo ni juega bien ni gana. El máximo responsable, junto a los jugadores, es Xavi Hernández. Un icono que no ha estado a la altura del reto.

La noche en Barcelona fue oscura y albergó horrores, pero la resaca es todavía más dolorosa. Después de los petardazos contra el Bayern de Múnich (2-0) y San Siro (1-0), el Barça de Xavi Hernández confirmó que no está preparado para competir en la Champions League con un empate decepcionante ante los italianos (3-3). Europa le viene, todavía, demasiado grande. El pobre botín de cuatro puntos en cuatro jornadas y la eliminación a la vuelta de la esquina después de haber dilapidado 153 millones de euros en el mercado de fichajes, sexto club que más dinero ha desembolsado de todas las ligas a pesar de sus problemas económicos, deja a la entidad azulgrana tocada y hundida. Xavi Hernández, el elegido por Joan Laporta (con suspense) para enderezar la nave azulgrana, señalado por su evidente falta de nivel como técnico de élite.

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