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Lo que esconden las amargas palabras de Xavi Hernández sobre el arbitraje en Milán
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Decepcionante planteamiento táctico

Lo que esconden las amargas palabras de Xavi Hernández sobre el arbitraje en Milán

El entrenador azulgrana culpó al árbitro de las desgracias del Barça en una noche en que volvió a salir señalado por sus malas decisiones. Lewandowski y Dembélé tampoco se libran

Foto: Lewandowski pide penalti durante el encuentro. (Reuters/Daniele Mascolo)
Lewandowski pide penalti durante el encuentro. (Reuters/Daniele Mascolo)

El Barça se ha metido en un lío extraordinario en esta Champions League. Después de sumar solo tres puntos de los primeros nueve en juego, el equipo de Xavi Hernández llegará a la cuarta jornada sin haber ganado (ni marcado un solo gol) a ninguno de sus dos rivales directos por alcanzar los octavos de final, Bayern de Múnich e Inter de Milan. Ahora tiene tres finales por delante. Después de la última derrota a manos del equipo transalpino, el técnico centró la decepción de la derrota en un culpable claro, el árbitro Slavo Vincic. "Estoy cabreado por la situación. Estoy indignado. No entendemos nada. Es una injusticia, los árbitros deberían hablar y explicarse, porque no entendemos nada. Ha sido una injusticia grande. Es el árbitro el que debería salir a hablar. Y se va y no pasa nada. Sus decisiones son decisivas, tanto en el gol anulado como en el penalti no pitado".

Aunque luego el técnico azulgrana afirmase que al equipo le había faltado "ritmo, dinamismo y competir mejor" y aludió a que el grupo tenía que hacer "autocrítica", Xavi también dejó entrever que "al menos nos merecíamos un empate". O dicho de otro modo, el colectivo arbitral fue una diana perfecta para ocultar lo mal que compitió el Barça en San Siro, algo que ya hizo contra el Bayern de Múnich y la falta de autocrítica fue evidente. Como ya sucediese en Múnich, al Barça le faltó puntería en los momentos decisivos, se partió defensivamente, no hubo ni rastro de la contundencia que demuestra en LaLiga y sus estrellas se apagaron por completo cuando más se las necesitaba.

Foto: Los jugadores del Barça se lamentan durante el partido. (Reuters/Daniel Mascolo)

Al entrenador azulgrana no le gusta hablar de la palabra "fracaso", pero caer por segunda temporada consecutiva en la fase de grupos de la Champions League sería un terremoto institucional, deportivo y económico de magnitudes épicas. Decía Xavi Hernández que este era el grupo "más complicado de la Champions en los últimos 20 años". Su nivel como técnico, puesto en cuarentena durante la pasada aventura europea por la difícil situación del equipo, volvió a quedar en entredicho durante el partido de Champions League en Milán. El entrenador no estuvo a la altura, como tampoco varios de sus jugadores más importantes.

Xavi Hernández, señalado

Xavi Hernández basó todo su juego de ataque en un futbolista tan imprevisible para sus compañeros como para el rival, Ousmane Dembélé. El Barça, al que le faltó agresividad con la pelota, recursos ofensivos y ritmo en la circulación del balón, separó a Pedri de la frontal del área sin que nadie llenara el vacío de creatividad que dejó el canario al retrasar su posición a medida que avanzó el encuentro. No pudo activar a Robert Lewandowski ni a Raphinha, sacrificado en zonas interiores por la izquierda durante prácticamente todo el partido.

placeholder Xavi protesta una decisión arbitral. (Reuters/Daniele Mascolo)
Xavi protesta una decisión arbitral. (Reuters/Daniele Mascolo)

El técnico catalán fue uno de los grandes señalados de la noche, porque no tuvo la habilidad suficiente para generar ventajas ofensivas para su equipo ni de arreglar un planteamiento inefectivo durante la marcha. Su dirección de campo, inmóvil en lo táctico y superado por el contexto competitivo, acabó por sacrificar a un desaparecido Raphinha para dar entrada a Ansu Fati y a Marcos Alonso por Alejandro Balde en el minuto 64. También introdujo a Piqué por obligación tras la lesión de Christensen y a Kessié por Gavi en los minutos finales. Ferran Torres ni saltó al campo. El bloqueo ofensivo del Barça fue total y los desajustes defensivos al contragolpe evidentes en un mal partido donde solo disparó tres veces entre los tres palos. Xavi no dio herramientas para solucionarlo.

Dembélé, muy irregular

El extremo francés juega ahora con el pecho hinchado después de que Joan Laporta dijera que "es mejor que Mbappé" y que Xavi hiciera lo propio al afirmar que "Dembélé está al nivel del mejor Neymar". El técnico también remarcó en su día que "podría ser uno de los mejores del mundo en su posición". Sin embargo, cinco años después de su llegada, el delantero galo sigue siendo un solista que desafina en un engranaje colectivo con dudas. El francés no te da más de lo que te quita con sus continuas pérdidas de balón. En el momento más vital, en ese instante donde aparecer las estrellas de verdad, el galo suma decepción tras decepción.

placeholder Ousmane Dembélé se lamenta durante el partido. (Reuters/Daniele Mascolo)
Ousmane Dembélé se lamenta durante el partido. (Reuters/Daniele Mascolo)

Xavi lo eligió como el abrelatas que debería desatascar la muralla de piernas interistas. La clave estaba en circular el balón con velocidad, aglutinar a jugadores locales en el costado izquierdo y luego, rápidamente, tocar para la derecha... donde Dembélé tendría situaciones de 1 vs.1. Sin embargo, el francés estuvo tan confundido que se hirió a sí mismo. Sus números durante el encuentro en Milán fueron tétricos: 38 pérdidas de balón, solo 5/28 centros rematados por sus compañeros, cero duelos ganados y un disparo, eso sí, al palo tras la intervención magistral de Onana. Confiar en un futbolista tan irregular llevó al Barça a estrellarse una y otra vez contra el muro defensivo que planteó el equipo local. Además, la conexión entre Dembélé y Lewandowski, la que debería haber llevado al Barça a la victoria, fue inexistente.

Lewandowski, desaparecido

Cuando el Barça fichó a Robert Lewandowski por 50 millones de euros (45 millones fijos y el resto, variables), el club catalán esperaba recuperar su maltratada autoestima en la Champions League, dar un golpe en la mesa en el tablero del fútbol europeo e ilusionar a una afición huérfana de ídolos. El polaco, uno de los delanteros más mortíferos de la pasada década, es la estrella de este equipo. El hombre encargado de marcar la diferencia en el área rival (como está haciendo en LaLiga) y de elevar el techo competitivo del equipo gracias a sus goles. También de ser el líder ofensivo.

placeholder El polaco no fue protagonista. (Reuters/Daniele Mascolo)
El polaco no fue protagonista. (Reuters/Daniele Mascolo)

Por eso el Barça realizó un importante esfuerzo económico en tiempos de vacas flacas. Tal y como publicó Cadena SER, el polaco cobrará 20 millones de euros brutos en su primera temporada, 26 millones en su segunda, 32 millones en la tercera y 26 millones en su último curso como azulgrana. El contrato también contempla varios bonus por títulos, que van desde los 600.000 euros brutos por ganar la Liga española, hasta los 2 millones brutos por levantar el triplete. Ganar solamente la Copa del Rey no activa ningún variable, debe ir combinado con cualquiera de los otros dos trofeos (Liga y/o Champions League). Nada mal para un futbolista de 34 años que terminará contrato en 2026.

El notable marcaje del Inter de Milán hizo que solo disparase una vez en más de 90 minutos de encuentro. El polaco se ha mostrado infalible en el día a día liguero, pero tanto en su visita al Bayern de Múnich como ante el Inter de Milán, el rendimiento de quien debería inclinar los partidos ha sido muy decepcionante. En Múnich, Lewandowski gozó de ocasiones claras, pero perdonó. En Milán, ni siquiera tuvo la ocasión de poder fallar y pasó totalmente de puntillas por un partido que deja al Barça en situación crítica en la Champions League. El próximo miércoles no puede fallar.

El Barça se ha metido en un lío extraordinario en esta Champions League. Después de sumar solo tres puntos de los primeros nueve en juego, el equipo de Xavi Hernández llegará a la cuarta jornada sin haber ganado (ni marcado un solo gol) a ninguno de sus dos rivales directos por alcanzar los octavos de final, Bayern de Múnich e Inter de Milan. Ahora tiene tres finales por delante. Después de la última derrota a manos del equipo transalpino, el técnico centró la decepción de la derrota en un culpable claro, el árbitro Slavo Vincic. "Estoy cabreado por la situación. Estoy indignado. No entendemos nada. Es una injusticia, los árbitros deberían hablar y explicarse, porque no entendemos nada. Ha sido una injusticia grande. Es el árbitro el que debería salir a hablar. Y se va y no pasa nada. Sus decisiones son decisivas, tanto en el gol anulado como en el penalti no pitado".

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