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Los 100 ‘mandamientos’ que definen cuánto puede invertir un club de LaLiga en su plantilla
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GARANTÍA DE SOSTENIBILIDAD

Los 100 ‘mandamientos’ que definen cuánto puede invertir un club de LaLiga en su plantilla

El control económico y el límite salarial cumplen una década como ejemplo de medidas de éxito que permitieron una mayor profesionalización y planificación de los clubes

Foto: Los clubes deciden en asamblea general todos los aspectos relativos al control económico. (LaLiga)
Los clubes deciden en asamblea general todos los aspectos relativos al control económico. (LaLiga)

Después de que el covid-19 paralizase por completo y de golpe la industria del fútbol, LaLiga ha recuperado rápido el ritmo de su negocio. En las tres temporadas afectadas por la crisis sanitaria “no ha habido incumplimientos”, recuerda Javier Gómez, director general corporativo de LaLiga. “Si el covid hubiera llegado en el año 2012, el impacto hubiera sido notablemente superior”, reconoce. Por entonces, de los 42 clubes de la competición, más de la mitad estaban en concurso o con convenio de acreedores. Además, la deuda con la Agencia Tributaria, fuera del periodo voluntario, alcanzaba los 650 millones de euros; hoy en día, solo quedan 10 millones en pagos aplazados por devolver y únicamente la pandemia ha cortado temporalmente la generación de beneficios en el fútbol profesional español. ¿Cómo se ha producido este saneamiento? “Con control férreo y un sistema que impida que se presenten desequilibrios financieros”, resume Gómez.

Hace ya una década la organización deportiva ideó un sistema de control económico que establecía un límite máximo del coste de plantilla que puede tener un club durante la temporada. ¿El objetivo principal? “Que puedan hacer frente a sus obligaciones de pago”. Y no las pasadas, sino las futuras, porque una de sus claves es que es a priori, es decir, que el límite es para la siguiente temporada. Un control “único” sobre lo que se puede o no gastar un equipo para que pueda garantizar su sostenibilidad y que está basado “en la receta de la abuela”, reconoce Gómez. “La inspiración es la lógica y la sencillez”, apostilla. En ese momento, los clubes de LaLiga que no eran Real Madrid y FC Barcelona facturaban unos 850 millones de euros al año y, en 2011-2012, asumieron un déficit agregado de 225 millones. Hoy, la gran mayoría cierra en positivo cada temporada y la facturación agregada de estos equipos supera los 2.000 millones, según los presupuestos aprobados para esta temporada.

El control económico arrancó en 2013-2014 con 23 artículos y la misma filosofía que ahora

El control económico arrancó en 2013-2014 con 23 artículos, y con la misma filosofía que ahora: analizar los ingresos y gastos comprometidos por los clubes para calcular el tope salarial que pueden alcanzar los equipos sin que ello comprometa su sostenibilidad. “Al principio, con poco que instauraras ciertas normas, el efecto ya iba a ser positivo”, recuerda Gómez, parte fundamental en el nacimiento del control económico. Lo importante entonces era que los clubes pudieran cumplir con las obligaciones que fueran adquiriendo con otros equipos u otros actores del sector.

El límite en el coste de plantilla deportiva abarca, principalmente, salarios, pero también la amortización correspondiente a los fichajes. Tanto importa lo que anualmente se paga a los futbolistas, como lo que ha costado poder incluirlos en nómina al no haberlos formado en la cantera. Es más, LaLiga incluye en el cálculo cualquier retribución, dineraria o en especies (vivienda, viajes, coche…), los pagos por derechos de imagen y a representantes, primas colectivas por objetivos, aportaciones a planes de pensiones y también las indemnizaciones. De ahí que la carta para liberar masa salarial no sea la opción más atractiva para los equipos excedidos, pues resuelve más un problema a largo que a corto plazo.

Asimismo, a la hora de obtener un tope para cada plantilla, la competición no se centra exclusivamente en los futbolistas. Para calcular el coste en plantilla deportiva también se tiene en cuenta al cuerpo técnico (primer y segundo entrenador, preparador físico y técnicos con funciones análogas).

placeholder Javier Gómez, en una rueda de prensa de actualización del Límite de Coste de Plantilla Deportiva (LCPD). (LaLiga)
Javier Gómez, en una rueda de prensa de actualización del Límite de Coste de Plantilla Deportiva (LCPD). (LaLiga)

Desde el lado de los clubes, la necesidad de un sistema de revisión económica era un pensamiento generalizado. “Eran conscientes de que se estaba compitiendo en desigualdad de condiciones, con algunos equipos que aprovechaban la falta de control para tener unas plantillas de deportistas que no podían asumir a medio y largo plazo, jugándose todo al ascenso”, pone como ejemplo Álvaro Marco, socio de la consultora especializada BDO, en relación con los clubes de LaLiga SmartBank.

Se da la circunstancia de que, por entonces, el despacho se encargaba de la gestión de la AD Alcorcón y Marco recuerda que había expectación por parte de los clubes sobre cómo transformaría su gestión la nueva forma de rendir cuentas ante LaLiga. “Pero después, todos los clubes se dieron cuenta de que el resultado era el óptimo. Se consiguió reducir la deuda con otros clubes y jugadores, y que las situaciones extraordinarias fuesen las mínimas”, agrega. En este punto, Marco destaca, asimismo, la solidez de la organización deportiva a la hora de mantenerse firme en la obligatoriedad de cumplir con las medidas, con importantes sanciones para quien intentara esquivar la normativa. “Esto vino muy bien para que los clubes se concienciaran”, asegura el socio de BDO.

El acelerón con la TV y las actualizaciones constantes

Tras la luz verde de los clubes a autoimponerse unas reglas del juego encaminadas a asegurar la sostenibilidad del sistema, el acelerón en el proceso llegó en 2015 con la venta conjunta de los derechos audiovisuales. Más ingresos, mejor reparto y, casi como un alargue necesario, mayores exigencias en el control económico. En estos años posteriores al Real Decreto, el sistema de control económico ha sumado páginas, hasta un total de 261, dentro de un documento que incluye 110 artículos, disposiciones transitorias, anexos, plantillas y modelos de presentación de documentación.

La inclusión de nuevos artículos y disposiciones ha generado la necesidad de que los clubes sumen también personal especializado para cumplir con la norma. Sin embargo, la fórmula de cálculo es relativamente sencilla: se recogen los ingresos presupuestados por cada equipo, y se le restan los gastos no deportivos previstos (aprovisionamientos, costes operativos, personal corporativo…) y los pagos de deuda comprometidos. El límite de coste de plantilla deportiva es la diferencia resultante hasta asegurar el equilibrio presupuestario.

Foto: CA Osasuna mira a Europa impulsado por El Sadar.

Ahora bien, desde 2018, también se le restan a la ecuación las pérdidas del ejercicio anterior –si las hubiera–, un aspecto que permite reconducir rápidamente un mal año en lo económico, pero que también obliga a los equipos a estar alerta, puesto que puede mermar la competitividad de su plantilla.

Al respecto, cabe destacar la norma que introdujo LaLiga a causa de la pandemia. La repentina llegada del covid hundió los ingresos de todo el planeta fútbol. En España, la decisión que se adoptó fue alargar a cinco años las exigencias de recuperación de las pérdidas, atendiendo a la propia excepcionalidad del momento. Con ello se garantiza que los clubes “recuperarán todo lo perdido por la pandemia”, avanza Gómez.

“Seguro hay márgenes de evolución, porque es una norma viva, pero después de 10 años, es bastante completa”, cree Marco. Por su parte, Gómez ve en la temporalidad un embrión que confía en que suponga un nuevo paso en el control económico. “Se ha de ir a un control económico con un periodo que no baje de tres años”, apunta el director general corporativo de LaLiga, que pide, también, que la UEFA apoye esta apuesta por la sostenibilidad del fútbol profesional español para sus competiciones “atacando los incumplimientos con sanciones”.

Después de que el covid-19 paralizase por completo y de golpe la industria del fútbol, LaLiga ha recuperado rápido el ritmo de su negocio. En las tres temporadas afectadas por la crisis sanitaria “no ha habido incumplimientos”, recuerda Javier Gómez, director general corporativo de LaLiga. “Si el covid hubiera llegado en el año 2012, el impacto hubiera sido notablemente superior”, reconoce. Por entonces, de los 42 clubes de la competición, más de la mitad estaban en concurso o con convenio de acreedores. Además, la deuda con la Agencia Tributaria, fuera del periodo voluntario, alcanzaba los 650 millones de euros; hoy en día, solo quedan 10 millones en pagos aplazados por devolver y únicamente la pandemia ha cortado temporalmente la generación de beneficios en el fútbol profesional español. ¿Cómo se ha producido este saneamiento? “Con control férreo y un sistema que impida que se presenten desequilibrios financieros”, resume Gómez.

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