Es noticia
La gran oportunidad de acabar con la sequía en Cataluña llega a su fin: el drama que viene
  1. Tecnología
  2. Ciencia
PENDIENTES DEL CIELO

La gran oportunidad de acabar con la sequía en Cataluña llega a su fin: el drama que viene

El fenómeno climatológico de El Niño está asociado a más precipitaciones en la península Ibérica, pero no todo el país se ha beneficiado y ahora la incertidumbre de qué ocurrirá se incrementa

Foto: Embalse de Cataluña. (EFE/Siu Wu)
Embalse de Cataluña. (EFE/Siu Wu)

El fenómeno de El Niño es un calentamiento del océano Pacífico que sucede de forma cíclica. Su repercusión en la atmósfera es enorme, porque eleva las temperaturas y acaba causando episodios extremos, especialmente en las zonas tropicales de América, desde inundaciones a sequías. Otros continentes no se ven afectados de una manera tan directa, pero este evento se puede asociar con algunas estadísticas meteorológicas. Por ejemplo, en la península Ibérica suele haber temperaturas más elevadas y más precipitaciones.

Por eso, el regreso de El Niño en 2023 se presentaba como una oportunidad de superar la sequía en España. En la actualidad, el balance es positivo en la mayor parte del país. En las cuencas del norte, los embalses rondan el 90% de su capacidad; la del Duero y la del Tajo están varios puntos por encima de la media de los últimos 10 años; y la del Ebro y la del Júcar, justo en esa media. Incluso la del Guadalquivir ha protagonizado una espectacular subida con las lluvias de Semana Santa. El problema se localiza ahora en la cuenca del Segura (23%) y sobre todo en las cuencas internas de Cataluña: después de tocar fondo con un 16%, apenas han subido un par de puntos.

La mala noticia es que, si El Niño era un motivo de optimismo, ya no podemos contar con él. Su inicio oficial fue declarado el 4 de julio de 2023 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y, antes de que se cumplan 10 meses, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA, por sus siglas en inglés) ya ha detectado que este fenómeno llega a su fin. Entre abril y junio terminará por desaparecer y, tras un periodo de neutralidad, será sustituido por su contrario, La Niña. ¿Qué implicaciones tendrá el cambio?

Por el momento, los expertos hacen balance. El Niño de la temporada 2023-2024 ha sido un fenómeno "fuerte, por encima de la normal", explica a El Confidencial José Miguel Viñas, divulgador científico y meteorólogo de Meteored. Sin embargo, ya venía marcado por circunstancias inéditas. La principal es que, mucho antes de que comenzase este episodio, ya se estaban registrando anomalías de temperatura extraordinarias en muchas zonas de los océanos, no solo del Pacífico sur. Las olas de calor marinas se localizaban en el Pacífico norte, el Atlántico y el Índico. Así, se disparó la temperatura media del agua del mar en el planeta y todavía hoy seguimos con valores extraordinarios y batiendo récords casi constantemente. "Ya partíamos de aguas oceánicas muy cálidas y esto camufla la propia señal de El Niño", comenta el experto.

placeholder Cataluña sigue seca. (EFE)
Cataluña sigue seca. (EFE)

¿Por qué ya no llegan las borrascas atlánticas?

En cualquier caso, las expectativas que se habían creado para España se han cumplido en gran medida. "Con El Niño, la precipitación suele estar por encima de la media", confirma el especialista, pero en este caso ha ocurrido de una forma "muy atípica", matiza. En gran parte del país no se ha notado hasta fechas muy recientes, cuando lo habitual habría sido tener un otoño más lluvioso, coincidiendo con la fase más intensa del fenómeno. Así que, "no hay un patrón fijo" aunque el balance final haya permitido incrementar las reservas hídricas.

La cuestión es por qué el saldo no es igual de positivo en todas partes. En circunstancias normales, El Niño altera la corriente en chorro que circula en torno al polo norte, de manera que nos llegan más borrascas desde el Atlántico. En una situación normal, esos temporales que entran en España por el oeste también alcanzan la costa mediterránea y, en mayor o menor medida, dejan precipitaciones. Sin embargo, "eso es lo que en los últimos años apenas estamos viendo, para encontrar un episodio de lluvias abundantes en el Mediterráneo tendríamos que remontarnos al temporal Gloria", que azotó la península Ibérica en enero de 2020.

placeholder Las borrascas entran por el oeste, pero las precipitaciones no llegan al Mediterráneo. (EFE)
Las borrascas entran por el oeste, pero las precipitaciones no llegan al Mediterráneo. (EFE)

Está claro que la dinámica está cambiando y las borrascas apenas alcanzan la zona mediterránea, un problema que se ha cebado especialmente con Cataluña, que sufre la peor sequía desde que hay registros. ¿Por qué? En realidad, todavía se está estudiando y es demasiado pronto para tener conclusiones definitivas, pero una posible teoría es que el aire subtropical cada vez penetra más en la zona este de la península Ibérica y las Islas Baleares. "Esa masa de aire está permanentemente instalada y, cuando entra alguna borrasca, inhibe la ciclogénesis en el Mediterráneo, es decir, que la borrasca no termina de llegar con mucho aire frío y apenas deja precipitaciones en el Mediterráneo", comenta Viñas. En definitiva, aunque El Niño provoque más situaciones propicias para las precipitaciones en la fachada atlántica peninsular, casi no tiene repercusión al otro lado.

Qué pasará con La Niña

La gran pregunta es qué pasará ahora con La Niña. En conjunto, los científicos denominan a estos dos fenómenos que se van alternando de forma cíclica como El Niño-Oscilación del Sur, ENOS (o ENSO, por sus siglas en inglés). Su duración es muy variable y, de hecho, el comportamiento del anterior evento de La Niña fue muy sorprendente: comenzó a registrarse en septiembre de 2020, cesó brevemente en 2021, pero se reactivó y no se debilitó definitivamente hasta 2023. En realidad, fue un episodio "triple", según los expertos, porque nunca había durado tanto.

placeholder Lluvia en Baleares. (EFE)
Lluvia en Baleares. (EFE)

Según las previsiones de la NOAA, para el trimestre abril-junio, hay un 80% de probabilidades de pasar a la fase neutral. Es decir, que la señal de El Niño aún se detecta, pero se va a extinguir próximamente. Tras una fase neutral, sin anomalías significativas, que se prevé breve, hay un 55% de que aparezca el fenómeno de La Niña en verano. La señal que marca el cambio es que el Pacífico comience a registrar una temperatura por debajo de lo normal. Desde entonces hasta final del año, hay casi un 80% de probabilidades de que se consolide, alcanzando su máxima intensidad a comienzos de 2025, con un pico de temperaturas bajas en el mayor océano del mundo.

¿Qué significa eso para España? En principio, "no hay una señal tan clara de precipitaciones", comenta el meteorólogo. Mientras que El Niño se asocia con mayores registros de lluvia y temperaturas, lo cierto es que la influencia de La Niña apenas se detecta en esta zona del mundo. Simplemente, "no hay un patrón", de manera que "hay que tirar de predicciones estacionales y, probablemente, este fenómeno global no es especialmente decisivo". Además, hay que tener en cuenta que, si se consolida en pleno verano, es más difícil notar perturbaciones en la península Ibérica porque esta época del año ya es especialmente estable y seca. "La clave estará en el otoño", apunta Viñas. Todo apunta a que necesitaremos precipitaciones extraordinarias para cubrir el déficit hídrico de la costa mediterránea y que, por el momento, no contaremos con el aporte extra de El Niño durante bastante tiempo.

Foto: Temporal en las costas gallegas. (EFE/Sxenick)

Qué pasará con las aguas oceánicas

Con respecto al resto del mundo, la mayor repercusión está en la temporada de huracanes, porque La Niña favorece que en el Atlántico haya más actividad de lo normal. El viento en altura varía en intensidad y favorece este fenómeno. Sin embargo, esta vez la preocupación es mayor que nunca, porque muchas zonas del Atlántico están varios grados por encima de lo normal y seguirán calentándose en verano, con lo cual, "las previsiones de huracanes son las más altas jamás registradas". Si impactan en zonas pobladas, pueden resultar catastróficos.

Por el contrario, los expertos esperan que la bajada de la temperatura en el Pacífico contribuya a amortiguar la gran anomalía que sigue registrando la temperatura media de los océanos —lo que, a su vez, eleva la temperatura del aire— y cuya causa aún no ha sido aclarada. "No se sabe por qué empezó a subir el año pasado ni por qué se mantiene", afirma Viñas. Una teoría es que el agua de los océanos, que normalmente almacena el exceso de calor del planeta, podría haber llegado a un punto de saturación. Por eso, no está claro que La Niña consiga evitar que los récords de anomalías se sigan sucediendo.

El fenómeno de El Niño es un calentamiento del océano Pacífico que sucede de forma cíclica. Su repercusión en la atmósfera es enorme, porque eleva las temperaturas y acaba causando episodios extremos, especialmente en las zonas tropicales de América, desde inundaciones a sequías. Otros continentes no se ven afectados de una manera tan directa, pero este evento se puede asociar con algunas estadísticas meteorológicas. Por ejemplo, en la península Ibérica suele haber temperaturas más elevadas y más precipitaciones.

Lluvia Cataluña Sequía
El redactor recomienda