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No es agua todo lo que reluce: por qué los pantanos van a perder hasta la mitad de las reservas
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No es agua todo lo que reluce: por qué los pantanos van a perder hasta la mitad de las reservas

Las abundantes precipitaciones de marzo rebajan el nivel de emergencia en las cuencas más afectadas por la sequía, pero no toda esa agua embalsada va a resultar de provecho

Foto: Las lluvias han rellenado los embalses. (EFE)
Las lluvias han rellenado los embalses. (EFE)

Tras un mes de marzo especialmente lluvioso las reservas de agua almacenada en los embalses han mejorado de forma generalizada en toda España, aunque repartida de forma muy desigual y mucho menos de lo necesario en algunas de las cuencas más afectadas por la sequía. Ese es el caso de las cuencas internas de Cataluña (Ter, Llobregat y Muga), que siguen bajo mínimos y tan solo han logrado remontar levemente la precaria situación que atraviesan desde hace tres años, aumentando menos de un punto porcentual, pasando del 15,60% al 16,40% de su capacidad. Hay que tener en cuenta que el año pasado, clasificado como ‘muy seco’, estaban por estas mismas fechas al 26,88% y que según la media de la década deberían estar al 73,34%.

Una mejora insuficiente para afrontar con garantías el período estival, donde la demanda se multiplicará más del doble por el turismo. De ese modo la comunidad queda a expensas de lo que pueda llegar llover este mes de abril. Y es que, como recordaban desde el gobierno de la Generalitat “no es lo mismo estar al 16% de agua embalsada en mayo, a las puertas de la estación seca, que en septiembre”. Por eso, de momento, no está previsto suspender las restricciones previstas en el escenario de emergencia, que se activa cuando los embalses bajan hasta dicho porcentaje.

En la Comunidad Valenciana los embalses se han quedado prácticamente como estaban, al 41,21%: diez puntos por debajo de la media histórica para esta época del año. En Murcia tampoco ha llovido lo que era de esperar y los embalses tan solo han aumentado un 0,68%. De ese modo las reservas para la región se mantienen estancadas en el 27%, igual que hace ahora un año y cuatro puntos por debajo de la media histórica, situada en el 31,15%. En Castilla-La Mancha los embalses han subido casi cinco puntos, pero siguen por debajo de la mitad de su capacidad.

Foto: Embalse de la cuenca del Guadalquivir. (Joaquín Corchero/Europa Press)

En todo caso lo cierto es que a nivel estatal las cifras invitan al optimismo pues las reservas de agua embalsada han experimentado un aumento de más de cinco puntos porcentuales en tan solo una semana. Así, el conjunto de los pantanos españoles está ahora al 63,13% de su capacidad, igualando casi la media de la década, según la cual por estas fechas deberían sumar el 63,39%. Por comparar, el año pasado por estas mismas fechas nuestras reservas de agua embalsada estaban al 51,55%.

Andalucía, la más beneficiada

Uno de los aumentos más espectaculares se ha dado en los embalses de la cuenca del Guadalquivir, que han acumulado en tan solo una semana más de mil hectómetros cúbicos (hm3) de agua. Las reservas de agua en esta cuenca, que venían registrando una caída constante como consecuencia de la sequía, han aumentado un 12,66% hasta dejar los pantanos al 42,92% de su capacidad, camino de alcanzar la media de la década para estas fechas (55,71%). El año pasado estaban en la misma semana al 25,62%. Un dato espectacular: esos 1.000 hm3 que han sumado esta semana equivalen al agua que consume la ciudad de Sevilla durante diez años. No está mal. Y algo parecido ha pasado en Extremadura, donde se hallan los embalses más grandes de España, y en los que las reservas han aumentado en más de siete puntos hasta situarse al 66,85% de su capacidad: casi cinco puntos por encima de la media.

placeholder El pantano de Guadalmellato, en Córdoba, desembalsando agua tras las últimas lluvias. (EFE/Salas)
El pantano de Guadalmellato, en Córdoba, desembalsando agua tras las últimas lluvias. (EFE/Salas)

Por dar un pequeño barrido al resto del país, los embalses de Navarra están al 95% de su capacidad cuando según la media histórica deberían estar al 78,65%, los de la Comunidad de Madrid al 87,92% cuando según la media deberían estar al 76,82%, los de Castilla y León están al 86,21%, cuando de media deberían estar al 73,21%, y los de Aragón al 74,66%, igualando prácticamente la media histórica (74,91%).

Respecto a si con estos registros podemos dar por superada la fase de angustia que sufrían buena parte de nuestros territorios, resultan especialmente acertadas las reflexiones que hacía el presidente andaluz, tras la “lotería de las lluvias” registradas en la comunidad. Unas lluvias que, aunque provocaron “la tristeza de las hermandades de Semana Santa”, han "devuelto la esperanza a las gentes del campo”. Pese a ello Juanma Moreno invitaba a “no lanzar las campanas al vuelo” y hacía un llamamiento a la prudencia, pues “aunque las lluvias han aliviado la situación, no es suficiente”, por lo que conviene seguir perseverando en el ahorro y “actuar con responsabilidad en el uso y consumo del agua”.

placeholder El embalse sevillano de El Gergal, desembalsando. (EFE/J. García-Chicano)
El embalse sevillano de El Gergal, desembalsando. (EFE/J. García-Chicano)

Una opinión que mantienen los expertos consultados por El Confidencial al respecto de la aparentemente nueva situación ante la que nos encontramos. Y es que de nueva no tiene nada. Para el profesor Jorge Olcina, catedrático de análisis geográfico y director del laboratorio de climatología de la Universidad de Alicante, lejos de bajar la guardia conviene recordar lo que venimos observando en los últimos años y seguir impulsando las medidas de prevención del riesgo y adaptación al calentamiento global, especialmente en lo que concierne al ciclo del agua.

Cambio climático y agua

“El proceso actual de calentamiento climático de causa antrópica -anota este académico- está provocando notables cambios en la circulación atmosférica, y ese es el factor causal de la disminución de lluvias en nuestro territorio. Cada vez son más frecuentes las jornadas con anticiclón (dilatación de la célula de Hadley) y eso dificulta el desarrollo de precipitaciones, muy especialmente en el litoral mediterráneo donde, cuando no hay circulaciones de levante, es decir del este, no llueve con la abundancia necesaria” Algo que está ocurriendo cada vez con más frecuencia, más allá de los episodios puntuales asociados al paso de determinadas borrascas.

Para este científico, uno de nuestros mayores expertos en cambio climático, revisor del IPCC, uno de los principales retos va a ser garantizar el acceso de la población al agua potable y de saneamiento. Y para ello, más allá de aguardar la llegada de las lluvias y estar pendientes del nivel de los pantanos, es necesario mantener los esfuerzos que se están llevando a cabo para garantizar ese derecho.

placeholder El 75% del consumo de agua se destina a riego agrícola. (EFE/G. Amador)
El 75% del consumo de agua se destina a riego agrícola. (EFE/G. Amador)

Así, junto a la construcción de nuevas plantas desalinizadoras en las regiones más expuestas al riesgo de sequía, “va a ser necesario que se activen más inversiones para alcanzar un nivel de reutilización del 100% del agua regenerada, así como desarrollar sistemas de compensación de agua entre la ciudad y el campo, que debe recibir aguas bien depuradas y reservar las aguas de río o de acuífero para el abastecimiento urbano”. Para ello “se deben establecer mecanismos tarifarios que ayuden a reducir el gasto agrario de las aguas depuradas y desaladas, de manera que la ciudad pague una parte del coste de ese agua que necesita la agricultura para abastecerla de alimentos”.

Respecto a los trasvases para el profesor Olcina, es necesario avanzar en términos de eficiencia y ahorro para razonar la demanda, pues “en España, los grandes trasvases no tienen sentido. Podrá haber pequeñas transferencias dentro de una misma cuenca hidrográfica y siempre que haya acuerdo entre usuarios. Pero plantear grandes trasvases es estar fuera de la realidad climática que vivimos, que nos conduce a una cantidad menor de precipitaciones como tendencia y sobre todo a una mayor irregularidad anual de las mismas. Y es que cuando se da una situación de sequía generalizada no hay recursos para trasvasar”.

El profesor Javier Martín Vide, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona especializado en climatología, apunta que aunque las reservas hídricas hayan experimentado un notable “aunque desigual” aumento, lo cierto es que no toda esa agua va a ser de provecho. “Las proyecciones climáticas para las próximas décadas indican, con un nivel de confianza muy alto, que seguirá el calentamiento en toda España y en todas las estaciones, especialmente en verano. Y una mayor temperatura produce, como bien es sabido, una mayor evaporación o evapotranspiración”. Una circunstancia que reduciría las reservas de agua de los embalses, cuya extensa lámina de agua podría convertirse, en los próximos meses y a tenor de los pronósticos, en un auténtico hervidero.

Las altas temperaturas previstas para los próximos meses acrecentarán los niveles de evaporación del agua embalsada

A este respecto, la previsión estacional (abril-julio) de la Asociación Estatal de Meteorología (AEMET) indica con un nivel de probabilidad muy alto, de hasta el 70%, que la primavera va a ser más cálida de lo normal en toda España, especialmente en el litoral mediterráneo, sur de Andalucía y Canarias. Respecto a las precipitaciones está previsto que sigan la media climatológica en todo el país, salvo en Canarias, donde se prevé una reducción de las lluvias.

Y a todo lo anotado hasta aquí habría que incorporar las pérdidas provocadas por el colosal despilfarro del agua de riego agrícola en España, un capítulo que merecería una pieza informativa aparte, así como de la que se distribuye desde los embalses hasta nuestros grifos. Unos porcentajes tan elevados que muchos expertos sitúan en torno a la mitad de la que recogen los pantanos.

Foto: Una fuga de agua inundó el Palau de Justicia de Barcelona y paralizó la actividad judicial en 2009. (EFE/Julián Martín)

Según la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) las fugas y desbordamientos en las infraestructuras de transporte de agua siguen provocando, junto a otras anomalías, la pérdida de casi una cuarta parte de la que circula por las redes públicas de abastecimiento urbano. Un porcentaje que lejos de reducirse se ha cronificado en los últimos años, con una oscilación en torno al 0,5% anual. Y solo ese porcentaje del ‘agua perdida’ equivale a cinco veces la que han acumulado los embalses tras el venturoso episodio de lluvias que acabamos de vivir. De ahí que, antes que atender a los mapas de predicción, sea necesario exigir una gestión del agua mucho más eficiente y responsable.

Tras un mes de marzo especialmente lluvioso las reservas de agua almacenada en los embalses han mejorado de forma generalizada en toda España, aunque repartida de forma muy desigual y mucho menos de lo necesario en algunas de las cuencas más afectadas por la sequía. Ese es el caso de las cuencas internas de Cataluña (Ter, Llobregat y Muga), que siguen bajo mínimos y tan solo han logrado remontar levemente la precaria situación que atraviesan desde hace tres años, aumentando menos de un punto porcentual, pasando del 15,60% al 16,40% de su capacidad. Hay que tener en cuenta que el año pasado, clasificado como ‘muy seco’, estaban por estas mismas fechas al 26,88% y que según la media de la década deberían estar al 73,34%.

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