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Por qué las lluvias de las últimas borrascas no solucionan la grave sequía en España
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Por qué las lluvias de las últimas borrascas no solucionan la grave sequía en España

Las precipitaciones llegan tarde y de forma irregular, mientras vivimos la primavera más cálida y casi la más seca desde que se tienen registros. Y las previsiones no son buenas

Foto: Las lluvias llegan tarde y de manera irregular. (EFE/F. Villar)
Las lluvias llegan tarde y de manera irregular. (EFE/F. Villar)

La joven agricultora Irene Nonay cultiva una finca de almendros y cereal en el entorno de las Bárdenas Reales de Navarra. Hace unas semanas, se lamentaba a través de las redes sociales de que la sequía le había arruinado la cosecha de trigo. La imagen que ofrecían sus campos en la primavera del año pasado, convertidos en un mar de cereal verde y con las espigas a la altura de las rodillas, distaba mucho de la triste estampa que ofrecían hace unos días: un inmenso secarral de tallos amarillentos que apenas le llegaban a los tobillos.

Foto: Puente sobre el pantano reseco de Rialb, en Lleida. (Reuters/N.Doce)

Esa es la realidad que han sufrido este año la inmensa mayoría de los agricultores de secano en nuestro país por culpa de la implacable sequía que padecemos. En el sector ganadero, las pérdidas están siendo millonarias, pues a la falta de pastos hay que añadir el incremento de precio del pienso, que en los dos últimos años ha subido un 45%. Una sequía que está hundiendo al campo y la economía rural, y que no se va a ver aplacada con la llegada de estas lluvias, tardías e irregulares, tal y como se lamenta Irene en conversación con El Confidencial.

"Las lluvias han llegado a destiempo y la cosecha del cereal ya está perdida. Si hubiera llovido esto mismo hace menos de dos meses, habríamos salvado el año, porque la nascencia fue buena. En el caso de los almendros, puede ayudar a que no se agosten y podamos sacar adelante la cosecha, pero el trigo lo he perdido todo, como mucha otra gente".

Para el profesor Javier Martin Vide, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona y experto climatólogo, el diagnóstico de Irene es del todo acertado. "Las lluvias actuales —nos comenta— han llegado demasiado tarde los cultivos de secano, como los cereales y algunos frutales, que habían sucumbido ya a una sequía que está resultando especialmente severa".

Un abril sin aguas mil

Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en términos generales y hasta el 28 de mayo, los registros anotados convertían a la actual primavera en la más seca de la serie histórica. Las lluvias de los últimos días ayudaron a mejorar la situación en algunos territorios, pero, con un registro acumulado de 95 litros por metro cuadrado (menos de la mitad de la media habitual), sigue siendo la segunda primavera más seca tras la de 1995, cuando se registraron tan solo 10 litros menos por metro cuadrado.

placeholder Estado actual del embalse de la Viñuela, en Málaga. (EFE/J. Zapata)
Estado actual del embalse de la Viñuela, en Málaga. (EFE/J. Zapata)

"Estas lluvias han venido muy bien y eran muy necesarias —nos dice Irene Nonay—, pero no nos llevemos a engaño: la sequía sigue. No ha llovido tanto como algunos creen, y además en muchos sitios ha llovido de forma torrencial, lo cual no ayuda. Porque la tierra, que está árida y muy dura, no puede absorber tanta agua caída de golpe y que al final acaba causando más daños que beneficios".

Y es que, más allá del agua embalsada o de las lluvias, la humedad del suelo lleva muchos meses bajo mínimos. Es lo que los expertos denominan sequía edáfica. Un concepto que hace referencia al déficit de humedad en los suelos agrícolas o forestales. Una carencia que, entre otras cosas, impide satisfacer las necesidades de hidratación de los cultivos, las plantas silvestres y los bosques, imposibilitando su normal desarrollo, multiplicando las plagas y elevando el riesgo de incendios.

Ante la estación más seca

En ese aspecto, tal y como explica el profesor Martin Vide, "las lluvias de los últimos días van a ser beneficiosas, es cierto, pero no podemos esperar que vayan a solucionar la sequía a largo plazo". Porque, por muy intensas que pudieran llegar a ser las tormentas estivales, se trata de la estación que marca el régimen pluviométrico más bajo del año en nuestro país, y no puede paliar el déficit de precipitación que venimos padeciendo en los últimos dos años, o incluso más: en el caso de Cataluña y Andalucía, lleva 38 meses sin llover de manera regular o haciéndolo muy por debajo de la media.

placeholder Los pastos están resecos ante el inicio del verano. (EFE/Jesús Monroy)
Los pastos están resecos ante el inicio del verano. (EFE/Jesús Monroy)

Algo que, en opinión de la Aemet, "no se va a solucionar en verano, pues las precipitaciones estivales no suelen contribuir a paliar situaciones de sequía meteorológica, y ya veremos si lo hace en otoño". Y es que, por mucho que las previsiones apunten a que este pueda ser un verano "más tormentoso de lo normal" en un 50% de probabilidad, también señalan que hay hasta un 70% de posibilidades de que sea "muy cálido". Una circunstancia meteorológica que elevaría notablemente el nivel de evaporación, lo que, unido al predecible aumento de la demanda de agua por la afluencia de turistas, impediría la recuperación de los pantanos, que a fecha de hoy siguen estando muy por debajo de los valores medios.

Foto: El déficit hídrico va a aumentar a pesar de las lluvias. EFE A. Morell

Los últimos datos disponibles (5 de junio) situaban el nivel de agua embalsada en España en el 47% de su capacidad: 20 puntos por debajo de la media de la década e incluso dos puntos por debajo del año pasado, considerado muy seco. La situación sigue siendo especialmente delicada en Cataluña, donde los embalses de las cuencas internas, que abastecen a la gran área metropolitana de Barcelona (5,5 millones de habitantes) están al 25,8%, cuando, según la media, deberían estar por estas fechas al 85,6% y el año pasado estaban al 59%. En la cuenca del Guadalquivir, los pantanos están al 24% cuando de media deberían estar al 62% y en la del Guadiana están al 31%, casi a la mitad de lo normal para estas fechas.

Como afirman todos los expertos consultados, remontar esta situación, con las lluvias que se puedan dar en la estación más seca del año, va a ser complicado. Aun así, puede que el paso de borrascas como Óscar, y las anunciadas por la Aemet para las próximas semanas, contribuya a paliar la situación de sequía extrema y a que podamos eludir los peores escenarios.

La joven agricultora Irene Nonay cultiva una finca de almendros y cereal en el entorno de las Bárdenas Reales de Navarra. Hace unas semanas, se lamentaba a través de las redes sociales de que la sequía le había arruinado la cosecha de trigo. La imagen que ofrecían sus campos en la primavera del año pasado, convertidos en un mar de cereal verde y con las espigas a la altura de las rodillas, distaba mucho de la triste estampa que ofrecían hace unos días: un inmenso secarral de tallos amarillentos que apenas le llegaban a los tobillos.

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