La sequía se agrava en Cataluña y amenaza con provocar restricciones en Barcelona

La situación de sequía en Cataluña no puede ser más seria. Los embalses de las cuencas internas, de los que se abastecen los municipios de la gran Área Metropolitana de Barcelona (AMB), están al 28% de su capacidad: la mitad que el año pasado, considerado muy seco, por estas mismas fechas. La situación es aún mucho más grave si tenemos en cuenta que, según la media de la última década, las reservas de agua embalsada deberían estar al 73% por estas fechas.

Ante una situación tan delicada, la Agencia Catalana del Agua (ACA), órgano dependiente de la Generalitat, se limita a mantener el escenario de alerta que puso en marcha el pasado mes de noviembre, cuando los embalses estaban al 33% de su capacidad en 514 municipios, incluidos todos los de la AMB: en total 6,7 millones de habitantes.

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Dicho escenario establece tan solo algunas restricciones al uso agrícola, ganadero, industrial y recreativo del agua, pero apenas limita el abastecimiento urbano más allá de restringir, en determinados casos y en un bajo porcentaje, el riego de parques y jardines, el llenado de piscinas y fuentes ornamentales o la limpieza de vehículos. Ni rastro de limitaciones al suministro doméstico.

Pero la situación cambiará en los próximos días si los embalses descienden hasta el 25%: están tan solo a tres puntos de hacerlo. En ese momento se activaría el escenario de excepcionalidad, por el que se endurecerían las restricciones a los usos anteriormente afectados. Pero ¿qué ocurriría si las reservas de agua embalsada bajasen hasta el 16% y llegásemos al escenario de emergencia?

Llegados a ese caso, al que por desgracia apuntan buena parte de las previsiones, todos los esfuerzos se concentrarían en garantizar “el abastecimiento de agua potable para consumo humano con carácter prioritario”. Un abastecimiento que podría limitarse hasta los 160 litros por habitante y día, e incluso, llegado el caso, provocar restricciones puntuales en el suministro de agua a los domicilios mediante el establecimiento de un régimen horario de servicio.

Por ejemplo, los grifos tan solo dispensarían agua en determinados períodos horarios, por ejemplo de 7 a 9 de la mañana, de 1 a 4 de la tarde y de 7 a 9 de la noche, solo hasta el cupo establecido, pasando a quedar sin suministro el resto del día. Eso conllevaría el llenado de barreños, ollas y cisternas de lavabo por parte de los ciudadanos en previsión de las necesidades que puedan surgir en el tiempo limitado: un escenario al que ningún político querría enfrentarse, y menos a la vuelta de unas elecciones municipales, por eso ni se lo plantean.

Falta de reacción administrativa

Preguntado al respecto, el director de la ACA, Samuel Reyes, se limitaba a declarar hace unos días que consideraba "improbable" que se den cortes de suministro en el agua de boca en el ámbito metropolitano, aunque acto seguido no descartaba “tener que traer barcos cisterna antes de final de año”. Respecto a la estrategia, se limitaba a apelar a la responsabilidad ciudadana y "a vigilar el consumo de agua que haga cada uno, continuando con nuestra vida normal, pero ahorrando la máxima cantidad posible".

Lo sorprendente del caso, lo verdaderamente incomprensible, es que el máximo responsable político de la gestión del agua en Cataluña, ante una situación como la que debe afrontar, fíe toda su suerte al pronóstico de lluvias. Un pronóstico que no es en absoluto favorable y que, aunque lo fuera, aunque empezase a llover mañana mismo, tan solo haría lo propio por estas fechas, pero no permitiría recuperar los 45 puntos porcentuales de déficit que acumulan las reservas de los embalses.

La ACA cuenta con los mejores técnicos para afrontar una situación tan delicada como la actual. La pregunta es ¿por qué no están actuando como saben y pueden hacerlo? En la grave sequía de 2008, cuando los niveles de agua embalsada descendieron hasta el 19% de su capacidad, fueron ellos los principales artífices de una de las mayores campañas de concienciación ciudadana y seguimiento de la situación a través del portal de la sequía. La sequía era la gran protagonista en todos los medios de comunicación, abría informativos, estaba presente en las calles y en todos los hogares. La movilización social fue ejemplar.

A un paso de la gran sequía de 2008

En aquella ocasión se pusieron en marcha todo tipo de respuestas a partir de la colaboración, el conocimiento compartido, el trabajo en red, la experiencia y el empleo de las mejores herramientas tecnológicas con un objetivo común: el de dar la respuesta más eficaz para evitar el peor escenario. Cuesta de imaginar que ese equipo de profesionales se haya resignado esta vez a esperar a que llueva, especialmente conociendo como conocen la realidad climática que vivimos.

Porque, más allá de poner a trabajar a las desalinizadoras al máximo y de descubrir la gran aportación del agua regenerada, algo que, por otra parte, venían reclamando todos los expertos desde hacía años, a tan solo nueve puntos de superar la adversa situación de 2008 y ante un riesgo tan elevado de que sea incluso mucho peor, ¿cuál está siendo la respuesta desde la ACA? Pues exactamente eso: esperar a que llueva. Esa parece ser toda la estrategia. Una respuesta institucional poco ambiciosa y que, por lo que señalan las predicciones meteorológicas en el actual escenario de cambio climático, nos aboca al peor de los escenarios.

El profesor Javier Martín Vide, Catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona y exdirector del Instituto de Investigación del Agua (IdRA), consejero del Servicio Meteorológico de Cataluña durante más de diez años y uno de los climatólogos más reconocidos de nuestro país, rebaja las expectativas al respecto.

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Javier Martín Vide

En declaraciones a El Confidencial, el Dr. Martin Vide opina que "las lluvias actuales y las previstas hasta mediados de mayo no parece que vayan a resolver el problema de la sequía en Cataluña, y la situación puede agudizarse aún más en las cuencas internas". Preguntado sobre si podrían llegar a producirse cortes en el abastecimiento doméstico, señala que "quiero pensar que no". Sin embargo, añade que "en estas mismas fechas del año 2008 las reservas llegaron a estar incluso algo peor, pero entonces contábamos con buenas predicciones estacionales de lluvia para abril y mayo, unos pronósticos que por suerte llegaron a cumplirse, en cambio, la previsión estacional señala que ahora no es así". Mientras tanto, antes de esperar a un cambio de tiempo, habrá que esperar a que la ACA reaccione a tiempo.