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Basta de 'chatarra hidrológica': Europa acelera la eliminación de obstáculos de sus ríos
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Basta de 'chatarra hidrológica': Europa acelera la eliminación de obstáculos de sus ríos

Francia, España y Suecia lideran la demolición de azudes y pequeñas presas abandonadas para favorecer la conectividad fluvial, recuperar la naturaleza y adaptarse al cambio climático

Foto: Un azud ubicado en el río Baztán a su paso por Elbete, Navarra. (EFE/J.J. Guillén)
Un azud ubicado en el río Baztán a su paso por Elbete, Navarra. (EFE/J.J. Guillén)

Las barreras fluviales que han perdido su funcionalidad, como azudes, represas y otras pequeñas instalaciones hidráulicas para el desvío de agua de riego, así como algunas presas cuyos titulares renunciaron hace años a renovar la concesión, siguen obstaculizando el cauce de los ríos europeos sin que exista ninguna razón para ello. Este tipo de instalaciones impide el remonte hacia las zonas de freza (reproducción) de los peces y están detrás del acusado desplome de algunas especies migratorias, como la anguila, el esturión, la trucha o el salmón, cuyas poblaciones han disminuido un 93% en el último siglo.

Por eso, cuando la Estrategia sobre Biodiversidad para 2030 de la Unión Europea fijó la necesidad de restaurar el flujo libre del agua en al menos 25.000 km de ríos del continente para la recuperación de sus ecosistemas y la biodiversidad que albergan, se pidió a todos los países que pusieran en marcha las medidas necesarias para eliminar toda esa ‘chatarra hidrológica’ de los cauces. Asimismo, la propuesta de Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE, aprobada por la Comisión y el Parlamento Europeo y actualmente en su tramitación final, también establece la obligación de eliminar las barreras fluviales para contribuir a la conectividad natural de los ríos.

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Pero es que, además de contribuir a la recuperación del patrimonio natural de los ríos europeos, retirar todos esos obstáculos de los ríos contribuye a prevenir los problemas de seguridad que comportan este tipo de instalaciones, ya sea por abandono o por falta de mantenimiento, ante el aumento de las crecidas súbitas de los caudales. Un episodio que podría resultar cada vez más común como consecuencia del aumento de los fenómenos meteorológicos extremos asociados al cambio climático, que pueden dar lugar a tragedias tan graves como las inundaciones de hace tres años en Europa central

Construcciones obsoletas

Actualmente se calcula que puede haber más de un millón de barreras fluviales en los ríos de Europa, de las que alrededor de 150.000 han quedado obsoletas y están a día de hoy fuera de uso, encontrándose en estado de abandono y con un elevado riesgo de colapsar. Y estas son las instalaciones en las que se están centrando los trabajos de derribo, no en las grandes presas que están actualmente en servicio.

placeholder Salto de agua en el río Deva, en Asturias. (Life Divaqua)
Salto de agua en el río Deva, en Asturias. (Life Divaqua)

Una de las organizaciones que velan por el cumplimiento del compromiso europeo de liberar los ríos de este tipo de barreras, es Dam Removal Europe, formada por algunas de las entidades conservacionistas más importantes, como WWF, Nature Conservancy, Rewilding Europe, The Rivers Trust o la fundación World Fish Migration. Su último informe, dado a conocer esta misma semana, revela que el año pasado se eliminaron 487 barreras fluviales en 15 países europeos, lo que supone un aumento del 50% respecto a la cifra del año anterior. El 78 % de ellas eran pequeños azudes de menos de dos metros de altura.

Gracias a ello se lograron reconectar más de 4.300 kilómetros de ríos en Europa “impulsando la biodiversidad, restaurando ecosistemas y mejorando la resiliencia de las comunidades, las economías y la naturaleza al cambio climático”. Según dicho informe los países que lideraron el ranking de recuperación de cursos fluviales mediante la retirada de este tipo de obstáculos fueron Francia, España, Suecia y Dinamarca.

placeholder Un salmón intentando salvar una represa. (EFE/Gloria Nieto)
Un salmón intentando salvar una represa. (EFE/Gloria Nieto)

En el caso de España, y según fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la práctica totalidad de los cerca de setecientos trabajos de demolición que se han efectuado en los últimos años han afectado a pequeñas presas obsoletas y azudes en desuso. El 65% tenía menos de dos metros de altura y el resto no superaba los cinco metros.

Unos obstáculos que, pese a haber dejado de cumplir con su función y sin nadie que se hiciera cargo de su mantenimiento, continuaban fragmentando el cauce y alterando la morfología natural de nuestros ríos, impidiendo la conectividad de la fauna y la flora fluvial y afectando a los ecosistemas ribereños. Las previsiones de Dam Removal Europe apuntan hacia un nuevo repunte de las demoliciones en el presente año, gracias al impulso que está adquiriendo la iniciativa en los países del este gracias a los fondos aportados por el programa Open Rivers. Hasta la fecha se han retirado más de 8.000 obstáculos.

En este mapa interactivo se pueden consultar las demoliciones llevadas a cabo en los últimos años.

Las barreras fluviales que han perdido su funcionalidad, como azudes, represas y otras pequeñas instalaciones hidráulicas para el desvío de agua de riego, así como algunas presas cuyos titulares renunciaron hace años a renovar la concesión, siguen obstaculizando el cauce de los ríos europeos sin que exista ninguna razón para ello. Este tipo de instalaciones impide el remonte hacia las zonas de freza (reproducción) de los peces y están detrás del acusado desplome de algunas especies migratorias, como la anguila, el esturión, la trucha o el salmón, cuyas poblaciones han disminuido un 93% en el último siglo.

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