La sequía se queda: el nuevo año hidrológico confirma los peores pronósticos
Los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) señalan un descenso de las precipitaciones a nivel nacional del 63% respecto a la media, mientras los embalses siguen bajo mínimos históricos
La situación de sequía no mejora en España. Mientras acabamos de cerrar el tercer año hidrológico más seco desde que se tienen registros fiables (1961), y a la espera de que lleguen las anunciadas lluvias, el arranque del nuevo ciclo anual, que se inició el pasado uno de octubre, no invita ni mucho menos a la esperanza. Debería llover mucho más de lo normal en todo el país para compensar los registros negativos que venimos acumulando. Algo que no parece que vaya a suceder.
Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas en el primer tramo analizado del año hidrológico 2022-2023 (del 1 al 11 de octubre) ha sido de 9 mm, lo que representa un descenso de alrededor del 63% respecto a los valores medios correspondientes a dicho periodo, que se sitúan en los 24 mm.
Estos datos vendrían a confirmar las previsiones de la Aemet, para quien, con una alta confianza (hasta el 70% de probabilidad), vamos a vivir otro otoño con una escasez generalizada de lluvias, que serán especialmente exiguas en el centro y el oeste peninsular, las zonas más castigadas por la sequía. Además, es altamente probable que las temperaturas medias se sitúen por encima de los valores normales para esta época del año, lo que seguiría la tendencia de los últimos años. De hecho, este lunes fue el 17 de octubre más cálido desde 1950. Todo ello, sin olvidar que el mes de octubre del pasado año ya fue marcadamente seco y cálido, el sexto más seco del siglo, con unas precipitaciones medias que apenas alcanzaron tres cuartas partes de lo normal.
De hecho, si analizamos la evolución de los últimos años hidrológicos, observamos una clara tendencia al descenso de lluvias y el aumento de las temperaturas, tal y como vienen señalando uno tras otro todos los escenarios del cambio climático previstos para la región mediterránea. Así, y según los datos de la Aemet, el año hidrológico más seco de la serie fue el de 2004-2005, el segundo el de 2011-2012 y el tercero, a muy pocos litros de distancia, el de 2021-2022.
Embalses bajo mínimos
Respecto a nuestras reservas de agua embalsada, la situación sigue empeorando ante el aumento o mantenimiento de la demanda y la falta de lluvias. A fecha 18 de octubre, los pantanos están al 31,39% de su capacidad total a nivel nacional, unos datos que van a peor en la mitad sur peninsular, donde los embalses se sitúan por debajo del 30%. En Andalucía apenas acumulan el 23% de su capacidad, en Murcia rozan el 29% y en Extremadura, donde se localizan algunos de los mayores pantanos de España, se quedan en el 29,36%.
Las cosas no están mucho mejor en Castilla-La Mancha, donde la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) ha declarado ya varios embalses 'muertos', una situación que se da cuando el nivel es tan bajo que no permite su aprovechamiento, y las reservas hídricas han vuelto a descender hasta situarse al 30%. Ni tampoco en Castilla y León, donde los pantanos están prácticamente igual de bajos, al 30,28%. En Aragón, la sequía no remite y esta semana ha continuado vaciando los embalses hasta dejarlos al 33,26% de su capacidad: 20 puntos por debajo de la media para estas fechas.
Una situación generalizada de la que no se escapa la llamada ‘España húmeda’. Así, en Navarra los embalses están al 27,18% y en Cantabria al 27,18%. En Galicia han vuelto a descender casi un punto, para quedarse en el 43,82%, y en Cataluña han caído un cuarto, hasta situarse en el 41,23%, cuando deberían estar en torno al 65%.
Y acuíferos sobreexplotados
A este inquietante panorama hay que sumar las conclusiones del informe ‘SOS acuíferos’ sobre el estado de conservación de nuestras reservas subterráneas de agua, elaborado por Greenpeace, con base en los datos de los planes hidrológicos de tercer ciclo (2022-2027) presentados por las confederaciones hidrográficas. Según dicho estudio, el 44% de las masas de agua subterráneas españolas, de las que se abastece el 30% de la población de nuestro país, se encuentra en mal estado de conservación.
En concreto, según Greenpeace, el 27% de nuestras reservas subterráneas están sobreexplotadas: es decir, se extrae más agua de la que es capaz de reponer el acuífero, mientras que en el 30% se han detectado niveles de contaminación, sobre todo por nitratos, pero también por plaguicidas, metales pesados y otros compuestos tóxicos, peligrosos para la salud. Por último, el 14% de las masas analizadas se encuentra en mal estado desde un punto de vista tanto cuantitativo como químico.
La situación de sequía no mejora en España. Mientras acabamos de cerrar el tercer año hidrológico más seco desde que se tienen registros fiables (1961), y a la espera de que lleguen las anunciadas lluvias, el arranque del nuevo ciclo anual, que se inició el pasado uno de octubre, no invita ni mucho menos a la esperanza. Debería llover mucho más de lo normal en todo el país para compensar los registros negativos que venimos acumulando. Algo que no parece que vaya a suceder.
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