Esto no ha acabado: los embalses siguen vaciándose y están a un tercio de su capacidad

La sequía no parece remitir y las reservas de agua siguen menguando, hasta situarse en el registro más bajo de las últimas tres décadas. Así, mientras la previsión estacional para este otoño de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) señalaba la posibilidad de que sea más cálido y seco de lo habitual, la información sobre el estado de nuestros embalses sigue aportando datos alarmantes, al registrar esta semana un nuevo y pronunciado descenso de las reservas.

En los últimos siete días, el volumen de nuestras reservas de agua ha descendido en casi 400 hm/3, lo que representa una pérdida del 0,71% respecto a la semana pasada. La reserva hidráulica española se encuentra ahora al 33,5% de su capacidad total. Un nivel casi siete puntos inferior al que se alcanzó la misma semana del año anterior, considerado por la propia Aemet muy cálido y seco, y 18 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años para estas fechas.

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Nuestros embalses están atravesando la situación más delicada de las últimas décadas, solo comparable a la que vivieron tras la grave sequía de principios de los 90 y que en 1995 los vació hasta una cuarta parte de su capacidad (26,4%). Recordemos que en aquel año se produjeron severas restricciones en el suministro de agua potable en diversas comunidades que acabaron afectando a casi 10 millones de españoles.

Por territorios, la situación actual es especialmente preocupante en los embalses de la mitad sur peninsular, con tres comunidades, Extremadura, Andalucía y Región de Murcia, donde estos almacenes de agua potable se sitúan por debajo del 30% de su capacidad, mientras que en Castilla-La Mancha están al 30,93%.

Los pantanos andaluces siguen secándose y esta semana han descendido hasta situarse en el 24,85% de su volumen total. El año pasado, que ya fue un año muy seco, estaban por estas mismas fechas al 31,7% y, según la media de la década, deberían estar ligeramente por encima del 50%. En Córdoba, esa misma media señala que deberían estar al 48% y, en cambio, están al 16%. La cosa allí no está para bromas, de hecho, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) alerta de que, si se mantiene ese bajo nivel, las reservas de agua no llegan hasta febrero.

En Extremadura, una de las comunidades con mayor capacidad de agua embalsada de toda España, los pantanos están al 29,86% de su capacidad, cuando, según la media, deberían estar al 52%. En Murcia, en cambio, los embalses están por encima: al 29,73%, lo que puede parecer poco. Pero es que la cuenca del Segura viene soportando un importante déficit hídrico desde hace años. Así, el año pasado los pantanos de la región apenas contenían un 23,6% de su volumen total, mientras que la media de los últimos 10 años ronda el 27%.

Pero la falta de agua acumulada no afecta tan solo a las comunidades del sur. En Cataluña, la situación también es muy preocupante. Los pantanos catalanes están actualmente al 41,74% de su capacidad cuando, según la media, por estas fechas deberían estar casi 25 puntos por encima: al 66,34%. El año pasado, por ejemplo, estaban al 62,46%.

En Castilla y León, deberían estar al 53%, pero, debido a la grave sequía que sufre esta comunidad, están al 34,67%. Más arriba, en Cantabria, los embalses están al 33,74%, cuando, por la media, deberían estar al 54,68%. En Galicia, las reservas de agua embalsada están al 47,83%, cuando, según la media para estas alturas del año, deberían superar el 60% de su capacidad.

Opinión

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Las lluvias van a llegar, de eso no cabe duda, pero el incremento de la incertidumbre asociado al escenario de cambio climático en que nos encontramos hace que las dudas se centren en el cómo, dónde y cuándo. Unas variables que tienden a desplazarse cada vez más hacia los extremos y de las que va a depender la puesta en marcha de nuevas restricciones de suministro en diferentes sectores a fin de garantizar el abastecimiento de agua potable a la población.

En cualquier caso, llueva antes o después, urge la puesta en marcha de nuevas medidas de eficiencia, como las encaminadas a evitar el derroche en el sector agrícola y las pérdidas en la red de distribución, y un plan nacional de reutilización que, entre otras cosas, prime el aprovechamiento de un valioso recurso que, sin embargo, seguimos menospreciando: el agua regenerada.