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La reforma interminable de un embalse en Aragón: 22 años de obras y denuncias de peligro
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La reforma interminable de un embalse en Aragón: 22 años de obras y denuncias de peligro

Asociaciones ecologistas y diferentes estudios técnicos apuntan a que las laderas de Yesa son inestables y podrían derivar en una tragedia con lluvias torrenciales. Podrían acabar en 2027

Foto: Las obras del recrecimiento del embalse de Yesa. (EFE/Jesús Diges)
Las obras del recrecimiento del embalse de Yesa. (EFE/Jesús Diges)

El recrecimiento del embalse de Yesa, en Aragón, sigue en construcción y no tiene visos de terminar. Este megaproyecto de ingeniería lleva ya más de dos décadas en ejecución, pese a que inicialmente se dijo que duraría cinco años. Desde entonces, las dudas geológicas han sido una constante que han perjudicado su finalización. El registro de movimientos de tierras en las laderas de esta infraestructura, que está casi en la frontera con Navarra, han sido el último varapalo.

El programa de observación Copernicus de la Unión Europea confirmó al 100% que las laderas del pantano de Yesa se mueven. Esta situación ha elevado la alarma de las asociaciones ecologistas, que llevan décadas criticando el proyecto y afirman que el tiempo les da la razón. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), en cambio, cree que las obras podrían estar listas para finales de 2027. Pero no existe garantía al respecto.

Fuentes del organismo que gestiona la cuenca aseguran que "la complejidad y la dificultad en el modificado 4 hace que haya que revisar la obra". Según se detalla, la complejidad está en crear en otro punto de la presa unos aliviaderos de mayor tamaño para mejorar el desembalse y la laminación en caso de riada.

Desde la CHE, de hecho, afirman que hay más trabajos que están en su actividad cotidiana. Esta afirmación, en cambio, choca con la protesta de la asociación Río Aragón, que manifiesta que solo trabajan "unas pocas personas" para que la constructora UTE Yesa (Ferrovial, FCC y ACS) no pierda el contrato.

Foto: Embalse de Mequinenza. (EFE)

La obra, planteada para que el embalse de Yesa pase de una capacidad de almacenamiento de 420 a 1.070 hectómetros cúbicos, es una reivindicación histórica de los colectivos de regantes de las Bardenas. En todo momento niegan que apuntan a que las laderas del embalse son inestables y están en movimiento.

El desplazamiento de tierras pueden ser catastróficos en periodos de lluvias torrenciales para las poblaciones de aguas abajo, incluida la ciudad de Zaragoza. Una proyección de César González Cebollada, doctor ingeniero industrial y profesor titular del Área de Mecánica de Fluidos de la Universidad de Zaragoza, apunta a que la capital aragonesa quedaría inundada en su mayor parte.

placeholder El embalse en obras. (Cedida)
El embalse en obras. (Cedida)

Entre tanto, las obras están paralizadas por una modificación del expediente, pero con la determinación de que estén terminadas en 2027. Los avisos geológicos y técnicos siguen siendo notas a pie de página de esta obra faraónica de la ingeniería civil.

El aviso de Copernicus

Cualquier eventualidad, proceso o tendencia cambiante en la superficie terrestre tiene la supervisión y valoración de Copernicus, el programa de observación de la Unión Europea que ha puesto el ojo en las obras del recrecimiento de Yesa. Según denunció la asociación Río Aragón, a través de un informe de esta herramienta se demuestra la inestabilidad de las laderas en profundidades que superan los 100 metros, "alejando definitivamente la posibilidad de conseguir factores de seguridad aceptables".

La información de esta plataforma, que es gratuita y de libre acceso, es utilizada a menudo por organismos geológicos y profesionales para estudiar los cambios de la superficie terrestre. En 2013 ya hubo una crisis que sentó un precedente. El desprendimiento de tierra determinó que el área y volumen afectada por los deslizamientos principales tienen una superficie de 237.418 metros cuadrados, con una máxima profundidad de 117 metros y un volumen de 11.900.000 metros cúbicos.

Foto: El profesor ruso de yoga que ha librado a un pueblo de Huesca de la despoblación (Facebook: Nikita Atmananda)

Según estudios técnicos, avalados por Geoconsult, la estructura sobre la que se asienta la presa del embalse de Yesa es cada año más porosa en episodios de grandes lluvias. Además, la asociación Río Ebro asegura que la sismicidad en la zona ha mostrado un aumento en la actividad desde hace años. Desde el Gobierno de Navarra se ha confiado en la fiabilidad de la infraestructura, pese a que se reconocen movimientos en la ladera con "estabilidad suficiente". Hace meses, el Ejecutivo foral aseguró que no hay que incurrir en "alarmismos innecesarios", tras las críticas de la oposición.

El diputado aragonesista por la formación Sumar, Jorge Pueyo, registró una pregunta sobre esta cuestión en sus primeros meses como diputado nacional. El fondo de su cuestión aborda "que ha llegado el momento de abordar la decisión de renunciar a proseguir con las obras del recrecimiento de Yesa, aunque sea solo por razones de seguridad".

placeholder Construcción de la presa. (Cedida)
Construcción de la presa. (Cedida)

La presidenta saliente de la Confederación Hidrográfica del Ebro, María Dolores Pascual, anunció hace pocas semanas que existe "una vigilancia exhaustiva": "Cada seis meses hacemos un informe de auscultación de la ladera. Se publicó recientemente, con los parámetros que son normales".

Entre tanto, la historia continua 22 años después en el mismo punto: las dudas de qué sucederá cuando se llene el embalse y pueda producirse un derrumbe de la ladera. Al tiempo que las obras avanzan… con lentitud.

El recrecimiento del embalse de Yesa, en Aragón, sigue en construcción y no tiene visos de terminar. Este megaproyecto de ingeniería lleva ya más de dos décadas en ejecución, pese a que inicialmente se dijo que duraría cinco años. Desde entonces, las dudas geológicas han sido una constante que han perjudicado su finalización. El registro de movimientos de tierras en las laderas de esta infraestructura, que está casi en la frontera con Navarra, han sido el último varapalo.

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