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La grave sequía dejará sin producción eléctrica y en parálisis al mayor embalse de Endesa
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Situación crítica en Mequinenza

La grave sequía dejará sin producción eléctrica y en parálisis al mayor embalse de Endesa

Los efectos del cambio climático y la falta de precipitaciones llevan a frenar la producción de energía hidroeléctrica en Mequinenza, gestionado por la compañía desde 1966

Foto: Embalse de Mequinenza. (EFE)
Embalse de Mequinenza. (EFE)

Nunca antes se había dado el anuncio de la paralización energética de uno de los embalses más importantes por la falta de precipitaciones. Esto ocurre cuando Mequinenza, en Aragón, llega a su mínimo histórico de capacidad e incluso está cerca de peligrar el caudal ecológico exigido para abastecer de agua de boca y regadíos. Este es el resumen de lo que está sucediendo con la quinta balsa de agua más grande de España y la más importante de la empresa energética Endesa, que ha anunciado una interrupción de su actividad en pocos días. La sequía de los últimos meses no tiene precedentes y los climatólogos ya avisan de que no se esperan grandes lluvias en las próximas semanas, lo que deja al embalse en una situación crítica y de máxima incertidumbre.

Fuentes de la compañía detallan que es la primera vez que el embalse cuenta con un nivel tan bajo, cerca de un 23% de capacidad, desde que se inauguró la central hidroeléctrica en 1966. A día de hoy, cuenta con 350 hectómetros cúbicos, de los 1.550 que puede albergar. Pero no es la única central que peligra. Si no llueve, desde el sector confirman que se pararán también las infraestructuras catalanas de Talarn, Gavet de la Conca, Pont de Montañana y Escales. Una situación inaudita en el este del país por las consecuencias del cambio climático.

Foto: Vista del embalse de Barrios de Luna (León) , que está en mínimos de su capacidad como consecuencia de la sequía. (EFE/J.Casares)

Por parte del sector, según las fuentes consultadas, confirman lo que parece la tormenta perfecta. La falta de energía renovable mediante el salto hidráulico provocará un encarecimiento del coste de la factura. Es decir, la paralización del embalse de Mequinenza, y los que puedan llegar en semanas, origina que no hay otra fuente que la pueda suplir y se tendrá que sustituir con el aumento de la producción de las centrales de ciclo combinado que se complementan con gas. Lo cual contribuye a un aumento de la demanda que producen las centrales hidroeléctricas.

O llueve o se para todo

La situación del embalse de Mequinenza, que por su extensión se le conoce como el Mar de Aragón, en la zona zaragozana del Bajo Cinca, es límite. A día de hoy, solo cuenta con unos 340 mil hectómetros cúbicos de agua, una cifra muy lejana a los habituales que solía almacenar de 1.530. Según la Confederación Hidrográfica del Ebro, la situación en la que se encuentra la instalación es ya el peor registro desde que se construyó la presa, hace más de 50 años.

Esta situación repercute también en su rendimiento como central hidroeléctrica. Su potencia es de 324 MW, que en términos comparativos resulta ser un tercio, por ejemplo, de la demolida central térmica de Andorra (Teruel), uno de los portentos energéticos de las últimas décadas en Aragón. Según detallan fuentes de Endesa a este diario, durante este año 2022, el embalse de Mequinenza ha generado un 33% menos de electricidad respecto al anterior. Solo hasta septiembre, la producción acumulada era de 360 GWh. Una cifra inferior a los 534 GWh de 2021. Las mismas fuentes indican que esto significa que en los primeros tres trimestres del año se ha producido la mitad de la media histórica de la central hidroeléctrica en el citado embalse, que solía ser de 710 GWh.

Foto: El pantano de Yesa. (EFE/Jesús Diges)

La parálisis actual en este embalse, y en otros tantos que podrían dejar de producir energía, se justifica por la sequía prolongada que vive el país. Según la ley estatal de aguas, la prioridad absoluta está regulada: agua para abastecimiento de la población, el riego agrícola, los usos industriales y, en caso de que haya excedente, la producción de energía hidráulica.

El jefe de producción de Endesa en España, Ángel García, explica que, a partir de ahora, Mequinenza seguirá una estrategia basada en el ahorro de "toda el agua que se pueda por si sigue sin llover. Y si no lo hace, se tendrán que parar otras centrales este mes de noviembre porque llegarán a su mínimo". Según detalla, el nivel del agua es "insuficiente" para mantener la presión necesaria en el funcionamiento de las turbinas.

Por tener un contexto, hace un mes el embalse estaba al 32% de la capacidad de reservas del agua. Y ahora es del 23%. La única solución a esta situación crítica es la caída de unas lluvias abundantes que, según distintos climatólogos, no se prevén antes del mes de diciembre.

Más embalses y centrales en riesgo

La central hidroeléctrica de Mequinenza no es la única que está en peligro de caer en parálisis. La falta de reservas amenaza a otras tantas, localizadas especialmente en Cataluña. De hecho, ya hace varias semanas —en el mes de agosto—, la compañía Acciona se vio obligada a parar la terminal de Rialb (Lérida) por encontrarse su capacidad de reservas en un ínfimo 6%. Desde entonces sigue sin estar en activo. Entre las centrales que peligran, y donde Endesa se encarga de su explotación, están Talarn, Gavet de la Conca, Pont de Montañana y Escales. La radiografía es crítica y, según insisten desde la compañía, no parece que su suerte sea distinta y deberán cerrar la producción energética.

Pero más allá de Mequinenza hay otros embalses de la cuenca del Ebro que pierden reservas mientras la sequía no remite. En las cuencas del Aragón, Ésera; o el Cinca, en la vertiente pirenaica. Pero con especial preocupación en el Noguera-Ribagorzana. Los tres pantanos de este último están en mínimos históricos y no se prevé que cambie su situación. Canelles, el segundo embalse más grande de la zona tras Mequinenza, está al 26% cuando cuenta con un total de capacidad de 679 hectómetros cúbicos. El de Escales, por su parte, tiene un 29% de reservas y el de Santa Ana se encuentra al 47%.

Las explicaciones dadas por el sector, y corroboradas por fuentes oficiales de la Confederación Hidrográfica del Ebro, detallan que en "no menos" de tres años podrán recuperarse los niveles habituales de reservas hídricas en los embalses que ahora están más amenazados. Siempre y cuando llueva a un ritmo ordinario y la sequía no se alargue o agrave. A esto hay que sumar como en varios pantanos aragoneses, también de uso recreativo, están cerrando los negocios de alquiler de embarcaciones o se están planteando trasladar su negocio a la costa mediterránea.

Nunca antes se había dado el anuncio de la paralización energética de uno de los embalses más importantes por la falta de precipitaciones. Esto ocurre cuando Mequinenza, en Aragón, llega a su mínimo histórico de capacidad e incluso está cerca de peligrar el caudal ecológico exigido para abastecer de agua de boca y regadíos. Este es el resumen de lo que está sucediendo con la quinta balsa de agua más grande de España y la más importante de la empresa energética Endesa, que ha anunciado una interrupción de su actividad en pocos días. La sequía de los últimos meses no tiene precedentes y los climatólogos ya avisan de que no se esperan grandes lluvias en las próximas semanas, lo que deja al embalse en una situación crítica y de máxima incertidumbre.

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