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¿Nos salvará El Niño de la sequía? Llega el gran fenómeno climático en el peor momento
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Junio, julio y agosto serán los meses clave

¿Nos salvará El Niño de la sequía? Llega el gran fenómeno climático en el peor momento

El Niño ya se activa en el Pacífico y puede tener consecuencias en España, con un verano aún más caluroso, pero la esperanza de lluvias abundantes en otoño

Foto: Lluvia. (EFE/Maxim Shipenkov)
Lluvia. (EFE/Maxim Shipenkov)

A menudo, los primeros que detectan un fenómeno extraño no son los científicos. Los pescadores del norte de Perú observaron hace mucho que cada cierto tiempo la temperatura de las aguas del océano Pacífico aumentaba y los peces desaparecían, de manera que comenzó a registrarse la aparición de esa corriente cálida anómala ya en el siglo XIX. Cuando ocurría, lo hacía en fechas cercanas a la Navidad, así que lo llamaron El Niño por coincidir con el nacimiento del niño Jesús. Lo que nadie sabía entonces es que en realidad aquello era el primer indicio de una serie de cambios atmosféricos encadenados en todo el mundo.

En la actualidad, es uno de los fenómenos climáticos más famosos y estudiados junto con su contrario, que por oposición se conoce como La Niña y consiste en un enfriamiento de las aguas oceánicas. En conjunto, los científicos denominan este patrón cíclico El Niño-Oscilación del Sur, ENOS (o ENSO, por sus siglas en inglés). A grandes rasgos, el calentamiento del Pacífico tiene su correspondencia en la atmósfera, elevando las temperaturas y causando episodios extremos, de inundaciones a sequías, en zonas tropicales. La fase fría contribuye a bajar las temperaturas, también con importantes consecuencias. ¿Todos estos cambios nos afectan a nosotros, en el otro lado del mundo? Y, si es así, ¿en qué momento del ciclo estamos y qué consecuencias tendrá? Algunos expertos ven posibilidades de que dentro de algunos meses aparezcan por la península ibérica las ansiadas lluvias abundantes que necesitamos.

Foto: La Tierra podría aumentar su temperatura hasta el umbral crítico (1,5 grados por encima del nivel preindustrial) este mismo verano. (EFE/Javier Belver)

Lo cierto es que venimos de un "triple episodio" excepcional de La Niña, porque jamás había durado tanto. Comenzó a registrarse en septiembre de 2020, cesó brevemente en 2021, pero se reactivó y ahora parece debilitarse definitivamente. Cuando esto sucede, hay muchas probabilidades de pasar por una fase neutra. Sin embargo, esta vez parece que inmediatamente llegará El Niño con fuerza. Según las previsiones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicadas hace unas semanas, hay un 55% de posibilidades de que suceda para el intervalo de junio a agosto. Hace pocos días, la NOOA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica) de EEUU aumentaba esa cifra hasta el 66% y, además, anticipándolo para el periodo de mayo a junio. Todo parece indicar que ya está aquí el calentamiento del Pacífico para revolucionar la meteorología mundial.

"Tanto El Niño como La Niña son fases de una oscilación natural que tiene lugar en la zona tropical del Pacífico", explica José Miguel Viñas, divulgador científico y meteorólogo de Meteored, en declaraciones a El Confidencial. Sin embargo, estamos hablando del mayor océano del mundo, "tiene una extensión muy grande y esas anomalías, de calentamiento o enfriamiento de las aguas, se transmiten no solo a través de las corrientes oceánicas, sino también en la atmósfera, dando lugar a cambios en los patrones meteorológicos en distintas zonas del mundo". Aunque sus efectos se notan mucho más en los lugares más próximos al ecuador y especialmente en el continente americano, "hay otras regiones de África, Asia y Europa donde las señales también son muy marcadas". Lo que ocurre es que carece de un periodo regular, así que hoy por hoy resulta imposible saber qué va a suceder exactamente.

Por qué se prevé un evento importante

Los científicos monitorizan los cambios principalmente a través de los satélites, aunque hay otros instrumentos que aportan datos, como las boyas marinas. El conjunto de la información indica claramente que una zona del Pacífico tropical presentaba aguas superficiales varios grados por debajo de lo normal, pero en estos últimos meses ese enfriamiento ha disminuido progresivamente. "Si se hubiera mantenido en la media, hablaríamos de una fase neutral, pero lo que ha ocurrido es que en las costas de Perú y Ecuador ha empezado a calentarse de manera muy importante", destaca el experto. Técnicamente, este primer indicio se conoce como Niño Costero o Niño Oriental, que antecede al desarrollo del fenómeno completo. El volumen de agua de este océano es tan grande que tarda meses en calentarse, pero esta manifestación inicial ya ofrece pistas muy importantes sobre lo que va a pasar.

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Inundación en Perú. (EFE)

En esta ocasión, ya se están registrando anomalías de entre seis y siete grados por encima de la temperatura normal en las costas sudamericanas. En otras zonas de la superficie del mar la tendencia también está empezando a confirmarse. Normalmente, estos eventos tienen una duración que se contabiliza en meses, aunque a veces llega hasta los dos años. De hecho, algunos de los episodios más dramáticos, como el de 1982-1983 y 1997-1998 han alcanzado esa extensión, pero lo más habitual es que se aparezcan en la segunda parte de un año y se prolonguen hasta los primeros meses del siguiente. Por el momento, este nuevo Niño comienza a tener una probabilidad alta de que se intensifique de cara al verano y al otoño.

Junio, julio y agosto serán los meses clave para lo que vendrá después. "Iremos viendo que cada vez habrá una zona más grande del Pacífico con temperaturas elevadas y el proceso culminaría en otoño", comenta Viñas. Por los datos iniciales que está ofreciendo el fenómeno en su fase costera, algunos organismos que realizan predicciones ya vaticinan que será "un evento del Niño importante, más allá de lo normal, de los que provocan un cambio importante en distintos patrones climáticos", explica el meteorólogo.

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Sequía en Panamá. (EFE)

Esto es una mala noticia para muchos de los países que habitualmente se ven más afectados, los que acaban saliendo en los telediarios por culpa de los desastres naturales. En algunos lugares, las lluvias intensas arrasan poblaciones y cultivos; mientras que otros se ven condenados a que no caiga ni gota durante un periodo muy prolongado. Sin embargo, también hay una cara amable: el desierto de Atacama, al norte de Chile, es uno de los lugares más áridos y secos del mundo, pero El Niño provoca que llueva incluso allí y salgan flores de semillas que han permanecido dormidas durante años.

¿De qué forma nos alcanzará?

En estos países de la costa del Pacífico sudamericana, la relación estadística entre los eventos meteorológicos y el ENOS es muy estrecha. También en otras zonas tropicales: por ejemplo, los monzones (vientos que producen grandes lluvias estacionales en la India y otras zonas del sur de Asia) son más intensos con El Niño. Asimismo, cuando aparece este fenómeno se registran huracanes en el Caribe y en el Atlántico por encima de la media. Por el contrario, el Sahel tiene claramente menos lluvias, intensificando un problema de sequía ya casi crónico. Muchos trabajos científicos representan estas fluctuaciones a través de mapas con las zonas más afectadas en términos de temperatura y precipitaciones.

Sin embargo, en otras partes del mundo su efecto es menor o, al menos, no tan directo. En particular, tanto en Europa en general como en España la correlación es baja. El comportamiento de la atmósfera en nuestro continente está dictado por variables más regulares. Esto quiere decir que, "aunque suele haber un comportamiento de las precipitaciones y la temperatura asociado a El Niño, no es una regla infalible".

¿Qué dicen los datos sobre la península ibérica? Los estudios muestran que con la influencia de El Niño, los veranos son más cálidos de lo normal y los otoños, más húmedos. Al menos eso es lo que dicen las estadísticas de la serie histórica, que abarca varias décadas, aunque no siempre se cumple. "La correlación existe, pero no es una regla válida para el 100% de los casos", afirma Viñas. En definitiva, "a día de hoy, es arriesgado predecir que el otoño va a ser muy lluvioso en España. Sobre el papel es posible y, de hecho, es más probable que sea lluvioso que seco, pero no tenemos la seguridad".

placeholder Nubes que prometen lluvia. (EFE)
Nubes que prometen lluvia. (EFE)

En concreto, los datos históricos dicen que el periodo en que El Niño incrementa las precipitaciones en el suroeste de Europa (no en otras zonas del continente) se sitúa entre los meses de agosto y noviembre. Si esas precipitaciones extraordinarias llegan, sería una magnífica noticia, porque los expertos ya vaticinan una situación crítica para los próximos meses. Los modelos no prevén más lluvias de lo habitual en lo que queda de primavera y el verano es una estación muy seca en España. Esta situación pilla a los embalses de la cuenca del Guadalquivir con un 25% de reservas y a los de las cuencas internas de Cataluña al 26%. Aunque es posible que el fenómeno se prolongase hasta el invierno o la próxima primavera, estas estaciones tienen una mayor variabilidad atmosférica en el norte del Atlántico Norte, sujeto a otro tipo de ciclos, lo que camuflaría su posible influencia.

ENOS y cambio climático

En cualquier caso, el hecho de que este episodio vaya a ser fuerte, según las previsiones derivadas de los primeros datos del Niño Costero, incrementa las esperanzas de que, en efecto, tengamos precipitaciones importantes el próximo otoño. Sin embargo, se desconoce cómo pueden influir otros factores relacionados con el cambio climático. "Estamos en una fase en la que ya vemos claramente todas las anomalías de temperatura del aire o del agua del mar, se están alcanzando récords de calor", recuerda el meteorólogo. Por lo tanto, la situación genera aún más incertidumbre.

Foto: Pantano de Sau, en Barcelona. (EFE/David Borrat)

De hecho, venimos de La Niña, un fenómeno que esta vez se ha prolongado más de lo normal y que enfría la temperatura media del planeta. Sin embargo, estos últimos años se sitúan entre los más cálidos de la historia. A partir de ahora, si El Niño es intenso, debería reforzar temporalmente el calentamiento global, aportando algunas décimas que pueden ser importantes. Si en el caso de España aporta más temperatura a los meses más cálidos, podemos estar ante un nuevo verano de récords. En el conjunto del planeta, algunos científicos ya han calculado que de aquí a 2025 podrían alcanzarse los 1,5 ºC de aumento de la temperatura global con respecto a la era industrial, el peligroso límite que los expertos en clima recomiendan no sobrepasar.

No obstante, algunas investigaciones también indican que, en este nuevo contexto de calentamiento global, es posible que el ENOS "no tenga tanta capacidad de modulación de los fenómenos meteorológicos" como en otras épocas y "que sus impactos queden más camuflados en un mundo que ya sufre temperaturas muy altas", comenta el experto. Si el clima del planeta ya se encuentra alterado, y teniendo en cuenta que los fenómenos físicos que determinan el tiempo son muy complejos, es posible que los viejos patrones dejen de tener tanto peso. En cualquier caso, esperemos que a medio plazo este Niño venga con agua debajo del brazo.

A menudo, los primeros que detectan un fenómeno extraño no son los científicos. Los pescadores del norte de Perú observaron hace mucho que cada cierto tiempo la temperatura de las aguas del océano Pacífico aumentaba y los peces desaparecían, de manera que comenzó a registrarse la aparición de esa corriente cálida anómala ya en el siglo XIX. Cuando ocurría, lo hacía en fechas cercanas a la Navidad, así que lo llamaron El Niño por coincidir con el nacimiento del niño Jesús. Lo que nadie sabía entonces es que en realidad aquello era el primer indicio de una serie de cambios atmosféricos encadenados en todo el mundo.

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