El trabajo sucio de Zubizarreta: limpiar las mafias del Olympique de Marsella
Zubizarreta cierra las puertas del Olympique de Marsella a los agentes con mala reputación, sanciona a los Ultras por la reventa de entradas en el mercado negro y consigue fichajes de primer nivel
España exporta futbolista de talento para el campo y directores deportivos que triunfan en los despachos. 'Monchi' en la Roma, Txiki Begiristain en el Manchester City y Andoni Zubizarreta en el Olympique de Marsella sirven también de ejemplo para demostrar que la vocación de un exfutbolista puede estar en la gestión de un club y no en los banquillos. El que más complicaciones ha encontrado de los tres es Zubizarreta en Francia, que el 27 de octubre de 2016 cogió plenos poderes en Marsella con la doble misión de relanzar el proyecto deportivo y, lo más complicado y peligroso, limpiar la mala fama de la institución. El OM era un club ‘gobernado’ por los ultras, con mafias internas para controlar su parcela de poder y chanchullos. Su imagen estaba lastrada por el desprestigio de los anteriores gestores por tratar con representantes de mala reputación. Así es cómo Zubi se ha metido en el barro de la Costa Azul.
Zubizarreta desembarcó en Marsella después de un proceso de selección en el que había otros dos candidatos. En el 'casting' estaban Monchi, Antero Henrique (hoy director deportivo del PSG) y él en una terna que tuvo que pasar diferentes filtros. El más importante consistía en estar preparado para pasar la escoba a los radicales y las extorsiones heredadas del pasado. Al propietario y multimillonario estadounidense Frank McCourt le obsesionaba la idea de contar con un hombre con experiencia en los despachos, efectivo y limpio en los fichajes y que cuidara la imagen de honestidad. Zubizarreta fue el elegido por el presidente Jacques-Henri Eyraud para formar el tándem que exigía el dueño. Había que reconstruir el club, por dentro y por fuera, sin que les temblara el pulso. La primera decisión fue fichar a Rudi García y convencer a jugadores importantes de que el OM tiene un proyecto serio y ambicioso.
Con dos fichajes se empezó a granjear su prestigio como director deportivo que maneja contactos y posee dotes para negociar. Consiguió traer Dimitri Payet, con el esfuerzo que supone sacar de Inglaterra a uno de los mejores jugadores de la Premier. Después al brasileño Luiz Gustavo. Logró desterrar del club la corte de representantes con mala fama y procedimientos turbios para dar credibilidad al proyecto. “Limpió gran parte del entorno, pero quedaban las mafias internas”, comenta a El Confidencial François David, periodista francés que cubre la actualidad del club marsellés. “Se ha convertido en una persona muy importante para el club porque ha sabido reestructurar las diferentes áreas, por su experiencia y contactos. Aquí, en Francia, están muy contentos con su trabajo por la seriedad, profesionalidad y calma. Se ha encargado de recuperar la reputación del club, trabajar con agentes legales y no ceder con los ultras”, detalla David.
En lo extradeportivo ha tenido que intervenir en dos conflictos desagradables para salvaguardar, una vez más, la buena imagen de la institución. El primero fue con un jugador de la plantilla, Patrice Evra, cuando en el calentamiento del partido contra el Vitoria de Guimaraes se enfrentó a dos ultras que le increparon desde la grada y reaccionó con violencia. Soltó una patada a uno de ellos. El club echó a Evra y sancionó a los dos radicales. También ha tenido que actuar para desactivar la reventa de entradas y el tráfico en el mercado negro. Actuó para castigar a estas mafias de aficionados.
"Habla un perfecto francés y es calmado"
Los fichajes, la seriedad de su gestión, su interés en la cantera, el fútbol femenino y la mano dura contra los violentos son parte de los motivos por los que se admira a Zubizarreta en Francia. Hay más. Se valora su adaptación. Habla un perfecto francés y, aunque da escasas entrevistas, exhibe un perfil moderado, calmado y riguroso. “Aquí le comparamos con Al Khelaifi, el presidente del París Saint-Germain, porque son el día y la noche. Zubizarreta habla perfectamente nuestro idioma y a Al Khelaifi es difícil de entenderle”, comenta a este medio Thibaud Leplat, otro periodista francés.
Estas son las claves del éxito de Andoni Zubizarreta para ser un director deportivo y ejecutivo de excelente reputación en Francia. En su adaptación ha sido clave, como no, la ciudad, porque Marsella tiene algo de Barcelona. Buena temperatura, mar y sol.
"Curioso con todo lo que rodea al fútbol"
Rafa Alkorta, íntimo amigo y excompañero de Zubizarreta, conoce de primera mano cómo es el Olympique de Marsella de su etapa de ayudante técnico junto a Míchel. El exfutbolista y ahora entrenador hace esta radiografía para El Confidencial del 'fenómeno Zubi': "El Olympique de Marsella no es un club fácil y Andoni llegó en un momento en el que entró un nuevo propietario y el objetivo era poner calma porque era un desastre organizativo. Lo está consiguiendo porque tiene un carácter calmado, trabaja con mucho sentido común y sabe superar los momentos más difíciles. A mí no me sorprende porque le conozco bien y, además de su experiencia, inteligencia y carácter, tiene un entorno familiar óptimo. Desde que era futbolista siempre se mostró curioso con todo lo que rodea al fútbol. Recuerdo, por ejemplo, el fatídico debut en el Mundial de Francia '98 cuando recibió fuertes críticas por un autogol contra Nigeria y, aunque estaba afectado, demostró saber salir adelante con inteligencia. Le dieron mucha leña y no explotó. Las cosas no le salen bien por algo, sino porque es inteligente".
Zubizarreta ha logrado coger el 'toro por los cuernos' en Francia y, aunque aún quede trabajo como se vio en la visita de su equipo a Bilbao, los brochazos con los que está cubriendo el Olympique de Marsella están dando como consecuencia, por lo pronto, la imagen de un club que quiere volver a lucir en Francia y en Europa.
España exporta futbolista de talento para el campo y directores deportivos que triunfan en los despachos. 'Monchi' en la Roma, Txiki Begiristain en el Manchester City y Andoni Zubizarreta en el Olympique de Marsella sirven también de ejemplo para demostrar que la vocación de un exfutbolista puede estar en la gestión de un club y no en los banquillos. El que más complicaciones ha encontrado de los tres es Zubizarreta en Francia, que el 27 de octubre de 2016 cogió plenos poderes en Marsella con la doble misión de relanzar el proyecto deportivo y, lo más complicado y peligroso, limpiar la mala fama de la institución. El OM era un club ‘gobernado’ por los ultras, con mafias internas para controlar su parcela de poder y chanchullos. Su imagen estaba lastrada por el desprestigio de los anteriores gestores por tratar con representantes de mala reputación. Así es cómo Zubi se ha metido en el barro de la Costa Azul.
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