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Los misiles hipersónicos están cambiando las reglas del juego. Y Estados Unidos no tiene ninguno
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Los misiles hipersónicos están cambiando las reglas del juego. Y Estados Unidos no tiene ninguno

El ejército estadounidense está invirtiendo recursos en estas armas ultrarrápidas, pero tiene dificultades para desarrollarlas. China y Rusia llevan una ventaja importante

Foto: Test del misil ARRW IMV-2 de Lockheed Martin llevado a cabo en 2020. (Reuters/U.S. Air Force)
Test del misil ARRW IMV-2 de Lockheed Martin llevado a cabo en 2020. (Reuters/U.S. Air Force)
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El arma que Pekín lanzó sobre el Mar de China Meridional viajó a velocidades de más de 24.000 kilómetros por hora mientras daba la vuelta al mundo. Volando al menos 20 veces la velocidad del sonido, podría llegar a cualquier lugar de la Tierra en menos de una hora.

El vuelo de prueba del verano de 2021 terminó con el misil impactando cerca de un objetivo en China, pero causó conmoción en Washington. Funcionarios de seguridad nacional concluyeron que Pekín había lanzado un arma hipersónica, un proyectil capaz de viajar al menos cinco veces la velocidad del sonido.

Estas armas pueden atacar a gran velocidad, ser lanzadas desde grandes distancias y eludir la mayoría de las defensas aéreas. Pueden llevar explosivos convencionales u ojivas nucleares. China y Rusia las tienen listas para usar. Estados Unidos no. Durante más de 60 años, Estados Unidos ha invertido miles de millones de dólares en docenas de programas para desarrollar su propia versión de la tecnología. Esos esfuerzos han acabado en fracaso o han sido cancelados antes de tener la oportunidad de triunfar.

Foto: Un submarino nuclear de cuarta generación clase Yasen. (TASS)

Washington, que en las últimas décadas se ha centrado en la lucha contra el terrorismo y la insurgencia, vuelve a dedicar recursos a la tecnología hipersónica. El presupuesto del Pentágono para 2023 dedica más de 5.000 millones de dólares a estas armas. Estados Unidos también está recurriendo al sector privado —incluidos los inversores de capital riesgo de Silicon Valley— para ayudar a desarrollarlas en un grado que rara vez se ha intentado en el pasado.

El gasto forma parte de la lucha de Estados Unidos por restablecer su dominio en tecnologías militares clave al entrar en una nueva era de competencia entre grandes potencias. Estados Unidos se esfuerza por seguir el ritmo de China en una serie de tecnologías militares que van desde la inteligencia artificial a la biotecnología.

Los trabajos de Moscú en hipersónica también preocupan al Pentágono, aunque las armas rusas se basen principalmente en investigaciones de la Guerra Fría y no sean tan sofisticadas como las que China está desarrollando ahora. Moscú ha desarrollado armas que pueden amenazar a las fuerzas de la OTAN en Europa, y el presidente ruso Vladímir Putin ha promocionado Avangard, un arma hipersónica que puede alcanzar Estados Unidos.

Los problemas del Pentágono con el desarrollo de armas hipersónicas se extienden a lo largo de toda la cadena de toma de decisiones, desde el fracaso de las pruebas de vuelo y la inadecuación de la infraestructura de pruebas hasta la falta de un plan claro y global para el despliegue de las armas. La situación está haciendo saltar las alarmas entre algunos antiguos funcionarios.

Foto: El Zumwalt en altamar. (US Navy)

"Mi preocupación por la falta de avances en hipersónica no hace más que aumentar", declaró John Hyten, vicepresidente del Estado Mayor Conjunto durante el vuelo de prueba chino. Ahora retirado, Hyten ha afirmado que "tenemos que avanzar más rápido en múltiples direcciones".

La defensa de Estados Unidos, en peligro

Los misiles hipersónicos, en manos de potencias como China o Rusia, tienen el potencial de alterar el equilibrio estratégico que ha sustentado durante mucho tiempo la política de defensa de Estados Unidos. Aunque las fuerzas armadas estadounidenses sigan siendo las más poderosas del mundo, los misiles hipersónicos podrían ayudar a un adversario a desafiar esa superioridad eludiendo los sistemas estadounidenses de alerta temprana diseñados para detectar ataques en Norteamérica, o atacando activos navales estadounidenses, incluidos portaaviones, así como bases clave en el extranjero.

Incluso el buque de guerra más avanzado de Estados Unidos en el Mar del Sur de China podría quedar indefenso ante un ataque hipersónico.

Los misiles balísticos pueden viajar a velocidades hipersónicas, pero siguen una trayectoria de vuelo predecible, lo que facilita su interceptación antes de alcanzar un objetivo. Los misiles de crucero, como el Tomahawk estadounidense, pueden maniobrar, pero la mayoría viaja más despacio, por debajo de la velocidad del sonido.

Foto:  La primera batería de armas hipersónicas de largo alcance (LRWH). (US Army)

Los misiles hipersónicos combinan la velocidad con la capacidad de volar a baja altura y maniobrar en vuelo, lo que los hace más difíciles de detectar por radar o satélite. Eso los hace casi imposibles de interceptar con los sistemas actuales. En una batalla en el Mar de China Meridional, Pekín podría utilizar misiles hipersónicos para duplicar con creces su alcance, dejando casi indefensos a los buques estadounidenses en la región, e incluso atacar Guam, donde se encuentran miles de soldados estadounidenses e instalaciones militares clave.

Estados Unidos ha empezado a invertir en sistemas de defensa antimisiles diseñados para destruir misiles hipersónicos, incluido un nuevo proyecto que se desarrollará conjuntamente con Japón. Sin embargo, estos sistemas son todavía incipientes y no se espera que entren en servicio hasta dentro de 10 años como mínimo. En la última década, China ha realizado cientos de pruebas de vuelo de esta nueva generación de armas. Pekín ya tiene armas hipersónicas listas para desplegar en su arsenal, al igual que Moscú, que las ha utilizado contra Ucrania.

Foto: El sistema de defensa antiaérea Patriot Pac 3. (US Army)

Los funcionarios del Pentágono y de los servicios de inteligencia no han hecho públicas estimaciones sobre cuántas de estas armas podrían tener China y Rusia. Estados Unidos, que ha realizado solo una fracción del número de pruebas de vuelo de China, aún no ha desplegado ningún misil hipersónico real.

Los ingenieros estadounidenses estuvieron durante años a la vanguardia de la investigación hipersónica, trabajando en misiles y aviones. La investigación en este campo se remonta a finales de los años 50, cuando el Ejército estadounidense puso en vuelo el X-15, un avión hipersónico tripulado de pruebas. El programa, aunque tuvo éxito, se canceló en 1968 cuando Estados Unidos se involucró en la guerra de Vietnam. Los aviones hipersónicos no parecían pertinentes para combatir a los insurgentes en la jungla.

El presidente Ronald Reagan reavivó el interés por la hipersónica en la década de 1980, cuando anunció planes para un avión hipersónico que podría volar de Washington a Tokio en dos horas. Estados Unidos gastó al menos 1.700 millones de dólares en el desarrollo de un prototipo del avión, que nunca llegó a volar y fue cancelado tras el final de la Guerra Fría.

Foto: Xi Jinping (i) y Vladímir Putin brindan en el Kremlin. (EFE/Sputnik/Pool/Pavel Byrkin) Opinión

En la actualidad, ningún país cuenta con un avión hipersónico tripulado. Estados Unidos y otros ejércitos utilizan aviones supersónicos, es decir, que pueden volar a una velocidad superior a la del sonido, o Mach 1, pero ninguno puede alcanzar Mach 5.

Tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, la atención estadounidense se desvió hacia otro tipo de guerra. Durante las dos décadas siguientes, Washington financió tecnologías como drones armados, detección de bombas y sensores que podían rastrear a terroristas e insurgentes. Aunque algunos defendieron la utilidad de un misil superrápido para golpear a un líder terrorista, otros afirmaron que las armas hipersónicas ofrecían pocas ventajas en estos combates.

"Nuestra nación ha optado por no crear una capacidad operativa, y mucha gente se pregunta por qué", señala L. Neil Thurgood, teniente general retirado que anteriormente dirigió los trabajos hipersónicos del Ejército. "Una de las razones es que durante los últimos 20 años hemos estado gastando nuestro tesoro nacional de sangre y recursos en la guerra global contra el terror".

China, mientras tanto, aceleró sus esfuerzos para desarrollar armas hipersónicas con frecuentes pruebas de vuelo, y Rusia, que llevaba tiempo invirtiendo en este campo, también avanzó. Pekín utilizó a menudo la investigación estadounidense sobre hipersónica —publicada abiertamente en revistas científicas— que el Gobierno de Estados Unidos financió durante décadas. Entre otras cosas, los investigadores estadounidenses publicaron sobre dinámica de fluidos computacional, que ayuda a modelar el vuelo hipersónico, solo para ver cómo China desarrollaba códigos que utilizaban claramente los desarrollados en Estados Unidos.

Foto: Un Mercedes-Mybach S 580, en la Feria del Automóvil de Shanghái, celebrada en abril. (EFE/Alex Plavevski)

Liu Pengyu, portavoz de la embajada china en Washington, afirmó que Estados Unidos había precedido a Pekín en los trabajos hipersónicos y acusó a Washington de difundir la tecnología hipersónica. "Nunca participaremos en una carrera armamentística con ningún país", escribió en un comunicado. Entretanto, Rusia, que también siguió de cerca los avances estadounidenses, reanudó los trabajos en programas hipersónicos que llevó a cabo durante la Guerra Fría.

"Básicamente nuestro trabajo se usó para entrenar al mundo en hipersónica", concluye Richard Hallion, un analista aeroespacial que ha seguido de cerca la hipersónica durante más de 50 años.

Pruebas intensificadas

En 2016, un panel de alto nivel de las Academias Nacionales, un grupo científico independiente que asesora al Gobierno federal, advirtió que los adversarios extranjeros, incluida China, estaban preparando una nueva generación de armas hipersónicas. Aunque los detalles del estudio son confidenciales, sus conclusiones hicieron saltar las alarmas en el Departamento de Defensa.

"Mi broma era que, si se lo hubiera contado a más gente en el Pentágono, se habría informado hasta a los conserjes que trabajan en el entresuelo", dijo Mark Lewis, un ex alto funcionario del Pentágono que estuvo involucrado en la gestión de la cartera hipersónica de los militares y que participó en el estudio de 2016. "Todo el mundo quería enterarse".

Foto: Un destructor naval chino durante un ejercicio naval en el este del país. (EFE)

Preocupado por la creciente amenaza, el Pentágono intensificó las pruebas y el desarrollo. El Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea están desarrollando armas hipersónicas, a veces en cooperación, al igual que la agencia de investigación del Pentágono Darpa. "Estamos en una carrera", afirma Lewis, que ahora es presidente y director ejecutivo del Instituto de Investigación Aplicada de Purdue.

Los funcionarios del Pentágono debaten ahora cuál es la mejor manera de responder a esta acumulación. Algunos sostienen que Estados Unidos debería centrarse más en los sistemas defensivos que en los misiles. Otros afirman que, aunque los adversarios de EEUU dispongan de más misiles hipersónicos, el estado del armamento hipersónico estadounidense —aunque aún no se haya desplegado— será en última instancia más avanzado. Y no todo el mundo está de acuerdo en que una carrera armamentística hipersónica se reduzca al número de misiles. "Si tú tienes 10, ¿debería yo tener 11?", se pregunta Heidi Shyu, la principal tecnóloga del Pentágono.

El año pasado, el Ejército del Aire adjudicó a Raytheon Technologies, ahora conocida como RTX, un contrato de casi 1.000 millones de dólares para desarrollar un misil hipersónico de crucero que se lanzaría desde un avión y está diseñado para atacar barcos enemigos. El Ejército esperaba tener lista este año la primera arma hipersónica del Ejército estadounidense: misiles que se lanzarían desde camiones.

Foto: Ilustración del Sky Sonic, el escudo antimisiles hipersónicos. (Rafael)

El progreso se ha visto frenado, en parte, porque las armas hipersónicas son especialmente difíciles de desarrollar. Viajar a más de una milla por segundo genera un calor que supera los 2.000 grados Fahrenheit, más allá del límite de la mayoría de los materiales. "El mayor reto de la hipersónica siempre ha sido la gestión térmica", afirma Wes Kremer, presidente de Raytheon.

El coste también es un problema. Los misiles hipersónicos, cuyo desarrollo es complejo y requieren materiales especializados, son más caros que los misiles convencionales, alrededor de un tercio más que los misiles balísticos con capacidades comparables, según la Oficina Presupuestaria del Congreso. Según Kremer, los misiles hipersónicos serían un "nicho de capacidad" para perseguir objetivos en movimiento, donde la velocidad es esencial. "Obviamente, no se necesitan para apuntar a un puente, ya que este no se mueve", afirmó.

El mayor reto puede ser que el Pentágono decida, después de tantos años y tanto dinero gastado, qué tipo de capacidades hipersónicas quiere en su arsenal. En la actualidad, el Ejército estadounidense persigue dos tipos diferentes de armas hipersónicas: misiles de crucero que utilizan un motor a reacción de respiración aérea conocido como scramjet, y vehículos planeadores que se lanzan desde el aire y luego planean hasta sus objetivos a gran velocidad.

Foto: Mina de litio y otras materiales en China. (EFE/Mark R.Cristino)

El Pentágono financia alrededor de media docena de armas hipersónicas diferentes —aunque el número exacto es secreto— y algunos antiguos funcionarios sugieren que no existe un plan claro para decidir cuáles de ellas se van a desplegar y cómo. "Durante mi estancia en el Pentágono no hubo una estrategia", dijo William Roper, exjefe de adquisiciones de la Fuerza Aérea de EEUU. "Y, por lo que puedo ver desde fuera, no parece que la haya ahora".

Uno de los mayores escollos es la falta de infraestructuras necesarias para las pruebas. El desarrollo de las armas requiere pruebas en túneles de viento que puedan reproducir las presiones aerodinámicas únicas del vuelo hipersónico.

EEUU cuenta con unos 26 túneles de viento capaces de ensayar armas hipersónicas, propiedad del Gobierno, la industria y organizaciones académicas, pero muchos tienen décadas de antigüedad, según la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno. Casi todos ellos están reservados con más de un año de antelación, lo que ralentiza el ritmo de desarrollo de las armas.

"Prevemos que se quintuplique la demanda de uso de nuestras capacidades de pruebas en tierra", afirmó George Rumford, director del Centro de Gestión de Recursos de Pruebas del Departamento de Defensa. El Pentágono está construyendo más instalaciones, pero no estarán listas al menos hasta 2027, añadió.

Foto: Li Shangfu, en junio de 2023. (EFE)

La falta de infraestructura de pruebas llamó la atención de Steve Feinberg, fundador de la firma de capital privado Cerberus Capital Management. Feinberg, a quien el presidente Donald Trump nombró para dirigir un panel clave de inteligencia en 2018, había estado recibiendo sesiones informativas de alto nivel sobre armas hipersónicas.

Las sesiones informativas llevaron a Cerberus a comprar una compañía con sede en California llamada Stratolaunch, según personas familiarizadas con la compra. Establecida por primera vez por el difunto cofundador de Microsoft Paul Allen, Stratolaunch había construido la aeronave más grande del mundo para poner en órbita un vehículo espacial tripulado. La aeronave se utilizará pronto para lanzar vehículos hipersónicos de prueba que ayuden a desarrollar armas, funcionando de forma parecida a lo que a los responsables de la empresa les gusta llamar un "túnel de viento en el cielo".

En el Puerto Aéreo y Espacial de Mojave (California), los ingenieros de Stratolaunch están construyendo un vehículo de pruebas hipersónico reutilizable, llamado Talon, que se lanzará desde el enorme avión de la empresa —construido con material compuesto y componentes de dos jumbos, unidos por una gigantesca ala única—.

Feinberg "vio que el Gobierno no estaba dando un paso adelante", dijo Lewis, que ahora también forma parte del consejo asesor técnico de Stratolaunch, "y decidió que iba a llenar este vacío". Feinberg, a través de un portavoz de Cerberus, declinó hacer comentarios.

Foto: Rustem Umerov, nuevo ministro de Defensa de Ucrania. (EFE/Andrii Nesterenko)

El objetivo de Cerberus es que Stratolaunch tenga éxito comercial y al mismo tiempo contribuya al Departamento de Defensa, dijo Zachary Krevor, consejero delegado de Stratolaunch. Stratolaunch es una de las cada vez más numerosas empresas que aprovechan el entusiasmo de algunos miembros del Pentágono por vincular el capital privado al mercado de defensa. Están surgiendo nuevas empresas centradas en la hipersónica que ofrecen servicios de pruebas, motores para cohetes e incluso aviones.

A diferencia de los contratistas de defensa, que suelen utilizar fondos públicos para desarrollar nuevas tecnologías, empresas como Stratolaunch recurren casi por completo al capital privado para financiar el desarrollo, de forma similar a lo que hizo Elon Musk con SpaceX, que lanza satélites para el Pentágono y dispone de una conexión a internet desde el espacio fundamental para el Ejército ucraniano.

Sus defensores afirman que las nuevas empresas son necesarias, en parte, porque algunas de las iniciativas hipersónicas más destacadas del Pentágono han fracasado. El plan del Ejército para desarrollar un arma hipersónica de largo alcance de este año quedó en entredicho después de que un vuelo de prueba a principios de marzo fuera cancelado en el último minuto. El servicio canceló el vuelo después de que las comprobaciones previas mostraran que una batería no se activaba. A principios de este mes se canceló otra prueba. El Ejército dice ahora que no desplegará el arma hasta que la prueba haya sido satisfactoria.

Foto: Foto: EFE/USA Army.

También en marzo, las Fuerzas Aéreas abandonaron su programa hipersónico más avanzado, desarrollado por Lockheed Martin, tras varios fracasos en las pruebas. El secretario del Ejército del Aire de EEUU, Frank Kendall, dijo a los legisladores que el servicio se concentraría en el misil de crucero hipersónico de Raytheon, cuyo prototipo no se espera que esté listo hasta 2027 como mínimo.

Uso por China y Rusia

Pekín voló a finales de febrero su misil DF-27, un vehículo de planeo hipersónico, durante 12 minutos a través de más de 1.300 millas, según un documento de inteligencia estadounidense altamente clasificado filtrado en la plataforma Discord. El misil está diseñado para alcanzar la llamada Segunda Cadena Insular, que incluye Guam. El documento afirmaba que el misil probablemente habría penetrado los sistemas de defensa estadounidenses, y que China había preparado un pequeño número de misiles DF-27 el año pasado.

Moscú ha promocionado su potente misil hipersónico Kinzhal, que se ha utilizado para atacar objetivos en Ucrania. Dado que el Kinzhal es un misil balístico lanzado desde el aire, los críticos han cuestionado que sea una verdadera arma hipersónica y afirman que es vulnerable a la interceptación. Rusia también afirma tener listo el misil Avangard, un vehículo de planeo hipersónico con capacidad nuclear que puede viajar hasta 27 veces la velocidad del sonido.

Foto: Barrio de Saltivka. (M. R.)

Según Roper, exjefe de adquisiciones de las Fuerzas Aéreas estadounidenses, desarrollar misiles solo para seguir el ritmo de un adversario es un error. "Cuando se está por detrás de un adversario y se le da mucha importancia, se crea un efecto de fijación en el Gobierno en el que toda la atención se centra en el esfuerzo por ponerse al día", señaló.

En su opinión, Estados Unidos debería desarrollar aviones hipersónicos en lugar de misiles. Roper es ahora miembro del consejo de Hermeus, una empresa de Silicon Valley que ha recaudado más de 100 millones de dólares de financiación privada para construir aviones hipersónicos. Un avión de ataque hipersónico, como el que Hermeus espera construir, podría alcanzar posibles objetivos chinos en el Mar de China Meridional, lo que resultaría más eficaz que los caros misiles hipersónicos de un solo uso, afirmó.

El año pasado, el Laboratorio de Investigación de las Fuerzas Aéreas de EEUU adjudicó un contrato por valor de 334 millones de dólares a Leidos, un importante contratista de defensa, para trabajar en la tecnología de un proyecto de avión hipersónico apodado Mayhem. Lockheed Martin también ha trabajado durante años en un sucesor hipersónico del icónico SR-71 Blackbird, un avión espía ya retirado que viajaba a más de tres veces la velocidad del sonido. Se desconoce el estado de este proyecto.

Shyu, el principal tecnólogo del Pentágono, se negó a hablar sobre cualquier esfuerzo del Pentágono para desarrollar un avión hipersónico, alegando que era información clasificada.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal

El arma que Pekín lanzó sobre el Mar de China Meridional viajó a velocidades de más de 24.000 kilómetros por hora mientras daba la vuelta al mundo. Volando al menos 20 veces la velocidad del sonido, podría llegar a cualquier lugar de la Tierra en menos de una hora.

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