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El dilema estratégico de la defensa europea: comprar o no comprar armas estadounidenses
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El dilema estratégico de la defensa europea: comprar o no comprar armas estadounidenses

El gasto militar aumenta en todo el continente, que está dividido sobre cómo utilizar los fondos

Foto: El dilema estratégico de la defensa europea. (EFE/Valda Kalnina)
El dilema estratégico de la defensa europea. (EFE/Valda Kalnina)
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A medida que aumentan los presupuestos de defensa en Europa, las capitales de todo el continente se enfrentan a una difícil disyuntiva: gastar el dinero en armas desarrolladas en casa o seguir comprando productos estadounidenses.

El año pasado, el gasto en defensa en Europa aumentó un 13% hasta los 345.000 millones de dólares, el ritmo más rápido desde el final de la Guerra Fría, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (Sipri, por sus siglas en inglés). Gran parte del gasto, sin embargo, fue a parar a empresas de defensa estadounidenses, lo que conforma la columna vertebral de los lazos industriales que sustentan a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El presidente francés, Emmanuel Macron, quiere cambiar esta realidad. Según Macron, la confianza de Europa en Estados Unidos para el suministro de todo tipo de material militar, desde cazas F-35 a sistemas de defensa antiaérea Patriot, se basa en la suposición de que el continente no tendrá que hacer cola para recibir estos equipos. Las prioridades de Washington, advierte Macron, podrían cambiar a medida que Estados Unidos gira hacia el Pacífico y se acercan las elecciones presidenciales en el país norteamericano. Al comprar armas extranjeras hoy, dijo Macron en una reciente reunión de ministros de Defensa europeos, "nos estamos creando problemas mañana".

Foto: Cumbre de la OTAN en Vilna. (EFE/Filip Stinger)

El impulso para aumentar el gasto europeo en defensa estará fue uno de los puntos clave de la agenda de la OTAN en su reciente cumbre en Lituania, donde los 31 aliados esbozaron su primer plan de batalla regional desde el final de la Guerra Fría, decidiendo qué medidas debe tomar cada país en caso de ataque, qué equipos se necesitan y cuánto invertir. También se volvieron a comprometer con un gasto mínimo del 2% del producto interior bruto (PIB) en defensa. En la actualidad, solo 10 miembros europeos de la OTAN alcanzan el umbral del 2%, según los datos que la alianza hizo públicos este mes. El secretario general, Jens Stoltenberg, dijo que espera que esa proporción "aumente sustancialmente el año próximo".

Cualquier intento de redibujar el mapa de las adquisiciones militares europeas se enfrenta a grandes obstáculos. Muchas capitales, sobre todo de Europa del Este, ven la compra de costoso armamento estadounidense como el precio que el continente debe pagar por las garantías de seguridad de Washington. Si se cuestiona ese acuerdo, se corre el riesgo de debilitar a una OTAN incapaz de operar sin material estadounidense esencial, como aviones de transporte, vehículos no tripulados y otros medios de vigilancia aérea.

Foto: El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg (izquierda) junto a Charles Michel, presidente del Consejo Euripeo. (Reuters/  Johanna Geron)

La guerra de Ucrania ha demostrado que, cuando surge una necesidad repentina de armas, Occidente no está en condiciones de aumentar rápidamente la producción. La situación en Europa es más espinosa, donde además hay que lidiar con las rivalidades nacionales que dominan el sector. En lugar de aunar recursos en programas transfronterizos, el gasto europeo suele repartirse entre las empresas nacionales de defensa, lo que deja el sector fragmentado y sin una dirección general. La división del mercado puede significar menores volúmenes de producción de algunas armas, como los obuses, ya que los gobiernos invierten su dinero en sus propios campeones nacionales.

En el último año, la OTAN y la Unión Europea han asumido nuevas funciones de coordinación y consolidación de la adquisición de armamento para aumentar la eficacia y acelerar el rearme. Aun así, abundan las duplicidades, pues algunos países se especializan en fuerzas expedicionarias, mientras que el Reino Unido y Francia, las mayores potencias militares de Europa Occidental, dedican gran parte de su presupuesto a mantener una serie de capacidades, incluido un arsenal nuclear.

Aumentar el ritmo

En tiempos de crisis, las capitales europeas suelen mirar al otro lado del Atlántico en busca de ayuda. Estados Unidos ha suministrado una gran cantidad de sistemas de misiles, artillería y otras armas que Ucrania ha utilizado para contrarrestar a Rusia. Incluso ahora, el gasto combinado en defensa de Europa ronda el 40% de los 877.000 millones de dólares que gasta Estados Unidos, según Sipri.

Foto: La Plaza Roja de Moscú. (Getty/Spencer Platt)
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"Ucrania ha sido una llamada de atención para la resistencia de la defensa [europea]", declaró en una entrevista Éric Béranger, director general de MBDA, el mayor fabricante de misiles de Europa. "Hay que reponer existencias, hay que ser capaz de entregar rápidamente, hay que aumentar el ritmo".

El continente está actualmente dividido sobre cómo reforzar sus sistemas de defensa antiaérea. Una coalición de países liderada por Alemania anunció planes para gastar miles de millones de euros en un programa para comprar sistemas de misiles Patriot a Estados Unidos, así como unidades IRIS-T alemanas. Ambos pueden interceptar misiles a medio alcance, mientras que la coalición tiene en el punto de mira el sistema Arrow 3 de Israel para intercepciones de largo alcance.

El anuncio sorprendió a Macron. MBDA —una empresa francesa, italiana y británica— lleva años fabricando el SAMP/T, competidor directo del sistema estadounidense Patriot, que puede proteger contra la amenaza de misiles balísticos. Francia e Italia han enviado recientemente un sistema SAMP/T a Ucrania, que también ha recibido Patriot. Macron sostiene que, a menos que Europa comience a invertir en su propia industria militar, el continente se convertirá en un vasallo de Estados Unidos sin "autonomía estratégica", o la capacidad de dar forma a su propia política exterior y de defensa.

Foto: Charles Michel (izquierda), presidente del Consejo Europeo, junto a Jens Stoltenberg (centro), secretario general de la OTAN, y Ursula von der Leyen (derecha), presidenta de la Comisión Europea. (Reuters/Johanna Geron)

"Ucrania nos demuestra que solo podemos dar a Kiev lo que nosotros mismos producimos", declaró Macron ante los ministros de Defensa en París. La autonomía estratégica de un país está estrechamente vinculada a su control sobre las cadenas de suministro militar, según afirma el general Pierre Schill, jefe del ejército francés, en una entrevista. "Comprar equipos de alta tecnología a otro país significa ponerse bajo su control", afirmó.

¿'Europe First'?

Macron no es el único. A algunos funcionarios europeos les preocupa que la compra de tecnología estadounidense pueda venir acompañada de estipulaciones sobre para qué se puede utilizar y cuánta tecnología se comparte. "Los franceses tienen razón en muchos aspectos", señaló recientemente el secretario de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, a la revista The Economist. "Cuando se trata de adquisiciones, la respuesta no siempre es America First".

Una capacidad de defensa nacional también conlleva puestos de trabajo altamente cualificados, un argumento de venta clave para los gobiernos cuando presionan a los contribuyentes para obtener más financiación. Macron está elevando la edad de jubilación en Francia, una medida profundamente impopular, para financiar su plan de aumentar el gasto en defensa en más de un tercio en los próximos siete años.

Foto: Luis Furnells, presidente de Grupo Oesía. (Grupo Oesía)

"Cada vez que un radar o un misil se compra fuera de Europa debilita nuestra base industrial", afirma Christophe Salomon, vicepresidente ejecutivo de Thales, fabricante del sistema de radar del SAMP/T.

BAE Systems, la mayor empresa de defensa de Europa, mantiene 132.000 puestos de trabajo a tiempo completo en Gran Bretaña y contribuye con 11.000 millones de libras al PIB, lo que equivale a unos 12.500 millones de euros, o el 0,4% de la economía nacional, según un estudio realizado la semana pasada por Oxford Economics, un grupo de investigación del Reino Unido.

Frank St. John, director de operaciones de la empresa estadounidense de defensa Lockheed Martin, declaró que la compañía construirá una parte de sus misiles Patriot en Polonia, mientras que alrededor de una cuarta parte del contenido del F-35 procede de Europa. "Cada vez que vendemos nuestro sistema en Europa, genera puestos de trabajo en Europa", afirmó en una entrevista.

St. John afirmó que los sistemas de defensa antimisiles Patriot, para los que su empresa suministra misiles, y PAC-3 tienen otra ventaja: Están probados en combate y hay gran disponibilidad. El gobierno alemán revisó recientemente las normas de adquisición como parte de su aumento, haciendo de la disponibilidad inmediata en el mercado un criterio clave.

Foto: Avión A400M en la planta de San Pablo, en Sevilla. (EFE)

Un grupo dirigido por MBDA está desarrollando actualmente una nueva generación de unidades SAMP/T, pero aún faltan más de dos años para que esos sistemas estén terminados. Por su parte, un consorcio europeo rival está desarrollando un sistema distinto. Ambos programas pretenden destruir todo tipo de misiles hipersónicos, que son más rápidos y pueden maniobrar en vuelo. Tanto China como Rusia los están desarrollando.

Un área de cooperación han sido los tanques. Ralf Ketzel, director general de la rama alemana de KNDS, el mayor fabricante europeo de vehículos blindados, afirmó que Europa ya es autosuficiente en blindaje terrestre. El Leopard 2 de la empresa, operado por 17 países europeos, se ha convertido en el carro de combate del continente. Berlín ha enviado decenas de ellos a Ucrania.

KNDS se formó en 2015 con la fusión de empresas armamentísticas francesas y alemanas. En una visita reciente, los trabajadores de una fábrica a las afueras de Múnich ensamblaban o actualizaban Leopard y otros vehículos blindados de combate para las fuerzas armadas británicas, danesas, noruegas, lituanas, húngaras y alemanas. "No hay necesidad de depender de Estados Unidos", afirmó Ketzel.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

A medida que aumentan los presupuestos de defensa en Europa, las capitales de todo el continente se enfrentan a una difícil disyuntiva: gastar el dinero en armas desarrolladas en casa o seguir comprando productos estadounidenses.

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