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¿Pekín alcanzó ya su cima? "La economía china adelantará a la de EEUU antes de 2035"
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¿Pekín alcanzó ya su cima? "La economía china adelantará a la de EEUU antes de 2035"

Diversas voces apuntan al declive chino, pero los expertos creen que Pekín sigue, pese al parón, en el camino de convertirse en la gran superpotencia económica

Foto: Billetes de euro, dólar de Hong Kong, dólar estadounidense, yen japonés, libra esterlina y 100 yuanes chinos, en esta ilustración de Pekín. (Reuters/Jason Lee)
Billetes de euro, dólar de Hong Kong, dólar estadounidense, yen japonés, libra esterlina y 100 yuanes chinos, en esta ilustración de Pekín. (Reuters/Jason Lee)
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"Estén preparados para soportar fuertes vientos, aguas agitadas e incluso tormentas peligrosas", advirtió el presidente Xi Jinping en su coronación como líder del Partido Comunista de China el pasado octubre. Hablaba el mandatario de las debilidades de dentro y las amenazas de fuera, con un Estados Unidos que encabeza la respuesta de un bloque occidental que pretende plantar cara al gigante asiático. Una especie de ahora o nunca para Washington y aliados, con la excusa de Taiwán de por medio, para frenar un nuevo orden mundial en que el eje del poder pase a Pekín y la democracia deje de ser el sistema de gobierno dominante.

China es hoy muy fuerte, pero aún no tanto como para enfrentar una guerra económica y militar con el bloque occidental desde una posición de superioridad. "China tendrá más recursos para competir militarmente con Estados Unidos en los próximos 10 años que en los últimos 20. Como resultado, Pekín será más, no menos, capaz de proyectar poder, mientras que Estados Unidos tendrá dificultades para contrarrestar los desafíos militares chinos en Asia. Lejos de ser una ventana estrecha para lograr sus ambiciones geopolíticas, los líderes de China tienen espacio para esperar su momento", explicaba un análisis de agosto pasado de la revista Foreign Affairs que se titulaba "China no ha alcanzado la cima de su poder".

El milagro chino no tiene parangón en la historia de la humanidad. El país ha pasado en 50 años de ser una pobre sobrepoblada nación rural a una superpotencia con un crecimiento económico que parecía infinito. Pero ahora los números empeoran y muchos, ansiosos de que se pinche el globo del gigante asiático que merodea por todo el globo, anuncian un cambio de ciclo.

Foto: Gente paseando por el distrito central de negocios de Pekín. (EFE/Mark R. Cristino)

"China tiene fuertes problemas internos económicos y usa el nacionalismo para taparlos". Esta frase entrecomillada, o similar, pertenece a múltiples autores. Especialmente en Taiwán, donde la escuchamos a políticos y empresarios, pero también en países como Indonesia, India, Tailandia o Corea del Sur, hay una cierta corriente que cree que la época de esplendor de la superpotencia asiática ha llegado a su fin.

La pandemia, económicamente, y la guerra de Ucrania, geopolíticamente, han cambiado la tendencia alcista en la que ha vivido China, pero eso no significa necesariamente que el frenazo sea irreversible o más profundo que el que ha afectado a otras economías.

¿Ha alcanzado China su pico de crecimiento? "La tasa de crecimiento de China ha tocado techo, pero su impacto en la economía mundial no. El crecimiento chino se ha ralentizado notablemente en los últimos 10 años, incluso haciendo abstracción de las restricciones de la pandemia, pero su mayor tamaño significa que las tasas reducidas de crecimiento siguen generando aumentos considerables en el nivel absoluto del PIB", explica Robert Gilhooly, economista jefe de mercados emergentes de abdrn, a El Confidencial. "Estimamos que la pandemia redujo en casi un 10% el nivel de crecimiento potencial. Sin embargo, la transición a una vida endémica está liberando una demanda reprimida de servicios, y esperamos que el crecimiento repunte hasta el 5,8% este año", incide el economista.

¿Qué futuro se vislumbra para China? "De cara al futuro, China sigue siendo el principal motor del crecimiento mundial. El arbdn Research Institute estima que China seguirá representando alrededor de un tercio del crecimiento mundial y que es probable que represente el 23% de la economía mundial dentro de 10 años (cuatro puntos porcentuales más), incluso si el crecimiento se ralentiza de una tasa tendencial de alrededor del 4,5% actual al 3,5%".

¿Eso significa que habrá el sorpaso a EEUU? "Esperamos que China supere a la economía estadounidense y ocupe el primer puesto dentro de la economía mundial antes de 2035. Los responsables políticos del país se enfrentan a importantes retos: demográficos, inmobiliarios y de tensiones geopolíticas. Pero incluso dentro de 10 años, China seguirá teniendo un gran potencial de crecimiento. El PIB per cápita será solo una cuarta parte del de EEUU (16.400 dólares), lo que implica que aún queda un margen considerable para ponerse al día en materia de crecimiento", señala Gilhooy.

Foto: Foto: EC.
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Otras voces, como la de Jie Song, experto en renta variable de UBS AM, creen que es aún pronto para aventurar si China ha alcanzado su pico de crecimiento. "Creemos que es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas. Teniendo en cuenta que no se han aplicado grandes estímulos al consumo, a diferencia de lo que ocurre en algunas economías de mercado desarrolladas, esperamos que la reactivación continúe a un ritmo moderado y que la inflación siga siendo manejable. La situación geopolítica mantiene a algunos inversores alejados del mercado chino, mientras que la confianza en el consumo de lujo en China parece estar impulsando al alza los valores mundiales relacionados con China", señala a este periódico.

La cacareada burbuja inmobiliaria, los salarios, el decoupling (desacople), el desempleo, el descenso poblacional... Son diversos los nubarrones que se ciernen sobre la economía china. Xi no quiere dar pasos atrás y mantiene su idea de un crecimiento innovador donde la vieja China de puestos callejeros y fábricas clandestinas no es bienvenida. "La capital es ante todo un centro político, no una mezcolanza, donde no se permiten las fábricas en callejones y la economía de puestos callejeros", dijo recientemente el mandatario en una visita por Pekín. "Necesitamos impulsar la transformación y mejora de las industrias tradicionales, en lugar de dejar que regresen a convertirse en industrias de gama baja", afirmó el presidente, que apuesta por desterrar la idea de la barata y de baja calidad manufactura china.

Ahí entran en juego dos variables que en algunos puntos colisionan: salarios y deslocalización. "La subida de los salarios ha acompañado a China durante bastante tiempo. Así que los bajos salarios no han sido el único rasgo definitorio de la fortaleza de la industria manufacturera del país. No cabe duda de que habrá un impacto en la industria, como se ve claramente en la estrategia China+1 que tienen muchas empresas", señala Song.

¿La amenaza de desacople occidental es un riesgo para China? "Queda por ver cómo se ejecuta, pero en nuestra opinión lo puede compensar la demanda interna", responde.

Tras el reciente G7, el bloque occidental parece dispuesto a empezar a "independizarse" de la manufactura china. "Las conversaciones en el G7 giraron en torno a la necesidad de reducir el riesgo en lugar de desacoplar las cadenas de suministro. Esto es en parte un reflejo de las lecciones aprendidas de la excesiva dependencia europea del gas ruso antes del inicio de la invasión de Ucrania", señala Gilhooly.

¿La idea es restringir el comercio y suministro en sectores estratégicos? "El enfoque del G7 reconoce implícitamente la necesidad de mantener profundos vínculos económicos con China, pero da prioridad a la diversificación de las cadenas de suministro en áreas estratégicas como los semiconductores avanzados, las baterías y los minerales críticos. Por lo tanto, los cambios políticos tendrán un impacto limitado en los flujos comerciales globales, pero serán significativos para estos sectores específicos a medio y largo plazo", responde el economista de abdrn.

Foto: El presidente chino, Xi Jinping. (Getty/Kevin Frayer)

El desempleo, especialmente el juvenil, pueden ser un factor social determinante. "Los datos oficiales apuntan a una tasa de desempleo modesta. La encuesta urbana ha vuelto a caer al 5% al reabrirse la economía, pero el subempleo y el elevado desempleo juvenil, 20,4%, hablan del riesgo de que el mercado laboral no esté tan saneado como sugieren los titulares. Una mano de obra altamente cualificada será positiva para el crecimiento a largo plazo de China, pero absorber a un gran número de licenciados puede resultar difícil a corto plazo", dice Gilhooly.

"El desempleo general ha bajado un poco, pero el desempleo juvenil sigue siendo muy alto. Así que esto es algo que requiere un seguimiento continuo", señala por su parte Song.

Todo ese panorama, con muchas variables económicas, políticas y sociales que varían, conforman el dibujo de sí China ha alcanzado o no su cima. La aldea global está más interconectada que nunca y el aleteo de China no es el de una mariposa, sino el trotar de un elefante que se siente en todas partes. La final implementación del socialismo de características chinas de Xi será determinante. "El modelo de gobernanza de China se ha distanciado del de las democracias occidentales bajo el liderazgo de XI, en lugar de converger en él. Xi ha mostrado un claro deseo de seguir adelante con la reducción de riesgos de la economía china, sacrificando el crecimiento a corto plazo para reducir los riesgos a largo plazo, como ilustran la ofensiva contra la "banca en la sombra" en 2017 y las reformas del sector inmobiliario iniciadas durante la pandemia. Del mismo modo, se ha puesto más énfasis en la calidad del crecimiento, no solo en la cantidad. El medio ambiente ha pasado a ocupar un lugar destacado en la agenda política, mientras que la prosperidad común se ha afianzado en el léxico político", concluye Gilhooly.

Foto: EC Diseño.

"En los próximos años, es más probable que Estados Unidos se enfrente a una China segura y capaz que a una insegura e imprudente. Washington no saldrá victorioso de esta contienda porque Pekín se salga de la carrera, como lo hizo Moscú al final de la Guerra Fría. Por lo tanto, para asegurar sus intereses en Asia, Estados Unidos debe prepararse para una guerra con China, ya sea mañana o dentro de dos décadas", concluye en su análisis Foreign Affairs.

"La ventaja de China en el campo de batalla podría ser mayor en 2037 que en 2027. No está claro que solo haya una ventana de oportunidad breve y final para una victoria china. Por lo tanto, se debilita la razón por la que China prefiere una guerra en breve", señala un análisis del Asian Times de Hong Kong escrito por Denny Roy. El autor comienza diciendo que pese a que muchos analistas occidentales afirmen que el crecimiento chino ha alcanzado su cima, "y pese a estar bien argumentada la idea, afortunadamente es una afirmación cuestionable".

China tiene tiempo, puede esperar. La paciencia es una de sus fortalezas al no tener que someterse al escrutinio de las urnas cada cierto tiempo. Pero eso no significa que no tenga tensiones internas que controlar. La repentina apertura del Covid fue motivada por las protestas ciudadanas y eso es un mensaje de que dentro de la Gran Muralla hay también equilibrios y desigualdades que vigilar. El boom económico hasta ahora lo ha tapado todo. En producto interior bruto, China es ya una superpotencia, en renta per cápita aún no. El país ha trepado casi a lo más alto de la montaña. Le quedan pocos pasos para llegar a la cima sin dar el resbalón que le despeñe. El riesgo es que en las cimas, el viento y el hielo son más peligrosos.

"Estén preparados para soportar fuertes vientos, aguas agitadas e incluso tormentas peligrosas", advirtió el presidente Xi Jinping en su coronación como líder del Partido Comunista de China el pasado octubre. Hablaba el mandatario de las debilidades de dentro y las amenazas de fuera, con un Estados Unidos que encabeza la respuesta de un bloque occidental que pretende plantar cara al gigante asiático. Una especie de ahora o nunca para Washington y aliados, con la excusa de Taiwán de por medio, para frenar un nuevo orden mundial en que el eje del poder pase a Pekín y la democracia deje de ser el sistema de gobierno dominante.

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