"La sequía nos va a costar ya este año dos puntos de la economía andaluza"

La economía andaluza sigue avanzando a buen ritmo, sin olvidar de dónde viene y que sigue siendo una de las comunidades con menos renta per cápita de la UE. Juanma Moreno exhibe su mayoría absoluta y su estabilidad económica ante todo inversor que recibe en San Telmo. Y no son pocos los grupos nacionales e internacionales que han mostrado su interés en esta Andalucía abierta a facilitar la actividad económica. La cruz de la región, sin embargo, sigue siendo su tasa de paro, que contrasta especialmente con los problemas para encontrar trabajadores que denuncian los empresarios. Y ahora también la sequía, que ya es algo más que una amenaza. Su coste este año será un 2% del PIB regional (cercano a los 190.000 millones de euros).

PREGUNTA. Ayer acabó oficialmente el verano, que ha devuelto cifras récord de visitantes y gasto, pero con muchas distorsiones en el mercado laboral. Los empresarios turísticos denuncian graves problemas para encontrar empleados en una comunidad con un 18% de paro. ¿Qué está pasando?

R. Bueno, está pasando en toda Europa, prácticamente en el mundo occidental. El mundo está cambiando de una manera brutal, desde la natalidad a tantas otras cosas. En el mercado laboral también hay un cambio sociológico y se percibe de otra manera. Básicamente, lo que está pasando es que una parte de la población europea no quiere trabajar en ciertos sectores que considera que son muy, muy duros. Lo vemos en la agricultura, la hostelería, la construcción... ¿Por qué se produce eso? Lo tenemos que analizar, pero probablemente porque no hay una necesidad real de tener empleo.

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Esto ocurre porque hay un colchón familiar que cuida de esa persona, y un colchón social que tienen las instituciones para esos casos. Por eso, creo que tenemos que intentar abrir un debate serio y riguroso, no solo aquí, sino en Europa. En el Reino Unido pasa igual. Nadie quiere trabajar en determinados sectores en los que aquí nos daríamos tortas por trabajar. Esto es un problema serio que a día de hoy está ya lastrando el crecimiento económico en Andalucía. Este verano se podría haber contratado casi un 6-7% más de trabajadores, y por lo tanto producir más, si hubiera habido personal cualificado, por ejemplo, de la hostelería. Han faltado cocineros, camareros, auxiliares... Pero es que esto mismo ocurre, por ejemplo, en sectores industriales específicos, donde las empresas buscan técnicos cualificados que no encuentran.

"Andalucía ha llegado a tener un 40% de paro registrado, pero si hubiera sido verdad habría habido un incendio social"

P. ¿Ese problema está impidiendo un descenso del paro al ritmo al que le gustaría en Andalucía? Está en un 18%. ¿A qué nivel le gustaría dejarlo?

R. Bueno, hay una parte del paro que es engañosa. Andalucía ha llegado a tener un 40% de paro registrado, pero si eso hubiera sido verdad habría habido un incendio social. Yo a veces veo datos de ritmo económico que no son coincidentes con la tasa de paro. ¿Qué significa eso? Pues que en Andalucía tenemos un paro estructural, de personas que no tienen voluntad de trabajar o que están tradicionalmente vinculadas a la economía sumergida. Entonces, ¿qué es lo que estamos haciendo? Pues, evidentemente, intentar por todos los medios, en primer lugar, sacar la parte de la economía sumergida que tenemos.

Lo segundo que estamos haciendo es ofertar plaza de Formación Profesional. Tenemos ya 45.000 plazas nuevas de FP para que cualquier chaval de Enseñanza Media que termine la Primaria tenga la oportunidad de calificarse técnicamente y encontrar trabajo. Y lo estamos haciendo, además, con muchas plazas de FP Dual en colaboración con las empresas, donde el 93% sale con trabajo. Y junto a ello, en este tiempo hemos estado combatiendo mucho, muchísimo, un tema que me parece importante y del que me siento orgulloso: haber conseguido bajar casi siete puntos la tasa de abandono escolar temprano. Eso sí que es un problema, porque el chico o la chica que se va del colegio ya se queda sin ningún instrumento, sin ninguna herramienta para poder competir en la vida. Está ya condenado al paro perenne y aunque luego tenga ganas de encontrar trabajo, ya no tiene ninguna cualificación que le permita acceder a un mercado laboral cada vez más exigente.

P. La pasada semana, los agricultores volvieron a salir a la calle en Córdoba ante los ministros de la UE para denunciar su situación, con el incremento de los costes, la competencia desleal de los terceros países y la sequía, entre otras cosas… ¿Qué puede o debe hacer la Junta?

R. El sector agrícola lleva pasando ya una serie de años terribles por muchas razones. Primero, porque hay una política fiscal hacia el sector agrícola y ganadero que no es la adecuada. Segundo, porque hay una política laboral que tampoco es la adecuada para este sector, y la reforma laboral última no ha facilitado la capacidad de desarrollo. Y, en tercer lugar, porque hay una distancia evidentemente grande entre los precios de producción y los precios de venta al final de la cadena hacia el consumidor, donde hay muchos mediadores que van metiéndoles margen de beneficio y donde al agricultor le llega bastante poco. Eso tenemos que solucionarlo. Y si todo esto ya era un problema complejo, ha llegado la sequía, que evidentemente ha puesto patas arriba el campo…

P. ...bueno, el campo y también el resto de sectores y el conjunto de la población, con más de 100 municipios padeciendo ya restricciones en Andalucía.

R. Mire, llevamos ya cuatro años de sequía, pero este es el primero de sequía extrema en Andalucía y tenemos datos constatables de cómo nos está afectando: ya este año, la sequía nos va a costar dos puntos de la economía andaluza. Es decir, la economía andaluza crecerá un 1,9% en lugar de un 4% si hubiera lluvia y agua. Es ahora mismo la mayor amenaza que tienen la economía española y la andaluza, sobre todo.

"La economía andaluza crecerá un 1,9% en lugar de un 4% si hubiera lluvia y agua"

P. ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar la Junta para impulsar las inversiones en infraestructuras hidráulicas pendientes? ¿Negociará con el Gobierno y la UE? ¿Está cumpliendo la Junta su parte?

R. Lo que estamos haciendo con nuestros recursos está llegando al máximo, batiendo todos los récords de inversión en infraestructura hidráulica. De hecho, van a ver próximamente cuando presentemos el presupuesto de la Junta de Andalucía para 2024 que la mayor inversión en obra pública en Andalucía es en materia hidráulica, por encima de carreteras o metro. Pero a pesar de eso nosotros no podemos hacer solos esta lucha, entre otras cosas porque del 67% del agua de la comunidad tiene las competencias la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que depende del Estado, y es el que tiene que invertir. Por lo tanto, vamos a pelear con uñas y dientes para que el Estado invierta lo que le corresponde a Andalucía, porque si no va a ser una ruina. El año pasado, bajó un 11% el presupuesto de la CHG y lleva sin invertir tres o cuatro años, con todo lo que está suponiendo.

Y, después, hay algo que le vamos a plantear a la Unión Europea: como consecuencia del cambio climático, Andalucía se ha convertido en la comunidad autónoma más seca de Europa, la única que tiene un desierto y una comunidad donde los índices pluviométricos están muy por debajo de la media. Europa ha clasificado como estratégico tener una alimentación sin depender de terceros países. Andalucía da de comer a 500 millones de personas. Oiga, si la UE califica como estratégico no depender de terceros países en la producción de alimentos y Andalucía tiene un problema en agua, lo que le pido es que atienda a esa singularidad climática que tiene Andalucía como región más seca de Europa, para que nos aporte fondos que nos permitan exclusivamente, y de modo finalista, hacer obras hidráulicas para que podamos seguir generando y produciendo alimentos para ellos.

P. Hablando de Europa, la UE es una de las instituciones y colectivos que se han mostrado contrarias o especialmente preocupadas por la ley de regadíos de Doñana que prevé aprobar en breve. ¿Le preocupan las consecuencias?

R. A mí lo que me preocupa es mi comunidad autónoma y las personas que viven en ella. Quiero resolver un problema que otros no han sido capaces de resolver. Quiero resolverlo y garantizar que no haya más pozos ilegales. Los ciudadanos de la zona lo han valorado, y así lo hemos podido comprobar en las recientes elecciones. Nadie puede decir con rigor que 700 hectáreas afectadas por una ley en las que se pone orden y se prohíbe taxativamente extraer agua del subsuelo pueden poner en peligro un parque de 118.000 hectáreas. Especialmente ahora, cuando vamos a incorporarle 7.500 nuevas hectáreas, más de la mitad humedales donde se concentra el 60% de las aves del parque.

Nadie está haciendo más por Doñana que este Gobierno, porque buscamos algo sencillo: protección medioambiental, pero en compañía del desarrollo económico. No puede haber protección medioambiental sin desarrollo económico. Eso es lo que piensan el 90% de los andaluces y en Huelva. Y nosotros hemos equilibrado: nos gastamos 70 millones de euros porque teníamos un problema con los humedales y hemos encontrado una zona con humedales perennes y ordenamos aquellas zonas que han quedado fuera del parque prohibiendo la extracción del subsuelo, todo garantizado y comprometido al trasvase del Tinto-Odiel-Piedra, un compromiso de España aprobado por ley, y la construcción de un pantano.

"En Doñana, buscamos algo sencillo: protección medioambiental, pero en compañía del desarrollo económico"

P. Una de las posibles soluciones que se han planteado es que la Administración pública compre las hectáreas afectadas, como usted ha hecho con Veta La Palma. ¿Vería con buenos ojos esa posibilidad?

R. Yo nunca me he negado a dejar de dialogar con nadie. No cierro ninguna puerta. Si esa opción es viable, no la cierro. Si los agricultores estuvieran de acuerdo y hay recursos para hacerlo... He intentado durante meses hablar con el Gobierno de España, pero no he obtenido respuesta. Aunque sigo dejando la puerta abierta para buscar una solución estable y duradera. Hay que encontrarla. Si no, el problema seguirá ahí: por no mirarlo, no significa que no exista. Podemos mirarlo, encajarlo y resolverlo o ignorarlo. Y yo quiero resolverlo. ¿Cómo? Yo estoy abierto a escuchar a todo el mundo.

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P. Hablemos de otras infraestructuras: el pasado año, la consejera de Fomento llegó a reclamar al Gobierno que permita a la Junta gestionar trenes ante el déficit existente. ¿Tienen alguna respuesta? ¿Van a insistir en ello?

R. Nosotros estaríamos dispuestos a asumir las competencias ferroviarias intracomunitarias, siempre y cuando nos dieran las transferencias que conlleva eso. Creemos que somos mucho más ágiles en la contratación, somos más rápidos y gestionamos mejor. Por tanto, nosotros seguro que podríamos hacer conexiones ferroviarias desde Almería a Huelva sin necesidad de estar décadas esperando, como estamos ahora mismo.

P. En materia de Turismo, hay algo que sigue preocupando mucho a varios alcaldes y a sus ciudadanos. Su anterior vicepresidente y consejero de Turismo dejó sobre la mesa una regulación de los apartamentos turísticos a punto de aprobarse, pero el nuevo consejero quiso cambiarlo en profundidad y seguimos a la espera. ¿Cuándo se va a aprobar este decreto y en qué sentido?

R. Le he pedido al consejero que lo saque ya, lo antes posible. Ese decreto básicamente lo que hace es poner orden en sitios donde hay una especial concentración de apartamentos turísticos, lo que está suponiendo la expulsión de vecinos y, por tanto, la modificación de la sociología de zonas que son muy especiales en algunas ciudades andaluzas. Ahora, los ayuntamientos van a tener un papel destacado, porque van a tener la capacidad de decidir sobre estos apartamentos, de manera que no sea la Junta la que diga en Sevilla, Málaga o Huelva lo que hay que hacer, sino que ellos van a tener la capacidad de decidir qué zonas son las que tienen una confluencia mayor de apartamentos turísticos y cómo regularlo. Por lo tanto, yo estoy convencido de que tiene que salir en breve.

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P. Algo parecido ocurre con el nuevo decreto de simplificación administrativa anunciado por el anterior consejero antes de las elecciones de hace ya un año.

R. Este nuevo decreto va a llegar al hueso, como yo digo, y va a suponer una simplificación máxima en el ámbito de competencias de la comunidad autónoma. Mucha gente después se me queja, me dice que el ayuntamiento le ha pedido unos cuantos papeles, o el Estado, pero yo ahí ya no puedo hacer nada. Ahora, en el ámbito autonómico, estamos metiendo una potentísima inversión en digitalización que va a suponer un gran salto cuantitativo y cualitativo en la relación entre administrador y Administración, y también en el ámbito normativo. Vamos a ver si no nos recurre el Gobierno el decreto, porque ya nos recurrió los anteriores. Queremos que uno pueda montar una empresa y poner en marcha su actividad económica en el menor tiempo posible. Queremos ser la comunidad autónoma más ágil y más rápida a la hora de establecer un negocio y ponerlo en marcha.

P. La minería andaluza sigue creciendo con nuevos proyectos como la ampliación de Riotinto y de Cobre Las Cruces y la reapertura de Aznalcóllar, que lleva años de espera. ¿Cuándo prevé que la Junta pueda conceder la licencia a esta última?

R. Yo creo que toda la actividad minera que se pueda producir en Andalucía es positiva siempre que haya garantía en la sostenibilidad medioambiental y siempre que sea una minería de alto valor añadido que genere cadena de valor. A mí no me vale que venga un grupo inversor, coja el metal, lo cargue en un barco y se lo lleve. Yo quiero que se extraiga el metal y que parte de esa transformación se haga en Andalucía y que aportemos cadena de valor a esa industria minera. Andalucía es la primera comunidad minera de España y tenemos ahí una responsabilidad importante en términos logísticos para el resto de Europa. La minería que nosotros estamos aplicando en Andalucía no es una minería sucia. La gente, cuando piensa minería, piensa en el carbón, pero eso ya no existe. Es una minería de una serie de metales que son los más demandados en el mundo, y con minas con un menor impacto medioambiental y en temas de agua. Ahora, como ya hemos aprendido en el pasado, estamos siendo muy, muy meticulosos y muy escrupulosos en los pliegos, las condiciones y las exigencias, hasta tal punto que se nos quejan algunas de las empresas de esta tarea, de lo exigente que estamos siendo. Pero no queremos repetir dramas medioambientales como los que vivimos hace 25 años en Aznalcóllar.

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P. ¿Cuál es el sector que confía que le va a dar más alegrías en los próximos años? ¿El hidrógeno verde?

R. Sin duda. Yo creo que lo que más alegría nos va a dar es lo relacionado con la transformación energética, como el hidrógeno verde. El acuerdo al que ha llegado Maersk con Cepsa supone no solo miles de millones de euros de inversión y decenas de miles de puestos de trabajo, que ya de por sí merece la pena, sino significa colocarnos en un punto a la vanguardia tecnológica, con una ventaja con el resto del mundo en transformación energética, porque va a haber barcos que van a consumir amoníaco verde, que son de última generación, y lo mismo ocurrirá con el combustible de los aviones. Este avance nos pone como una referencia. Y el segundo sector que nos está dando grandes alegrías es el tecnológico. Por primera vez en Andalucía, la tecnología es el segundo sector productivo, en términos de empleo. Nosotros estamos por encima de la media europea y por encima de regiones como Düsseldorf, Hamburgo, Lisboa… Por eso son dos sectores que van a ser motores de cambio.