Los peores datos del empleo se dan en los sectores precarios con más presencia del SMI
El mercado laboral empieza a dar señales preocupantes justo en los colectivos con mayor incidencia del SMI: agricultura, hostelería, empleo temporal, no cualificados y mujeres jóvenes
La desaceleración de la economía ya está impactando sobre el mercado laboral. El empleo se congeló durante los meses de verano y el desempleo ha vuelto a repuntar en tasas desestacionalizadas. Síntomas inequívocos de cómo la incertidumbre económica está afectando ya a la contratación de las empresas. Los peores datos se centran en los sectores y los grupos sociales con mayor incidencia del salario mínimo interprofesional (SMI), que son también los que aportan menor valor añadido.
El Banco de España realizó un análisis sobre los sectores en los que había más trabajadores con un salario inferior a 900 euros, esto es, que se vieron beneficiados por la subida del SMI. Los datos proceden de la 'Muestra continua de vidas laborales' (MCVL), que es la mejor estadística sobre rentas en España. El grupo social con mayor incidencia del alza del salario mínimo fueron los jóvenes de entre 16 y 24 años, ya que uno de cada cuatro cobraba menos de 900 euros al mes (o el equivalente para el empleo parcial y temporal).
El segundo son los trabajadores con contrato temporal, con un 14,4% de empleados afectados. El tercero es la agricultura, con un 11,1% de incidencia. El cuarto son las mujeres, con un impacto del 8,5%. Y el último son los trabajadores sin cualificación, con un 7,4% de afectación.
Todos estos grupos son los que peores resultados laborales están consiguiendo en 2019. Esto deja dos posibles lecturas. La primera es que la subida del SMI ha empezado a afectar a colectivos concretos aunque no se aprecie impacto en el conjunto de la economía. La segunda, que la desaceleración siempre pasa factura a los empleos de menor valor añadido, que son justo quienes tienen los menores salarios y quienes están menos protegidos. Para las empresas, es mucho más sencillo prescindir de estos contratos, por lo que son los primeros que se van a la calle cuando la economía se complica. También es posible que ambos factores empujen en la misma dirección.
Para empezar, los peores resultados se están concentrando en el rango de trabajadores sin cualificación. El número de asalariados del sector privado sin formación (no tienen ni la Secundaria) lleva dos trimestres consecutivos reduciéndose. En el segundo trimestre cayó un 0,9% interanual, y en el tercero, un 0,3%. Por el contrario, la demanda de trabajadores cualificados mantiene un gran dinamismo: el número de asalariados con estudios superiores está creciendo a ritmos del 4%.
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En el rango de edad y sexo, los peores resultados se los están llevando las mujeres jóvenes. En concreto, el número de mujeres de 16 a 24 años asalariadas en el sector privado lleva tres trimestres consecutivos a la baja, desde el inicio del año, cifras que contrastan con las del cierre de 2018, cuando el empleo juvenil femenino crecía a ritmos del 8%.
Las empresas se han empezado a deshacer de los trabajadores temporales. El número de asalariados del sector privado con un contrato a tiempo parcial se redujo un 2,9% en el tercer trimestre después de caer un 2,3% en el segundo trimestre, en tasa interanual. Esto significa que al cierre del tercer trimestre, había 107.500 empleos temporales menos que un año atrás. Por el contrario, el empleo mantiene su dinamismo entre los indefinidos, con 197.700 contratos fijos más. Estas cifras están afectadas por el Plan Director por un Trabajo Digno que aprobó el Gobierno hace más de un año, pero el saldo neto sigue siendo positivo para los indefinidos frente a los temporales.
En el caso de sectores concretos, la agricultura se está llevando la peor parte y es también el sector más afectado por el SMI. El número de asalariados del campo en el sector privado se ha reducido un 6% en el último año, un total de 27.600 asalariados menos. No está mucho mejor el turismo: el número de asalariados apenas ha crecido un 1% en el último ejercicio, apenas un cuarto de lo que lo hacía hace un año.
Todos estos datos ponen la señal de alerta en el empleo de menor valor añadido. Si bien es cierto que España necesita empleo de calidad, también lo es que sin este tipo de trabajo, el ritmo del mercado laboral se frena en seco. ¿Será capaz España de crear empleo de alta calidad y así permitir que los salarios más bajos vayan creciendo por encima del SMI?
La desaceleración de la economía ya está impactando sobre el mercado laboral. El empleo se congeló durante los meses de verano y el desempleo ha vuelto a repuntar en tasas desestacionalizadas. Síntomas inequívocos de cómo la incertidumbre económica está afectando ya a la contratación de las empresas. Los peores datos se centran en los sectores y los grupos sociales con mayor incidencia del salario mínimo interprofesional (SMI), que son también los que aportan menor valor añadido.
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