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Los países nórdicos rompen los esquemas de la natalidad: la estabilidad ya no es suficiente
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60 años de nacimientos en Europa

Los países nórdicos rompen los esquemas de la natalidad: la estabilidad ya no es suficiente

Los nacimientos caen de forma generalizada en toda la Unión Europea y el sur sigue a la cola de la fecundidad

Foto: Una familia, en el parque del Retiro. (Europa Press/Eduardo Parra)
Una familia, en el parque del Retiro. (Europa Press/Eduardo Parra)
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En Níger, cada mujer tiene cerca de siete hijos. En Corea del Sur, con la tasa de fecundidad más baja del mundo, la media ya está por debajo de un hijo por cada mujer. La enorme brecha entre ambos países es solo un reflejo de la cantidad de factores que afectan a la natalidad y de todas las preguntas aún sin respuesta sobre el futuro de la demografía mundial. ¿Se estabilizará el crecimiento de la población?, ¿decrecerá?, ¿tendrán más descendencia que ahora las futuras generaciones?, ¿sobrevivirá nuestra especie?

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No hay consenso científico para despejar muchas de estas cuestiones, según advertía en una publicación sobre el asunto el experto del Instituto de Demografía de Viena Tomás Sobotka. Para el director adjunto del prestigioso organismo, muchas de ellas ni siquiera han sido suficientemente estudiadas. Por eso, destaca la importancia que aporta la perspectiva de los estudios a lo largo del tiempo y en diferentes países sobre lo que podemos esperar. Lo que es incontestable es lo que ya ha sucedido: la natalidad en la Unión Europea está decreciendo y España es el segundo país con la tasa de fecundidad más baja, solo por detrás de Malta.

"Europa vivió un periodo de baby boom en los años cincuenta en todos los países afectados por la Segunda Guerra Mundial", explica Diego Ramiro, investigador del grupo de Dinámicas Demográficas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este efecto llegó más tarde a nuestro país, que en los años sesenta y setenta se situaba entre aquellos con las tasas más elevadas de fecundidad.

Pero las familias españolas pasaron de tener casi tres hijos por mujer en 1970 a 1,13 en 1998, el suelo de la fecundidad en nuestro país. La década de los dos mil, en cambio, comenzó con un marco económico optimista que elevó los nacimientos en España y en buena parte de los países de la UE, hasta que llegó la crisis de Lehman Brothers en 2008, que provocó "una caída fuerte de la fecundidad", en palabras de Ramiro, que dura hasta nuestros días.

Los gráficos permiten ver diferentes patrones sobre la evolución de nacimientos cada mes y desde 1960 en algunos de los países de la Unión Europea. Un color más oscuro indica que nacieron más bebés durante ese periodo. Así, se ve cómo Irlanda también vivió un efecto remontada a partir de 2000 y cómo la crisis económica marcó el fin de esa tendencia. El resto de países muestra patrones distintos, aunque la tónica común es que ninguno ha vuelto a tener cifras como las de los años sesenta.

Por encima incluso de los países nórdicos, Francia destaca como la región de la Unión Europea con la mayor tasa de fecundidad. Y la evolución de los nacimientos muestra además un patrón más estable que en otros sitios. "En Francia ha habido siempre un apoyo muy fuerte a la fecundidad, es casi como un interés de Estado", asegura Ramiro.

La tradición del que se considera el país natalista por antonomasia se remonta al siglo XIX, cuando desde el ámbito de la política ya se perfilaba "el tópico decadentista ligado al declive demográfico", cuenta el demógrafo del CSIC Julio Pérez Díaz, en un artículo dedicado exclusivamente al caso francés. El mensaje caló también durante las guerras, cuando el país vecino promulgaba el matrimonio y la procreación como deber nacional.

El mapa europeo de la caída de la fecundidad muestra la que ha sido la gran sorpresa de los últimos años para los demógrafos: la caída de la fecundidad en los países nórdicos. "Estos fuertes descensos han sido inesperados, porque estos países fesiempre se han visto como pioneros en políticas de conciliación de la vida familiar y laboral", apunta Sobotka en el artículo citado. "Es algo inaudito para ellos", sostiene Ramiro. Si analizamos las cifras de la última década, la fecundidad ha caído un 2% en Dinamarca, un 12% en Suecia, un 18% en Noruega y hasta un 20% en Finlandia, según cifras de Eurostat.

Foto: Una familia en la playa de Incheon, en Corea del Sur. (Reuters/Kim Hong-Ji)

Algunos autores creen que si esta caída se debe en parte a que cada vez es más habitual retrasar la formación de familia, la magnitud de la misma puede arraigar en futuras generaciones.

Aunque ninguna provincia española se salva de estar entre las cifras más bajas de fecundidad de todo el continente, Almería y Murcia tienen números ligeramente más altos. Sin embargo, algunas zonas registran ya menos de un hijo por mujer. Es el caso de las Islas Canarias, Zamora, Ourense, Lugo, León, Asturias e Ibiza. También nuestro país destaca por ser el que se pinta de color más oscuro cuando se trata de la edad media de maternidad. En concreto, Galicia, País Vasco y Madrid son las regiones donde las madres tienen hijos a edades más avanzadas.

Más incertidumbre, menos hijos

Para que las familias se decidan a tener hijos, "lo importante son las condiciones de vida y de crianza, lo demás son medidas o parches a corto plazo", asegura Marta Seiz, doctora en Ciencias Políticas y Sociales, especializada en demografía. Considera que las ayudas puntuales como los cheques bebé para promover la natalidad no fomentan la natalidad a largo plazo. “El acceso a la educación infantil de cero a tres años es muy importante, pues facilitamos esa compatibilización de la vida laboral y familiar”, añade Seiz.

En esta línea, una investigación en la que participó Ramiro, con datos recopilados por el Instituto de Estadística de Andalucía durante varios años tras la crisis económica, arroja luz sobre qué factores tienen más peso a la hora de ser madre. Si bien se ha observado una relación entre el nivel educativo y la fecundidad (a más nivel educativo, menos hijos), los investigadores concluyen que la estabilidad laboral es mucho más determinante. "Para las que estaban en paro, la fecundidad cayó en picado, tanto para universitarias como no universitarias. Y para las que tenían un trabajo permanente, durante la crisis económica no solo no bajó, sino que se mantuvo y, ligeramente, incrementó".

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)

En Francia, la mayor estabilidad económica y la facilidad para acceder al mercado laboral hacen que los jóvenes puedan emanciparse antes. También el acceso a la vivienda y el desarrollo de medidas de corresponsabilidad entre progenitores están más asentados.

En España, por el contrario, las condiciones laborales de la población joven y la mayor sensación de incertidumbre continúan siendo frenos a la natalidad. Precisamente existen ya líneas de investigación en demografía sobre cómo, más allá del impacto de las crisis económicas, las condiciones laborales, el acceso a la vivienda, la independencia económica y el incremento general de la incertidumbre en las generaciones más jóvenes pueden afectar a los niveles de fecundidad.

El retraso de la maternidad hace que cada vez sea más habitual que el número de hijos deseados y el que finalmente tiene una mujer no coincidan. En España, la expectativa de las que quieren ser madres es tener dos hijos. La maternidad tardía "dificulta la transición al segundo hijo", advierte Seiz.

Foto: Dos mujeres, en un mercado del centro de Sofía, Bulgaria. (Mónica Redondo)

El espejismo de la inmigración

Otro factor al que se atiende cuando se estudia la natalidad es la influencia de los flujos migratorios. Ante el escenario de decrecimiento de la natalidad española, en muchas ocasiones se ha mirado a la población inmigrante como salvavidas de la fecundidad. Pero “los inmigrantes se adaptan rápido a las tasas de fecundidad del país receptor”, advierte Ramiro. "Desde 2000 hasta 2008, tuvimos una entrada de cinco millones de inmigrantes en España, pero su nivel de fecundidad no es muy diferente al de las españolas, aunque es algo superior", reflexiona Ramiro.

Ramiro apunta además otra tendencia internacional. "Gran parte de los países emisores están reduciendo su fecundidad de forma bastante fuerte". Al final, los repuntes asociados a los movimientos migratorios no afectan a largo plazo, tal y como asegura Marta Seiz, porque se acaban "asimilando las pautas reproductivas" del país al que llegan.

¿Volveremos a ver un incremento de natalidad en España? Ahora, están teniendo hijos las generaciones que nacieron en los años noventa, cuando la fecundidad estaba de capa caída. Por tanto, hay menos parejas en edad reproductiva y se mantienen las bajas tasas de fecundidad. "Eso va a continuar ocurriendo hasta que no se llegue al repunte de los años dos mil", explica el investigador del CSIC, que advierte de que, además, la fecundidad tampoco subió muchísimo esos años de repunte.

Y al final todo depende de cuál será el deseo de tener hijos de la población nacida en esos años, en un contexto en que la seguridad en el empleo y la preferencia por un estilo de vida concreto son cada vez más importantes para decidirse a formar una familia.

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La crisis del covid ha añadido además una nueva capa de incertidumbre a las familias y a los estudiosos de las tendencias de población. En España, nueve meses después del confinamiento, los nacimientos cayeron en picado, según cifras del Instituto Nacional de Estadística.

Todavía es pronto para saber cuánto va a perdurar el efecto de la pandemia y el reto de adivinar cuáles serán las tendencias de natalidad es cada vez más complejo. Algunos autores dibujan un escenario en el que la generación Z logrará un sistema que haga a las sociedades más amigables para las familias y los niños. Para Sobotka, pase lo que pase, la investigación sobre la fecundidad y sus cambios continuará siendo "relevante y sorprendente" en las próximas décadas.

En Níger, cada mujer tiene cerca de siete hijos. En Corea del Sur, con la tasa de fecundidad más baja del mundo, la media ya está por debajo de un hijo por cada mujer. La enorme brecha entre ambos países es solo un reflejo de la cantidad de factores que afectan a la natalidad y de todas las preguntas aún sin respuesta sobre el futuro de la demografía mundial. ¿Se estabilizará el crecimiento de la población?, ¿decrecerá?, ¿tendrán más descendencia que ahora las futuras generaciones?, ¿sobrevivirá nuestra especie?

Eurostat
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