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Así ha salido el (silencioso) experimento de Portugal de abrir puertas a la inmigración
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Un proceso discreto de acogida

Así ha salido el (silencioso) experimento de Portugal de abrir puertas a la inmigración

El país lleva años fomentando la inmigración para suplir su pérdida de habitantes con un gancho que no agrada en la UE: una vía rápida para el pasaporte europeo. Pero el aumento masivo de solicitudes ha colapsado el sistema

Foto: La ciudad de Lisboa. (iStock)
La ciudad de Lisboa. (iStock)
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“Mi visa de estudio en Inglaterra estaba por vencerse, cuando alguien me habló de Portugal”, relata V., un joven nepalí que en 2018 decidió abordar un vuelo sin regreso de Londres a Lisboa. Siguiendo los consejos de amigos que ya vivían en Portugal, V. —quien ha pedido no ser identificado con su nombre completo— comenzó un papeleo que en la práctica no se debía de demorar más de un año. Después de todo, pensó, Portugal ha pasado a ser conocido en su país y en varios rincones del mundo como una “puerta de entrada” al Espacio Schengen.

V. forma parte de una ola de inmigración sin precedentes en la historia lusa, fomentada en parte por favorables políticas para extranjeros y uno de los periodos de naturalización más breves en la Unión Europea. Solo en los últimos cinco años, el número de inmigrantes con permiso de residencia en Portugal ha aumentado en un 70%. Como resultado, residen un total de 698.000 extranjeros para una población local de apenas 11 millones de habitantes. Eso sin contar a ilegales o a quienes aún esperan su regularización por parte del Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF).

Foto: Allison, en Lisboa. (Cedida)

Para suplir su problema demográfico —emigración masiva en las pasadas décadas, envejecimiento de su población y bajos índices de natalidad—, el Estado portugués inició en 2007 un esfuerzo interministerial para promover el país como un destino para la inmigración. “Ha habido un trabajo de promoción muy grande internacionalmente para posicionar Portugal como un espacio de acogida, donde se puede invertir con seguridad y donde se puede disfrutar del sol y del mar. Son ideas que han funcionado bien”, dice María Fátima Amante, quien ha investigado durante años los flujos migratorios de distintas nacionalidades hacia Portugal.

La académica destaca las políticas progresistas en la ley de migraciones portuguesa, como también el discurso constante de las autoridades que busca destruir los prejuicios contra la llegada de extranjeros. “Suelen repetir que como país tenemos un problema de población, o que estos contribuyen a nuestra Seguridad Social”, dice. En 2021, los trabajadores inmigrantes ayudaron a generar un superávit de 1.300 millones de euros para la Seguridad Social.

“Aunque se ha hablado de un proceso ‘discreto’ de atracción de inmigrantes, realmente se trata de un largo esfuerzo por parte del Estado portugués”, dice Amante.

placeholder Concentración en Lisboa en apoyo a los inmigrantes y refugiados. (EFE/EPA/Antonio Cotrim)
Concentración en Lisboa en apoyo a los inmigrantes y refugiados. (EFE/EPA/Antonio Cotrim)

Entre los aumentos más curiosos, al menos en el último año, están el de ciudadanos norteamericanos —quienes doblaron su llegada respecto de 2020—, italianos y franceses, en parte atraídos por las facilidades para obtener una visa D7, conocida también como la de los 'nómadas digitales'. En cuanto a naturalizaciones, los principales beneficiados fueron ciudadanos israelíes, con 21.263 nacionalizaciones solo en 2021, quienes aprovecharon la flexibilidad de la ley que busca reparar a los descendientes de judíos sefardíes.

El grupo que más ha crecido en los últimos años, según las cifras oficiales, proviene de Asia. Si en el año 2000 había solo un nepalí residiendo en Portugal, hoy son más de 20.000. En el caso de India, desde 2018 ha triplicado su presencia en el país luso: pasaron de 11.000 a más de 30.000.

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De acuerdo a João Carvalho, investigador y académico del Instituto Universitário de Lisboa (IUL), estos grupos son atraídos principalmente por el trabajo en la agricultura en el sur del país y por la posibilidad de obtener más fácilmente un pasaporte europeo. En Portugal, es posible obtener la ciudadanía tras apenas cinco años de residencia legal. Amante define esta atracción así: “Entendemos que Portugal no es precisamente la primera opción para estas personas. Pero sí es la opción más fácil y obvia”.

Un flujo que no es del agrado de los países de la Unión Europea que mantienen una política más estricta respecto a la entrada de inmigrantes. “Esta política permite responder a las necesidades del mercado de trabajo, pero no es muy bien vista en Francia o en Alemania”, asegura Carvalho.

"Es así como nosotros funcionamos, porque Portugal no consigue retener a sus trabajadores"

A pesar del aumento exponencial de inmigrantes, Portugal sigue perdiendo población. De acuerdo al último censo, el país perdió 214.000 residentes con respecto a 2011. “Los inmigrantes que vienen a vivir a Portugal, especialmente de países asiáticos, lo hacen con la idea de que van a vivir ‘el sueño de Suecia’. Luego se dan cuenta de que ganan 600 euros al mes y que las condiciones de residencia no son las mejores. Entonces, cuando consiguen la ciudadanía, gran parte de ellos termina por emigrar a la Suecia de verdad”, dice Carvalho.

Foto: Portugueses jugando a las cartas en la localidad de Amieira (REUTERS)

“Incluso tomando en cuenta los grupos que adquieren residencia por inversión, conocidos como 'Vistos Gold', el principal interés no es residir en Portugal, sino acceder al Espacio Schengen. Portugal es, en muchos casos, la entrada posible y la más fácil. Y eso puede ser una preocupación para nuestros socios europeos”, añade Amante.

“En el fondo, es así como nosotros funcionamos, porque Portugal no consigue retener a sus trabajadores”, concluye Carvalho.

Cerca del colapso

Y a pesar de que las autoridades portuguesas repiten que el país necesita de la inmigración, en el papel esta puede resultar engorrosa. En el caso de V., en los más de tres años que esperó por una cita con el SEF, tuvo que vivir las dificultades propias de la indocumentación: precariedad laboral, bajos salarios y constantes problemas con empleados públicos que no manejan otro idioma que el portugués.

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Diferentes expertos coinciden en que, a pesar de las buenas intenciones, el sistema público portugués está cerca del colapso. “Todos saben que la capacidad de procesar las solicitudes es 'deficitaria'. Impera una sensación de que todo está un poco al límite de sus capacidades”, explica la académica de la Universidad de Lisboa María Fátima Amante.

“Es por ello que la mayoría de mis amigos, una vez que obtienen su residencia en Portugal, se van a trabajar a otros países de Europa”, reconoce V.

'Tiktokers' y abogados patrocinadores

La mal afamada burocracia portuguesa y la dificultad generada por la barrera lingüística han provocado la proliferación de lucrativos negocios alrededor de la obtención de los documentos necesarios para solicitar la residencia en Portugal.

Cristián y Daniel son dos profesionales chilenos que se mudaron a Lisboa pocos meses antes de la pandemia del covid-19. Al llegar, les recomendaron solicitar su residencia a través del Nº2 del artículo 88º de la Ley de Extranjeros, la que concede autorizaciones por el “ejercicio de la actividad profesional”. De acuerdo a cifras del SEF, solo en 2021 se dieron 35.000 permisos por esta causa, siendo el principal motivo por el cual se otorgan autorizaciones de residencia en el país.

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Pero para poder hacer el ingreso de su solicitud, debían primero contar con otros documentos: Número de Identificación Fiscal (NIF), número de Seguridad Social (NISS), cuenta bancaria y comprobante de residencia en su municipio local. Para todos ellos se necesita presentar un 'aval' o representante con ciudadanía portuguesa. La forma más fácil de obtenerlos, les dijeron, era pagar en negro a una abogada para que los hiciera por ellos.

Nos reunimos con ella y otros seis inmigrantes, brasileños y africanos. Ella nos subió a su camioneta y nos llevó a diferentes oficinas públicas en un municipio fuera de Lisboa. Allí, ella tenía trato preferencial. Pasábamos primero en la fila y ella firmaba todo por nosotros. En un día, obtuvimos todos nuestros documentos”, rememora Cristián. Daniel, su pareja, saca cuentas: “Imagina, cada uno le pagó 150 euros en negro. En medio día de trabajo, ella obtuvo 1.200 euros libres de impuestos”.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), conversa con el vicesecretario general de la OTAN, Mircea Geoana, durante la primera jornada de la cumbre de la OTAN. (EFE/Rodrigo Jimenez)

Hoy, la pareja sabe de diferentes abogados que prestan servicios similares, con valores que comienzan en los 400 euros y que pueden llegar a los 1.500. Hacerlo por cuenta propia es gratuito, pero solicitar una cita con cada servicio puede extender este proceso meses. “Uno no quiere promover esta clase de negocios, pero como inmigrante, cuando no conoces el idioma, a veces se transforma en la única forma”, se lamenta Daniel.

Recientemente, las autoridades lusas han puesto el ojo en otro tipo de problema: perfiles de TikTok e Instagram que dan consejos sobre cómo emigrar a Portugal, donde se sugieren 'trucos' para burlar a los agentes migratorios del SEF, se recomiendan los servicios de abogados que 'facilitan' los procesos e, incluso, se llegan a sortear billetes de avión desde Brasil entre sus seguidores.

Foto: El primer ministro de Portugal, António Costa, en la celebración del Día de Portugal. (EFE)

Una rápida búsqueda virtual confirma la existencia de decenas de perfiles, en español, persa, inglés y portugués, que prometen ayudar a cumplir “el sueño de vivir en Portugal”. De acuerdo al medio portugués 'Expresso', el SEF sabe de la existencia de cientos de estos perfiles. Además, tiene bajo vigilancia a 22 'youtubers' e 'influencers' brasileños por sospechas de delito de auxilio a la inmigración ilegal.

Entre el dicho y el hecho

Para tratar de descomprimir los tiempos de espera, el Gobierno de António Costa ha comenzado a emitir decretos para facilitar la contratación de ciudadanos extranjeros en Portugal. También, el mes pasado, la Asamblea de la República aprobó una modificación a la ley de extranjeros para que inmigrantes de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) puedan dispensar parte del proceso para obtener su residencia. Aunque no sin polémica, ya que, en medio de la sesión, los diputados del partido de extrema derecha —Chega— se levantaron como protesta.

A pesar de la ayuda de la abogada, Daniel y Cristián tardaron casi tres años en obtener su permiso de residencia. En lo que tardó el trámite abrieron un restaurante, aunque ambos evitaron viajar a Chile por miedo a que su proceso se viera interrumpido. Cuando les fue asignada una cita con el SEF en Porto, a 300 kilómetros de su casa, tuvieron que cerrar su negocio durante dos días para asistir. Y a pesar de que tuvieron su cita en marzo, Daniel aún no ha recibido su carta de residencia. “Nos gustaría que existiese un criterio unificado en el servicio público. Todos los días en el restaurante oímos historias de personas que van a la misma oficina, con los mismos papeles y a quienes les dan razones diferentes para no ayudarles”, dice Daniel.

Foto: El líder de la ultraderecha portuguesa, André Ventura, durante la campaña presidencial. (EFE/Octavio Passos)

“Hay una gran contradicción entre la intención que expresan las autoridades y lo que sucede en la realidad, entre esta idea de ser un país integrador y, por otro lado, las condiciones en las que viven muchos inmigrantes a la espera de ser regularizados”, reflexiona Amante.

V., el joven nepalí, recibió en febrero de este año su permiso de residencia y no tiene planes de dejar Portugal. “Me gusta el clima, las personas, el idioma. No me veo viviendo en otro sitio que me guste más”, dice. Aprovechando su nuevo permiso, V. se encuentra disfrutando de sus vacaciones en Nepal con su familia. Constantemente, vecinos y conocidos se le acercan para preguntarle cómo podrían viajar, como él, a Portugal.

“Incluso con todas estas dificultades a nivel procesal, pienso que es difícil romper con esta narrativa de que somos un país abierto, que dentro de Europa estamos más disponibles para acoger que otros”, finaliza Amante.

“Mi visa de estudio en Inglaterra estaba por vencerse, cuando alguien me habló de Portugal”, relata V., un joven nepalí que en 2018 decidió abordar un vuelo sin regreso de Londres a Lisboa. Siguiendo los consejos de amigos que ya vivían en Portugal, V. —quien ha pedido no ser identificado con su nombre completo— comenzó un papeleo que en la práctica no se debía de demorar más de un año. Después de todo, pensó, Portugal ha pasado a ser conocido en su país y en varios rincones del mundo como una “puerta de entrada” al Espacio Schengen.

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