España emplea una lógica similar con una larga lista de países africanos, entre los que destacan Senegal, Mauritania, Gambia, Mali, Burkina Faso, Argelia, Ghana, Costa de Marfil y Níger, país situado en la encrucijada de las rutas migratorias que atraviesan el 90% de los migrantes de origen subsahariano que tratan de llegar a Europa. Desde 2015, Níger persigue por la vía penal a cualquier persona que esté relacionada directa o indirectamente con los migrantes y restringe el movimiento de personas dentro del país, una medida aplaudida por la Unión Europea.
A finales de los 90, el Gobierno de José María Aznar dio instrucciones al CNI de crear una red de espías e informadores en África que siguieran de cerca el movimiento de migrantes irregulares y las redes de trata. Uno de los agentes del CNI que participó en el diseño de esta red de espías, principalmente en países del Sahel y del África subsahariana, reconoce que, a menudo, las autoridades locales usan la tecnología suministrada por España para perseguir y reprimir a grupos opositores, activistas y ciudadanos críticos con el poder. La misma fuente, que dirigió varias células de informadores durante más de 15 años, asegura que las autoridades españolas están al tanto del doble uso que dan algunos gobiernos africanos a este tipo de dispositivos y productos supuestamente destinados a combatir la inmigración irregular. Un agente de la Guardia Civil con varios años de experiencia en Senegal y Mauritania corrobora la información del agente del CNI. Ambas fuentes piden anonimato para hablar en el marco de esta investigación.
Entre las empresas contratadas por España para suministrar estos productos a países africanos llama la atención Fieldsports Ltd., una tienda de productos de caza y deporte situada en una localidad en el norte de Malta
Entre las empresas contratadas por España para suministrar estos productos a países africanos llama la atención Fieldsports Ltd., una tienda de productos de caza y deporte situada en una localidad en el norte de Malta. Desde 2020, esta pyme ha facturado más de cuatro millones de euros al Ministerio de Asuntos Exteriores a través de 21 contratos para suministrar vehículos, uniformes militares, gafas de visión nocturna, drones, repetidores y tecnología de telecomunicaciones.
Fieldsports es una de las empresas que aparecen en los papeles del Paraíso. Su director, James Fenech, está siendo investigado en Malta por haber violado supuestamente el embargo internacional sobre Libia en plena guerra. Según los diarios ‘Malta Today’ y ‘Times of Malta’, Fenech habría suministrado, entre otros, embarcaciones semirrígidas que habrían sido utilizadas por mercenarios extranjeros afines a Gadafi para huir de Libia. En respuesta a esta investigación, Fieldsports niega trato de favor por parte del Gobierno español y matiza que su director, James Fenech, está siendo investigado por su rol en la empresa Sovereign Charterers Limited. El Ministerio de Asuntos Exteriores afirma que “efectúa las comprobaciones pertinentes” antes de adjudicar contratos y destaca que Fieldsports “no se encuentra en ninguna de las Bases de Datos” de prevención de blanqueo de capitales, financiación de terrorismo y paraísos fiscales.
05.
Obsesión por la frontera sur
España cuenta con un ministerio para las Migraciones, pero la gestión migratoria es prácticamente un monopolio del Ministerio del Interior. Al igual que sus predecesores, el ministro Marlaska y su equipo conciben la migración como un problema que pone en peligro la seguridad de España. El reparto de funciones y competencias produce fricciones con frecuencia entre Escrivá y Marlaska, ambos ministros socialistas.
El Gobierno, con Interior a la cabeza, se esfuerza por reforzar el perímetro fronterizo a cualquier precio —especialmente en la frontera sur—, que consume ocho de cada 10 euros adjudicados por el Ejecutivo central para control migratorio. El dato contrasta con otra realidad: en España, ocho de cada 10 personas migrantes sin papeles proceden de América Latina y trabajan en puestos esenciales, especialmente en el sector de los cuidados, atendiendo a ancianos y a niños. Estas personas —la mayoría, mujeres— acceden al país con visado de turista, sobre todo a través de los aeropuertos de Madrid y Barcelona. Preguntado al respecto, Interior responde que “la idea de rodear con una frontera terrestre los aeropuertos internacionales es una insensatez”.
El Gobierno, con Interior a la cabeza, se esfuerza por reforzar el perímetro fronterizo a cualquier precio —especialmente en la frontera sur—, que consume ocho de cada 10 euros adjudicados por el Ejecutivo central para control migratorio
El 18 de mayo a medianoche tuvo lugar la reapertura de la frontera en Ceuta y Melilla tras más de dos años cerradas a cal y canto. Quienes hicieron cola para reencontrarse con sus familias pudieron ver algunas pinceladas de la llamada “frontera inteligente”, uno de los negocios más prometedores para la industria del control migratorio. La frontera del futuro toma forma en estos dos enclaves españoles. España es la avanzadilla de la Unión Europea, que a mediados de 2020, en plena pandemia, aprobó un gasto de más de 300 millones de euros para implementar estas "fronteras inteligentes" en el perímetro exterior europeo.
Interior lleva varios años destinando recursos y guarda con celo los detalles. Este sistema incorpora tecnología punta de inteligencia artificial, con lectores biométricos, cámaras de última generación e, incluso, drones con los que la Guardia Civil ya localiza y persigue a migrantes que tratan de acceder de forma irregular. Quienes asistieron a la reapertura de la frontera de Ceuta pudieron escuchar el zumbido de los drones Matrice 300 RTK que usa la Benemérita en las dos ciudades autónomas. Más de 50 colectivos alertan de los riesgos que entraña la “frontera inteligente” para los derechos fundamentales de las personas migrantes y transfronterizas. El Ministerio del Interior asegura que la puesta en marcha de la “frontera inteligente” es una decisión de la Unión Europea, que trabaja para “conjugar el respeto a los derechos individuales con la mejora de la protección del territorio europeo frente a las actuales amenazas”.
06.
Un negocio para todos
El negocio que emerge de las políticas migratorias de España no solo abarca grandes infraestructuras y tecnología avanzada. Es en los detalles más triviales e insospechados donde pequeños y medianos empresarios obtienen su mayor cuota de mercado, a veces con prácticas cuestionables.
Albie, una empresa "especialista en comidas para colegios", suministra alimentos en varios centros de internamiento de extranjeros. Es la misma empresa que prestó mantenimiento, limpieza y comida para el CIE de Fuerteventura durante varios años, hasta que una investigación de porCausa y El Confidencial reveló que ese centro llevaba vacío cinco años. Albie facturó más de medio millón de euros en ese tiempo sin prestar ningún tipo de servicio.
Tras la publicación de esta información, el Ministerio del Interior cerró el CIE de Fuerteventura. Desde entonces, esta misma empresa ha facturado a la Policía Nacional más de 13 millones por el suministro de comida para otros CIE, sobre todo en Canarias. La empresa Alonso Hipercas, mencionada al principio de este especial, vende al Estado la comida que se sirve en el CATE de Cartagena. La Guardia Civil asegura que ese CATE está cerrado y no tiene siquiera fecha de apertura prevista. El año pasado, Alonso Hipercas facturó más de 35.000 euros al Ministerio del Interior por "diversos suministros y servicios" para el CATE de Cartagena. Interior le adjudicó este contrato sin concurso público. El ministerio que lidera Fernando Grande-Marlaska no facilita los pliegos, pero asegura que este CATE está “completado y listo, pero pendiente de un trámite administrativo por parte del Ministerio de Defensa” y afirma que estos contratos “están siendo utilizados en las instalaciones provisionales habilitadas en el puerto de Cartagena”.
07.
¿Un modelo roto?
"Somos un país que siempre ha defendido la migración regular y ordenada", respondió Pedro Sánchez recientemente a preguntas sobre la última tragedia en la frontera de Melilla. Sobre el papel, la política migratoria española tiene por objetivo evitar las entradas no permitidas, facilitar la llegada segura de quienes tienen permiso para trabajar y salvaguardar la defensa de los derechos fundamentales de los migrantes. El análisis de los contratos destinados a la gestión migratoria dibuja un modelo alejado de esos intereses, en el que la gestión de las fronteras españolas queda, en ocasiones, en manos de gobiernos no democráticos y un reducido número de actores privados. Un grupo de 20 empresas recibe seis de cada 10 euros del erario público destinados a impermeabilizar fronteras, de acuerdo la investigación realizada por El Confidencial y porCausa a partir de la información pública disponible a nivel nacional [vea la metodología].