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Portugal, sin piedad ante los pirómanos: prisión preventiva y vigilancia reforzada
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El peligro de la atracción por el fuego

Portugal, sin piedad ante los pirómanos: prisión preventiva y vigilancia reforzada

En medio de la ola de calor y de los incendios que azotan Portugal, los tribunales han dictaminado prisión domiciliaria a 12 personas con antecedentes de piromanía

Foto: Un bombero lucha contra el fuego en Ourem (Portugal). (EFE/Nuno Andre)
Un bombero lucha contra el fuego en Ourem (Portugal). (EFE/Nuno Andre)
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Europa está en llamas. En Lisboa, el cielo estuvo gris durante días, pero no eran nubes. Era el humo de la ola de incendios que azota el país. Los bomberos no paran: intentan contener los focos por todo el territorio luso mientras que el fuego ha consumido ya cerca de 58.000 hectáreas en lo que llevamos de año, más del doble que en todo 2021. Portugal afronta una situación crítica por el aumento de las temperaturas, el viento y la baja humedad, que ha provocado un estado de contingencia en julio. Este prohíbe la quema de rastrojos, del uso de pirotecnia, de maquinaria y actividad en áreas forestales y el refuerzo de equipos de extinción. El problema, sin embargo, también es humano.

El aumento histórico de las temperaturas está detrás de esta ola de incendios, pero hay casos como el de Pinheiro de Bemposta, en el centro del país, donde han ardido más de 2.500 hectáreas. ¿El culpable? Un hombre de 39 años, desempleado y con antecedentes de piromanía, que fue arrestado por la policía lusa.

Foto: Incendio forestal en Portugal. (EFE/Nuno André Ferreira)

No es un hecho aislado y a Portugal le preocupa especialmente la conducta reincidente de muchos de los pirómanos que acaban siendo responsables de incendios en diferentes partes del país. Han tomado medidas. En 2017, el Gobierno de António Costa propuso una modificación del Código Penal para aumentar las penas hasta 10 años de cárcel por iniciar un incendio forestal. Además, abrió la puerta para que tribunales dictaminen prisión domiciliaria preventiva a personas condenadas o sospechosas de poder iniciar un incendio.

Hasta junio de este año, la Justicia portuguesa ha determinado prisión domiciliaria preventiva para 12 personas, casi igual al total de los últimos cuatro años. Por otro lado, de acuerdo con datos divulgados por el Ministerio da Justiça, en Portugal hay 29 personas cumpliendo una pena carcelaria por el delito de provocar un incendio forestal. Otras 23 fueron consideradas como "inimputables" —que hace referencia a cuando un sujeto comete un acto clasificado como delito, pero este individuo carece de madurez mental o física— y permanecen internadas en diversas instituciones. Pero ¿ha ayudado esta medida en la prevención de incendios?

La posibilidad de enviar a prisión domiciliaria preventiva durante los meses de mayor incidencia de incendios está establecida en el inciso 3.º del artículo 274 A del Código Penal portugués. Esta norma incluye la fiscalización del cumplimiento de esta medida por "medios técnicos de control a distancia", es decir, mediante pulseras eléctricas de seguimiento. "La idea es garantizar que esa persona esté en casa y se puedan rastrear sus movimientos", declaró el presidente Antonio Costa. De acuerdo con la ley, cada tribunal decide si aplica este artículo, que solo puede ser activado "en el periodo coincidente con los meses de mayor riesgo de ocurrencia de incendios".

Foto: Foto: Mossos d'Esquadra.

Xavier Viegas, coordinador del Centro de Estudios sobre Incendios Forestales de la Universidad de Coimbra, explica que esta medida nació para evitar que los pirómanos reincidentes sigan actuando, pero cortar el problema de raíz es mucho más complicado. "Por desgracia, verificamos que, muchas veces, las penas de prisión no son suficientes para que estas personas puedan mejorar", dice Viegas.

A pesar de que la Policía Judiciaria (PJ) portuguesa cuenta con el perfil de 700 personas sospechosas o con condenas de piromanía, no siempre han conseguido anticiparse. En el caso de Pinheiro de Bemposta, la policía cree que el detenido habría iniciado más de un incendio solo durante la última semana. En el caso de incendio de Ourém, la causa del fuego también fue provocada.

"Si pensamos en los incendios que ha habido en Portugal, y en las vidas humanas y animales que ya fueron diezmadas, tenemos evidentemente un problema con personas pirómanas en nuestro país", dice el doctor en Psicología Forense, Mauro Paulo. Aun así, el especialista advierte que, dentro de las medidas preventivas, se debe abordar el uso indebido del fuego en las zonas rurales del país, la causa de la mayoría de las detenciones por incendios en Portugal.

placeholder Los bomberos intentan apagar en las llamas en Portugal. (EFE/Nuno Andre)
Los bomberos intentan apagar en las llamas en Portugal. (EFE/Nuno Andre)

De acuerdo con cifras de la Guardia Nacional Republicana (GNR), durante este año se ha detenido a 56 personas por iniciar incendios: 44 de ellas por "negligencia" y las 12 restantes por cometer un acto presumiblemente doloso.

Aunque Xavier Viegas afirma no contar con suficiente información para saber cuál ha sido el impacto de esta prisión preventiva en el combate a los incendios forestales en los últimos años, sí destaca que, a fin de evitar reincidencias, esta es una medida positiva. "La idea no es encarcelar, sino limitar su libertad durante los meses más peligrosos y, con ello, su rango de acción", opina.

El perfil de los pirómanos

Como pirómano o piromaníaco se entiende a aquellas personas que sufren un trastorno del control de impulsos relacionado con la provocación de incendios y la atracción por el fuego. La definición está clara, pero no tanto el perfil de los mismos. Las cifras de los detenidos aseguran que se trata de hombres —de las 56 aprehendidas este año en Portugal, 49 son hombres—, y, en la mayoría de los casos, de edades entre 20 y 40 años, desempleados, con un nivel bajo de escolaridad, sin relaciones afectivas y con problemas de alcoholismo. Sin embargo, el perfil está empezando a cambiar y Viegas asegura que "hoy se confirma que quienes cometen estos crímenes tienen perfiles muy diversos. De escalas sociales y preparación académica muy variada. Y eso es una llamada de atención".

A comienzos de este año, comenzó el juicio de un ingeniero acusado de iniciar 16 incendios que quemaron cerca de 65.000 hectáreas en Portugal entre 2017 y 2021. Los métodos del pirómano desconcertaron a la policía: artefactos con fuentes de energía autónoma y temporizador, que lo ayudaban a provocar fuegos mucho después de su colocación en el lugar.

Foto: Gran incendio de 1776 en Nueva York.

Eso le permitía programar la explosión durante horas e, incluso, días. Para ese momento, podía estar a cientos de kilómetros de distancia. Además de los 16 crímenes, se le atribuyen otros cuatro, la semana pasada, en el área de Proença-a-Nova. La policía, sorprendida por la estrategia del pirómano, no ha conseguido todavía aclarar si se trata de una iniciativa propia o si es una respuesta a una intervención a mayor escala y hay otras personas implicadas. Las autoridades llevaban dos años persiguiéndole y, por fin, declarará ante el juez por sus actividades piromaníacas desde 2019.

El problema no tiene fin: esta semana, en Vila Pouca de Aguiar, un adolescente de 14 años fue arrestado por la sospecha de haber iniciado un incendio cerca de la casa de sus abuelos. "En mi opinión, por la seguridad de toda la sociedad, siempre habrá que mantener un cuidado o vigilancia con estas personas con tendencias a reincidir", sentencia Viegas. Por su parte, el psicólogo Mauro Paulo indica que todos los datos indican la necesidad de un mayor conocimiento de la variada nueva realidad de estos perfiles. "Cuanto más se conoce la realidad de estas personas, más se puede tratar de prevenir estos crímenes", opina.

Europa está en llamas. En Lisboa, el cielo estuvo gris durante días, pero no eran nubes. Era el humo de la ola de incendios que azota el país. Los bomberos no paran: intentan contener los focos por todo el territorio luso mientras que el fuego ha consumido ya cerca de 58.000 hectáreas en lo que llevamos de año, más del doble que en todo 2021. Portugal afronta una situación crítica por el aumento de las temperaturas, el viento y la baja humedad, que ha provocado un estado de contingencia en julio. Este prohíbe la quema de rastrojos, del uso de pirotecnia, de maquinaria y actividad en áreas forestales y el refuerzo de equipos de extinción. El problema, sin embargo, también es humano.

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