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El plan de Rusia en África que toca la fibra más sensible de los europeos
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La tensión aumenta en las fronteras

El plan de Rusia en África que toca la fibra más sensible de los europeos

Con el objetivo de desestabilizar Europa, el Kremlin estaría haciendo todo lo posible para incrementar deliberadamente una marea humana de refugiados

Foto: Una protesta de refugiados en Idomeni, Grecia, en 2016. (EFE/Nake Batev)
Una protesta de refugiados en Idomeni, Grecia, en 2016. (EFE/Nake Batev)
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A finales de 2015, durante el punto álgido de la crisis de los refugiados, algunos analistas militares detectaron un patrón: muchos de estos desplazados huían directamente de la campaña de bombardeos en Alepo y otros lugares por parte de la aviación siria. Tras la entrada de Moscú en la guerra de Siria, también huían de los ataques rusos. Varios expertos empezaron a hacerse una pregunta inquietante: ¿estaba Rusia haciendo todo lo posible para incrementar deliberadamente esa marea humana hacia Europa? Los datos mostraron una correlación entre los ataques aéreos promovidos por Rusia y el número de refugiados, pero no fue posible demostrar una intencionalidad.

Lo que está claro es que el Kremlin tomó nota de la reacción histérica de las sociedades europeas ante la llegada súbita de cientos de miles de personas de diferente color y religión. Si se quería desestabilizar a Europa, había pocas formas mejores de hacerlo. En los años siguientes lo demostraron el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el monarca marroquí Mohamed VI. Trató de imitarles el líder bielorruso Alexander Lukashenko, que llegó a orquestar una operación de traslado de inmigrantes a un país donde prácticamente no había para poder enviarlos hacia las fronteras de la Unión Europea.

Foto: Planta de tratamiento de fertilizantes en Shandong, China. (Reuters/Stringer)

Durante este período, algunas voces se han planteado que quizá los planes de Rusia en el continente africano, además de la proyección geopolítica y la extracción de recursos, pasan por controlar las oleadas migratorias hacia Europa. El pasado febrero, semanas antes del inicio de la invasión de Ucrania, el doctor Mike Martin, investigador asociado del Departamento de Estudios de la Guerra del King’s College de Londres y autor del libro 'Por qué luchamos', advertía sobre "el desastre que va a golpear a los países del Sahel a medida que las temperaturas y la población aumenten durante los próximos 30 años", lo cual "va a crear un montón de conflictos, y un montón de migrantes". Y ahí, según Martin, vendría la gran jugada estratégica rusa: "Al poner el pie en Malí, Burkina Faso y Libia, Rusia puede ahora influir en esos conflictos y en los flujos de refugiados hacia Europa durante los próximos 30 años".

No es el único que lo piensa: "Rusia ha reconocido el efecto polarizador que los grandes flujos de refugiados sirios han tenido en la política europea. Tener una mano en la compuerta que regula los flujos de refugiados desde África, por lo tanto, le da a Rusia mayor influencia sobre Europa", señala el informe 'El alcance global de Rusia', del 'think tank' estadounidense Centro Europeo George C. Marshall de Estudios de Seguridad. De hecho, caben pocas dudas de que esta cuestión ocupa un lugar importante en la mente de los líderes del Kremlin.

Foto: grupo-wagner-africa-rusia-geopolitica

A principios de junio, mientras Rusia hacía todo lo posible por agravar la crisis alimentaria en el mundo, el jefe del Consejo de Seguridad Nacional ruso, Nikolai Patrushevio, declaró al diario estatal 'Rossiyskaya Gazeta': "Decenas de millones de personas en África u Oriente Medio quedarán al borde de la hambruna, debido a Occidente. Para sobrevivir, huirán a Europa. No estoy seguro de que Europa vaya a sobrevivir a la crisis".

Grupo Wagner entra en el juego

Más allá de acuerdos comerciales y diplomáticos legítimos, lo que preocupa a los expertos es la presencia militar rusa en el continente, que es lo que permitiría a Moscú agitar mediante la violencia los conflictos del continente. 25 países africanos han firmado acuerdos militares con Rusia y mercenarios rusos, especialmente —pero no exclusivamente— del llamado Grupo Wagner, han sido detectados en 16 naciones africanas.

Para Fran Matías Bueno, analista de conflictos y especialista en el Grupo Wagner, estos temores están bien fundados: "Rusia ya ha utilizado a través de uno de sus estados satélites, Bielorrusia, la migración de manera instrumental, o al menos el régimen lo ha hecho con el beneplácito ruso. En África la situación es algo más complicada, pero hay oportunidades para Rusia", dice a El Confidencial. "Si se abandona a países como Malí, y prosiguen los golpes de estado que allanen el camino a regímenes autoritarios aislados, estos son el caldo de cultivo para ampliar el Kremlin su influencia. Libia sería la vía más probable para instrumentalizar esa migración", explica.

Foto: Un soldado francés, frente a un helicóptero durante la operación Barkhane, en 2019, en Malí. (Reuters/Benoit Tessier)

En el mismo sentido se expresa Pilar Rangel, profesora de Derecho Internacional en la Universidad de Málaga y experta en las crisis en el Sahel. "Una de las ideas principales de Rusia es atacar a Europa desde todos los frentes posibles. Rusia sabe que una de las debilidades y desafíos de la Union europea es poder hacer frente al flujo migratorio que llega desde Africa, así como el que llega desde Oriente", indica Rangel. "Estas acciones se encuadran dentro de lo que denominamos amenazas híbridas. España e Italia se preocupan tanto por el desafío migratorio como por la creciente presencia de Wagner en África, especialmente en países frágiles como Libia y Malí, más cercanos a Europa. No sería descartable otra crisis migratoria en Europa como respuesta por las sanciones a Rusia, similar a lo que Alexander Lukashenko hizo con la UE a fines del año pasado, y podría hacerlo vía Libia o vía Argelia", opina.

Para esta experta, nuestro gran vecino del Magreb podría jugar un papel fundamental en este esquema: "Argelia es aliado estratégico de Rusia, y tras el giro dado por Pedro Sánchez respecto al Sáhara, ha conseguido el consiguiente enfado de este país. Argelia era un socio fiable de España en materia migratoria, hasta el punto que cuando detectaban que un grupo de inmigrantes iba a cruzar a España les detenía y les expulsaba", afirma. Ahora, sin embargo, "desde el ámbito de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado se asegura que, en la costa argelina, la policía no tiene previsto contener la salida de migrantes a través del mar en cayucos, como sí sucedía cuando estaba en vigor el tratado de cooperación entre ambos países". El resultado, señala, ya lo estamos viendo, con la llegada de las primeras pateras desde Argelia a Baleares y Almería.

Foto: Un soldado ruso en Alepo, Siria, en diciembre de 2016. (Reuters)

El panorama, además, es susceptible de empeorar. La retirada europea de Malí, primero de Francia y después de España y Alemania, deja el campo libre a la influencia rusa en el país, cuya junta golpista ha firmado acuerdos de “cooperación antiterrorista” con Wagner, cuyas acciones están siendo investigadas a nivel internacional por su participación en múltiples matanzas de civiles malienses. La jugada le ha salido tan bien al Kremlin que existen indicios de que el golpe de estado que tuvo lugar en Burkina Faso en enero de este año fue ya directamente organizado por Rusia. Además, en Libia operan al menos 7.000 mercenarios de esta organización, en apoyo del bando rebelde liderado por el mariscal Jalifa Haftar.

"Realmente no es preocupante solo el tema de la migración, ya que el Grupo Wagner en Libia se ha hecho con el control de facto de la base aérea de Jufra, cerca de Sirte. Si el ejército ruso algún día decide tomar el relevo de los mercenarios y desplegar misiles balísticos allí, la defensa de Europa estaría en una situación totalmente nueva y sería una grave amenaza al flanco sur", comenta Rangel.

La invasión de Ucrania, sin embargo, ha afectado a las capacidades militares rusas en África. Muchos de los miembros de Wagner han sido desplegados en el Donbás y otros frentes ucranianos, donde están siendo utilizados como punta de lanza. "El liderazgo político tiene un ancho de banda, y ahora (el gobierno ruso) está ocupado por completo con Ucrania. Es la prioridad. En segundo lugar, se necesita el máximo de mercenarios en Ucrania, por lo que se extraen los recursos humanos de escenarios secundarios como es África. No hay tanta capacidad de reclutamiento, y menos cuando se está improvisando", indica Bueno. No obstante, este experto advierte: "No descarto que se utilice la influencia en África en un futuro más o menos cercano de manera más agresiva".

Dada la dificultad para contener la inmigración irregular, incluso en condiciones favorables, el uso de estas corrientes como herramienta desestabilizadora podría ser un arma muy poderosa, y no hay mucho que Europa pueda hacer para impedirlo. Para Rangel, sin embargo, todavía quedan algunas opciones. "Tanto la UE como la OTAN deben extender su área de influencia en el Sahel y el norte de África, principalmente a través de acuerdos de cooperación bilaterales con países dispuestos a adquirir destrezas y capacidades para asumir ellos mismos el reto de afrontar sus amenazas internas", dice. "Europa no debe permitir que la escalada vaya a más porque no se puede permitir tener un Magreb desestabilizado, ya que unido a todo lo que está ocurriendo en el Sahel se convertiría en un polvorín a las puertas de Europa", concluye.

A finales de 2015, durante el punto álgido de la crisis de los refugiados, algunos analistas militares detectaron un patrón: muchos de estos desplazados huían directamente de la campaña de bombardeos en Alepo y otros lugares por parte de la aviación siria. Tras la entrada de Moscú en la guerra de Siria, también huían de los ataques rusos. Varios expertos empezaron a hacerse una pregunta inquietante: ¿estaba Rusia haciendo todo lo posible para incrementar deliberadamente esa marea humana hacia Europa? Los datos mostraron una correlación entre los ataques aéreos promovidos por Rusia y el número de refugiados, pero no fue posible demostrar una intencionalidad.

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