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Ben van Berkel, el arquitecto holandés que dice que Madrid está a la altura de Ámsterdam
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Entrevista

Ben van Berkel, el arquitecto holandés que dice que Madrid está a la altura de Ámsterdam

Es uno de los creadores más reputados del planeta, con proyectos como el metro de Doha o la nueva estación de Chamartín. En el Hay Festival, hablará del futuro de las ciudades

Foto: El arquitecto Ben van Berkel. (ContactoPhoto/Zuma Press/Robin Utrech)
El arquitecto Ben van Berkel. (ContactoPhoto/Zuma Press/Robin Utrech)

Antes de la cita con Ben van Berkel (Utrecht, 1957), una ojeada a la web de UNstudio, el estudio que montó en 1998, demuestra que es uno de los arquitectos más internacionales y reputados del momento. Entre otros muchos proyectos, es el creador del metro de Doha, el Mercedes-Benz Museo de Stuttgart, la Torre Wasl en Dubái y, la joya de la corona, el puente Erasmus de Róterdam, que le cambió la vida en los noventa. Además, es el cerebro que está detrás de la nueva estación de tren de Chamartín. Van Berkel es una absoluta megaestrella.

Y, sin embargo, cuando acudo a la entrevista en el lobby de un hotel madrileño me encuentro con un hombre amable, educado, relajado y con muy pocos aires esnobs. Toma un café y desde el primer minuto empieza a hablar con pasión de su profesión y de cómo la arquitectura puede hacernos más felices. De eso también hablará este viernes en la sede de la IE University en Segovia dentro del Hay Festival, que cuenta con la colaboración de El Confidencial. Un verdadero placer.

PREGUNTA. Vamos a empezar por el principio a modo de tarjeta de presentación: ¿por qué quiso ser arquitecto?

RESPUESTA. Yo era diseñador. Había estudiado Artes en Ámsterdam y trabajaba para varios diseñadores gráficos y arquitectos. Estaba bastante contento con un diseñador japonés con el que estaba trabajando y que me hablaba mucho de Japón. Fue él quien me dijo, tienes que ir a Japón porque va a cambiar tu mente. Y tienes que visitar el palacio Katsura. Y lo cierto es que fui y fue increíble. Estuve en Kioto, en Tokio y otras ciudades, y vi piezas arquitectónicas del siglo XVII, XVIII y XIX, pero cuando estuve en el palacio Katsura me quedé verdaderamente impresionado con la historia de la arquitectura japonesa y cómo la arquitectura japonesa tradicional había tenido una influencia enorme en arquitectos modernos desde Frank Lloyd Wright a Le Corbusier. Y eso, efectivamente, cambió mi mente. Y eso también me dio la idea y la sensación de que la arquitectura es una forma de comunicación. Tenía 26 años y decidí entonces estudiar arquitectura en Londres.

Foto: Intervención del escritor y periodista Giles Tremlett en la pasada edición del Hay Festival Segovia. (EFE/Pablo Martín)

P. Así que fue Japón lo que le cambió la vida.

R. Sí, sí, la arquitectura japonesa, pero también cambió el acercamiento que yo podía tener hacia la arquitectura en general.

P. Y en 1996 termina el puente Erasmus en Róterdam, que es lo que definitivamente le pone en el mapa como arquitecto.

R. Fue algo extraño porque yo había trabajado junto a Zaha (Hadid), Santiago Calatrava en mis primeros años.... Pero cuando empecé a trabajar por mi cuenta hablé con políticos y urbanistas que me dieron este encargo en Róterdam —me tuve que presentar a un concurso, claro— y cuántos años tenía… unos 33 o 34 años... Ahí fue cuando conseguí mi primer trabajo importante para una ciudad. Lo que cambió completamente fue la forma en la que yo había trabajado hasta entonces con ingenieros, políticos, gestores, con los diseñadores… Cambió mi mirada hacia cómo podíamos trabajar todos juntos. Esa fue la chispa para montar UN Studio porque este estudio consiste todo en un trabajo en red entre todos los especialistas y en compartir conocimientos. Pero sí, el puente lo cambió todo y me dio increíbles oportunidades.

"La arquitectura debe ser edificante, debe generar una experiencia, un efecto emocional, como la música"

P. Acaba de decir que para usted la arquitectura es comunicación. ¿En qué sentido?

R. Yo pienso que la arquitectura debe ser edificante, debe generar una experiencia, un efecto emocional. Con la música es mucho más fácil generar ese efecto porque es algo que se adentra en tu cuerpo. Con la arquitectura es mucho más difícil, pero yo es lo que intento. Y a veces pienso que es posible, pero exige un trabajo muy duro porque necesitas hacer algo con lo que gente diga “guau”. El Mercedes Benz Museum fue uno de mis proyectos después de varios años, en 2006, y cuando lo terminé todo el mundo dijo “¡oh, guau, el edificio tiene dos rampas en espiral!". Me gusta generar ese efecto sorpresa. El edificio desde fuera parece que tiene tres partes, pero si entras dentro te das cuenta de que tiene nueve plantas. Me gusta trabajar con experiencias inesperadas, con sorpresas y especialmente con la sostenibilidad y todas esas ideas relacionadas con materiales sostenibles y que hacen los edificios más saludables con las personas y el medio ambiente. Ahora estoy investigando nuevas formas estéticas, no, estéticas no es la palabra, más bien fórmulas atractivas para que la gente pueda comunicarse mejor entre sí. Yo creo que la arquitectura debe ser una herramienta de comunicación y que genere que a la gente le guste regresar a verlo. Por ejemplo, como cuando lees un buen libro y piensas, madre mía, esto es tan bueno que me gustaría releerlo porque seguro que me he perdido algo. La música es muy buen ejemplo, porque si te gusta una canción vuelves todo el rato a ella. A mí lo que me gustaría es que la arquitectura consiguiera lo mismo.

P. La sostenibilidad ahora es uno de los tópicos fundamentales en el mundo de la arquitectura. Lo vimos en la reciente Bienal de Venecia. ¿Real o moda? ¿La arquitectura puede ser sostenible?

R. Realmente, es un tema importante ahora mismo. Y es necesario que el medio ambiente esté más sano y más sostenible. Y la razón por la que a mí me importa tanto este asunto es porque he recogido los datos con mis estudiantes de los científicos y los especialistas y sabemos que el buen aire, la buena acústica, los materiales no tóxicos… todo eso causa una serie de efectos. Yo tengo siempre tengo en cuenta tres aspectos de la salud: la salud física, la salud social y la salud mental, y teniendo en cuenta esos aspectos intento crear espacios más atractivos. Si tú sabes que el edificio es saludable y el aire corre a través de las habitaciones, se generan menos bacterias y la sensación es como si te despertaras al aire libre y eso a la gente le encanta porque siente que el aire es más fresco. Al mismo tiempo, también entiendo que hay muchas dudas con todo esto porque no es el aspecto más importante de la arquitectura. La sostenibilidad es solo una herramienta para mejorar la eficiencia de los edificios. Y también te sirve para darte cuenta de cómo te sientes con materiales no tóxicos o con mejores materiales.

placeholder Vista del Museo de Mercedes-Benz en Stuttgart, Alemania. (Getty/Thomas Niedermueller)
Vista del Museo de Mercedes-Benz en Stuttgart, Alemania. (Getty/Thomas Niedermueller)

P. ¿En qué sentido puede la tecnología ayudar con todo eso? Usted, como arquitecto, ¿cómo la aplica?

R. Con los datos. Sabemos, por ejemplo, que en Europa una gran mayoría de las escuelas no son saludables. Los niños respiran aire viciado en las clases. Leo mucho sobre esto porque es la generación del futuro y creo que deberíamos trabajar más en construir escuelas más sanas. A menudo hablamos de comida sana y de que tenemos que cuidar el medio ambiente, y lo cierto es que tenemos que hacer todas estas cosas para mejorar la salud del planeta, pero tampoco olvidemos que tenemos que estar conectados los unos con los otros, porque vivimos en un planeta en el que hay que cuidar tanto el medio ambiente exterior como el interior de las infraestructuras.

P. Usted trabaja para ciudades occidentales y orientales. ¿Es distinta la aproximación a este tema?

R. Totalmente. Hace años, en China quizá no tenían tanto interés en la sostenibilidad, pero ahora sí, porque el humo en las ciudades después del covid… Después del covid un montón de cosas ocurrieron. Antes del covid cuando yo hablaba de sistemas más saludables y sostenibles nadie prestaba mucha atención, y sin embargo, ahora todo el mundo me dice, “ah, sí, es verdad, tiene usted razón”. En China, Corea del Sur, Australia, Oriente Medio, en Oriente en general tienen un gran interés en mejorar la salud física y tener un medio ambiente más sostenible… porque no olvidemos una cosa: allí la gente tiene que usar muchísimo el coche y, por ejemplo, en Doha están bastante contentos con el nuevo metro, ya que no tienen que estar horas sentados en un coche y aguantando todo el atasco…

P. Ni las altas temperaturas del exterior.

R. Exacto. Hace demasiado calor. Tienes que encontrar otras maneras de protegerte. Pero en Qatar, uno de los objetivos del país no solo era hacer un sistema de metro para la Copa del Mundo de Fútbol sino también para la ciudad y particularmente para la gente que vive allí, porque, según decían [las autoridades], es un país en el que la gente vive muy aislada: van de casa al coche, del coche al trabajo y vuelta. Y no se relacionan con nadie. Y además la infraestructura que tienen no es nada buena para estar sentados horas en el coche. Por eso, dentro del metro, han decidido invertir también en mejores materiales, en un alumbrado más sostenible, en que las estaciones estén bien localizadas, incluso hay espacios para que jueguen los niños en las estaciones… Y yo creo que por eso el metro se ha vuelto tan popular porque la gente de todas las generaciones y de todas las clases sociales lo utiliza.

P. Lo que ocurre es que luego llegas a los hoteles o entras en un centro comercial y parecen congeladores por el aire acondicionado. Eso muy sostenible no parece.

R. Sí, es una locura, pero vete a Nueva York y es igual. Y luego también es muy loco que a las once de la noche todas las luces de los edificios de oficinas están encendidos y así se quedan toda la noche. Y eso es verdad que me decepciona porque nos pasamos el día hablando de sostenibilidad, pero los cambios más básicos todavía no los hacemos.. Y solo tienes que poner dos sensores en la habitación para que cuando cruces la puerta las luces se apaguen. Es tan simple y tan barato de hacer… Y lo que encuentro más fascinante es que todavía hay gente que duda en invertir en sostenibilidad, lo cual podría reducir enormes cantidades de gastos.

placeholder Puente Erasmus, en Róterdam. (EFE/Jeffrey Groeneweg)
Puente Erasmus, en Róterdam. (EFE/Jeffrey Groeneweg)

P. ¿En Europa, las ciudades se están quedando atrás en este tema en relación con las ciudades orientales? Antes decía lo de las escuelas… ¿Son nuestras urbes cada vez más viejas, más sucias, más contaminadas?

R. Sí, es así. Hay una cuestión en este tema y es el aspecto político. En Europa tenemos un sistema más democrático y eso significa que se producen larguísimas discusiones sobre los cambios.

P. Y eso es bueno…

R. Sí, eso es bueno, yo creo que eso es realmente bueno, porque así obtienes un sistema regulado. No olvidemos que en Asia y países que he citado como Corea del Sur están absolutamente interesados en estos asuntos y en las innovaciones radicales, pero la regulación es mucho menor. Sin embargo, a la vez creen que la inversión en todo esto les va a traer más riqueza en el futuro. Es lo que están haciendo los inversores en esta parte del mundo. En Europa… Mira, yo aquí hablo a menudo con muchos inversores y ellos están cada vez más interesados en invertir en sostenibilidad porque saben que a largo plazo va a proporcionar mucho más valor. Sin embargo, todavía va lento.

P. En la conferencia que va a pronunciar en el Hay Festival Segovia, se va a centrar en el futuro de las ciudades. ¿Vamos realmente a esa ciudad de los 15 minutos de la que tanto se habló en la pandemia o esto solo fue un deseo voluntarioso?

R. Yo creo que las ciudades cambiarán tal y como nosotros cambiamos. Por ejemplo, ahí tienes París, cuya alcaldesa se ha tomado muy en serio estos cambios y ha implementado que en el centro no haya tantos coches y que la ciudad sea mucho más verde con la creación de muchas más zonas para los peatones. Ámsterdam también está interesada en estas ideas con la creación de más zonas verdes, más carriles para las bicicletas. Pero no olvidemos: lo que las ciudades realmente necesitan son más espacios comunitarios para que no haya muchas áreas monofuncionales. Es decir, tú tienes fantásticos centros de ciudades como donde estamos ahora, en los que solo tienes que cruzarte de acera para encontrarte con 300 restaurantes y aquí tienes concentrada un área súper social de la ciudad. Sin embargo, te vas a las afueras y ahí encontramos a menudo estas áreas monofuncionales en las que no hay suficientes cafés, restaurantes o guarderías para niños o centros para personas mayores. Por tanto, yo lo que creo es en un tipo de ciudad en el que se mezclen diferentes funciones. No es que crea en la ciudad de los 15 minutos pero sí creo fuertemente en los espacios comunitarios en los que tú puedas encontrarte y ver a otras personas [patios, zonas comunes de lectura o de hacer deporte, de celebrar las reuniones…], lugares en los que puedas conocer a tu vecino. Últimamente yo intento que en mis edificios no tengas que usar siempre el ascensor sino las escaleras para estimular a la gente a que se vean las unas a las otras. Sí, ya sé que en los ascensores nos vemos los unos a los otros pero en el ascensor no hablamos.

"Lo que hace feliz a la gente en la ciudad es más contacto con los otros"

P. También ocurre en las calles en las grandes ciudades. Este verano en Nueva York comprobé que la gente ni se mira la una a la otra por la calle. Vamos a toda velocidad, a lo nuestro.

R. Sí… El problema en determinadas ciudades es que la comunicación entre las personas se vuelve cada vez más difícil porque la ciudad está cada vez más mecanizada, es decir, funciona con máquinas.

P. Como eso de no comprar el billete del metro en una ventanilla sino en una máquina. O ya pagar directamente con la tarjeta. Más cómodo, pero…

R. Sí… Son cosas que no me gustan. La manera de hacer la vida más feliz a la gente en las ciudades es logrando que tengan más contacto social entre ellos. Lo evidenció la pandemia. Si la gente trabaja durante mucho tiempo sola en casa, enferman. Es algo que sabemos ahora. Yo creo que en una ciudad te puedes aislar muy rápidamente cuando no tienes ni la posibilidad ni la oportunidad de abrirte a los otros. Ahora mismo estoy trabajando en un vecindario en Helmond, en Holanda y lo que queremos garantizar es que la gente pueda hacer las cosas entre todos, desde producir comida, practicar deportes juntos o trabajar juntos. Quizá trabajando juntos pueden reducir los costes de la energía, incluso pueden producirla y vendérsela a otro vecindario. Es decir, se trata de promover un determinado tipo de negocio que pueda hacer atractivo la comunicación entre nosotros. Obviamente, todos, yo también, necesitamos nuestros momentos para estar a solas. A mí me gusta también estar a solas para concentrarme en mi trabajo. Y también sé que no todo el mundo puede estar todo el día socializando. Pero tienes que hacerle a la gente la ciudad más fácil y más atractiva.

placeholder Estación de metro de Doha, Qatar. (iStock/Nikada)
Estación de metro de Doha, Qatar. (iStock/Nikada)

P. Antes creo que decía algo al respecto de cómo ha cambiado la conversación, pero ¿realmente detrás de todo esto está el haber pasado por una pandemia?

R. Sí, el covid ha ayudado a crear un nuevo interior, pero los problemas que tenemos siempre estuvieron ahí.

P. Sí, pero ahora los vemos, y es lo que se dice con otras cosas: cuando ves algo, no puedes dejar de verlo y es entonces cuando tiene que cambiar.

R. Sí, sí, y hay mucha gente que dice, no es bueno estar mucho tiempo solo, no es bueno trabajar en ambientes insanos, cómo podemos mejorar nuestra salud... Muchas cosas han cambiado. En el ámbito de la arquitectura hay nuevos tipos de flexibilidad. Conozco gente que no va a trabajar los siete días y la mitad los hacen en casa. Yo no sé si tú haces lo mismo, pero hay muchos periódicos, como el Guardian, y otras grandes compañías donde los trabajadores se queden en casa un 40 o 30% del tiempo…. El problema es que esto hace más difícil la formación de equipos… y la gente está más distanciada de la empresa y tampoco creo que sea saludable… Pero volviendo a lo que decía del covid, sí, yo creo que ha creado un nuevo interior y ha hecho que surjan nuevas ideas para que el medio ambiente sea más sostenible y saludable.

"El problema en las ciudades es que la comunicación se vuelve cada vez más difícil porque la ciudad está cada vez más mecanizada"

P. ¿Qué espera del futuro?

R. El otro día en la apertura del máster que doy les dije a mis alumnos que vivimos en el mejor de los tiempos posibles. Es verdad, tenemos una crisis geopolítica, hay un montón de problemas en el mundo, cambio climático, problemas económicos y de todo tipo… Pero lo que está ocurriendo en relación con la transformación de la vida, el trabajo, la movilidad y la calidad de cómo podemos mejorar las ciudades está tan en la conversación, la discusión y es tan radical… Hay un montón de cosas radicales que se están haciendo para mejorar nuestro ambiente y por eso pienso que estamos en el mejor de los tiempos posibles para la innovación. Yo creo que el futuro nos va a dar muchas oportunidades sobre cómo trabajar con las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial. ¿La IA va a diseñar para ti? No, pero te va a ayudar para estructurar e instrumentalizar tus ideas. Qué pasará con la movilidad en el futuro; qué pasará con el trabajo. Las oficinas tradicionales son cada vez menos populares. Yo ya estoy viendo muchos cambios. Pero estos mejores tiempos todavía tienen que venir para la arquitectura.

P. Por cierto, su estudio ganó el proyecto de la nueva estación de Chamartín. ¿Cómo ve Madrid?

R. Ganamos el concurso el año pasado y vengo por aquí regularmente y me encanta. Hace 10 años, normalmente me perdía por la ciudad y pensaba que era tan grande que me era difícil encontrar los buenos restaurantes… Siempre tenía que estar preguntando a todo el mundo. Pero ahora podríamos decir que es culturalmente más clara e incluso físicamente y creo que la calidad de vida es increíblemente buena en relación al desarrollo que ha tenido en estos últimos años. Creo que Madrid ahora es una de las ciudades más atractivas en el mundo.

P. ¡Vaya!

R. Y, bueno, no olvides que provengo de unas de las ciudades más cómodas del mundo, que es Ámsterdam, y siempre digo que nadie puede competir con Ámsterdam, pero ahora mismo Madrid sí puede competir con ella.

Antes de la cita con Ben van Berkel (Utrecht, 1957), una ojeada a la web de UNstudio, el estudio que montó en 1998, demuestra que es uno de los arquitectos más internacionales y reputados del momento. Entre otros muchos proyectos, es el creador del metro de Doha, el Mercedes-Benz Museo de Stuttgart, la Torre Wasl en Dubái y, la joya de la corona, el puente Erasmus de Róterdam, que le cambió la vida en los noventa. Además, es el cerebro que está detrás de la nueva estación de tren de Chamartín. Van Berkel es una absoluta megaestrella.

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