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El ideólogo de la ciudad de los 15 minutos: "Se han inventado eso de que los quiero encerrar"
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ENTREVISTA CON CARLOS MORENO

El ideólogo de la ciudad de los 15 minutos: "Se han inventado eso de que los quiero encerrar"

Sus teorías sobre la proximidad urbana se han convertido en la obsesión del pensamiento conspirativo. Hablamos con el asesor de Anne Hidalgo durante su visita a la capital

Foto: Carlos Moreno. (WRI Ross Center for Sustainable Cities)
Carlos Moreno. (WRI Ross Center for Sustainable Cities)

El colombiano Carlos Moreno (Tunja, 1959) no deja de mirar la Gran Vía mientras responde. Frunce el ceño ante el tráfico imparable y señala a través de la ventana del Hotel de las Letras para utilizar Madrid como ejemplo (negativo) de su apuesta por la proximidad que cristaliza en la idea de la ciudad de los 15 minutos (y el territorio de la media hora).

Como él resume en La revolución de la proximidad (Alianza Editorial), la ciudad de los 15 minutos permite acceder en poco tiempo a vivienda asequible, al empleo, al comercio, a actividades deportivas y sanitarias, a educación y a ocio. Un concepto que en los últimos días ha estado en el centro del pensamiento conspirativo global después de que diversas manifestaciones en Canadá o en Reino Unido, donde se está votando su implantación, hayan protestado contra lo que consideran una manera de encerrar a los pobres en sus guetos.

"En Madrid existe un desajuste entre los lugares donde la gente vive y donde trabaja"

El debate incluso ha llegado a España, en programas como El gato al agua, de Intereconomía, que denuncian la propuesta como una forma de control social. Moreno se pone nervioso cuando se le pregunta por la cuestión, que ha crecido como una bola de nieve durante las dos últimas semanas, ya que ha recibido amenazas de grupos neonazis. En mitad de la tormenta, el hombre que asesora urbanísticamente a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se explica a El Confidencial.

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PREGUNTA. Bienvenido a Madrid. ¿Qué le parece?

RESPUESTA. Madrid es la tercera capital europea por tamaño, atravesada por las mismas problemáticas que todas las grandes ciudades europeas: densidad, movilidad, desafío frente al cambio climático. En Madrid hay unas particularidades propias: la peatonalización, la recuperación del río Manzanares, el soterramiento de la M-30. Como toda España, está en vísperas de una decisión política sobre cómo cambiar su centralidad.

P. ¿Qué rasgo destacaría?

R. Que a diferencia de otras grandes ciudades europeas, en su estructura urbana Madrid tiene una gran variedad de población ocupando una densidad en la cual los servicios ligados a su movilidad representan un desafío considerable, porque hay un gran desajuste entre los lugares donde la gente vive y donde trabaja.

Hay una gran migración cotidiana y eso es relevante, porque su cultura urbana ha dado una presencia al coche mucho más alta que en otras ciudades europeas, por un cierto atavismo, o tal vez por ese arte de configuración social que considera que si posees un auto tienes un cierto estatus social. Se compagina con una cierta idea de que el auto es para la gente que tiene medios y que andar en transporte colectivo es para la gente que no. Eso crea en esta ciudad un cierto desequilibrio urbano.

P. En ese desequilibrio, los sectores empresariales más punteros y las zonas residenciales de mayor nivel socioeconómico se concentran en el norte mientras que el sur produce menos empleo. Pero ¿cómo se ataja algo así de forma efectiva?

R. Es una cuestión de proyecto urbano y de proyecto de vida. Tenéis programas como Castellana Norte, con las Cuatro Torres (que son cinco), que se corresponde con esa continuidad de Madrid hacia el norte, aumentando el volumen vertical. Los lugares de trabajo están completamente disociados de otras actividades.

Esto que observamos en Madrid tiene que ser hoy analizado bajo tres elementos. Uno es el cambio climático. Madrid pertenece al sur de Europa y se puede observar la diferencia de temperatura en verano. Otro es el covid y sus impactos, Madrid estadísticamente entra en la categoría de ciudades europeas en las que el modelo de negocio de estos edificios corporativos está en crisis. Leí hace poco un informe sobre Madrid y creo que decía que en esas zonas corporativas verticales hasta el 18% de sus negocios está en riesgo de no ser viable.

"Barcelona está mucho más avanzada que Madrid porque ha habido continuidad"

Con la guerra de Rusia en Ucrania, tenemos una crisis energética que representa un desafío para todos esos edificios verticales. El cambio de modelo en Europa y en Madrid es obligatorio, tiene que haber una política urbana trazada por los que dirigen tanto el ayuntamiento como el Gran Madrid. Yo llamo a eso el pacto social urbano de la proximidad, que permita restablecer un nuevo equilibrio y modificar las centralidades multifuncionales y zonales hacia un reequilibrio que lleve a una mayor mezcla de usos, de servicios y que regenere el tejido.

P. La sensación es que Barcelona ha sido mucho más arriesgada a la hora de acometer esas reformas, como ocurre con las superislas, a pesar de las resistencias.

R. Sabemos que siempre hay competencia entre Madrid y Barcelona, que se ha tomado muy a pecho esta trasformación con las superislas, que tienen sus más y sus menos. Nuestro paradigma no es un plan de circulación, no es cerrar una vía sobre dos para ponerla verde y simplificar el tráfico, lo que proponemos es cambiar el uso de la ciudad, que significa ofrecer comercio de proximidad, empleo local, circuitos cortos y nuevos modelos de construcción.

Barcelona está mucho más avanzada que Madrid, a pesar de sus dificultades, pero también hay programas en Valencia o en Santander, donde se acaba de hacer un concurso de regeneración económica y de inclusión en el que he estado en el jurado. Durante mucho tiempo se decía que Pontevedra era ejemplar, que vivían 70.000 personas y que eso no vale para una ciudad como Madrid y sus 12 millones de habitantes, pero se ha visto que su modelo puede aplicarse.

Entre Madrid y Barcelona, creo que esta ha tenido más continuidad política, llegamos a casi 10 años de una cierta continuidad en la regeneración de la ciudad. Madrid no, porque tuvo el periodo de Manuela Carmena, que iba en este sentido, pero para esta municipalidad no es su prioridad. Mientras no haya continuidad, nos perdemos en discusiones.

Mira, estoy observando la Gran Vía, que tuvo un proceso de peatonalización y ahora ha vuelto para atrás. Lo haces o no lo haces, pero no lo haces tres años y luego lo quitas. Un ejercicio que hago con mis alumnos es llevarlos a una esquina y que cuenten los coches que pasan en los que va solo una persona. Estás privatizando un espacio público que es de todos con autos diésel que generan morbilidad y un problema de salud urbana.

En cierto momento tienes que decir basta e ir un poco más lejos, con medidas que a veces pueden no ser muy populares. Pero estamos frente a 80 años de urbanismo de automóvil, desde la Carta de Atenas de 1937, que dice que una ciudad de éxito es una ciudad que va rápido y tiene infraestructuras de largas distancias. ¿Cómo te enfrentas a eso? La gente ha considerado que lo normal es tener un auto y pasar una hora en un atasco.

P. En los últimos días, ha habido una gran polémica con la ciudad de los 15 minutos, con manifestaciones en Oxford y Edmonton. ¿Qué le parece?

R. Desde hace dos semanas, tengo a toda la prensa mundial permanentemente encima. No lo llamo polémica, yo lo llamo simplemente un ataque, un complot basado en mentiras, fabulaciones, en fantasmas, en fake news. Como me decía ayer un periodista inglés de The Guardian, lo que ha pasado es que el concepto se volvió mundial desde hace dos años y medio, y no tenemos tiempo para atender todo lo que pasa en el mundo. Muchos alcaldes y equipos técnicos se bajan nuestros documentos cada día, que son una guía metodológica de transformación urbana a corto, mediano y largo plazo, que se puede implementar sea la ciudad grande, pequeña, densa o poco densa.

"En París me llaman socialista y en Buenos Aires dicen que apoyo a los ricos"

Cuando en Reino Unido este concepto empieza a extenderse y a ser votado en Oxford, Oxfordshire, Sheffield, Mánchester, en el Parlamento escocés o en Edmonton de Canadá, unos grupos muy identificados, neonazis, patriotic alternatives de la derecha o la parte más dura de los tories de Nick Fletcher han hecho una amalgama en la que, como dice una pancarta de Oxford, “no queremos ciudades de 15 minutos, no queremos vacunas, no queremos 5G, no queremos cámaras”. Son el trumpismo mezclando la totalidad: Moreno quiere encerrarnos en un campo de concentración, tienes que pedir un permiso para salir, si lo haces te ponen una multa…

En fin, se han inventado toda una historia. Jordan Peterson, que es el gurú mismo del complot en Norteamérica, se lanzó contra el concepto diciendo que es una conspiración documentada. Ahora sacan un dibujo que dicen que es del Foro Económico Mundial. Ese dibujo lo hice yo con una colega en mi casa.

Lo hago con gusto con Anne Hidalgo y el Bloque Socialista y con Horacio Rodríguez Larreta, que es el alcalde de derechas de Buenos Aires. En París me dicen que soy socialista y en Buenos Aires que apoyo a los ricos, pero lo que me interesa es que el concepto se desarrolle. En febrero de 2020, lo presentamos en una conferencia de prensa y dos semanas después llegó el covid, así que cogió un impulso enorme porque había que buscar cómo trabajar, cómo hacer compras y la gente redescubrió no solamente la proximidad, sino el tiempo útil, que el trabajo no lo es todo en la vida.

Muchas campañas electorales en Europa se han jugado alrededor de este tema. Nosotros no tenemos ni jefe de prensa, ni equipo de comunicación ni de marketing. El poco dinero que tenemos lo metemos n nuestras investigaciones y nuestros jóvenes. Nuestras armas son nuestro pensamiento y nuestra escritura. Que la extrema derecha me coloque como enemigo público número uno, el diablo que forma parte de un invisible Gobierno mundial que quiere encerrar a la gente en sus casas, tal vez es un reconocimiento del éxito mundial de un concepto salido de un grupo de universitarios que yo encabezo. Nunca imaginé cuando comencé esta investigación hace 13 años que un día me iba a encontrar amenazado por neonazis.

placeholder El terror de los 'cochistas'. (Mathieu Delmestre)
El terror de los 'cochistas'. (Mathieu Delmestre)

Fletcher dice que soy miembro de una conspiración internacional socialista, que fui siempre un militante armado, cuando fui parte de una guerrilla urbana entre los 15 y los 20 que dejé a los 22 para convertirme a la no violencia. He tenido suerte de estar con el Dalai Lama y conocer la espiritualidad de la no violencia.

P. ¿Por qué se produce entonces este ataque? En un momento en que el acceso a la vivienda es muy complicado, uno de los miedos es que la ciudad de 15 minutos haga aumentar el precio de las zonas que aún son asequibles.

R. Mi análisis es muy escueto. Ellos dicen que les están jodiendo porque ir en coche es su libertad y que eres un gilipollas si no les dejas. Ese es un primer punto. Luego dicen que el covid no existió, que era para meternos un chip y volvernos dóciles frente al cambio climático. Y con la ciudad de 15 minutos retienen solo los 15 minutos, aunque yo también hablo del “territorio de media hora”.

Siempre digo que el tiempo es lo de menos, no tiene nada que ver. Es un modo policéntrico, poliservicial, multiusos, para definir la calidad de vida, pero ellos solo hablan de 15, el radio en el que estás prisionero. Tomaron que el proyecto de Oxford suprimía la llegada de los coches al centro, lo mezclaron con el covid y que querían hacerte un lockdown, y con el cambio climático, que querían dejarte en tu casa sin nada.

P. En España, cada vez que se realiza una encuesta sobre las ciudades con mejor calidad de vida suelen salir en los primeros puestos las ciudades de mediano tamaño que ya son, en cierta forma, ciudades de 15 minutos.

R. Es muy interesante, porque el concepto se presta muy bien. Logroño se lo ha tomado en serio desde muy temprano. Conozco muy bien Vigo, donde es muy lindo lo que han hecho con todos sus proyectos de realización urbana, con su centro comercial que se ha convertido en un lugar multimodal… Pontevedra ha puesto en práctica conceptos antes de que yo los formalizara, hay una influencia mutua. En las ciudades intermedias de España hay una viabilidad bastante alta para que estos conceptos se integren y adapten y contribuyan a una mejor calidad de vida.

"Hay que ver qué se hace con esas torres de 60 metros donde nadie va a trabajar"

En Logroño me dijeron que estaban aplicando espontáneamente mi concepto. También Soria, con Carlos Martínez. España va a tomar la presidencia de la Unión Europa desde el 1 de julio y tiene la oportunidad de ser adalid de estas iniciativas de transformación urbana, tiene la puerta abierta para una iniciativa europea para que las ciudades sean un punto de desarrollo de este urbanismo durable, bello, inclusivo y de proximidad.

P. Una de las tensiones más patentes después de la pandemia es entre las ciudades y el campo. El otro día, el diputado del BNG Néstor Rego decía que si Madrid quería energía, que colocase molinos en la Castellana, no en Galicia. Cada vez más gente intenta huir de la ciudad. Las ciudades tienen mala fama, pero usted las defiende como lugares de progreso y avance social.

R. En la política española, tenéis una particularidad que compartís con Italia, con una política regional de reivindicaciones regionales relativamente alta. Joan Ribó, el alcalde de Valencia, es miembro del partido regionalista valenciano. También el País Vasco, con el PNV al frente de ciudades como Bilbao, Vitoria-Gastéiz o Donostia. Ni hablemos de Cataluña. Eso conlleva tensiones que no son solo entre ciudad y campo, sino entre Gobierno central y autonómico.

El País Vasco tiene estas tres ciudades, pero también un tejido rural importante de cabeceras municipales. Lo llamo las tramas territoriales, el concepto gemelo a la ciudad de 15 minutos es el territorio de media hora, para ligar pequeñas comunas que pueden ser rurales o muy pequeñas para que se equilibren entre ellas. En España, una fundación ha hecho un manifiesto de ciudades de 15 minutos y territorios de 45.

placeholder Valencia, en verano. (EFE/Manuel Bruque)
Valencia, en verano. (EFE/Manuel Bruque)

Cuando tienes pequeñas ciudades separadas por 15, 20, 30 o 40 minutos, ya estamos haciendo en Francia que en lugar de que tu pequeña ciudad tenga piscina, estadio, gimnasio, teatro y sala de conciertos con poca entrada de dinero cojamos un compás, tracemos un círculo, nos reunamos y que uno haga el centro de espectáculos, otro la piscina de trampolín, otro el polideportivo y así creemos una nueva trampa que reequilibre el territorio.

P. Para terminar, ¿no es paradójico que esta entrevista se esté llevando a cabo en la Gran Vía? El centro sigue siendo poderoso: ¿será posible llevar a cabo una ronda de entrevistas como esta en Carabanchel?

R. Para mí sería indispensable y necesario que descentralizamos. Las tres D de mi trabajo son descentralizar, desaturar y distribuir. Que no todo el mundo pase por la Gran Vía a la misma hora ocasionando estos atascos, que no todo el mundo vaya a la misma hora en tren o en metro y que el trabajo no esté todo en Castellana y la gente más popular viva en Vallecas. Hay que hacer un esfuerzo importante de descentralización y discutir con el sector privado, hay que ver qué se hace con esas torres de 60 metros donde la gente va cada vez menos a trabajar. Esta entrevista hay que hacerla en Vallecas, con buenas tapas y una buena caña.

El colombiano Carlos Moreno (Tunja, 1959) no deja de mirar la Gran Vía mientras responde. Frunce el ceño ante el tráfico imparable y señala a través de la ventana del Hotel de las Letras para utilizar Madrid como ejemplo (negativo) de su apuesta por la proximidad que cristaliza en la idea de la ciudad de los 15 minutos (y el territorio de la media hora).

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