Es noticia
La idea que Barcelona ha tenido y en el extranjero copiarán (pero aquí ignoramos)
  1. Alma, Corazón, Vida
UNA CALLADA REVOLUCIÓN URBANÍSTICA

La idea que Barcelona ha tenido y en el extranjero copiarán (pero aquí ignoramos)

En España quizá no sea muy conocido, pero el proyecto de 'superilles' barcelonés se ha convertido en una importante inspiración para los urbanistas de las grandes ciudades

Foto: Los barrios de la capital catalana, a vista de pájaro. (iStock)
Los barrios de la capital catalana, a vista de pájaro. (iStock)

Durante los últimos años, el urbanismo barcelonés parece haberse convertido para los medios de comunicación españoles en un epítome de todo lo que no funciona. Desde la proliferación del turismo 'low cost' en barrios como la Barceloneta a la proliferación de pisos ilegales pasando por la contaminación, el ayuntamiento se ha visto obligado a tomar rápidamente cartas en el asunto. A veces, adoptando innovadoras medidas en las que urbanistas de todo el mundo están empezando a fijarse.

El proyecto que está llamando la atención de medios de todo el mundo es el de las superislas (o “superblocks” en inglés), que forman parte del Plan de Movilidad 2013-2018 y tienen como objetivo que la ciudad pase de ser un entorno pensado para los automóviles a otro centrado en el transeúnte. La idea de Salvador Rueda es, en apariencia, sencilla: se trata de reconfigurar el tránsito de automóviles de manera que las calles que se encuentran en la parte interior de nueve manzanas se corten al tráfico y, de esa manera, puedan ser disfrutadas por el peatón. Terrazas, parques, cafeterías, gimnasios al aire libre o campos de juego pueden ser algunas de las aplicaciones de ese espacio hasta ahora destinado exclusivamente al tránsito automovilístico.

“Imagina si las calles fuesen para pasear, los cruces para jugar y los coches no pudiesen pasar”, explica esta semana un reportaje publicado en 'The New York Times' por Winnie Hu. “Suena como el sueño de los peatones y la pesadilla de los conductores, pero se está convirtiendo en realidad en la segunda ciudad de España”. El rotativo inglés no es el único que se ha fijado en la propuesta urbanística barcelonesa. También lo ha hecho 'The Guardian' en su serie sobre ciudades modernas, o 'Vox',

“Las ciudades modernas están gobernadas por los coches”, señala este último medio. “Las calles están diseñadas para ellos; los ciclistas, los peatones, los vendedores, los paseantes y otras formas de vida humana han sido empujados a los márgenes de las aceras. Los espacios compartidos han sido confinados a los parques y a alguna plaza ocasional. Es una realidad tan fundamental de las ciudades que apenas nos damos cuenta de ella”. El objetivo del proyecto barcelonés es revertir dicha tendencia.

La encargada de transportes de Nueva York está considerando adaptar el programa a su ciudad

Paradójicamente, este parece haber llamado más la atención entre medios extranjeros que en los españoles. En parte, porque muchos reconocen los problemas de la capital catalana como suyos propios. En su página, el ayuntamiento señala los seis objetivos de este proyecto: una movilidad más sostenible (carril bici y autobuses), revitalización de los espacios públicos, promoción de la biodiversidad y los espacios verdes, mejora de la cohesión social, promoción de la autosuficiencia en el uso de recursos e integración en los procesos de gobernanza. Todas esas cuestiones que han traído de cabeza a los urbanistas modernos durante décadas.

Recuperar las grandes urbes

“La mayor parte de personas que viven en nuestros barrios no tienen coches, y aun así las calles están llenas de automóviles”, explicaba en 'NYT' la diseñadora urbana Claire Weisz, encargada del proyecto de reforma de Astor Place. La encargada de transporte de Nueva York, Polly Trottenberg, señala en el mismo reportaje que conoce el proyecto de Barcelona y que ha considerarlo adaptarlo a las calles neoyorquinas, al menos en espíritu. Gran parte de las decisiones tomadas en la gran manzana (como “Shared Streets”) se parecen sensiblemente a lo que está llevando a cabo en nuestro país, explica.

La contaminación ha sido quizá el factor más importante a la hora de rediseñar el trazado automovilístico urbano. Un estudio publicado en 2007 aseguraba que se podían prevenir 1.200 muertes anuales en la ciudad descendiendo los niveles de polución hasta los recomendados por la UE. Con este programa se espera que la utilización del coche particular hasta un 21%, favoreciendo el público o la bicicleta, en línea con otras iniciativas como el día sin coches, que ha tenido lugar en ciudades como Madrid, Barcelona o Zaragoza. Según los cálculos de Rueda, el 60% del espacio destinado a coches pasará a estar libre de automóvil o tendrá un uso mixto.

En el proyecto late el deseo de que los espacios públicos sean lugares de “intercambio, expresión y participación, cultura y conocimiento y de ocio”

Como recordaba 'The Guardian', no es casualidad que el proyecto haya comenzado a implantarse en el Eixample, uno de los grandes experimentos urbanísticos de la segunda mitad del siglo XIX, con el cual Ildefonso Cerdà planeó una ciudad más igualitaria, justa y horizontal a través del trazado urbanístico de los nuevos barrios barceloneses (su forma de red es otro factor clave a su favor). Sus motivaciones tenían que ver con la salubridad, pero también gozaban de una alta carga ideológica; el deseo de recuperar la ciudad para la comunidad forma también parte esencial de esta iniciativa. Como explica Rueda, en el proyecto late el deseo de que los espacios públicos sean lugares de “intercambio, expresión y participación, cultura y conocimiento y de ocio”.

¿Funciona?

El pasado mes de septiembre se puso en marcha la primera superisla de Barcelona en su segunda fase, recibida con todo tipo de reacciones. Se trata de un espacio de 2.000 metros cuadrados en el Poblenou, precedido por una somera campaña de información que ha sido liberado para que varios alumnos de arquitectura realicen sus propuestas para ocupar ese lugar. Sin embargo, como informaba 'El Diario', algunos vecinos han manifestado sus dudas acerca de qué ocupará ese emplazamiento y han manifestado sus quejas por la desaparición de plazas de aparcamiento o el alejamiento de las paradas de transporte público al anularse las que se encontraban en el interior del perímetro.

Otras quejas que han surgido durante estas semanas ha sido la falta de información para los residentes o los problemas logísticos para los comercios que, por ejemplo, se han quedado sin zonas donde cargar o descargar mercancías. Una muestra también de que lo que funciona en papel, en la realidad suele encontrarse con muchos escollos, algunos de ellos imprevistos. Sin embargo, sus creadores consideran que se trata de un proyecto fácilmente exportable (con modificaciones) a otras ciudades de todo el mundo. Sobre todo porque, como explicaba 'Vox', “es mucho más barato que construir nuevas infraestructuras”.

Mientras tanto, Barcelona sigue siendo vista en la distancia como una inspiración para urbanistas de todo el mundo gracias a este proyecto que, aunque se remonta a 1993, ha sido impulsado ahora por el ayuntamiento de Ada Colau. “Imagina la ciudad donde vives, en la que el tráfico motorizado ha sido confinado a un perímetro dentro del cual se encuentran espacios que pueden abrirse a los festivales, los mercados de agricultores, las bicicletas, las familias paseando, los niños jugando en las calles y tú, ahí, en tu silla favorita de la terraza de la cafetería, mirándolo todo mientras bebes tu espresso”, concluye el artículo de 'Vox'.

Los resultados de las pruebas los veremos próximamente; mientras tanto, los barceloneses serán sus conejillos de indias

Suena a utopía, pero también a barrio 'hipster'. Los resultados de las pruebas los veremos próximamente; mientras tanto, los barceloneses serán sus conejillos de indias.

Durante los últimos años, el urbanismo barcelonés parece haberse convertido para los medios de comunicación españoles en un epítome de todo lo que no funciona. Desde la proliferación del turismo 'low cost' en barrios como la Barceloneta a la proliferación de pisos ilegales pasando por la contaminación, el ayuntamiento se ha visto obligado a tomar rápidamente cartas en el asunto. A veces, adoptando innovadoras medidas en las que urbanistas de todo el mundo están empezando a fijarse.

The New York Times Barcelona Ada Colau
El redactor recomienda