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'Venid, vivid el Mundial, pero no intentéis cambiarnos': las lecturas después de Qatar 2022
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UN TORNEO QUE SIGUE DEJANDO POSO

'Venid, vivid el Mundial, pero no intentéis cambiarnos': las lecturas después de Qatar 2022

Un estadio desmontado, la población local de vacaciones en casa y un cambio que no se sabe si llegará a un país que ha destacado por su gran organización del campeonato

Foto: Messi, con la copa de campeón. (EFE/Tolga Bozoglu)
Messi, con la copa de campeón. (EFE/Tolga Bozoglu)

"La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla". Una cita de George Santayana, escritor, poeta y novelista español que bien podría resumir la euforia actual de los argentinos. Sí, Messi ya es campeón del mundo, casi por encima del triunfo del combinado de Scaloni. Ahora, la vida solo se entiende de color azul celeste y blanco, y el latir de los corazones argentinos ha dejado de depender de 26 jugadores de fútbol. Solo hay sitio para la alegría, el festejo y el orgullo de un país que vive el balompié como ningún otro.

El foco ha cambiado. Hemos girado por completo el timón, pasando de Oriente Medio a Sudamérica. Durante más de 40, días solo existió una ubicación. El epicentro del deporte mundial pasaba por Qatar, que ha conseguido albergar el evento deportivo más grande -con permiso de los Juegos Olímpicos- en una sola ciudad: Doha. Muertes en la construcción de los estadios, un país con una carencia evidente de avances sociales y demás cuestiones en las que se ha puesto el punto de mira, mientras pagábamos las plataformas de emisión o acudíamos directamente al país para ver el espectáculo en persona. Y se acabó. La cita mundialista bajó la persiana y dio pasó a una de las celebraciones más espectaculares que se vivirá en la historia del deporte.

Foto: Aficionados de la selección argentina recorren las calles para festejar el título (EFE Enrique García Medina)

¿Qué queda en Qatar?

Una cosa hemos aprendido con este Mundial: se puede organizar en una gran ciudad. Es complicado valorar si esto resulta ser una conclusión positiva o negativa -habrá quien quiera soñar con un Mundial en Madrid o Barcelona-, pero esto es lo que hay, que diría Ronald Koeman. "A nivel organizativo, no he vivido nada igual. La seguridad es altísima, no ha habido ningún altercado. De camino a los estadios, las familias de aquí te iban obsequiando con dulces cataríes y te daban la bienvenida. En ese aspecto, han cumplido sus expectativas de dar buena imagen a la gente que ha acudido aquí", relata Pepe Murcia, actual entrenador del Muaither SC, equipo catarí de segunda división.

El aspecto de la seguridad acostumbra a ser destacado por las personas que residen en Qatar, como Nabil El Zhar, que también continúa su carrera en el país del Medio Oriente tras varios años en LaLiga. "Puedo estar en la calle, con mi familia, sin problemas, sin tener miedo. Mi familia puede estar a las dos de la mañana o a la hora que sea y no estoy preocupado. Nunca había sentido tanta seguridad". Y no parece algo casual precisamente. Qatar es uno de los países más seguros del mundo, con una tasa de cero homicidios intencionales por cada 100.000 personas y una tasa de delincuencia de apenas 11,90 puntos sobre 100.

Para los residentes, la organización y el ambiente que se ha vivido no ha resultado novedoso. De hecho, según ha percibido este medio, el país estaba convencido de que todo marcharía sobre ruedas y conseguirían dar buena imágen, manteniendo las costumbres sociales en las personas nativas.

Dani ha estado trabajando a destajo durante toda la cita deportiva in situ. Cuenta que, después de haber tratado con diferentes empresarios, la intención de Qatar es aproximarse cada vez más al modelo de Dubai, pero sin descontrolarse. "Me ha dado la impresión de que la sociedad catarí quiere mantener sus costumbres, pero liberalizar un poco el turismo y la atracción del país, tanto para los negocios como para los turistas. Un modelo doble parecido al de Emiratos Árabes. Es decir, de puertas para dentro, todo sigue igual con los nativos de aquí, pero intentando algo más ameno y occidental con los turistas".

"Qatar bueca un modelo parecido al de Emiratos Árabes. De puertas para dentro, todo sigue igual, pero intentando algo más occidental"

No obstante, según el protagonista, no se trata de un pensamiento total en la población local. "Les da miedo occidentalizar Oriente Medio porque piensan que nuestra forma de vida es muy invasiva para sus valores. Sobre todo les preocupa que los jóvenes puedan dejar de ser religiosos, pidan sociedades más abiertas y demás. 'Venid aquí, disfrutad del Mundial y del país, pero no intentéis cambiarnos', ese era el mensaje".

El espejo de Dubái refleja una imagen que anhela Qatar, pero parece que siguen existiendo ciertas rendijas por las que el país organizador del Mundial no está dispuesto a pasar. "Lo ven con buenos ojos, pero sin que se vaya de madre porque en Dubai está lleno de drogas, prostitución y demás cosas que aquí nunca van a tolerar".

Otra cuestión a abordar viene relacionada con la propia población catarí, puesto que los inmigrantes representan más del 77% de la población total del país, que es de más 2,9 millones de personas. Alrededor de 250.000 personas son de nacionalidad catarí y solo un porcentaje mínimo de las personas nacidas allí trabaja. Con la posibilidad de jubilarse a los 40 años, habiendo trabajado 15, y una pensión mínima de casi 4.000 euros, la población catarí activa resulta ínfima. "Y los que trabajan están en puestos directivos altos", añade Dani. El grueso de su población se reparte entre trabajadores procedentes de, sobre todo, Bangladesh, Pakistán, India y Nepal. "Tienen a mucha gente que trabaja para ellos, incluso en los estadios, todos los servicios estaban subcontratados a empresas europeas que cobraban tres o cuatro veces más que en otros eventos como la Champions".

Con este panorama, los habitantes locales han disfrutado de más de un mes de vacaciones en su propio país. "Parece que tienen a dos millones de personas trabajando para ellos, mientras están tranquilamente en la hamaca y de vacaciones", prosigue Dani.

Así, la población catarí se encuentra sumida en una especie de síndrome posmundialista, en el que la mayoría se siente "aliviada" y otros están "tristes" por la finalización del evento. Y es que la organización se puede poner la medalla de haber llevado el barco a buen puerto, pero estaría obviando que el temporal estuvo cerca de hundirlo. "Ha sido un nivel de trabajo altísimo y todo estaba al borde de la saturación, desde el transporte público hasta los Uber", añade Dani, quien estuvo inmerso en la vorágine del día a día, trabajando 16 horas seguidas.

placeholder La Copa del Mundo más emocionante de la historia. (Reuters/Hamad I Mohammed)
La Copa del Mundo más emocionante de la historia. (Reuters/Hamad I Mohammed)

¿Hacia dónde mira Qatar ahora?

Durante la disputa de la Copa del Mundo, salieron varias informaciones afirmando que la organización estaba desmontando el Estadio 974, que recibe ese nombre por el prefijo teléfono del país, cuando aún no había concluído el torneo. Aprovechando que el Ebro pasaba por Zaragoza, se lanzaron todo tipo de titulares como 'Un Mundial de quita y pon', pese a que RTVE terminó desmintiendo un bulo que corrió como la pólvora.

Ahora sí, dicho recinto ha sido desmontado puesto que se trata de un estadio fabricado con contenedores totalmente reutilizables y que la FIFA espera poder aprovechar para otros eventos. Con la esperanza de que durante el desmontaje no se produzca ninguna tragedia más, se especula al respecto de la próxima ubicación del mismo. "Aquí dicen que el Estadio 974 lo están desmontando para llevarlo a diferentes puntos de África. En cuanto al resto, tienen previsto darles funcionalidad con la Asian Cup, las eliminatorias de la Champions de Asia y demás eventos que se celebrarán próximamente. Da la sensación de que les van a dar alguna utilidad", relata Pepe Murcia, convencido de que se trata algo positivo para Qatar.

El Mundial ha sido el colofón a una evolución de infraestructuras en Qatar, pero no es el único gran evento que ha provocado este cambio. Se han ido construyendo progresivamente muchas estructuras para el Mundial de Balonmano, el ATP de Doha en tenis, la Fórmula 1 y otros muchos eventos. "Por la televisión solo se han visto cuatro o cinco estadios, pero el 95% de los clubes de aquí tienen su estadio, con 15.000 o 20.000 espectadores, y ciudad deportiva propia. Tengo la sensación de que la evolución de Qatar va a ir ligada al deporte en general", prosigue Pepe. En cuanto a modernidad, Qatar está a la última, en lo que a deporte se refiere. "Aquí, los estadios e instalaciones son espectaculares y todos los campos son de césped natural. Es todo muy profesional", añade El Zhar.

"Aquí, todos los estadios e instalaciones son espectaculares y los campos son de césped natural. Es todo muy profesional", añade El Zhar

Ahora, la principal duda reside en saber si el Mundial dejará un poso futbolístico en el país, puesto que Qatar no tiene cultura de fútbol, tal y como se vio en el partido inaugural. El propio Nabil El Zhar explica que "falta un poco de afición por el fútbol. No tienen interiorizado el hecho de acudir al estadio, aunque está cambiando poco a poco. Hay que ver si la gente que ha disfrutado con el Mundial ahora tiene curiosidad por el fútbol local. En el resto de países es lo normal".

Qatar vive sumida en una especie de impasse de espera, pero se sigue hablando de todo lo que ha pasado y todo gira en torno a eso. El deporte siempre ha sido un fenómeno capaz de impulsar grandes cambios sociales. El tópico 'esto solo lo consigue el fútbol' ha sido repetido tantas veces que sería una auténtica excepción si una pizca de aperturismo no se asienta en Qatar. Sin embargo, en este caso, es mejor no dar nada por sentado.

placeholder El estadio de Lusail , en el que se jugó la final. (EFE/EPA/Noushad Thekkayil)
El estadio de Lusail , en el que se jugó la final. (EFE/EPA/Noushad Thekkayil)

Una evolución difícil de imaginar

'El Mundial de la vergüenza', como se ha calificado en diferentes medios, no es una casualidad. La presunta compra para celebrarse, la mano de obra que se ha cobrado la vida de más de 6.000 personas y los diferentes gestos durante su celebración estaban asumidos en el imaginario de antemano y, pese a todo, han conseguido sorprender a todo el planeta. La ceremonia final no iba a ser la excepción, con el Besht que tuvo que lucir Lionel Messi al levantar la Copa o la lamentable imagen que dejó el famoso cocinero Nurset Gokce, más conocido en redes sociales como Salt Bae, agarrando la Copa como un poseso y protagonizando la escena más incómoda del Mundial, obligando al astro argentino a sacarse una foto con él. La FIFA llevará una investigación al respecto de este asunto, pero viendo el cariño que se profesan entre el cocinero e Infantino, quien parece haberse entregado definitivamente a los petrodólares, resulta complicado no pensar que saldrá impune.

También hay mención de honor para la Real Federación Española de Fútbol que, según ha podido saber este medio por impresión de los aficionados desplazados a Qatar, "se han olvidado completamente de nosotros. Los aficionados de aquí no se han sentido cerca de sus jugadores. Es cierto que Marruecos arrasó en cuanto a presencia en las gradas, pero la embajada se preocupó en acercarse a los aficionados que vivían aquí. Con la de niños ilusionados que había, con las camisetas y la cara pintada… ha sido una lástima", cuentan a este periódico.

Una pequeña minoría catarí nunca vio con buenos ojos la celebración de este Mundial, otros han sabido ver la oportunidad que este les puede traer como sociedad para dar un paso hacia delante. De momento, y para mal de muchos, Qatar lo ha conseguido: ha dado mejor imágen de la que se podía pensar. No ha habido prácticamente restricciones para los turistas y los periodistas han sido tratados como reyes -tal y como se encargó la RFEF de difundir-. Ahora, el tiempo dirá qué legado deja este Mundial en el país. Ese tiempo que el emir Al Thani se ha encargado de comprar una y otra vez. Cuidado no lo vuelva a hacer.

"La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla". Una cita de George Santayana, escritor, poeta y novelista español que bien podría resumir la euforia actual de los argentinos. Sí, Messi ya es campeón del mundo, casi por encima del triunfo del combinado de Scaloni. Ahora, la vida solo se entiende de color azul celeste y blanco, y el latir de los corazones argentinos ha dejado de depender de 26 jugadores de fútbol. Solo hay sitio para la alegría, el festejo y el orgullo de un país que vive el balompié como ningún otro.

Mundial de Qatar 2022
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