Ni la mejor final de un Mundial blanquea a Qatar, pero la Supercopa de España vuelve a Arabia

Acostumbrado a dejar boquiabiertos a compañeros, rivales y aficionados, ganar el Mundial recientemente disputado en Qatar le ha permitido a Messi cerrar las bocas de quienes se resistían a compararle con su compatriota Maradona. De manera especial en su país, esa Argentina donde tantos y durante tanto tiempo dudaron de él, pero a la que ha hecho campeona por tercera vez 36 años después. Curiosamente, tan solo uno más de los que tiene Leo, pues el difunto Diego Armando Maradona levantó la Copa del Mundo el 29 de junio de 1986 y Messi, su heredero, vino al mundo el 24 de junio de 1987.

Sin desmerecer aquella gran final disputada en el Estadio Azteca de México, en la que el rival de Argentina fue la Alemania de los Schumacher, Brehme, Briegel, Matthaus, Magath o Rummenigge, y en la que curiosamente la albiceleste también iba ganando 2-0, los germanos empataron en el minuto 81 y Burruchaga marcó el definitivo 3-2 en el 84, la del pasado domingo en el Lusail Stadium de Doha aún fue mejor. Al menos en lo que a emoción se refiere, pues a una prórroga en la que Messi puso el 3-2 en el minuto 108 y Kylian Mbappé firmó un hat-trick en el 118, se unió una tanda de penaltis en la que el portero argentino volvió a ser decisivo.

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Casualmente, las dos estrellas de este Mundial han sido los dos cracks del Paris Saint-Germain, club propiedad de Qatar Investment Authority desde 2012. Es decir, dos años después de que la FIFA le concediera al emirato árabe el Mundial, casualmente también con el apoyo del rival de Argentina en la final. "¿Si voy con Francia? Por supuesto, mi club es francés, mi segundo país es Francia", aseguró el presidente del PSG, Al-Khelaifi. "Pero también tengo un jugador en Argentina, Messi, y este es el último Mundial para él. Espero que sea Francia, pero Argentina también hizo un buen Mundial con Leo... Si pudiera, se lo daría a los dos", sentenció el catarí.

Sin embargo, el buen sabor de boca que dejó esta final, con un enfrentamiento entre el heredero de Maradona y el futuro Pelé, no debería hacer olvidar todo lo que ha habido detrás del Mundial 2022. A diferencia de, como dicen los futbolistas, "lo que pasa en el campo, se queda en el campo", lo que ha pasado en Qatar no tapará por qué este campeonato se ha disputado allí. Claro que esto no resulta tarea fácil en un país en el que se blanquea la dictadura saudí, aceptándola como animal democrático de compañía, con tal de que la Supercopa de España se dispute allí, mientras continúan las investigaciones por los acuerdos de Rubiales y Piqué.

Los discursos de Eva Kaili y Rubiales

Tras la disputa del Mundial y el regreso de la Liga el último fin de semana del año, Riad volverá a ser sede de la Supercopa de España del 11 al 15 de enero, con la participación de Real Madrid, Betis, Valencia y Barcelona. Esta competición ingresa 40 millones de euros, de los que Madrid y Barça se llevan 2'8, por 1'7 el Valencia y 750.000 euros el Betis, a los que hay que sumar los 4 millones que cobra la empresa de Piqué. "Antes de ir nosotros, en los campos de Arabia no había ni baños para las mujeres", llegó a decir Rubiales. "Con nosotros entraron en igualdad, mujeres solas o acompañadas, y se sentaron donde querían, no en una esquina, apartadas", añadió. Activistas que luchan por los derechos de las mujeres en este país calificaron estas declaraciones de "irrespetuosas" e "impactantes tonterías".

Del "antes de ir nosotros, en los campos de Arabia no había ni baños para las mujeres" de Rubiales, al "Qatar está a la vanguardia de los derechos laborales" de la investigada Eva Kaili

"El Mundial de Qatar muestra cómo la diplomacia del deporte consigue una transformación histórica de un país con reformas que inspiran al mundo árabe. Qatar está en la vanguardia de los derechos laborales, también en la mejora de salarios, a pesar de las empresas europeas que no respetan esos derechos". Así, con un discurso que inevitablemente recuerda al del presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) sobre la Supercopa de Arabia, se expresaba la griega Eva Kaili, destituida como vicepresidenta del Parlamento Europeo por su supuesta implicación en los presuntos sobornos que salpican a Qatar.

La eurodiputada socialdemócrata admitió ante el juez que dio instrucciones a su padre para que recogiera una gran cantidad de dinero en efectivo. "Esperaban mejorar la reputación del país, especialmente en el período previo al Mundial", explicó el eurodiputado italiano Dino Giarrusso, quien también aseguró que en numerosas ocasiones funcionarios qataríes se habían acercado a él y a muchos otros eurodiputados. "Un total de seis personas fueron privadas de su libertad como parte de una amplia investigación del Ministerio Público Federal y la Policía Federal por presunta organización criminal, corrupción y lavado de dinero", explicó la Fiscalía belga.

El 'Qatargate' empezó allá por 2010...

Con el Mundial ya finalizado, el llamado 'Qatargate' no hace sino recordar que ya en 2010, cuando el Comité Ejecutivo de la FIFA eligió las sedes de los Mundiales de 2018 y 2022, dos de sus 24 miembros fueron suspendidos unas semanas antes de la votación tras publicarse un vídeo en el que se ofrecían a vender sus votos a cambio de dinero. Qatar se impuso a la gran favorita, Estados Unidos, y The Sunday Times reveló que otros dos miembros del citado comité de la FIFA habían recibido 1,5 millones de dólares por dar su voto a la candidatura catarí.

Tal y como desvela el muy recomendable documental de Netflix 'Los Entresijos de la FIFA', Bin Hammam, el presidente de la Confederación Asiática de Fútbol que quería disputarle a Joseph Blatter la presidencia de la FIFA, entregó 40.000 dólares en efectivo a varios miembros de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol. En un email filtrado días después de la mencionada publicación de The Sunday Times, el entonces secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, delató al qatarí: "Pensaba que se puede comprar la FIFA como compraron el Mundial".

Por si esto fuera poco, tan solo nueve días antes de la votación, Michel Platini, entonces presidente de la UEFA, se reunió en París con el presidente francés, Nicholas Sarkozy, el actual emir de Qatar, Tamin bin Hamad al Thani, y su entonces primer ministro, Hamad bin Jassem. El propio Platini confesó que Sarkozy le pidió que votara por Qatar y el entonces presidente de la FIFA, Blatter, confirmó que "sin la intervención en el último momento de Sarkozy, Qatar no habría conseguido el Mundial".

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La FIFA inició una investigación en 2012 y concluyó que no se habían comprado votos, si bien reconoció una "conducta potencialmente problemática de algunos individuos por parte de la candidatura de Qatar". Sin embargo, en 2015 siete miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA fueron detenidos en un hotel de Zúrich a petición de Estados Unidos, que lanzó acusaciones de corrupción contra decenas de cargos de la FIFA. Tras años de investigación, en abril de 2020 los fiscales estadounidenses afirmaron que representantes de Qatar sobornaron a miembros de la FIFA para conseguir el Mundial de 2022, al igual que hizo Rusia para el de 2018.

"Qatar se ha abierto al mundo y, a pesar de ello, hay colegas que le discriminan, acosan y acusan de corrupción", dijo Eva Kaili, quien este jueves comparecerá ante el juez y se sabrá si continúa en prisión preventiva o se le permite salir de la cárcel, donde también se encuentran su pareja, Francesco Giorgi, y el exeurodiputado socialista italiano Antonio Panzeri, a quien se considera presunto cabecilla de una trama en la que se sospecha que terceros en posiciones estratégicas dentro del Parlamento Europeo recibieron grandes sumas de dinero para influir en las decisiones del Parlamento. Como para no pensar mal de un Gobierno que protege al presidente de la RFEF, que se ha llevado la Supercopa de España a un país como Arabia y, encima, previo pago de 4 millones por año a Piqué. De los valores y la coherencia, hablamos otro día...