Arquitectura & Diseño

Edificios lápiz: donde los japoneses viven felices y los españoles enloquecerían

Por Diana Arrastia

Toshihiro SOBAJIMA

¿Se puede habitar una casa de apenas 10 m2 de superficie? La respuesta, por el momento, es no. Nuestro “yo social” nos lo impide, como al resto del sur de Europa. Aunque no opinan lo mismo en Japón.

Poco tenemos que ver occidentales y asiáticos. Nos envuelven culturas diferentes y, desde hace unas décadas, los modelos sociales que abrazamos nos distancian. Esta desemejanza cobra más fuerza si la concretamos en Japón y España. Mientras que el país nipón camina hacia la individualización más abrupta, los españoles necesitamos nuestra buena dosis de sociabilidad en todos los espacios posibles. Esa manera de ser y de sentir se traslada también a la arquitectura: se construye según se vive. Por eso no extraña que, en los últimos 20 años, hayan proliferado en el país del sol naciente una especie de “faros de soledad”, que define José María de Lapuerta, arquitecto y autor, junto a los también arquitectos Alberto Nicolau y Luis Manovel, de ‘Penshirubiru. El límite de la vivienda colectiva en Japón’ (TC Cuadernos).

Este es un libro que analiza el fenómeno de los ‘pencil buildings’ o edificios lápiz, o ‘penshirubiru’ (en japonés): edificios esbeltos que se elevan sobre solares mínimos, que dan lugar a viviendas unipersonales diminutas donde la vida se comprime en un solo espacio. Son como un lápiz puesto de pie, de ahí su nombre. Cuando aparecen agrupados en una misma calle, recuerdan a una caja de lápices en uso, en la que cada uno tiene diferente longitud.

“En Japón y, sobre todo, en Tokio se da la circunstancia de que la ordenanza permite hacer edificios en solares minúsculos, casi inconstruibles para un español. Lo único que piden son algunas pequeñas reglas, de manera que una persona que tenga un solar de 60 m2 o un cachito de suelo de un apartamento podría levantar una pequeña torrecita, que tiene unas proporciones casi parecidas a una torre de Nueva York en cuanto a esbeltez”, introduce José María de Lapuerta. “El suelo allí es extraordinariamente caro, lo que hace menos relevante el coste de la construcción y, por lo pequeño que es, se necesita meter dos apartamentos por planta o, a veces, solo uno en mucha altura”.

Tatsumi Apartment House

La vida en menos espacio

Este tipo de vivienda urbana que los tres arquitectos han estudiado y recogido en su libro a través de 30 proyectos desarrollados en Japón nace de una situación parcelaria y de un sistema normativo y legal propio del país, a los que se suma la compleja historia que ha vivido en los últimos 100 años. “Estos solares tan pequeños son el resultado de terremotos, bombardeos y sucesivos cambios vertiginosos en la complexión de las ciudades, que han generado formas muy complejas. Además de una trama urbana caótica, se permite construir en altura prácticamente sin límite y las parcelas se hacen cada vez más pequeñas porque hay unos grandes impuestos sobre el suelo. Se van acumulando factores que son la “tormenta perfecta” para una vivienda que es el resultado de condicionantes culturales, sociales, económicos, demográficos y legales”, apunta Luis Manovel.

La cifra de personas que viven en hogares unipersonales en Tokio ya alcanza prácticamente el 50%

Hasta aquí el aspecto formal. Toca entender ahora el fondo de este asunto, porque si se construyen viviendas así de pequeñas es porque hay personas dispuestas a vivir en ellas. No hay oferta sin demanda. “Estos edificios no son fruto de un cambio vertiginoso sino de un proceso de evolución de la sociedad japonesa. En los años 50, después de la Segunda Guerra Mundial, Japón era un país muy influenciado por la idea de familia nuclear, tradicional. Además, estaba ocupado por los estadounidenses y se adoptó ese modelo de vivir en el extrarradio, tener una casa grande, acoger a vecinos, amigos, etc. Esa idea de familia ha ido poco a poco evolucionando hacia una individualización mucho más pronunciada a día de hoy. Esto se refleja en muchos datos demográficos que nos hablan del envejecimiento de la población y de la pérdida de natalidad. La cifra de personas que viven en hogares unipersonales en Tokio ya alcanza prácticamente el 50%”, explica Luis Manovel.

Sarugaku Plural Directed Tower

Los datos hablan (y sorprenden) por sí solos. En 2013 una persona en Japón requería una media de 23 m2 de espacio vital mientras que en Alemania o Suiza exigían el doble, 46 m2. Así lo recoge el libro ‘Housing in Japan: Typologies for small spaces’ (Detail) del alemán Christian Schittich. Esta comparativa de superficies revela la capacidad de los japoneses para vivir en espacios muy pequeños, como los que integran los edificios lápiz recogidos en ‘Penshirubiru. El límite de la vivienda colectiva en Japón’, todos ellos con más de cinco plantas sobre rasante, una huella en planta baja menor de 200 m2 y fachadas de entre 4 y 12 metros, aproximadamente. Sí, estrechísimas. “El apartamento más pequeño tiene 9 m2 y el más grande llega a los 30 m2. Hay algunos casos en los que, de repente, una de las piezas se convierte en un dúplex y gana más metros”, detalla Alberto Nicolau.

“Estas viviendas tienden a renunciar a una separación por estancias específicas y todo transcurre en un único espacio, pero con una particularidad: no tiene por qué tener la forma de un rectángulo, sino que hay veces en que está en dos alturas y hay una escalera que los comunica o tiene una forma de L o es circular en torno a un núcleo… Se trata de espacios complejos que van más allá del estudio o habitación rectangular al que estamos acostumbrados. Eso hace que, aunque el tamaño del apartamento sea muy pequeño, se creen como espacios escondidos. Uno no necesariamente está viendo todo al mismo tiempo”, añade. Porque son proyectos que no renuncian a la “magia” y que juegan a engañar a la vista. ¿Quién dijo infraviviendas?

Width House
Courts House

Los edificios lápiz en el resto del mundo

Aunque el edificio lápiz es originario de Japón, ya está apareciendo en otros lugares del mundo, como Hong Kong y Nueva York. Estas dos ciudades representan dos ejemplos extremos. En la primera, las esbeltas torres residenciales emergen en barrios pobres de la ciudad en las que personas con pocos recursos viven hacinadas. Un buen ejemplo es el proyecto Fullic Court Building de Alex Won & Partners Ltd. El caso de Nueva York es diametralmente opuesto y el proyecto de Rafael Viñoly, 432 Park Avenue, está diseñado para poner a prueba la más avanzada tecnología estructural y generar viviendas para millonarios con vistas a Central Park por encima de las torres cercanas.

También en el norte de Europa, más en la línea de Japón, ha empezado a dejarse ver este tipo de vivienda, especialmente, en Dinamarca, donde se sitúa el proyecto Nansensgade Ungdomsboliger de Christensen & Co, en la ciudad de Copenhague. Otro ejemplo de edificio lápiz, algo más al sur, es 0010 2.56 de Arno Brandlhuber, en Colonia, Alemania.

“A día de hoy, los países que tienen un porcentaje de hogares unipersonales más alto en Europa son Dinamarca y Suecia, ambos están por encima del 40%, es decir, que estamos hablando de unos porcentajes que están rozando ya la cifra de Japón. Estos son datos de Eurostat de 2017. En España, por su parte, la cifra está en torno al 20%”, subraya Luis Manovel.

432 Park Avenue
Nansensgade Ungdomsboliger, Dinamarca
Colonia

En España aún no se han dado las condiciones para que se construyan estos edificios. “La normativa, de momento, no va a permitir construir en solares tan pequeños, la altura de las calles y las ciudades está más reglada, etc.”, añade Alberto Nicolau. Otra cosa es la oferta y la demanda. “El alza de precios de la vivienda, sobre todo en el centro de las grandes ciudades, debido a la gentrificación, la turistificación y la inversión de los grandes grupos está provocando que la vivienda como espacio se haya visto reducida. La gente se ha visto obligada a vivir en espacios reducidos porque es lo único que puede pagar”, matiza Marta Domínguez Pérez, profesora de Sociología Urbana de la Universidad Complutense de Madrid y coordinadora del Master 4 cities.

Aunque en España todavía no llegamos a las cifras de hogares unipersonales de Japón, en el centro de las ciudades los porcentajes son más elevados por la presencia del colectivo de jóvenes independientes y de los mayores. Según la Encuesta Continua de Hogares de 2020, el tamaño del hogar en España es de 2,5 personas, pero va disminuyendo. Cada vez vivimos más solos.

Por otro lado, el precio de la vivienda en Japón es elevadísimo. En España también, pero no de manera tan intensa. “La situación en Japón podría ser un futuro para España con índices de precios de la vivienda desorbitados y una disminución del tamaño del hogar. Pero, de momento, no es así, ni tal vez llegue a esos niveles. La cultura mediterránea y del sur favorece y apuesta por las redes familiares y amistosas, así como de vecindad, y por la importancia de la vivienda como espacio de reunión de familiares y amigos”, concluye la socióloga experta en Urbanismo.