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El factor clave para inclinar la balanza a favor del PSOE en su lucha con el PP
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El factor clave para inclinar la balanza a favor del PSOE en su lucha con el PP

Este artículo trata de revisar las fuerzas y órganos con que cuenta cada uno de los dos grandes partidos políticos en España durante la próxima legislatura

Foto: Ilustración: Sergio Beleña.
Ilustración: Sergio Beleña.
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La legislatura que acaba de empezar puede ser la más polarizada de nuestra historia reciente. Hasta el momento, los posicionamientos políticos y los desencuentros personales entre PP y PSOE no auguran ni grandes pactos de Estado, ni soluciones acordadas. La desconfianza entre ambos partidos es total y se extiende a la integridad de los dos bloques en los que se ha dividido el Congreso de los Diputados, empatados a 11 millones. Pero, además, este empate de fuerzas no solo se mide en lo ajustado de las votaciones de la Cámara Baja, sino que se extiende a casi la totalidad de las instituciones, donde las fuerzas políticas del PP y PSOE están más equilibradas que nunca, propiciando una democracia con más pesos y contrapesos, lo que puede dificultar la obra de gobierno, pero asegura que no haya desmanes en el poder impunes. Este artículo trata de revisar las fuerzas y órganos con que cuenta cada uno de los dos grandes partidos políticos en España durante la próxima legislatura.

Gobiernos

El PSOE ha conseguido reeditar el Gobierno de coalición en España. Este hito, que tras las elecciones municipales y autonómicas parecía imposible según casi todas las encuestas, garantiza a los socialistas el mayor poder ejecutivo del país y paz orgánica. Todos los análisis políticos coinciden en que será una legislatura más política que legislativa, básicamente, porque la cuadratura del círculo que consiguió Sánchez, aunando a casi todos los partidos contra la posibilidad del Gobierno Feijóo- Abascal no tendrá la misma eficacia para la aprobación de otras leyes.

Parece que el pacto de Sánchez con el resto de las fuerzas políticas garantizaría el apoyo al primer presupuesto general. Pero no solo de un presupuesto vive un Gobierno. A pesar de que las principales reformas políticas fueron aprobadas durante el pasado periodo de sesiones, todavía quedan promesas por cumplir, como la reforma de la ley mordaza, la ley de familias o de movilidad sostenible, la reforma del sistema de financiación autonómico, que deberían abordarse durante este periodo, ya que la mayoría que apoya al Gobierno no ha cambiado sustancialmente.

Si los socialistas cuentan con el BOE y una precaria mayoría parlamentaria, el PP cuenta con el mayor poder municipal y autonómico de su historia. Nunca habían ostentado los ejecutivos de tantos gobiernos locales, gobiernan en el 40% de todos los ayuntamientos de España, con algunas de las capitales más importantes, como Madrid, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Murcia, Logroño y Palma, entre otras. Podría parecer que desde los ayuntamientos poco se puede confrontar con el todopoderoso Gobierno de la nación. Sin embargo, en nuestro país los ayuntamientos tienen sus propias competencias, por ejemplo, son ellos los que decidirán o no aplicar los topes y dibujar las áreas tensionadas de la nueva ley de vivienda, o también pueden poner en marcha mociones sobre cuestiones polémicas como la ley de amnistía.

Foto: Óscar Puente y Carlos Mazón firman un acuerdo para la ampliación del Puerto de Valencia (Europa Press/Rober Solsona)

Las elecciones del 28 de mayo también otorgaron al PP el mayor poder institucional autonómico de su historia y, junto con los ejecutivos, una nueva élite de dirigentes políticos autonómicos jóvenes para renovar los cuadros populares. Mazón, Azcón, Guardiola, Prohens... se unen a Moreno Bonilla y a Díaz Ayuso para conformar un equipo de oposición al Gobierno de Sánchez, cada uno con su estilo y, claro está, velando por sus intereses. Ayuso seguirá con la política de azote al Gobierno indiscriminado, mientras que Moreno o Mazón valorarán el criterio de la oportunidad como ya han hecho, llegando a acuerdos en materia de infraestructuras como el agua en Doñana o la ampliación del puerto de Valencia. A pesar de esta disparidad de criterios, al Gobierno de España se le hará poco atractivo convocar la conferencia de presidentes autonómicos que tanto se reunió con oportunidad de la pandemia. Porque, entre los 17 presidentes autonómicos, aliados al 100%, Sánchez no encontrará a ninguno, ni de su partido ni de otros.

El poder legislativo

Cuando hacía referencia a que la democracia española estará más contrabalanceada que nunca es porque, de ningún modo, en una legislatura completa se había producido que se dieran dos mayorías parlamentarias diferentes en el Congreso y Senado. Como su elección se lleva a cabo el mismo día, aunque con métodos diferentes, ambas solían ser del mismo color político; pero en esta ocasión no. El Senado será el coto particular del Partido Popular, con una amplia mayoría absoluta que le garantiza el control de la Cámara Alta en cuanto a las tramitaciones, los tiempos y las comparecencias. Por ejemplo, en el breve tiempo que lleva la legislatura en marcha, el Senado manejado por el PP ya convocó a los presidentes autonómicos para valorar una amnistía sobre la cual no se conocía ni el texto y ya han anunciado una comisión de investigación sobre el pacto del PSOE con Junts. Además, se ha propuesto que los ministros y ministras deban comparecer en la cámara con cierta regularidad para doblar la labor de oposición al Gobierno.

Foto: Alberto Núñez Feijóo, en una reciente conferencia en Barcelona. (Europa Press/Kike Rincón)

El Congreso tiene otra mayoría, aunque sería exagerado afirmar que está controlada por el PSOE. La suma parlamentaria que ha dado lugar al Gobierno de socialistas y Sumar es muy heterogénea y, como decía antes, muy cohesionada ante la posibilidad de un Gobierno de Feijóo y Abascal, pero no mucho más allá. Digamos que es una gran mayoría de bloqueo que evolucionará o no hasta ser una mayoría de gobierno. Las discrepancias y rivalidades políticas entre Bildu y PNV, ERC y Junts o Sumar y Podemos auguran negociaciones complejas y de último minuto para la aprobación de leyes. Sin embargo, esta mayoría de bloqueo seguirá evitando que las derechas españolas controlen el relato de la Cámara Baja, aunque nada garantiza que alguna ley pueda no ser aprobada ante la necesidad de alguno de los grupos parlamentarios de imponer sus condiciones.

El poder judicial

El Partido Popular no parece querer ceder ni un milímetro del poder que ostenta ahora, aunque parlamentariamente ya no le correspondiera. Me refiero al Consejo General del Poder Judicial, que lleva con el mandato caducado más de cinco años. La mayoría de los miembros fueron nombrados durante los gobiernos de Mariano Rajoy y aunque su presidente, Carlos Lesmes, dimitió, el resto sigue ejerciendo sus competencias y otras mucho más cuestionables. Como el comunicado del pasado 6 de noviembre contra la amnistía, cuando un órgano expresaba públicamente su preocupación ante las negociaciones del, por aquel entonces, futuro Gobierno.

No parece que el PP vaya a encontrar el momento de sentarse a acordar con el Gobierno la renovación del CGPJ, desaprovechó la oportunidad de hacerlo cuando sí llevaron a cabo la del Tribunal Constitucional, el órgano jurisdiccional en el que el PSOE tiene una mayoría ideológica. La renovación de este órgano supuso un paso muy importante para el Gobierno, ya que Vox utiliza esta institución como una cámara de revisión de las leyes más ideológicas del Gobierno, como la del aborto o la eutanasia. Además, tanto PP como Vox ya han anunciado que llevarán ante este órgano la ley de amnistía, un pronunciamiento que a buen seguro no será fácil para los miembros que no se inhiban.

Mesa del diálogo social

La relación entre los sindicatos y el Gobierno es más que fluida, pero con la CEOE también. Durante toda la legislatura, en especial durante la pandemia, la mesa del diálogo social fue uno de los pocos foros de diálogo fluido en que las partes discrepantes tenían voluntad de llegar a acuerdos, y así lo hicieron en más de una decena de ocasiones y con temas tan importantes como la subida del SMI, que tuvo en contra al PP.

Sin embargo, esta legislatura podría estar más polarizada, y para muestra el posicionamiento de la CEOE contra la amnistía, haciéndose eco del rechazo del Partido Popular. Digamos que esta cuestión poco afecta a los temas económicos y empresariales, sin embargo, el PP utilizará todos los resortes para hacer oposición al Gobierno en aquellas cuestiones más polémicas.

En el lado de la izquierda, ambos sindicatos parecen alineados con las políticas del Gobierno, que tiene a Yolanda Díaz como una ministra de Trabajo aliada. Además, de igual modo que la patronal, también han convenido en mojarse en la cuestión de la amnistía y estar a favor de las políticas de borrón y cuenta nueva, como ya hicieron con los indultos. Otra cuestión bien distinta es el traspaso de Cercanías, acuerdo del PSOE con ERC que ha puesto en contra a los sindicatos. Pero en general, digamos que en este medir las fuerzas de cada partido alfa de la política española, en general, el PP puede contar con la patronal y el PSOE con los sindicatos.

Capitales

La fuerza del municipalismo es cada vez mayor. A nivel internacional, existe una alianza de ciudades que aglutinan población, poderes e influencia. Por ello, en este análisis me parece pertinente situar de qué lado están Madrid y Barcelona, las dos capitales más importantes de España, con permiso del resto.

Madrid es hoy más Madrid que nunca. La utilización del PP de la influencia de la capital del Estado, gracias a Ayuso y Almeida, es hoy uno de los principales contrapoderes al Gobierno. En el kilómetro cero se concentra el poder político, económico, mediático, judicial, bancario e institucional, un efecto capitalidad que hace que lo que ocurre en la ciudad resuene en toda España, aunque no sea tan noticioso. En la capital, los temas se preparan, se cocinan y se recalientan, porque la cercanía de los poderes hace que exista una reconcentración que los proyecta a todo el país. Para muestra, Filomena. Que pregunten al resto de los españoles que viven fuera de la M-40 si nunca una nevada en sus territorios había ocupado tantos titulares. Con las polémicas políticas ocurre un poco lo mismo, en ocasiones, tendemos a pensar que la intensidad con la que se viven en Madrid es exportada a toda la geografía o que lo que funciona en la capital también lo haría en otras latitudes. Pero no. Madrid es mucho más conservadora que la media española, por sus características sociodemográficas, y ni Madrid representa a España, ni España está solo representada en Madrid.

Barcelona también es mucho más que la capital catalana. Por ello, en las pasadas elecciones municipales, los socialistas se pusieron como meta recuperarla, tras 12 años de gobiernos convergentes y morados. Finalmente, Jaume Collboni consiguió la alcaldía gracias al apoyo del PP, en detrimento de Xavier Trías que, a pesar de conseguir más votos, no consiguió la mayoría de los concejales. Barcelona volvió a ser socialista y un contrapoder a la ciudad de Madrid y, también, a la Generalitat catalana. Recuperando Barcelona, el PSOE ha vuelto a ostentar el poder de una gran ciudad que es mucho más que la segunda ciudad española, es la capital internacional del Mobile, la ciudad mediterránea por excelencia. En definitiva, la única gran ciudad que ahora está en manos socialistas, con un gran poder icónico por todo su pasado como telón de fondo del procés independentista.

Foto: Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso, a las puertas de Moncloa. (EFE/J.J. Guillén) Opinión

En resumen, una vez realizado el inventario de poder institucional y político con el que cuentan PP y PSOE, las fuerzas están más igualadas que nunca. Tradicionalmente, el partido que ganaba en las municipales y autonómicas solía también vencer en las generales y llegar a la Moncloa. El año 2023 pasará a la historia como el año en que esa tradición se rompió y, como si de EEUU se tratase, el poder ejecutivo por primera vez no controla las dos cámaras de representantes, ni tampoco el gobierno de los jueces, aunque sea por filibusterismo constitucional. PP contra PSOE, Madrid contra Barcelona, Senado contra Congreso, autonomías contra el poder central. Y en caso de empate, ya saben que hay acciones de oro, votos que cuentan el doble, poderes capaces de romper el equilibrio. En este caso, la proyección del Gobierno de España y el poder del BOE serán un elemento clave que bascule la balanza a favor del PSOE. Con más capacidad aún, si en el PP deciden acometer un cambio de liderazgo, que no se prevé en el año electoral del 24, pero podría darse en el 25, justo en la mitad de la legislatura, para intentar generar una alternativa de gobierno que, esta vez sí, sume los apoyos necesarios para llegar a la Moncloa.

La legislatura que acaba de empezar puede ser la más polarizada de nuestra historia reciente. Hasta el momento, los posicionamientos políticos y los desencuentros personales entre PP y PSOE no auguran ni grandes pactos de Estado, ni soluciones acordadas. La desconfianza entre ambos partidos es total y se extiende a la integridad de los dos bloques en los que se ha dividido el Congreso de los Diputados, empatados a 11 millones. Pero, además, este empate de fuerzas no solo se mide en lo ajustado de las votaciones de la Cámara Baja, sino que se extiende a casi la totalidad de las instituciones, donde las fuerzas políticas del PP y PSOE están más equilibradas que nunca, propiciando una democracia con más pesos y contrapesos, lo que puede dificultar la obra de gobierno, pero asegura que no haya desmanes en el poder impunes. Este artículo trata de revisar las fuerzas y órganos con que cuenta cada uno de los dos grandes partidos políticos en España durante la próxima legislatura.

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