El Gobierno deja solo a Aragonès en su defensa de la amnistía y no acudirá al Senado

Pere Aragonès se queda solo ante el peligro. El president de la Generalitat acude este jueves a la Comisión General de las Comunidades Autónomas en el Senado y tendrá que confrontar su defensa abierta de la amnistía ante una ristra de 11 presidentes del PP, 13 si se cuentan los representantes de las ciudades autónomas. El Gobierno no tenía intención de acudir al organismo, convocado por los populares, para transmitir su oposición frontal a esta medida, a través de sus barones, y tampoco prevé hacerlo ahora después de que el dirigente catalán anunciara por sorpresa su presencia.

No será la única ausencia. Ni los tres barones del PSOE que siguen al frente de sus regiones ni el vasco Iñigo Urkullu acudirán a la llamada de los populares, que han utilizado su mayoría absoluta en la Cámara alta para forzar este sonoro posicionamiento. Ni siquiera el canario Fernando Clavijo, que rechaza la amnistía, estará en Madrid, a pesar de que gobierna con los populares en las islas. En las manos de Aragonès quedará intentar explicar la motivación de la amnistía, el asunto que centra las negociaciones del PSOE con ERC y Junts para sacar adelante la investidura de Pedro Sánchez.

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Ni siquiera el Ejecutivo conocía, al menos oficialmente, su intención de asistir. Fuentes del Ministerio de Política Territorial aseguran que lo ignoraban, pero apuntan también que no es a ellos a quienes debía avisar. La única comunicación que debía mantener es con el Senado. Con la ausencia del Ejecutivo confirmada, que además no tiene obligación legal de ir, la Moncloa quiso dejar clara previamente su postura sobre esta convocatoria. Ni el Gobierno central ni los autonómicos están obligados a acudir a este foro, un organismo de coordinación entre la Administración central y las autonómicas.

Sánchez no tenía previsto enviar a ningún ministro, una postura similar a la que habían tomado los tres presidentes regionales del PSOE, María Chivite, Adrián Barbón y Emiliano García-Page. Tanto es así que ni la navarra ni el asturiano van a enviar a ningún representante a la Cámara Baja este jueves y el castellano-manchego todavía se lo está pensando. El anuncio sorpresivo de Pere Aragonès no ha movido a los socialistas de su posición, que pasa por criticar al PP por "instrumentalizar" esta comisión gracias a la amplia mayoría absoluta que consiguió en el Senado después de las elecciones del 23 de julio. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, aseguró que la iniciativa del PP reduce la importancia institucional de esta comisión y solo trata de "contribuir a la crispación".

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A pesar de que la decisión estaba tomada de forma previa, no deja de ser llamativo el escenario y que sea Aragonès quien vaya a defender la amnistía. Esta posición recibió ayer el apoyo de Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, que dijo que le parecía "sana" la presencia del president en la Cámara Alta. Es cierto que los republicanos abogan siempre por el diálogo a pesar de la críticas que han recibido en Cataluña por participar en la gobernabilidad del Estado, pero la presencia del jefe del Ejecutivo en el Senado otorga una institucionalidad a la decisión que no se ve siempre. "Todos aquellos espacios que regalas, los regalas a otros que casi siempre van en contra de ti", zanjó el dirigente de ERC en Madrid.

La réplica socialista la dará el portavoz del partido en la comisión, Juan Espadas, líder del PSOE andaluz, pero también algunos de los barones damnificados por la debacle socialista de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. Es el caso de Guillermo Fernández Vara o Ximo Puig, que podrán confrontar con María Guardiola y Carlos Mazón, respectivamente, su sucesores al frente de los gobiernos extremeño y valenciano.

La designación de Espadas al frente de esta comisión en el equipo socialista se leyó como un impulso a ese papel de equilibrio que juegan los socialistas andaluces, aunque desde 2021 la mayor federación del PSOE está totalmente alineada con las tesis de Pedro Sánchez. Ahora, con el debate de la amnistía y las dudas en el seno del partido, el PSOE andaluz está ejerciendo como pilar del presidente en funciones, con dos actos en Sevilla y Granada en las últimas semanas que sirvieron para que el líder del partido recibiera el aval de la militancia.

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Carlos Rocha

El PSOE, al menos en público, se comporta como una roca, sin fisuras. Incluso Susana Díaz, en una intervención en televisión este martes, tiró del argumento más habitual y defendió que, antes de posicionarse, habrá que conocer el texto del acuerdo. Y lo hizo en una tertulia posterior a una entrevista de Felipe González, donde el expresidente volvió a mostrarse contrario a la posible amnistía. La ausencia de los barones y el perfil bajo del PSOE en esta Comisión General de las Comunidades Autónomas concuerda con la ley del silencio decretada por Ferraz. Los únicos resquicios pasan por esa llamada a la paciencia hasta tener el texto y la letanía de que la propuesta que apoye el PSOE entrará dentro de marco de la Constitución.

Esa solidez no ha desanimado al PP, que mantiene su ofensiva en busca de la erosión de Sánchez por sus pactos. Son ya dos las mociones aprobadas por el Senado en aplicación de esa mayoría absoluta y que los populares han llevado a la Cámara Baja para forzar el posicionamiento del PSOE. En la Comisión General de las Comunidades Autónomas, la estrategia del PP pasará por poner el foco en las "ausencias" de los barones socialistas, informa Alejandro López de Miguel. La portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, ha pedido a Barbón, Chivite y García-Page que "reconsideren" su decisión y acudan el jueves al Senado, como harán los líderes regionales del PP.