Madrid y Barcelona restablecen relaciones tras la guerra fría durante la etapa de Colau

Madrid y Barcelona, como el agua y el aceite los últimos años, buscan ahora un punto de entendimiento. Los alcaldes José Luis Martínez-Almeida y Jaume Collboni quieren acabar con la guerra fría desatada durante la etapa de Ada Colau y apuestan por restituir los puentes entre los ayuntamientos. La intención, todavía sin una agenda o calendario oficial, es normalizar las relaciones institucionales, abrir una nueva etapa de colaboración y abordar temas trascendentales para ambos.

Fuentes de las dos administraciones coinciden en la necesidad de dar carpetazo a la tensión y frialdad precedente. El socialista Collboni lo manifestó esta misma semana en público. "Con Madrid tenemos que tener relación", dijo en un encuentro en la sede de la patronal Foment del Treball, donde avanzó que este objetivo se materializará en las próximas semanas. En Cibeles recogen el testigo y comparten la misma visión para restablecer el eje Madrid-Barcelona ante los retos que están por llegar.

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Los dos equipos son cautos. En líneas generales, evitan dar fechas o profundizar en los problemas comunes a tratar, pero el propósito es firme. Y la siguiente toma de contacto será pronto. Collboni y Almeida coincidirán próximamente en unas jornadas sobre las ciudades del futuro y las smart cities en Madrid. Si bien no está prevista ninguna reunión formal en calidad de alcaldes, ambos participan en la misma mesa redonda y es una oportunidad idónea para avanzar en este propósito. A nadie se le escapa que los dos regidores aprovecharán la ocasión para hablar y acercar posturas en esta línea, al margen del fondo del coloquio.

La normalidad institucional apenas existió durante los últimos años, casi sin contacto más allá de formalismos y asuntos puntuales. Jaume Collboni, que llegó a la alcaldía gracias a los votos del PP, era consciente del enorme déficit de la ciudad en muchas cuestiones. Y los puentes con Madrid eran uno de ellos. El socialista ha dado un vuelco a la política de relaciones y está centrado en devolver a Barcelona a un plano preferente a nivel nacional e internacional. El objetivo es relanzar la urbe como un referente cosmopolita y de progreso. El único periodo de cordialidad fue cuando coincidieron dos gobiernos de corte populista, con Manuela Carmena en Madrid y Ada Colau en Barcelona, como símbolos de los ayuntamientos del cambio.

"Se trata de colaborar. Ambas ciudades compiten en algunos terrenos, pero en otros pueden aunar fuerzas para progresar juntas"

"De la misma manera que el alcalde ha retomado las relaciones con los empresarios, con la Casa Real, con Israel o con el presidente de la Generalitat, también quiere retomar relaciones institucionales con el Ayuntamiento de Madrid", explican fuentes municipales barcelonesas a El Confidencial. Sobre los temas a tratar, sin embargo, prefieren esperar. "Se trata, simplemente, de colaborar. Ambas ciudades compiten en algunos terrenos, pero en otros pueden aunar fuerzas para progresar juntas. Y se pueden establecer canales de colaboración y aprovechar las sinergias. No hay cosas concretas, pero de momento ya está la intención de recuperar las relaciones institucionales", añaden. Es un discurso calcado al que lanzan desde Cibeles. "Todavía es pronto. De momento es la intención", apuntan.

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Las competencias de las dos ciudades, especialmente en materia tributaria y de infraestructuras, son algunos de los asuntos que preocupan. Madrid, de hecho, ya ha situado la reforma de la ley de capitalidad como una de las prioridades de los próximos años, con una petición formal al Ministerio de Política Territorial, supeditado a la constitución del futuro Gobierno. Lo cierto es que ninguno de los aspectos del debate territorial es ajeno a Madrid y Barcelona.

Pero la realidad es que el deseo de restablecer las relaciones no es exclusivo de la política. Las patronales empresariales ya hicieron lo propio en verano del año pasado con un acuerdo que da una pista de otros temas que inquietan a las principales ciudades de España. La Confederación Empresarial de Madrid (CEIM) y Foment del Treball celebraron un encuentro para potenciar el turismo con una colaboración en los sectores de la gastronomía, la cultura y los hoteles.

Herencia de Colau

Esta estrategia de apertura a sectores y estamentos políticos ha tocado la fibra de Ada Colau, cuyo peso en la política catalana ha caído en picado y se siente ninguneada. Tanto, que ha optado por colaborar en el desgaste de Jaume Collboni, que en la anterior legislatura era su teniente de alcalde. Esta semana hizo incluso un paralelismo entre él y Almeida. Ante el voto en contra del PSC en una moción sobre la amnistía en el Ayuntamiento de Barcelona, la líder de los comunes y aspirante a ministra lanzó un mensaje a los suyos. "Como barcelonesa progresista, no puedo entender que el señor Collboni haya votado en el pleno contra la amnistía, como hizo Almeida en Madrid, y menos todavía cuando la propuesta de la amnistía en el Estado la está liderando Pedro Sánchez con nuestro apoyo".

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Pero Collboni tiene muy claro su camino. Su prioridad es volver a llevar a Barcelona a la senda del diálogo multilateral, abriendo la política municipal a todos los sectores sociales e institucionales para enterrar la imagen decadente de la capital catalana y su aislamiento a determinados sectores y administraciones. "Una cosa son las ideas políticas. Otra es el sentido con el que uno ha de regir la institución. Es necesario mantener unas correctas relaciones institucionales con otras administraciones o con otros entes del Estado. No se puede dar la espalda a ninguno y menos basándose en cuestiones puramente ideológicas. Las instituciones no pueden ser utilizadas políticamente en beneficio de un tacticismo partidista", indica otra de las fuentes catalanas consultadas.