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Sánchez afronta la legislatura con la amenaza de Podemos de desequilibrar la mayoría
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Los morados no aplaudieron su elección

Sánchez afronta la legislatura con la amenaza de Podemos de desequilibrar la mayoría

El PSOE insiste en que mientras la formación morada esté dentro de Sumar, la interlocutora solo puede ser Yolanda Díaz, que ha soliviantado a sus socios, pero también a IU

Foto: Ione Belarra e Irene Montero, en el Congreso, durante la segunda jornada del debate de investidura de Pedro Sánchez. (Europa Press/Eduardo Parra)
Ione Belarra e Irene Montero, en el Congreso, durante la segunda jornada del debate de investidura de Pedro Sánchez. (Europa Press/Eduardo Parra)

De todas las imágenes que se han tomado en el debate de investidura del Congreso, hay una muy elocuente y que da pistas sobre la complejidad que afrontará el futuro Gobierno de Pedro Sánchez. Y no hay que buscar fuera, en los aliados parlamentarios, que ya han advertido de que serán muy exigentes. La bancada que comparten PSOE y Sumar se ha levantado en pleno después de confirmarse la reelección del líder socialista, pero había cuatro diputados de la coalición que lidera Yolanda Díaz que se quedaron sentados mientras el resto de la izquierda rompía en aplausos. Eran los cuatro de Podemos, Martina Velarde, Lilith Vestrynge, Javier Sánchez Serna y Noemí Santana.

La quinta es Ione Belarra, que ocupaba su escaño en la bancada azul del Gobierno, junto a Irene Montero, que no fue en las listas de Sumar tras el veto decretado por la líder de la formación. Unas horas antes, se hizo público el resultado de la consulta sobre la investidura convocada por la dirección de Belarra, que resultó en un apoyo muy elevado a la reelección de Sánchez. Y con la participación de más de 55.000 inscritos en la formación morada. El aval masivo a Sánchez no ha sido un obstáculo para que la líder de Podemos haya denunciado que Díaz ningunea a los morados —"no me llama desde julio"— y para que el propio Pablo Iglesias ya haya dado por hecha la ruptura con Sumar si se confirma, como parece, que los suyos no estarán en el Gobierno.

"Quien puede meter de verdad a Podemos en el Gobierno es Sánchez", decía una fuente de Sumar hace unos días. Se refería así a la posibilidad de que el líder socialista interceda por los morados para ahorrarse un dolor de cabeza en una legislatura en la que las votaciones se decidirán por márgenes muy pequeños. La duda se resolverá en las próximas horas, aunque se da por hecho que la decisión sobre el lado magenta del gabinete queda en manos de Yolanda Díaz. Y en las cábalas publicadas no hay ningún representante morado para el nuevo Ejecutivo.

Iglesias no es el único que ya se anticipa a la posibilidad de que Podemos y Sumar pasen por un divorcio estruendoso. Los morados podrían dejar la coalición, con el perjuicio económico que eso les supondría, y pasarse al Grupo Mixto. En el PSOE, también hablaban de esta posibilidad este jueves y expresaban que mientras esa ruptura no ocurriese la única interlocutora de Ferraz será Yolanda Díaz, como líder orgánica de Sumar. Este dato no es baladí si se tiene en cuenta que Belarra mostró el pasado viernes su enfado, al anunciar la consulta, por la falta de respuesta de Sánchez a sus peticiones.

Foto: Pablo Iglesias e Irene Montero en una imagen de archivo.

El malestar dentro de la coalición no solo se hizo presente en el momento del aplauso a Sánchez, sino también en cómo Belarra y Montero han abandonado el hemiciclo con rapidez. Probablemente, es la última vez que ambas utilizan el sillón azul del Gobierno. Ambas fueron ya protagonistas en la primera jornada del debate, cuando Alberto Núñez Feijóo ironizó sobre su presumible salida del Ejecutivo. "Sí se puede", dijo el gallego, que parafraseó la icónica consigna que los morados entonan en sus cónclaves orgánicos y sus mítines. La realización del Congreso apuntó en ese momento a Montero, que afirmaba con un gesto que iba de la resignación a la guasa.

"¿Qué hacemos con Podemos? ¿Le damos un ministerio?", bromeó Feijóo. Pero esa es la pregunta que deben hacerse todavía y, sobre todo, el resultado de mantener el veto. Los cinco escaños morados son claves para que el Gobierno pueda sacar adelante su agenda legislativa, pero en la cúpula morada no se sienten apelados por el acuerdo alcanzado entre Yolanda Díaz y Pedro Sánchez a nivel programático. La salida de Podemos de la coalición obligaría al Ejecutivo a añadir un mayor desgaste en las negociaciones para aprobar sus leyes, aunque es cierto que los morados se presentaron bajo el programa electoral de Sumar y no debe haber grandes diferencias programáticas.

Los morados no son los únicos que han alzado la voz por la forma en que Yolanda Díaz está dirigiendo la coalición. Alberto Garzón ya defendió a finales de septiembre que Sumar debería transitar hacia una formación más dentro de un frente amplio, algo que el equipo de la vicepresidenta en funciones rechazó. La conformación orgánica de la coalición todavía debe fraguar, y eso puede ser un elemento distorsionador para el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, quien ha vuelto a mostrar sintonía con Díaz en los dos días de debate.

De todas las imágenes que se han tomado en el debate de investidura del Congreso, hay una muy elocuente y que da pistas sobre la complejidad que afrontará el futuro Gobierno de Pedro Sánchez. Y no hay que buscar fuera, en los aliados parlamentarios, que ya han advertido de que serán muy exigentes. La bancada que comparten PSOE y Sumar se ha levantado en pleno después de confirmarse la reelección del líder socialista, pero había cuatro diputados de la coalición que lidera Yolanda Díaz que se quedaron sentados mientras el resto de la izquierda rompía en aplausos. Eran los cuatro de Podemos, Martina Velarde, Lilith Vestrynge, Javier Sánchez Serna y Noemí Santana.

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