Sánchez plantea su Gobierno como "muro" frente a la "derecha reaccionaria": "Ni un paso atrás"

• Investidura de Pedro Sánchez, en directo: discurso de Sánchez, Feijóo y Abascal, sesión de hoy

Con un relato sobre la amenaza que supone la ultraderecha en España y en el mundo y la forma en que sus ideas han parasitado al PP, Pedro Sánchez ha arrancado un discurso de investidura en el Congreso que tiene como principal objetivo defender que solo su Gobierno es capaz de frenar en seco con un "muro de democracia y de tolerancia" este movimiento que, destacó, se alimenta del miedo de los ciudadanos a los cambios que suponen la globalización y los cambios tecnológicos. "Provocan un sentimiento de indefensión".

Cuando toda España está pendiente de sus explicaciones sobre la ley de amnistía, el candidato a la presidencia ha elevado su mensaje a los españoles por encima de esta discusión para conectar con el debate mundial sobre el avance del populismo trumpista", que gobierna ya, recordó, a un 27% de ciudadanos de la UE. Una proliferación que ha atribuido a su "eficacia en la propagación del odio", a pesar de su "incapacidad en la gestión.

Ante ello, ha dicho, "la democracia debe dar una respuesta" porque, si no, "el desconcierto puede extenderse". "O la democracia da seguridad o la inseguridad se va a convertir en rabia". Y eso, ha subrayado, solo lo puede hacer su Gobierno porque la noche del 28-M, Alberto Núñez Feijóo decidió aliarse con Vox y darle entrada en los ejecutivos autonómicos. Todas estas afirmaciones han causado un enorme revuelo en la bancada del PP, que le exigía entre murmullos que hable de sus acuerdos con los independentistas.

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Sánchez, en vez de mentar a Carles Puigdemont, que es la persona que permitía su continuidad al frente del Gobierno, manifestó que "Feijóo pudo elegir ser como la señora Von der Leyen, Emmanuel Macron o Donald Tusk, pero no lo hizo". Se adentró en un "camino de perdición", iniciado con la entrada de Vox en el Gobierno de Castilla y León, y "se sumó al club reaccionario de Trump, de Le Pen, de Orbán y de Santiago Abascal".

Hay una disyuntiva, explico, que va más allá de la izquierda o la derecha. "O afrontamos todas estas transformaciones con justicia social o las bases de nuestra prosperidad se debilitarán". "En momentos de cambio intenso se libra una contienda ideológica entre una opción reaccionaria y otra progresista". Por eso, lo que ha hecho el candidato es defender que solo hay dos alternativas para el futuro de España: o las "derechas retrógradas que quieren desmantelar todos los avances" y que "rezuman clasismo, rechazan el estado del bienestar, niegan el cambio climático e imponen un modo único de sentir y ser españoles" o el Gobierno de coalición que él presidirá, sustentado sobre una mayoría parlamentaria que, ha indicado, "quiere avanzar de forma distinta". "Somos tan españoles como ustedes", ha defendido. "Yo creo en España".

Si el PP, advirtió, se considera un partido de Estado "no puede seguir al dictado de Vox". El aspirante a la investidura que, en varias parte de su alocución, apuntó al feminismo como unas de las transformaciones sin precedentes que aspira a terminar con el patriarcado, cuestionada, precisamente por la ultraderecha. De hecho, comenzó su intervención con una referencia a las manifestaciones que recorren nuestro país, algunas, sobre todo las que se celebran a las puertas de Ferraz, instrumentalizadas por Vox y otros grupos afines, en las que hay soflamas contra las mujeres y los inmigrantes.

Mostró su respeto, no a estas protestas violentas, sino a las que se desarrollan de manera pacífica, impulsadas sobre todo por el PP, aunque también por Vox, pero advirtió que, frente a la libertad de expresión que suponen estas manifestaciones, la Constitución "solo contempla una forma superior de ejercicio democrático y es votar en las elecciones".