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"No habrá dinero el año que viene": la economía rusa empieza a desmoronarse
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Los ingresos del gobierno ruso se reducen

"No habrá dinero el año que viene": la economía rusa empieza a desmoronarse

La inversión ha caído, la mano de obra escasea y el presupuesto es menor. Según un oligarca, el año que viene no habrá dinero

Foto: Vista de la catedral de San Basilio, en la Plaza Roja de Moscú. (EFE/Yuri Kochetkov)
Vista de la catedral de San Basilio, en la Plaza Roja de Moscú. (EFE/Yuri Kochetkov)
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Los primeros meses de la invasión rusa de Ucrania el año pasado impulsaron un aumento de los precios del petróleo y el gas natural que supuso una ganancia inesperada para Moscú. Esos días han tocado a su fin.

A medida que la guerra entra en su segundo año y las sanciones occidentales se hacen más duras, los ingresos del Gobierno ruso se reducen y su economía ha cambiado a una trayectoria de menor crecimiento, probablemente a largo plazo.

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (EFE)

Las principales exportaciones del país, el gas y el petróleo, han perdido clientes importantes. Las finanzas públicas están bajo presión. El rublo ha caído más de un 20% frente al dólar desde noviembre. La mano de obra se ha reducido a medida que los jóvenes son enviados al frente o huyen del país por temor a ser reclutados. La incertidumbre ha frenado la inversión empresarial.

"La economía rusa está entrando en una regresión a largo plazo", predijo Alexandra Prokopenko, antigua funcionaria del Banco Central ruso que abandonó el país poco después de la invasión.

No hay indicios de que las dificultades económicas sean tan graves como para suponer una amenaza a corto plazo para la capacidad de Rusia de hacer la guerra. Pero la escasez de ingresos del Estado sugiere que se está intensificando el dilema de cómo conciliar los crecientes gastos militares con las subvenciones y el gasto social que han ayudado al presidente Vladímir Putin a proteger a la población civil de las penurias.

Foto: Unos soldados, antes de una marcha para conmemorar el aniversario de la anexión de Crimea a la Federación de Rusia en Sebastopol, en marzo de 2015. (Getty/Alexander Aksakov)

El multimillonario ruso Oleg Deripaska advirtió este mes de que Rusia se está quedando sin liquidez. "No habrá dinero el año que viene, necesitamos inversores extranjeros", declaró el magnate de las materias primas en una conferencia económica.

Tras haber perdido en gran medida su mercado europeo vecino, y con la retirada de otros inversores occidentales, Moscú depende cada vez más de China, lo que podría dar pie a que se hagan realidad los temores latentes en Moscú de convertirse en una colonia económica de su dominante vecino del sur.

"A pesar de la resistencia de Rusia a corto plazo, el panorama a largo plazo es sombrío: el país será mucho más cerrado y dependerá excesivamente de China", afirma Maria Shagina, investigadora del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres.

Foto: El presidente ruso, Vladimir Putin. (EFE EPA/Mikhail Metzel)

Gran parte de estas perspectivas poco halagüeñas se deben a la mala apuesta que hizo Putin el año pasado de que podría utilizar los suministros energéticos rusos para limitar el apoyo de Europa Occidental a Ucrania.

Los gobiernos europeos, en lugar de moderar su apoyo a Kiev, se apresuraron a buscar nuevas fuentes de gas natural y petróleo. La mayoría de los flujos de gas ruso a Europa se detuvieron y, tras un salto inicial, los precios mundiales del gas cayeron bruscamente. Ahora, Moscú ha declarado que reducirá su producción de petróleo un 5% hasta junio con respecto a su nivel anterior. Está vendiendo su petróleo con descuento respecto a los precios mundiales.

Foto: Foto: Reuters.

Como consecuencia, los ingresos energéticos del Gobierno cayeron casi a la mitad en los dos primeros meses de este año en comparación con el año pasado, al tiempo que se agravaba el déficit presupuestario. La brecha fiscal alcanzó los 34.000 millones de dólares en esos dos primeros meses, el equivalente a más del 1,5% de la producción económica total del país. Esto está obligando a Moscú a recurrir en mayor medida a su fondo soberano, uno de sus principales amortiguadores anticrisis.

El Gobierno aún puede endeudarse internamente, y el fondo soberano aún dispone de 147.000 millones de dólares, incluso después de haberse reducido en 28.000 millones desde antes de la invasión. Rusia ha encontrado formas de vender su petróleo a India y a China, y esta última ha intervenido para suministrar muchas piezas que Rusia solía obtener de Occidente.

Las autoridades rusas han reconocido las dificultades, pero afirman que la economía se ha adaptado rápidamente. Putin sostiene que su Gobierno ha sido eficaz a la hora de contrarrestar las amenazas a la economía.

Foto: Foto: EFE/Henry Chirinos.

"Hay una máxima: armas contra mantequilla", afirmó Putin en un discurso sobre el estado de la nación el mes pasado. "Por supuesto, la defensa nacional es la máxima prioridad, pero al resolver las tareas estratégicas en este ámbito, no debemos repetir los errores del pasado y no debemos destruir nuestra propia economía".

Durante gran parte de los más de 20 años que lleva Putin al frente del país, los elevados ingresos procedentes del petróleo y el gas apuntalaron un contrato social por el que la mayoría de los rusos se mantenían en gran medida al margen de la política de oposición y las protestas a cambio de un aumento del nivel de vida.

El Fondo Monetario Internacional ha calculado que la tasa de crecimiento potencial de Rusia —la tasa a la que podría crecer sin provocar inflación— era de alrededor del 3,5% antes de 2014, año en que arrebató Crimea a Ucrania. Según algunos economistas, esa tasa ha caído hasta el 1%, a medida que la productividad disminuye y la economía se queda tecnológicamente atrasada y progresivamente más aislada.

Foto: Un soldado sobre un blindado. (Amador Guallar)

"Para una economía como la rusa, un 1% no es nada; ni siquiera es un nivel de mantenimiento", afirma Prokopenko, la exfuncionaria del banco central.

La caída de las exportaciones, la rigidez del mercado laboral y el aumento del gasto público agravan los riesgos de inflación, según declaró este mes el Banco Central de Rusia. La inflación rusa rondaba el 11% en febrero, en comparación con el mismo mes del año pasado. Esa tasa caerá temporalmente por debajo del 4% en los próximos meses, según el banco central, aunque ello se debe a la elevada base de comparación del aumento de precios posterior a la invasión del año pasado. Según los economistas, otros indicadores económicos también mejorarán temporalmente en los próximos meses debido a estos efectos de base.

Según el Instituto Gaidar de Política Económica, con sede en Moscú, la industria del país se encuentra sumida en la peor crisis laboral desde que se tienen registros en 1993. La fuga de cerebros tras la invasión y la movilización militar de 300.000 hombre​s del pasado otoño han provocado que alrededor de la mitad de las empresas se enfrente a la escasez de trabajadores, según el banco central. Hay una gran demanda de cerrajeros, soldadores y operarios de maquinaria.

Foto: Una mujer camina delante de una pantalla de información de una tienda de cambio de divisas en Moscú. (EFE/Yuri Kochetkov)

En una visita reciente a una fábrica de aviones, Putin declaró que la escasez de mano de obra está obstaculizando la producción militar, e indicó que el Gobierno había preparado una lista de profesiones prioritarias para el aplazamiento del servicio.

Antes de la guerra, Oleg Mansurov soñaba con competir con SpaceX, de Elon Musk. Tras la invasión, los inversores de SR Space, la empresa de Mansurov con sede en Moscú, retiraron sus fondos.

En abril de 2022, la empresa privada, lanzada en 2020 con financiación de capital riesgo, se enfrentaba a la quiebra. Para salvarla, la convirtió en una empresa de TI que ofrece servicios que van desde el diseño web hasta el análisis de imágenes por satélite.

Foto: Vladimir Putin le da la mano a Alexei Likhachev, director general de la todopoderosa agencia estatal de la energía nuclear rusa, ROSATOM. (Reuters/Alexei Nikolsky/Kremlin)

Las empresas occidentales de servicios de imágenes por satélite habían abandonado el mercado ruso durante la guerra, y Mansurov consiguió el interés de grandes empresas controladas por el Estado que antes rechazaban sus planteamientos, como Gazprom PJSC y la empresa de ingeniería nuclear Rosatom.

"Dejamos de centrarnos tanto en el desarrollo de un producto a largo plazo que diera algún tipo de salto cualitativo y pasamos simplemente a buscar convertirnos en un negocio clásico y generar ingresos", cuenta Mansurov. "Comprendimos que teníamos que sobrevivir".

Las empresas se están adaptando a las prohibiciones de importación de Occidente. Aunque Moscú ha impulsado las importaciones de tecnologías críticas para su guerra en Ucrania procedentes de otros países, incluidos semiconductores y microchips de China, en muchos sectores civiles las piezas son difíciles de sustituir.

Foto: Contenedores de mercancia en Moscú. (EFE/Maxim Shipenkov)

El banco central ha advertido de que los riesgos están aumentando en el sector de las aerolíneas, donde un déficit de nuevos aviones y piezas podría provocar problemas de mantenimiento. Según el banco, las empresas financieras y de TI tienen dificultades para acceder a tecnologías occidentales como programas informáticos, sistemas de gestión de bases de datos y herramientas y equipos de análisis.

Antes de las sanciones actuales, Rusia había intentado sustituir las importaciones por productos nacionales durante años, pero con escaso éxito. Gran parte de sus equipos de telecomunicaciones y programas informáticos avanzados de perforación petrolífera son importados.

"Esto es un poco como volver a la época soviética y hacerlo todo nosotros mismos", afirma Vasily Astrov, economista del Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena. "Será casi imposible sustituir adecuadamente todo lo que falta". Los analistas del banco central han calificado la realidad de posguerra de "industrialización inversa", sugiriendo una dependencia de tecnología menos sofisticada.

Foto: Imagen: EC.
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Ilya Korovenkov, director de Chili.Lab, una empresa de TI de Nizhny Nóvgorod que desarrolla servicios web y mercados en línea, afirma que antes de la guerra los clientes solían encargar nuevas capacidades y funciones. Ahora, el trabajo se centra en arreglar y mejorar los sistemas existentes.

"Es lógico", reconoce. "No sabemos qué pasará dentro de un mes. Tenemos que esperar a que pase".

Con todos estos cambios, la economía rusa depende cada vez más del Estado.

Gran parte del crecimiento de la producción industrial procede ahora de fábricas que producen misiles, proyectiles de artillería y ropa militar, para sustituir las cantidades ingentes de estos productos utilizadas en la guerra. Algunas fábricas trabajan en varios turnos para hacer frente a la demanda, según Putin.

Foto: Piezas de artillería lanzacohetes BM-27 Uragan. (Russian MinDef)

Aunque las estadísticas oficiales no desglosan la producción militar, la producción de "productos metálicos acabados" —una categoría que, según los analistas, incluye armas y municiones— aumentó un 7% el año pasado. La producción de ordenadores, productos electrónicos y productos ópticos, otra línea que se dice que incluye la producción militar, registró un aumento interanual del 2%, así como un aumento del 41% en diciembre en comparación con noviembre. En cambio, la producción de automóviles cayó un 45% interanual.

La producción militar oculta los problemas. "No es un crecimiento real y productivo. Esto no desarrolla la economía", advierte Prokopenko.

Rusia logró evitar lo peor el año pasado, ayudada inicialmente por los altos precios mundiales de la energía. El producto interior bruto cayó un 2,1%, según datos oficiales, mucho menos que algunas previsiones iniciales de una caída del 10% al 15%.

Foto: Estación compresora de gas en mallnow. (EFE/Filip Singer)

Las exportaciones de gas a Europa no empezaron a disminuir hasta el verano pasado. La prohibición impuesta por la UE al petróleo ruso transportado por vía marítima y la limitación de precios impuesta por el Grupo de los Siete no entraron en vigor hasta diciembre. Las sanciones a productos petrolíferos como el gasóleo entraron en vigor el mes pasado. Estos retrasos mantuvieron altos los ingresos energéticos y ayudaron al Gobierno a desplegar un enorme estímulo fiscal de alrededor del 4% del PIB en 2022, según el FMI.

En enero y febrero de este año, sin embargo, los ingresos fiscales procedentes del petróleo y el gas, que representan casi la mitad de los ingresos presupuestarios totales, cayeron un 46% interanual, mientras que el gasto estatal se disparó más de un 50%.

Los analistas estiman que el precio de equilibrio fiscal del petróleo —lo que Rusia necesitaría para equilibrar sus cuentas— se ha disparado por encima de los 100 dólares el barril, ya que los gastos de guerra pesan sobre el presupuesto.

Foto: Ciudadanos caminan frente a la sede de Sberbank en Moscú. (EFE/Yuri Kochetkov)

Según el Ministerio de Finanzas, el barril del emblemático crudo de los Urales alcanzó una media de 49,56 dólares en febrero, lo que supone un gran descuento con respecto al barril de referencia Brent, que cotizó en torno a los 80 dólares ese mes, aunque algunos analistas sostienen que la diferencia es menor. El mes pasado, el Gobierno modificó su fórmula de impuestos del petróleo en un esfuerzo por exprimir más a los productores.

"Rusia tiene ahora un poder de negociación menor en el mercado mundial del petróleo porque tiene muchas menos opciones para elegir a dónde enviar el petróleo", opina Astrov, el economista del Instituto de Viena.

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Los consumidores también sufren. Las ventas al por menor cayeron un 6,7% en 2022, el peor dato desde 2015, según datos oficiales. Las ventas de coches nuevos cayeron un 62% en febrero en tasa interanual, según la Asociación de Empresas Europeas, con sede en Moscú.

Hace casi una década, Artem Temirov y su hermano pusieron en marcha una cafetería en el centro de Moscú a la que llamaron Kooperativ Chernyy, o la Cooperativa Negra. Justo antes de la guerra, abrieron una tostadora de café, con intención de empezar a vender sus granos de café en los supermercados.

Foto: Imagen: EC Diseño.
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La invasión paralizó esos planes. El éxodo ruso de posguerra ha incluido a muchos de los que podían permitirse gastar en una tienda de gama alta como Kooperativ Chernyy, y las ventas cayeron. A pesar de un repunte en verano, que Temirov atribuyó a que los rusos querían ignorar su nueva realidad, las ventas volvieron a desplomarse tras la movilización de las tropas de Putin en septiembre.

Para este año, la mayoría de los analistas prevén otra caída del PIB, aunque algunos, entre ellos el FMI, pronostican un modesto crecimiento.

Foto: Militares ucranianos sobre un tanque en la región de Zaporiyia. (Reuters/ Stringer)

Sin embargo, según el Fondo, en 2027 la producción económica será un 7% inferior a lo previsto antes de la guerra. "La pérdida de capital humano, el aislamiento de los mercados financieros mundiales y las dificultades de acceso a la tecnología avanzada obstaculizarán la economía rusa", afirmó el FMI.

La consultora Rystad Energy prevé que la inversión en exploración y producción de petróleo y gas en Rusia descienda este año a 33.000 millones de dólares, frente a los 57.000 millones previstos antes de la invasión. Esto conllevaría una producción menor. Los analistas de BP PLC estiman que la producción total de petróleo de Rusia, que era de unos 12 millones de barriles diarios en 2019, se reducirá a entre siete y nueve millones diarios en 2035.

"No estamos hablando de una crisis de uno o dos años", afirma Astrov. "La economía rusa seguirá una trayectoria diferente".

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

Los primeros meses de la invasión rusa de Ucrania el año pasado impulsaron un aumento de los precios del petróleo y el gas natural que supuso una ganancia inesperada para Moscú. Esos días han tocado a su fin.

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