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El coste de la invasión para Rusia: dos años de recesión y una inflación superior al 20%
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Una crisis dura y larga

El coste de la invasión para Rusia: dos años de recesión y una inflación superior al 20%

Los economistas echan cuentas del impacto de las sanciones: sufrirá una de las mayores recesiones de su historia y tardará años en recuperar el PIB de 2021

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (EFE)
El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (EFE)
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Un mes después del inicio de la invasión de Ucrania, los economistas están calculando ya cuál será el impacto económico que sufrirá Rusia. Incluso aunque el país aceptase terminar hoy mismo con la invasión, las sanciones impuestas por Occidente seguirían su curso. De hecho, la estrategia de desconexión del gas ruso que ha trazado la Unión Europea ya no tiene marcha atrás. Esto significa que Rusia perderá irremediablemente a su gran aliado económico que compraba casi el 40% de sus exportaciones.

'Bloomberg' publicó esta semana el resultado de una encuesta a 24 casas de análisis sobre la magnitud de la crisis en Rusia. Las respuestas son contundentes: el país se asoma a una de las mayores crisis económicas de su historia. Los expertos auguran dos años consecutivos de caída para la economía rusa, que no empezaría a recuperarse hasta 2024. Y, en cualquiera de los casos, la vuelta al PIB previo a la crisis tardaría más de un lustro. De hecho, a medida que Europa vaya desconectándose del gas ruso, su recuperación estará más lastrada y es posible que el país tarde muchos años en volver al nivel de producción existente en 2021.

Foto: Cargadores en el Mar Negro. Puerto de Odessa, Ucrania. (Reuters/Valentyn Ogirenko)
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En 2022 la contracción del PIB ruso sería de casi el 10% y en 2023 seguiría la caída con la pérdida de un 1,5% adicional. Si se observa por trimestres, la mayor contracción llegará hacia final de año, ya que en ese momento el desplome se comparará con el cuatro trimestre de 2021, esto es, con unos meses que fueron muy favorables para la economía rusa gracias a la escalada de los precios del petróleo y del gas.

El desplome será superior al 15%, una caída que no se vio ni durante la pandemia (-7,8%), ni durante la crisis financiera posterior a la quiebra de Lehman Brothers (-11,2%), ni durante la crisis del rublo de 1998 (-9,1%). Esto es, será la mayor crisis de Rusia en más de un siglo por la dureza de las sanciones.

"Rusia nunca volverá a ser la misma otra vez", escribía hace unos días el economista jefe del Institute for International Finance, Robin Brooks. Esta recesión provocada por las sanciones tendrá un duro impacto sobre el ya pobre tejido productivo de Rusia. Es de esperar el cierre masivo de empresas por la falta de divisas y de suministros procedentes de Europa, en especial maquinaria y tecnología.

"Rusia nunca volverá a ser la misma otra vez"

No solo eso, Rusia también ha perdido el tejido productivo de las empresas extranjeras con presencia en el país. En apenas unas semanas, el futuro del país ha cambiado para siempre. Ese valor añadido que conseguía gracias a la presencia de multinacionales, que van desde Nike hasta McDonald's o Zara, ya no volverá. Esto supone un 'shock' negativo de oferta que el país solo podría compensar con inversiones de miles de millones de rublos. Y ni aun así.

Porque lo que dejan esas grandes cadenas al irse de Rusia no es capacidad industrial instalada, sino locales vacíos en los que el valor está en la propiedad intelectual de las marcas y su capacidad de fabricación en otros países. Aunque el local de McDonald's lo adquiera una empresa local, las hamburguesas no serán las mismas. Además, necesitaría un empresario local que invirtiese en poner en funcionamiento ese local y ni los bancos rusos están en disposición de conceder créditos para la inversión ni la coyuntura económica es apropiada para que nadie emprenda nuevos negocios. Con una recesión esperada de dos años, el único riesgo posible es que el país siga destruyendo tejido productivo.

Foto: Banderas de la UE en la sede de la Comisión Europea. (EFE/Olivier Hoslet)

Para Rusia este es el drama de la escasa implantación de la industria productiva. Es cierto que el país tiene un importante peso a nivel mundial en el procesamiento de algunas materias primas que requieren mucha energía y que son muy contaminantes, como es el caso del acero, del cemento o del paladio. Sin embargo, será difícil que estas empresas puedan colocar su producción en un mercado doméstico sin inversión en construcción, de modo que necesitarán buscar otros compradores que no sean los europeos. Por el contrario, Rusia nunca ha sido capaz de atraer a las industrias de las empresas multinacionales, por lo que, tras su espantada, no queda allí ni el capital físico que pueda ser reutilizado.

Una inflación destructiva

Las sanciones económicas han provocado un auténtico desplome del rublo, que cotiza en mínimos históricos. Si antes de la invasión cada euro costaba 85 rublos, ahora son más de 112 rublos y llegó a cotizar a más de 150 rublos. Esto significa que cuando Rusia quiere importar bienes del extranjero tiene que pagar mucho más para conseguirlos. Esto genera grandes tensiones inflacionistas que están disparando el coste de la vida en Rusia.

Según la encuesta de 'Bloomberg', Rusia sufrirá una inflación del 20% este año, con picos superiores al 22% en el segundo y tercer trimestre del año. Una subida de precios tan abultada que supondrá un empobrecimiento generalizado de su población.

Para frenar la escalada de los precios, el Banco Central de Rusia se ha visto obligado a elevar los tipos de interés hasta el 20%. Una medida extrema que provocará un rápido incremento de los costes financieros para las empresas y las familias que tengan deudas. Por tanto, aunque consiga contener la escalada de los precios, provocará que la recesión económica sea más profunda.

En definitiva, se trata de un golpe tan duro y prolongado que marcará el futuro de la economía rusa, al menos durante la próxima década. La inflación expandirá la pobreza, mientras que la caída de la inversión y la salida de las multinacionales provocará una descapitalización del país. Un coste muy caro para la política imperialista de Vladímir Putin.

Un mes después del inicio de la invasión de Ucrania, los economistas están calculando ya cuál será el impacto económico que sufrirá Rusia. Incluso aunque el país aceptase terminar hoy mismo con la invasión, las sanciones impuestas por Occidente seguirían su curso. De hecho, la estrategia de desconexión del gas ruso que ha trazado la Unión Europea ya no tiene marcha atrás. Esto significa que Rusia perderá irremediablemente a su gran aliado económico que compraba casi el 40% de sus exportaciones.

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