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Sueños rotos en el hielo: así es el 'Detroit' de Rusia que Putin no quiere que veamos
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presentado en málaga y en el docsbarcelona

Sueños rotos en el hielo: así es el 'Detroit' de Rusia que Putin no quiere que veamos

Se estrena en Filmin 'Tolyatti Adrift', de la directora Laura Sisteró. El documental retrata a los jóvenes rusos que se rebelan contra el sueño roto de la URSS y su producto: un coche obsoleto que ahora usan para derrapar sobre hielo o asfalto

Foto: Un fotograma de 'Tolyatti Adrift'. (Filmin)
Un fotograma de 'Tolyatti Adrift'. (Filmin)

Muchos años antes de que Mijaíl Gololobov naciera, su ciudad era un sueño de prosperidad para la Unión Soviética. A orillas del Volga, Tolyatti se erigió para acoger una gran fábrica de coches en la década de los 60. Con la cooperación de ingenieros italianos, AvtoVAZ comenzó a producir allí coches Zhiguli, uno de los modelos más emblemáticos de la marca Lada. Y Tolyatti se llenó de sueldos, parques, monumentos y viviendas para proletarios modélicos. El coche "irá desde el Volga a las carreteras de una república que no conoce fronteras", decían las películas propagandísticas de la época.

Pero muchos años después, en 2019, Mijaíl Gololobov está terminando sus estudios de automoción en Tolyatti y no encuentra salida. Es uno de los mejores alumnos de su promoción y acaba de volver a Rusia de una estancia en Francia. Otros estudiantes le preguntan qué es lo que más le ha gustado de la beca: "La libertad. Nos daban un horario y ya está, después podíamos salir y hacer lo que quisiéramos". Desde su espalda, una profesora le ordena a media voz: "Habla del trabajo". Mijaíl recula: "El trabajo también estaba muy bien. La maquinaria es mucho mejor que aquí...". La profesora vuelve a ordenar: "No hablemos de eso".

En los 60, Tolyatti creció hasta convertirse en una de las ciudades más grandes de la región, pero la caída de la URSS y la llegada de los coches extranjeros provocaron que muchas plantas cerraran. Los proletarios modélicos perdieron sus trabajos sin remedio. Hoy, Tolyatti es la más pobre entre las grandes ciudades de Rusia y sufre la tasa de paro juvenil más alta del país. Con este marco comienza 'Tolyatti Adrift', el documental de la directora catalana Laura Sisteró, que Filmin estrena esta semana en el marco del festival DocsBarcelona.

'Tolyatti Adrift' recoge la historia de Mijaíl y la de otros jóvenes que habitan ese 'Detroit ruso', cadáver de la industria automovilística que un día sustentó a sus padres. "Es decadente", advierte la madre de una de las protagonistas. "Aquí no hay trabajo, no hay sueldos. No hay nada que hacer para los jóvenes". El grupo que Laura Sisteró persigue, en silencio y con cámara en mano, se sirve de los antiguos coches Zhiguli para derrapar sobre la carretera o el hielo. Mijaíl es uno de ellos, sueña con ser piloto de Fórmula 1. Juntos, los jóvenes de Tolyatti forman parte de un movimiento de exhibición de derrapes con los viejos coches: Boyevaya Klassika. Los usan como símbolo de un futuro destartalado, pero también como vehículo de su rebeldía. "Quizá por el sentimiento de caos y poder controlarlo. Por eso me gusta", opina el joven sobre su afición a los derrapes.

Laura Sisteró viajó a Tolyatti hace siete años y se topó con esos jóvenes que quemaban los neumáticos de los coches soviéticos, entre otras cosas, porque no tenían otra cosa que hacer. "Aquello me parecía muy poético. Que dieran salida a su frustración con un antiguo símbolo de orgullo soviético, de prosperidad, que hoy está completamente oxidado", explica la cineasta a El Confidencial. Tras conocerlos, visitó Tolyatti varias veces y empezó a urdir su película: un documental observacional, que sigue un año decisivo en la vida de tres adolescentes rusos en una ciudad a la que la suerte abandonó. Y Sisteró relata la disonancia cuando incluye uno de los discursos de Año Nuevo del presidente ruso, Vladímir Putin, en el que promete un futuro boyante para el país. "No quiero mostrar que Tolyatti sea toda Rusia, pero sí es una parte de Rusia que Putin no quiere que veamos".

placeholder La directora Laura Sisteró.
La directora Laura Sisteró.

"Al final, son adolescentes y lo viven todo de forma intensa, rabiosa y en el presente. Yo intenté captarlos en un punto de inflexión, una etapa en la que empezaban a preguntarse si querían quedarse en Tolyatti, a qué querían dedicarse, si eran felices... Pero son chicos nacidos en el 2000. Nacieron con Putin y siguen con Putin", opina Sisteró. "La poética de ese lugar se traza alrededor de un círculo: están atrapados no solo en una enorme ciudad industrial, sino en todo un sistema. Y el drift o el derrape, el movimiento que les ha permitido sobrevivir en cierto modo, también tiene algo de esto. Usan los coches que sus padres y abuelos tenían para ir de un sitio a otro, pero ellos dan vueltas sobre un mismo eje. Es la representación de sentirse atrapado con rabia".

El movimiento de Boyevaya Klassika, que secundan muchos jóvenes como Mijaíl, se define como políticamente neutro. "Los chavales más jóvenes eran muy abiertos, incluso había uno que había aprendido a hablar inglés gracias a ver vídeos de YouTube. Creo que las redes sociales, en ese sentido, ayudaron a que no sintieran tanto recelo con lo que estábamos haciendo. Pero a la gente mayor le costaba más. Nos cerraban muchas puertas, nos pedían documentación y permisos... Había algunos que nos pedían fotos por la calle, porque era la primera vez que veían a alguien de fuera", recuerda la directora del documental.

Sisteró establece un paralelismo entre la región deprimida de Rusia y cualquier otro lugar en el mundo. 'Tolyatti Adrift' es un 'coming-of-age', tres arcos de crecimiento en un lugar yermo, donde los jóvenes se asocian para sobrevivir al aburrimiento y la falta de oportunidades. "No quería caer en la mirada paternalista del documental. En plan 'ay, pobrecitos estos rusos'. Nos costó mucho conectar con los adultos de Tolyatti, que entendieran cómo vemos a sus hijos", opina. "En realidad, lo que ocurre en Tolyatti se suele comprar con Detroit, pero ocurre en muchos otros sitios. Incluidas zonas deprimidas de España. Yo misma viví una adolescencia en un lugar de extrarradio y desesperanzado, donde muchos jóvenes daban salida a la rabia a través de las drogas y el alcohol. Para mí, lo que hacen estos chicos de Tolyatti es la hostia, porque aunque el drift es una afición peligrosa, los aleja del alcohol. No caen en la autodestrucción, sino que hacen arte de la rabia. Los admiro".

"Aunque el drift es una afición peligrosa, los aleja del alcohol. No caen en la autodestrucción, sino que hacen arte de la rabia"

Cuenta la directora que descubrieron de casualidad esa escena en la que una profesora ordena el discurso de Mijaíl desde sus espaldas. "Ella no estaba microfonada. Una de las montadoras de la película, que es francesa pero de origen ruso, me dijo: 'Laura, escucha esto. Es tan soviético...'. Eso de no poder compararse con el extranjero, de no hablar de los demás, del recelo. Es algo que nos encontramos a lo largo del rodaje, sobre todo en los adultos", recuerda.

Laura Sisteró mantiene el contacto con los protagonistas de 'Tolyatti Adrift'. Charlan por Facebook y una red social rusa llamada VK. Cuando estalló la invasión de Ucrania, muchos de los jóvenes hablaron con ella y expresaron que no estaban de acuerdo con las actuaciones militares comandadas por Putin. "Pero, de repente, vi que ya no colgaban nada en sus perfiles. Me preocupé. Instagram cerró en Rusia y una de las traductoras con la que trabajamos durante el rodaje me explicó que ya no podían hablar. Una ley les prohibía colgar opiniones y mensajes en las redes sociales, y podían ir a prisión. Ese país funciona así".

Muchos años antes de que Mijaíl Gololobov naciera, su ciudad era un sueño de prosperidad para la Unión Soviética. A orillas del Volga, Tolyatti se erigió para acoger una gran fábrica de coches en la década de los 60. Con la cooperación de ingenieros italianos, AvtoVAZ comenzó a producir allí coches Zhiguli, uno de los modelos más emblemáticos de la marca Lada. Y Tolyatti se llenó de sueldos, parques, monumentos y viviendas para proletarios modélicos. El coche "irá desde el Volga a las carreteras de una república que no conoce fronteras", decían las películas propagandísticas de la época.

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