El as energético en la manga de Putin: un exbanquero de Morgan Stanley
En las altas esferas del poder del Kremlin, cada vez hay más jóvenes tecnócratas rusos con profundos conocimientos sobre Occidente
Rusia necesita urgentemente desarrollar nuevos mercados para sus empresas de petróleo y gas, ya que las sanciones occidentales están afectando a la columna vertebral de su economía. Confía en que un exbanquero de Morgan Stanley, de 37 años, se asegure de que los beneficios sigan fluyendo.
Pavel Sorokin, viceministro de Energía de Rusia, forma parte de un grupo de jóvenes tecnócratas con profundos conocimientos sobre Occidente que Vladímir Putin ha introducido en las altas esferas del poder. Sorokin, que estudió Finanzas en Londres, ha negociado acuerdos en África y Oriente Medio. Participó en las etapas tempranas del desarrollo de la OPEP+, la asociación entre la industria petrolera rusa y la Organización de Países Exportadores de Petróleo liderada por Arabia Saudí.
El año pasado, influyó en la exageración de las consecuencias de los daños sufridos por el oleoducto al mar Negro, controlado por Rusia, lo que asustó a Occidente e hizo que subieran los precios del petróleo, según su antiguo secretario de prensa y un antiguo periodista de la agencia de noticias estatal rusa.
Sorokin, el Ministerio de Energía ruso y el Kremlin no respondieron a las solicitudes de comentarios.
El mes pasado, Sorokin desempeñó un papel esencial en el establecimiento de precios fijos en la principal exportación de crudos de Rusia, los Urales, en lugar de dejar que los mercados decidan cuánto cobran las empresas, según personas familiarizadas con el asunto. Se espera que esta decisión aporte 8.200 millones de dólares en impuestos a la tesorería del país, que se encuentra en apuros.
Hasta ahora, Sorokin y sus secuaces han hecho frente a las sanciones de una forma que ha sometido a Rusia a graves tensiones económicas, pero no la han dejado incapacitada. La tarea se complicará a medida que se dejen sentir los efectos a largo plazo, pero los analistas afirman que han superado las expectativas durante el primer año de guerra en Ucrania.
Según Viktor Katona, el principal analista de crudo en la empresa de datos de productos básicos Kpler, Sorokin se ha convertido en el "as en la manga" de Rusia para amortiguar el impacto de las sanciones de Occidente. Katona cree que muchos aliados de Ucrania han subestimado la pericia de la nueva generación de responsables de la toma de decisiones del Kremlin, formados en Occidente. Putin, rodeado durante mucho tiempo de antiguos espías y amigos empresarios de San Petersburgo, ha recurrido cada vez más a estos recién llegados, que hablan inglés con fluidez y se adhieren a su ideología nacionalista.
Sorokin "es la personificación de algo que no existía en la Unión Soviética", describe Katona. "Forma parte de una nueva generación de jóvenes que pudieron elegir" y decidieron trabajar para el Gobierno ruso.
La guerra de Ucrania ha alterado los mercados mundiales de la energía y alianzas que llevaban mucho tiempo en pie. Rusia, que antaño contaba con Europa como su cliente energético más lucrativo, envía ahora gran parte de su producción a India y China, que suelen comprarla con grandes descuentos respecto a los precios de mercado. En parte debido a esos descuentos, los ingresos rusos por petróleo y gas natural cayeron un 46% en enero respecto al mismo mes del año anterior, según datos del Ministerio de Finanzas ruso.
Para compensar esa pérdida de ingresos, Rusia necesita cultivar nuevos socios comerciales. Sorokin y sus socios están cosechando algunos éxitos: Rusia exportó más de ocho millones de barriles de petróleo en enero, según Kpler, uno de los cinco mejores meses registrados, con un nivel que no se alcanzaba desde abril de 2020, aunque normalmente vende con un descuento de alrededor de 30 dólares por barril. En septiembre, Sorokin viajó a Brazzaville, la capital de la República del Congo, donde, tras un vuelo de 20 horas, fue recibido por el presidente del país.
Durante dos días, a menudo sentado en sillas doradas entre las pilastras y palmeras del palacio presidencial de la época colonial, Sorokin negoció un acuerdo para que Rusia suministrara productos petrolíferos a la República del Congo y para que dos empresas rusas construyeran un oleoducto de 850 millones de dólares y 625 millas de longitud, según un documento visto por The Wall Street Journal y funcionarios antiguos y actuales informados sobre la visita. El Ministerio de Petróleo congoleño y el Gobierno de Brazzaville no respondieron a las solicitudes de comentarios.
El mes anterior, se reunió con una delegación de Afganistán, ahora dirigido por los talibanes, el grupo fundamentalista cuyos antepasados lucharon una vez contra la Unión Soviética. Sorokin se quedó perplejo cuando los afganos le ofrecieron cambiar pasas y hierbas por combustible, cuenta un antiguo ayudante que fue informado de la reunión. El Gobierno talibán y el Kremlin llegaron más tarde a un acuerdo para suministrar gasolina rusa a Kabul. El Ministerio de Comercio e Industria afgano no respondió a la solicitud de comentarios.
Sorokin también mantuvo conversaciones con Bahréin sobre la conversión del pequeño reino del Golfo Pérsico en un centro de comercio de petróleo suministrado por empresas rusas, según personas familiarizadas con el asunto. Los registros aduaneros muestran que algunas de las transacciones de petróleo del Kremlin se realizaron allí durante el año pasado. El Gobierno bareiní no devolvió la solicitud de comentarios.
Un nuevo régimen
Dentro del Kremlin, otros funcionarios en ascenso son el viceministro de Finanzas ruso, Alexey Sazanov, de 39 años, que estudió en Oxford y trabajó con Sorokin en Ernst & Young en Moscú. Junto con Sorokin, desempeña ahora un papel clave en la búsqueda de fórmulas para paliar el creciente déficit de Rusia.
Denis Deryushkin, antiguo analista del Bank of America, se convirtió en jefe de investigación del Ministerio de Energía a los 29 años, representando a Rusia en las reuniones consultivas de la OPEP diseñadas para ayudar a maximizar los precios del petróleo. El asesor económico más influyente de Putin, Maksim Oreshkin, que obtuvo el cargo a los 38 años, trabajó anteriormente para el banco francés Crédit Agricole. Dirigió una exitosa estrategia para empujar a las empresas extranjeras a comprar gas natural ruso en rublos, en lugar de en dólares o euros, para eludir las sanciones.
Sorokin nació en Moscú, pero creció en Chipre en el seno de una familia de diplomáticos rusos. Regresó a Rusia para iniciar su carrera profesional como contable en Ernst & Young. A los 26 años se convirtió en analista sénior en Alfa-Bank, el mayor banco privado de Rusia, antes de cursar un breve máster en finanzas en la Universidad de Londres.
Más tarde se trasladó a la oficina de Morgan Stanley en Moscú. En 2015, una clasificación de Extel e Institutional Investor lo nombró uno de los mejores analistas del sector del petróleo y el gas para Rusia y países de Europa, Oriente Medio y África.
Un portavoz de Morgan Stanley declinó hacer comentarios.
Como joven banquero, se le consideraba a la vez una estrella en ascenso y un colega sin pretensiones que almorzaba regularmente en un restaurante ucraniano local y cenaba en restaurantes de fusión asiática de lujo, cuentan personas que le conocían entonces. Pero también destacaba por sus opiniones conservadoras y de línea dura sobre la política rusa. Según un antiguo compañero de trabajo, era crítico con la apertura política de Rusia en la década de 1990. "Quería que Rusia volviera a ser grande", afirmó otro antiguo colega.
Ascenso político
En 2016, Alexander Novak, entonces ministro de Energía de Rusia y ahora viceprimer ministro, convenció a Sorokin do que abandonase el banco de Wall Street y lo puso a cargo del centro de investigación de energía de su grupo.
Sorokin entabló una buena relación con Novak, famoso por su frialdad. Este último empezó a dirigirse a él por su apodo (Pasha, diminutivo de Pavel) y le invitaba con frecuencia a barbacoas en su dacha a las afueras de Moscú, según personas que les conocen. Sorokin tardó poco en convertirse en una presencia habitual en los actos diplomáticos, acompañando a Novak como traductor. Se le reconocía fácilmente por su aspecto juvenil y su dominio del inglés le valió otro apodo: "el intérprete".
También entabló una amistad duradera con Adeeb Al Yama, asesor desde hace muchos años de los ministros de energía saudíes, así como con el difunto jefe de la OPEP, Mohammed Barkindo. Al Yama no respondió a una solicitud de comentarios. En parte gracias a esas amistades, pudo ayudar a Novak a planificar una alianza con la OPEP liderada por Arabia Saudí que condujo a la creación de la OPEP+ en 2016, con la que Rusia aumentó su peso en el mercado mundial del petróleo. Poco después, la coalición aprobó un recorte de la producción que impulsó con éxito los precios.
Durante una reunión en 2018, Putin preguntó a Sorokin qué estaba haciendo para el Gobierno. "Un gran proyecto en el que hemos estado trabajando recientemente es el acuerdo para limitar la producción entre Rusia y los países de la OPEP", respondió, según la transcripción del Kremlin de su conversación.
"Ha llegado el momento de ascenderte", declaró el presidente ruso. A los pocos días, Sorokin fue nombrado viceministro de Energía.
Sorokin se ha mantenido firme en su patriotismo. "Durante toda mi vida, cuando era niño, viví y fui a la escuela en el extranjero. Y siempre supe que quería volver a mi patria", declaró ante Putin, según la transcripción del Kremlin.
El viceministro también ha encabezado iniciativas para modernizar el sector energético del país, y recientemente ha puesto en marcha estaciones de servicio alimentadas con gas natural —del que Rusia posee las mayores reservas del mundo— y un plan nacional para reducir el consumo de energía.
Campaña de información
Poco después de convertirse en viceministro, Sorokin contrató a Arsenii Pogosyan, entonces un periodista de 27 años, para que se encargara de sus relaciones públicas.
Pogosyan abandonó Rusia tras enterarse de que iba a ser llamado al frente en Ucrania a finales de septiembre, y desde entonces ha desertado.
Según el antiguo jefe de prensa, Sorokin era conocido entre los burócratas por sus hábitos occidentalizados —comer piña en rodajas y celebrar con un vaso de whisky en lugar de vodka— y su compromiso con el público al estilo del sector privado. "Quería salir en YouTube y respondía a las preguntas de la prensa en menos de una hora. Era emocionante", recuerda Pogosyan.
Según Pogosyan, a medida que aumentaban las tensiones entre Rusia y Occidente, Sorokin se volvía menos accesible, negándose a responder a las preguntas de la prensa o tardando horas en hacer declaraciones.
Una noche de marzo del año pasado, el Consorcio del Oleoducto del Caspio, controlado por Rusia, notificó al Ministerio que sus instalaciones habían resultado dañadas por una tormenta. El oleoducto exporta 1,2 millones de barriles diarios de crudo kazajo a través de un puerto ruso en el Mar Negro, la mayor parte del cual corresponde a Chevron Corp. y Exxon Mobil Corp., que tienen una participación minoritaria en la ruta de exportación. Chevron declinó hacer comentarios. Exxon Mobil no respondió a la solicitud de comentarios.
El consorcio declaró que el incidente se debió al "desplazamiento del bastidor de alimentación de una de las mangueras flotantes" y que no había causado ningún trastorno significativo, según informó entonces la agencia estatal de noticias TASS.
Sorokin inició la respuesta pública en el Ministerio de Energía ruso y ayudó a convertir el incidente en un acontecimiento mundial, según cuentan Pogosyan e Iuliia Khazagaeva, que dirigía la sección de temas energéticos de TASS. Desde entonces, Khazagaeva ha abandonado Rusia y se ha manifestado en contra de la guerra. Pogosyan cuenta que llevó un borrador de una declaración en el que se describía el incidente a Sorokin que, después de hablar con el Kremlin, dijo que no era lo suficientemente duro.
Sorokin pidió repetidamente que se editara un mensaje grabado en vídeo durante las 12 horas siguientes para hacerlo cada vez más alarmante, según su antiguo ayudante de prensa. Los párrafos de contexto sobre el posible alcance e impacto de la perturbación pasaron de la parte inferior a la superior de su declaración. "El Kremlin quería que Occidente se mantuviera en vilo", explica Pogosyan. Los medios de comunicación rusos recogieron el mensaje.
Khazagaeva cuenta que, tras ser informada inicialmente de que el episodio había sido relativamente leve, sus editores le ordenaron que hiciera hincapié en una serie de temas de conversación que resaltaban el riesgo de interrupciones prolongadas en los mercados estadounidense, chino y europeo. Su redactor jefe le envió un correo electrónico en el que le pedía que se pusiera en contacto con Sorokin, entre otros, para hacerle llegar sus comentarios.
TASS no respondió a la solicitud de comentarios. El operador de oleoductos CPC, que remitió una solicitud de comentarios a sus declaraciones públicas anteriores, afirmó en ese momento que dos de sus tres puntos de carga en alta mar habían sido dañados por la tormenta y que se necesitarían de dos a cuatro semanas para repararlos.
En la televisión estatal rusa, Sorokin advirtió que la avería requeriría hasta dos meses de reparaciones, con la pérdida de exportaciones de hasta un millón de barriles diarios. Los precios internacionales del petróleo subieron inmediatamente un 5%. Al cabo de dos días, los cargamentos de la terminal se habían reanudado, según datos de Kpler. CPC anunció la vuelta a la plena capacidad en el plazo de un mes.
-Con la contribución de Summer Said.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.
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