Es noticia
Juego de tronos en el Kremlin: las luchas internas que pueden destruir el putinismo
  1. Mundo
¿Rumbo a una boda roja?

Juego de tronos en el Kremlin: las luchas internas que pueden destruir el putinismo

Recientes episodios señalan algo que ya se sospechaba, pero que ahora sale a la luz: la existencia de una lucha de poder entre dos facciones enfrentadas de los aliados de Putin

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (Reuters/Sergei Karpukhin)
El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (Reuters/Sergei Karpukhin)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Si en algún momento Vladímir Putin pensó que invadir y someter a Ucrania le situaría para siempre entre los grandes nombres de la historia de Rusia, el plan está siendo un estrepitoso fracaso. El puente del estrecho de Kerch, el símbolo de la anexión rusa de Crimea, ha sufrido enormes daños en lo que solo cabe calificar como un golpe al prestigio imperial de Rusia. El Ejército ruso combate ahora a la defensiva para tratar de mantener lo que pueda de las franjas de territorio que desde la semana pasada, según el Kremlin, son ya parte de la Federación Rusa. Y la movilización con la que trata de apuntalar esta conquista no podría ir peor: unos 700.000 rusos han abandonado el país en el último mes, más del triple de aquellos a quienes se ha logrado llamar a filas. Los vídeos de nuevos reclutas quejándose del trato y del pobre material que se les ha suministrado se multiplican por doquier.

Pero en estos días, uno de estos vídeos ha llamado la atención de los especialistas. En él se ve a un grupo de soldados expresando este tipo de protestas en la región de Belgorod, muchos de los cuales llevan parches distintivos del Grupo Wagner, la compañía militar privada del hombre de negocios Yevgeni Prigozhin, el célebre 'chef de Putin', lo que hace sospechar que la protesta podría haber sido orquestada para la cámara. El vídeo ha sido difundido en múltiples canales y plataformas de redes sociales ultranacionalistas, muchos de ellos —y aquí es cuando la cosa empieza a ponerse verdaderamente interesante— vinculados al grupo mediático Patriot, propiedad también de Prigozhin, que en los últimos días han vertido furibundas críticas contra los altos cargos del Ministerio de Defensa ruso y otros altos funcionarios, como el portavoz del Parlamento ruso, Viacheslav Volodin, y el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.

Foto: Cartel de la película 'Granit'.

Tal vez como reacción, este miércoles miembros de la Rosvgardiya (la 'guardia pretoriana' de Putin, cuyas competencias se han ido expandiendo en los últimos años) detuvieron a Alekséi Slobodeniuk, que gestionaba varios de estos canales promovidos por Prigozhin, entre los cuales destacan 'Release Z Kraken' y 'Skaner'. Imágenes de la detención fueron difundidas por Alexander Khunshtein, vicesecretario del Consejo General Rusia Unida, el partido de Putin, lo que indica que probablemente lo hizo con autorización al más alto nivel.

Visto en conjunto, ambos episodios señalan algo que ya se sospechaba, pero que ahora sale a la luz: la existencia de una lucha de poder entre dos facciones del putinismo, la representada por el aparato de Defensa y la que encabezan Prigozhin y el líder checheno Ramzán Kadírov, aliados por las circunstancias aunque no necesariamente de manera formal. Son estos últimos quienes han iniciado las hostilidades con sus críticas a lo que consideran "generales de salón", especialmente el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y el comandante del Distrito Militar Central de Rusia, Alexander Lapin. "Es una vergüenza. No ya el que Lapin sea mediocre, sino que se le esté cubriendo desde la cúpula de líderes del Estado Mayor. Si pudiera, degradaría a Lapin de todos sus galones, le quitaría sus medallas y, con un arma en la mano, le enviaría al frente para que lavase su vergüenza con sangre", escribió Kadirov esta semana en su cuenta de Telegram, en un mensaje en el que también abogó por instaurar la ley marcial y utilizar armas nucleares de baja intensidad.

Dos hombres con ejércitos privados

"En lo que no creo que sea una coincidencia, tanto Kadírov como Prigozhin controlan algo parecido a una fuerza armada privada", comenta el profesor Timothy Snyder, uno de los observadores más agudos del conflicto de Ucrania. "Prigozhin y Kadírov están pidiendo una intensificación de la guerra y burlándose del alto mando ruso en el tono más agresivo posible, pero al mismo tiempo parecen estar protegiendo a sus propios hombres. Al criticar la forma en que se está librando la guerra, debilitan el control de Putin sobre la información. Al forzarle a adoptar responsabilidades, incluso si ellos no lo hacen, exponen su posición aún más. Le están diciendo que gane una guerra que ellos mismos no parecen estar intentando ganar", opina.

Para apaciguar al checheno, Putin le ha nombrado coronel general, un rango específico de las fuerzas armadas rusas solo por debajo del de general de ejército. Pero Prigozhin es un elemento potencialmente más peligroso. El arresto de Slobodeniuk —que podría haber sido un aviso al propio Prigozhin, para que no vaya demasiado lejos en sus críticas— muestra que en esta guerra intestina no está todo escrito ni mucho menos.

Las últimas acciones del 'chef de Putin' muestran que este personaje ambiciona algo, tal vez el puesto de Shoigu como ministro. El mes pasado, tras tantos años en los que Moscú negaba incluso su existencia, Prigozhin admitió por primera vez la relación del Grupo Wagner con el Estado ruso. También se ha permitido aventuras políticas no carentes de riesgo, como acusar al alcalde de San Petersburgo de apoyar a Ucrania en la guerra.

Aunque este hombre de negocios nunca se ha ocultado, en los últimos meses está adoptando un perfil mucho más público que de costumbre, como en el vídeo en el que se le ve reclutando presos en una cárcel para que combatan en Ucrania con el Grupo Wagner. En otros aparece saltando de un helicóptero militar durante una visita a un centro de entrenamiento de esta organización de mercenarios o asistiendo al funeral de un comandante de Wagner fallecido en Ucrania. Los vídeos han sido, casi con certeza, filtrados por el propio entorno de Prigozhin, a modo de contraste con la falta de liderazgo mostrada por otros comandantes de las fuerzas regulares. Mediante una elaborada estrategia de comunicación en redes, Prigozhin se estaría presentando a sí mismo como una alternativa más eficiente y honorable que los militares convencionales, y ya se ha ganado algún que otro apoyo significativo (como el del agitador ultranacionalista Alexander Dugin, que asegura que "es el héroe de nuestro tiempo de vanguardia"). Pero tal vez haya pisado algún callo de más.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí.

Grietas en el control de la narrativa

Lo preocupante para Putin es que el hecho de que estas y otras críticas estén ocurriendo ante los ojos de todos muestra hasta qué punto está perdiendo el control no solo sobre esas facciones, sino también sobre la narrativa pública. El tono en los programas de televisión estatales es mucho más sombrío y acusatorio que en meses previos, incluyendo alguna salida ocasional del guion por algún invitado a los debates. "Tienen que dejar de mentir", soltó esta semana Andrei Kartapolov, jefe del Comité de Defensa del Parlamento ruso, durante una arremetida en directo contra el Ministerio de Defensa en el programa de Vladímir Soloviov, el principal propagandista del régimen de Putin. "La gente no es estúpida, puede ver que no se les está diciendo la verdad", aseguró este político.

"La tierra se ha movido bajo los pies de Putin. Su carrera política se ha basado en utilizar los medios bajo su control para transformar la política exterior en un espectáculo tranquilizador. En otras palabras, la supervivencia del régimen ha dependido de dos premisas: lo que pasa en televisión es más importante que lo que pasa en la realidad, y lo que pasa en el extranjero es más importante que lo que pasa en casa. Creo que esas premisas ya no son válidas", sostiene Snyder. "La realidad está empezando a importar más que la televisión, y Rusia va a empezar a importar más que Ucrania. Hay una brecha tanto en la élite como en la opinión pública en Rusia, y ahora se está volviendo visible en televisión", asegura.

Foto: Un soldado ucraniano en Limán, en la región de Donetsk. (Reuters/Jorge Silva)

Las discrepancias están alcanzando tal profundidad que al menos un miembro del círculo cercano de Putin le habría expresado su firme desacuerdo con el actual curso de los acontecimientos, según los servicios de Inteligencia de EEUU. La información se ha considerado lo suficientemente importante como para ser incluida en el reporte diario de Inteligencia para el presidente Biden, señala el diario 'The Washington Post'. Otro funcionario europeo del campo de la seguridad citado en ese mismo artículo afirma no tener constancia de este incidente ni haber visto estas informaciones de Inteligencia estadounidenses, pero asegura que se están produciendo "críticas cada vez mayores a Putin, a sus espaldas", incluso por parte de miembros del Kremlin. "Creen que es obstinado" y "está obsesionado con Ucrania, una obsesión que no comparten necesariamente", señala.

Las derrotas en Ucrania están produciendo la quiebra de los pilares del putinismo y el propio presidente ruso se enfrenta a una situación cada vez más inestable, en la que el rey empieza a perder el control de sus cortesanos. La voladura del puente de Crimea contribuye a exacerbar esas tensiones. El actual régimen ruso está diseñado para blindar al líder máximo contra golpes de Estado y conspiraciones palaciegas, pero a medida que el sistema se debilita, el peligro crece. Como dice cierto experto en Rusia, medio en serio, medio en broma: "No veo a Putin sentado en el Tribunal de La Haya. Ahora bien, los sótanos de la Lubyanka [la antigua sede del KGB, hoy del FSB] son otro cantar". Para Putin, ya no se trata de cimentar su legado político, sino de asegurar su supervivencia.

Si en algún momento Vladímir Putin pensó que invadir y someter a Ucrania le situaría para siempre entre los grandes nombres de la historia de Rusia, el plan está siendo un estrepitoso fracaso. El puente del estrecho de Kerch, el símbolo de la anexión rusa de Crimea, ha sufrido enormes daños en lo que solo cabe calificar como un golpe al prestigio imperial de Rusia. El Ejército ruso combate ahora a la defensiva para tratar de mantener lo que pueda de las franjas de territorio que desde la semana pasada, según el Kremlin, son ya parte de la Federación Rusa. Y la movilización con la que trata de apuntalar esta conquista no podría ir peor: unos 700.000 rusos han abandonado el país en el último mes, más del triple de aquellos a quienes se ha logrado llamar a filas. Los vídeos de nuevos reclutas quejándose del trato y del pobre material que se les ha suministrado se multiplican por doquier.

Vladimir Putin Ucrania
El redactor recomienda