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Luis Planas: "El Consejo de Ministros no hace electoralismo, me importa el campo"
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Entrevista al ministro de Agricultura

Luis Planas: "El Consejo de Ministros no hace electoralismo, me importa el campo"

El titular del PSOE intenta cerrar la crisis de las macrogranjas con Garzón, aunque evita el término. Corrige al ministro de UP con un "consuman productos españoles". Afirma que en el campo no hay esclavitud, como dijo Yolanda Díaz

Foto: Luis Planas, ministro de Agricultura, posa para la entrevista con El Confidencial. (Patricia J. Garcinuño)
Luis Planas, ministro de Agricultura, posa para la entrevista con El Confidencial. (Patricia J. Garcinuño)

Luis Planas (Valencia, 1952) es de los ministros veteranos del Consejo. Sabe de política, de Europa, de diplomacia y, por supuesto, del campo. Está haciendo campaña en Castilla y León, como socialista de carné que es, e intentando calmar la tensión con agricultores y ganaderos en pie de guerra. Atiende a El Confidencial en el imponente Ministerio de Agricultura, el edificio que Pablo Casado quiere convertir en el Museo de Historia de España, para hablar del Perte aprobado este martes por el Gobierno, que le ha valido las críticas del sector por hacerlo en plena campaña electoral, de las macrogranjas, de su compañero Alberto Garzón y de la reforma laboral, entre otros asuntos.

PREGUNTA. El Consejo de Ministros ha aprobado hoy el Perte agroalimentario. ¿Cuáles son sus líneas maestras?

RESPUESTA. El Peerte constituye un plan estratégico del Gobierno para el sector agroalimentario en el marco de los fondos Next Generation para maximizar los efectos de la actuación que pretendemos llevar a cabo en tres ámbitos básicos. Competitividad, sostenibilidad y trazabilidad y seguridad alimentaria. ¿Cómo lo vamos a articular? Mediante actuaciones en tres líneas de actuación. En relación con el fortalecimiento del apoyo a la industria alimentaria, dedicamos 400 millones de euros. Una segunda vía es una actuación horizontal para el conjunto de la cadena en relación con los temas de puesta a nivel en materia digital. Ahí son 454,35 millones. Y un tercer aspecto es el relativo a la investigación y a la innovación, que son exactamente 148,56 millones de euros. En total, son 1.002.91 millones.

Tenemos, probablemente, la inyección de fondos más importante que se ha llevado a cabo en España para el sector agroalimentario

P. ¿Y cuánto aspira a movilizar del sector privado?

R. En las consultas que hemos efectuado en las manifestaciones de interés hemos recibido por escrito hasta 59 manifestaciones concretas. Esperamos movilizar como mínimo el triple de los fondos públicos, es decir, como mínimo unos 3.000, lo cual supone una cifra importante, si me permite. En este contexto, por situar, tenemos el Perte agroalimentario, pero tenemos tres instrumentos más. La PAC, que suponen 50.000 millones más. Tenemos el Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca, con 1.120 millones para el periodo. Es decir, aproximadamente 280 millones anuales. Y tenemos el componente 3 del plan de recuperación, que gestiona este ministerio, para el sector primario. Fundamentalmente para la agricultura y la ganadería de precisión y la modernización de regadío. Tenemos, probablemente, la inyección de fondos más importante que se ha llevado a cabo en España para el sector agroalimentario.

P. ¿Qué comunidades autónomas aspiran a recibir una mayor cantidad de ayudas?

R. Yo diría que todas las comunidades autónomas, las 17 comunidades autónomas, se han manifestado en un grado u otro y con diferentes proyectos e interés en relación con el sector agroalimentario. Pensemos que las 30.500 empresas del sector son, en su gran mayoría, 96% pymes, es decir, de menos de 50 trabajadores. Hay algunas CCAA que han presentado proyectos, ya sea solas ya sea en combinación con otros proyectos específicos de otras comunidades. Aquí el reparto no se va a realizar en función, digamos, de la territorialidad, sino en función de los proyectos, como se hace con la mayor parte de los fondos europeos. Pero también es evidente que algunas comunidades, aquellas donde el peso del sector agroalimentario es superior desde el punto de vista del PIB, van a estar lógicamente más presentes.

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Foto: Patricia J. Garcinuño.

P. Por ejemplo, Andalucía o Castilla y León.

R. Desde el punto de vista del sector agroalimentario, hay dos grandes comunidades en España, que son Cataluña y Andalucía. Y estarán, sin duda, presentes. Pero también hay un proyecto interesante, transversal, entre Navarra, Aragón y La Rioja, que es Ebro Food Valley. Esta mención no prejuzga el resultado de las convocatorias de los concursos correspondientes.

P. Aprobar un Perte a cinco días de votar en Castilla y León, ¿no le parece electoralista?

R. Un Perte agroalimentario es necesario para el sector agroalimentario. Yo lo había anunciado para finales de diciembre o principios de enero. Se retrasó por la dificultad de articular un mecanismo horizontal. Es el único Perte que agrupa al conjunto de un sector y, por tanto, de ahí la dificultad técnica. Lo concluimos y hace 10 días lo llevé a la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. La circunstancia es puramente de cronograma, nada más.

P. ¿Pero no había otra semana? Porque la oposición denuncia electoralismo.

R. Bueno, a mí lo que me importa es lo que piensen los agricultores, los ganaderos y el sector agroalimentario, que es el beneficiario. Si tuviéramos en cuenta todo el ruido del debate político, no aprobaríamos nada. Respeto las opiniones que pueda haber al respecto. Pero le confieso que la intención del Gobierno y la mía es estrictamente dirigida al sector agroalimentario y además al sector agroalimentario evidentemente nacional.

P. ¿No teme un recurso ante la Junta Eletoral?

R. No, no temo un recurso ante la Junta Electoral. ¿Por qué un acto del Consejo de Ministros tiene que ser electoralismo? No lo creo. Esto no es electoralismo. Estos son 3.000 millones de euros dedicados al campo.

¿Por qué un acto del Consejo de Ministros tiene que ser electoralismo? No lo creo

P. Habla de recursos récord para el sector agroalimentario. ¿Qué les diría entonces a los agricultores y ganaderos que están manifestándose en la calle?

R. Les diría primero que los entiendo y los comprendo. Creo que estamos en un momento de cambio profundo. Esta semana participaba en la reunión de ministros de Agricultura bajo presidencia francesa y una vez más aparece en el fondo de discusión lo que yo diría que es el gran mantra del sector agroalimentario, no solo de la UE sino del mundo. Tenemos en los próximos años que producir más alimentos y, por tanto, hay que incrementar la productividad de nuestro sector y de nuestras industrias. Hay que continuar produciendo alimentos que sean saludables, seguros y sabrosos. Y al mismo tiempo hay que hacerlo, digamos, economizando el uso de los recursos naturales. Y, efectivamente, teniendo en cuenta el cambio climático. Estos retos suponen un cambio profundo en la forma de producir. Y para un país como España, que es un país con una gran base agroalimentaria, eso supone un gran reto. Por tanto, yo entiendo la preocupación de los agricultores y ganaderos, pero si sabemos aprovechar esos retos, también habrá oportunidades. Los últimos datos de exportación agroalimentaria yo creo que son una muestra perfecta de nuestra capacidad de competencia. Cuarto país de la Unión Europea, octavo del mundo. 59.000 millones de euros de noviembre a noviembre. Eso supone que somos un país que efectivamente sabe hacer bien las cosas.

P. ¿Entonces?

R. Lo que ocurre ahora es que esos cambios y esos retos, yo diría de medio o largo plazo, coinciden con una serie de factores a corto plazo que evidentemente preocupan al sector. Y a mí también. Por ejemplo, el incremento de precios. De los piensos, de los fertilizantes y de la energía. La energía supone aproximadamente el 8% del conjunto de los consumos del sector y, por tanto, tiene un efecto sobre el mismo. Los fertilizantes tienen un peso del 7% y son muy dependientes del precio del gas, sobre todo los nitrogenados. Ahí tenemos la ventaja de que el 50% del consumo es nacional, es una gran empresa nacional la que lo suministra al sector, a diferencia de otros países. Y después, en cuanto a los piensos, que es probablemente el elemento más crítico en estos momentos, están muy en función de la evolución de los precios del trigo, del maíz, de la soja, que han sido muy altos en los últimos meses y lo han impulsado hacia arriba. Esperamos que, a corto plazo, en los próximos meses estos precios se mantengan o disminuyan. Por tanto, el escenario es un escenario en el cual los precios están siendo buenos. En general, los picos de los precios de media están siendo correctos, pero se están reduciendo mucho los márgenes de beneficio como consecuencia del incremento de los precios.

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Foto: Patricia J. Garcinuño.

P. ¿Le preocupa la sequía?

R. Estamos siguiendo el asunto con preocupación. Ayer [por el lunes] se lo planteamos la ministra portuguesa y yo al comisario Wojciechowski, que ya se ha comprometido públicamente a seguir el tema de la situación en que nos encontramos en la península Ibérica. Veremos cuáles son las predicciones meteorológicas y si se puede corregir.

P. ¿Qué previsiones tienen?

R. Es muy difícil saberlo. Hasta este momento tenemos el balance de los últimos meses y la disponibilidad de agua está en cifras muy inferiores a la media histórica, lo cual, por desgracia, no es una novedad. Ya ocurrió en el pasado, por ejemplo. Recuerdo la sequía, al menos en lo que se refiere a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, del 95. Ha ocurrido en varias ocasiones. Pero es verdad que ese es precisamente el reto del cambio climático. Nos implica el saber aprovechar mejor el agua. Por eso estamos poniendo el acento en el regadío sostenible y en la utilización de energías renovables.

P. ¿Hablamos de un escenario de fuerte sequía para este año?

R. No soy capaz de predecirlo, porque dependemos de la meteorología. Lo que sí es cierto es que tenemos que estar preparados. Ojalá la realidad corrija esa situación. Pero, evidentemente, el momento clave para las cosechas será en abril y mayo. Es el momento clave desde el punto de vista de las lluvias, cuando los agricultores esperan las precipitaciones. Pero, como digo, la serie es preocupante si comprobamos que en España, prácticamente desde la semana de Navidad, ha caído muy poca lluvia.

Foto: Pantano de Ricobayo en la provincia de Zamora, muy por debajo de su capacidad. (EFE/Mariam A. Montesinos)

P. ¿Está satisfecho el Gobierno con las negociaciones de la PAC?

R. Yo creo que hemos cerrado a nivel europeo una buena política agrícola común. Primero, porque en un contexto de salida del Reino Unido conseguir mantener los fondos para España fue en julio del 20 una primera buena noticia. Y, en segundo lugar, yo creo que tenemos una PAC, a través del Plan Estratégico Nacional de España, con la suficiente flexibilidad. Antes, lo que hacíamos era trasladar reglamentos europeos pero no podíamos hacer una planificación nacional. Ahora sí podemos. Para decirlo de forma más explícita, podemos situar el apoyo de la PAC en aquellas explotaciones agrícolas y ganaderas que tienen una mayor necesidad desde el punto de vista de la obtención de sus márgenes de rentabilidad empresarial. Ese es un primer reto. Segundo reto: la transformación de la producción. Si vamos a un escenario de menor utilización de productos fitosanitarios, de reducción de fertilizantes para evitar la contaminación por nitratos del suelo y de aguas, si vamos a un escenario de menores emisiones a la atmósfera y a un escenario de una utilización más racional del agua por las circunstancias que antes describía, es muy importante que dispongamos de medios para hacer frente a esto. Y finalmente hay un aspecto que me interesa mucho, que es el relativo al relevo generacional. Yo creo que estas décadas, las de los veinte y treinta, serán un éxito o un fracaso desde el punto de vista de eso que yo llamo la nueva revolución verde, porque realmente lo es.

P. Es un cambio.

R. Es un cambio de paradigma. Si conseguimos que se incorporen jóvenes que den relevo generacional a la actividad del sector agrario, si conseguimos hacer que un joven se interese por un trabajo con un futuro, que tenga que sea rentable empresarialmente y que tenga reputación social, yo diría que son los dos elementos fundamentales. Y creo que la pandemia ha demostrado que necesitamos buenos servicios públicos, pero también un buen sector agroalimentario que nos provea de alimentos y bebidas todos los días. Esto no ha fallado. Ha aumentado el prestigio. A mí me gustaría que fuéramos capaces de trasladar ese prestigio en términos de renta y a eso va dirigida la ley de la cadena alimentaria. Quiero decir, hablamos mucho del salario mínimo interprofesional, de la retribución de los trabajadores, y me parece normal que lo hagamos. Pero, del mismo modo, creo que también tenemos que hablar de la retribución y de la dignidad de la retribución de agricultores, ganaderos y pescadores.

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Foto: Patricia J. Garcinuño.

R. Ministro, este discurso ecologista, ¿lo entienden el ganadero y el agricultor?

R. La realidad de los hechos no se puede negar y la realidad de los hechos es que estamos evidentemente en un contexto, y no lo digo yo, lo dice Naciones Unidas, lo dice la Unión Europea, del ‘back to verde’. Tenemos que estar en una estrategia de medio o largo plazo, donde seamos capaces, como decía antes, de producir de un modo distinto. Yo creo que todo eso implica cambios en la forma de producir. Yo diría que la inmensa mayoría de los agricultores y ganaderos están atentos a lo que está ocurriendo y lo que quieren es, primero, que se les entienda. Es decir, que se atienda a sus preocupaciones. De ahí mi interés por el contacto directo con el sector. Es decir, hay que entender la perspectiva de alguien que ha producido de una determinada forma y lo ha hecho honradamente, dentro de la ley y, además, con absoluta honradez personal. Y ahora tenemos que ser capaces, y es una labor de todos, también de las organizaciones agrarias, de las cooperativas, de las comunidades autónomas, aparte del Gobierno de España, de explicarles que tenemos que producir, modificando la forma. No es la primera vez que pasa. Me refiero en la historia de la agricultura, del neolítico para acá. Ha habido muchos cambios profundos, pero es verdad que este es un cambio, yo creo que histórico.

P. Explíqueme qué significa el término 'perspectiva de género' dentro de la PAC.

R. Significa que la mujer juega un papel fundamental en el medio rural y que está muy presente. Le pongo un ejemplo: puede ser la realidad del movimiento cooperativo español, pero, en cambio, esa posición desde el punto de vista estadístico no se corresponde con un reconocimiento a nivel de los consejos rectores de cooperativas o de presidencia de cooperativas. La semana pasada visitaba una cooperativa en la que pude saludar por su nombre propio a la única mujer miembro del consejo rector. Se llamaba Cristina y la conocía porque vi el nombre de los integrantes del consejo rector y era la única mujer. ¿Por qué pasa esto? Porque la mujer no se incorpora. Es un diálogo que mantengo, por ejemplo, con cooperativas agroalimentarias de España y yo creo que ha habido una tradición que ha frenado ese reconocimiento. Pero yo soy optimista, yo creo que ese proceso está cambiando. Perspectiva de género dentro de la PAC significa no solo reconocer el papel de los jóvenes, el relevo generacional, sino también que en ese relevo generacional esté la mujer. Es fundamental. Por ejemplo, yo hago un comentario que es puramente demográfico sobre una realidad: las que primero abandonan el medio rural son las mujeres. Es decir, hay porcentualmente más hombres que mujeres en el medio rural. Si queremos que el medio rural sea vivo y tenga futuro, necesitamos evidentemente una vida donde mujeres y hombres estén presentes y donde puedan existir núcleos familiares y actividad que reconozca la situación. Otro ejemplo: es muy significativo que está habiendo un mayor porcentaje de incorporación de mujeres a la ganadería. No sé explicar por qué, pero está habiendo un mayor porcentaje de ganaderas jóvenes que se incorporan, sobre todo en la cornisa cantábrica, en el norte de España, más que a la agricultura.

El sistema fiscal para la actividad del sector primario tiene ya un modelo específico. Hasta 250.000 euros

P. ¿Están pensando en ventajas fiscales para el campo en el marco de la reforma que preparan?

R. El sistema fiscal para la actividad del sector primario tiene ya un modelo específico. Hasta 250.000 euros, lo cual supone una explotación pequeña o media en nuestro país, está sometido al régimen de estimación objetiva singular a través de los denominados módulos que, a su vez, son corregidos en función de las circunstancias climáticas cada primavera respecto a la declaración de la renta del año anterior. De hecho, una de las reivindicaciones en las movilizaciones del año 20 que yo acepté después de consultar con la ministra de Hacienda es que durante esta legislatura no se va a tocar el régimen de módulos en el sector.

P. Es decir, no se va a tocar el régimen fiscal de agricultores y ganaderos.

R. Ese es mi compromiso. Es correcto. Pervivirá el actual régimen fiscal, lo cual ya es una ventaja.

P. Pero hay formaciones, por ejemplo, Teruel Existe, que han llegado a poner sobre la mesa la posibilidad de establecer ventajas fiscales a quien se instala en el campo. ¿Lo están estudiando?

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Foto: Patricia J. Garcinuño.

R. Bueno, de alguna forma ya lo hemos hecho. Por ejemplo, en uno de los decretos-leyes que aprobamos durante la pandemia, yo incluí que la suma que se percibe de la PAC para jóvenes agricultores se tribute en cuatro anualidades. Pero habrá que planteárselo en la estrategia de reto demográfico del Gobierno. Algunas de las medidas de estudio son sin duda la posibilidad de algún tipo de medida fiscal específica al respecto. Ahora sí que no la voy a detallar, porque si no, sí que sería electoralista y no quiero serlo.

P. La pasada semana vimos cómo un grupo de ganaderos asaltaba el Ayuntamiento de Lorca. ¿Le preocupa? ¿Y qué está haciendo usted para evitar que estas escenas se repitan?

R. Me preocupa la crispación. Yo creo que una sociedad crispada es una sociedad que es menos sana desde el punto de vista de la convivencia colectiva y también muchas veces desde el punto de vista del rendimiento económico y social. Yo creo que cuando somos buenos en España es cuando afrontamos grandes retos colectivos, lo hacemos unidos, y me preocupan, sin duda, la división y la confrontación. Por ejemplo, la confrontación en torno a los fondos europeos como la que estamos viviendo recientemente en nuestro país. Yo creo que el respeto a las personas, a las instituciones y a la ley está por encima de cualquier otra circunstancia y no tiene ni justificante ni atenuante. Por tanto, mi respuesta directa al respecto es que evidentemente hechos como esos creo que en nada ayudan a los intereses de ningún sector, ni del sector ganadero, evidentemente.

Foto: Granja en Lorca. (Víctor Romero/EC)

P. En las últimas semanas, hemos escuchado al presidente del Gobierno defender en Castilla y León su ley estrella, la de la cadena alimentaria. ¿Por qué no la pactó con el PP?

R. Mire, en 2013 se elaboró la primera ley de cadena alimentaria, que era una ley que yo señalé públicamente como positiva, aunque era notoriamente insuficiente, a pesar de haber sido pionera. El PSOE la apoyó. Si hemos tenido una reivindicación histórica de agricultores y ganaderos y de las organizaciones agrarias, ha sido la ley de cadena alimentaria. La incorporación de la directiva europea del año 2019 nos daba una gran oportunidad para ir un poco más allá. Es decir, introducir el concepto de la prohibición de la venta a pérdidas y de la no destrucción de valor en cada elemento de la cadena de valor agroalimentaria. Y a mí lo que francamente me extraña, y tendrá que dar explicaciones, es que el Partido Popular esté reivindicando la defensa del sector agrario y no hayan sido capaces de apoyarla. Yo creo que les ha faltado visión política y, desde luego, generosidad con los agricultores.

P. Pero ¿negoció con el PP?

R. Hablamos con todos los grupos parlamentarios, con todos, sin ninguna restricción. Y además hice una apelación pública a este respecto. Hace poco, me decía el comisario europeo aquí, en este mismo ministerio, que la próxima reforma europea se va a inspirar en lo que hemos incorporado en España a la directiva de 2019. Hombre, para mí esto es un un piropo a lo que hemos llevado a cabo. Pero, ojo, la tarea es también una tarea de cambio estructural y las tareas de cambio estructural no se efectúan de la noche a la mañana. Por ejemplo, en este año 2022 vamos a poner en marcha, lo tenemos que hacer desde el 1 de enero del 23, el registro electrónico de contratos. Va a ser una plataforma muy sencilla donde estará depositado el conjunto de los contratos de la cadena alimentaria. De igual modo, puede servir como elemento de prueba a los efectos de cualquier diferencia que pueda haber al respecto. Si tenemos en cuenta que todos los contratos de más de 1.000 euros tienen que ser por escrito, este elemento es un cambio de cultura. Piense que hoy por hoy aún muchas de las transacciones se efectúan verbalmente y algunas se hacen a resultas o a pérdidas. Claro, eso yo creo que para un sistema agroalimentario moderno como es y pretende ser el nuestro no tiene sentido.

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Foto: Patricia J. Garcinuño.

P. ¿Qué industrias están ayudando a cumplir con esa máxima de que el precio de venta no sea inferior al de coste?

R. Yo diría que en general. Me reuní aquí en esta mesa [del ministerio] con organizaciones agrarias, con la industria alimentaria, también con la distribución. Yo creo que todo el mundo está públicamente, primero, diciendo que tiene intención de cumplir la ley, lo cual creo que es muy positivo. Y, en segundo lugar, leo en los periódicos todos los días manifestaciones de una empresa de distribución o de una empresa de una industria agroalimentaria diciendo "he incrementado mi retribución a mis suministradores o a mis agricultores y ganaderos" o "voy a cumplir el código de buenas prácticas alimentarias". Es decir, yo creo que la disposición existe y evidentemente para quien no la cumpla existe la ley, la Agencia de Información y Control Alimentario, a la cual he dotado en los últimos dos ejercicios presupuestarios de más medios materiales y humanos.

P. ¿Se va a reforzar la inspección?

R. Todos los eslabones de la cadena tienen que jugar un papel fundamental y por eso hablamos antes de cambio de cultura y de cambio estructural. Pero yo creo que antes que después se notará en un sentido positivo.

P. ¿Usted cree que en el campo hay esclavitud?

R. No, desde luego que no. Puede haber infracciones laborales y algunas de ellas pueden ser incluso muy graves. Y, por tanto, debe caer el peso de la ley laboral. Pero también de la ley penal si corresponde de forma muy estricta. Vale para el campo y vale para cualquier otro sector. Pero es evidente que no se puede dar una imagen de algunas prácticas que sin duda han existido y pueden existir.

Foto: La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el portavoz de En Comú Podem y presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens. (EFE/Kiko Huesca)

P. Su compañera en el Consejo de Ministros, Yolanda Díaz, dijo que sí había esclavitud.

R. Fue una polémica hace ya un par de años en relación con una instrucción a la Inspección de Trabajo. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social hace un trabajo magnífico en todos los campos y también en el terreno agrario, con el apoyo de la Guardia Civil, por situarse en el terreno rural. Y fíjese el prestigio que tiene la Guardia Civil en nuestro medio rural. Pero aquello fue probablemente un malentendido. Aunque es verdad que, por ejemplo, en materia de supuestas empresas de trabajo temporal sí se han detectado algunos casos en el sur y en el este de España de realidades que son absolutamente inaceptables.

P. ¿Qué le parece la reforma laboral? A Asaja no le ha gustado nada y dice que es un ataque directo al campo.

R. Asaja es parte de CEOE y CEOE dijo sí al acuerdo con Cepyme, con CCOO y UGT.

P. Pero Asaja manifestó su oposición en CEOE.

R. Ya, pero es de la CEOE, donde supongo que expuso esa oposición. A mí me gusta juzgar las cosas por su resultado. Yo creo que esta es una reforma que supone un paso adelante histórico. Supone no solo el cumplimiento de lo que nos pedía la Comisión Europea en relación con el plan de recuperación., sino una necesidad desde el punto de vista, por ejemplo, de reducir la temporalidad, cosa que yo creo que no hay nadie que niegue en España esa necesidad de bajar. Estábamos en cifras récord en el conjunto de los sectores en España. Hay que verlo de forma estructural. Vamos a ver cómo funcionan las campañas correspondientes, cómo funciona el trabajo, y esa será la prueba de la verdad.

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Foto: Patricia J. Garcinuño.

P. ¿Es posible mantener esa rentabilidad en el campo de la que me hablaba antes con los nuevos contratos?

R. Es muy difícil resumirlo en una frase, ahí hay una problemática. Lo que es curioso es que tengamos ese tipo de debate cuando continuamos teniendo compatriotas españoles que cada año se trasladan, por ejemplo, de Jaén o de Córdoba a Francia a trabajar en la campaña de la vendimia. Yo creo que tenemos que preguntarnos qué ocurre también desde el punto de vista de la retribución, desde el punto de vista de las condiciones laborales, desde el punto de vista del alojamiento. Y lo digo no solo con ánimo constructivo, sino como un reconocimiento, como le decía antes, de que la inmensa mayoría de nuestros empresarios agrícolas lo hacen bien y, por tanto, no pueden merecer más que reconocimiento y apoyo. Por lo tanto, hay que ver qué es lo que realmente ocurre.

P. Ministro, ya estamos acabando. ¿Usted cree que en España hay macrogranjas?

R. Bueno, eso ya es otra entrevista. Yo lo que sé es que existen granjas, granjas de intensivo, de extensivo, de semiintensivo, de semiextensivo, es decir, una realidad en la cual del 80 al 90% de la producción cárnica española está vinculado al intensivo. Es decir, de forma ocasional el proceso de crianza, de engorde, de sacrificio, pasa por el estabulado. Por tanto, esa es la realidad. Yo creo que esa es una discusión. Son debates filosóficos que no conducen probablemente a ninguna parte. Lo importante es que tenemos que tener una ordenación del sector desde el punto de vista nacional, autonómico y local. Lo hemos hecho ya con el porcino extensivo, con el intensivo y con el avícola. Lo pretendo hacer con el sector de vacuno, de leche y de carne. ¿Qué significa? Establecer el tamaño máximo de las granjas, para permitir que las condiciones relativas a la sanidad animal y a la ordenación general se puedan aplicar, a lo cual viene, y salto de nivel, la evaluación ambiental que tienen que hacer las comunidades autónomas, y en tercer lugar, la ordenación territorial que tienen que efectuar los municipios. Por ejemplo, a qué distancia se encuentra una granja de las zonas urbanas residenciales. Esa es la cuestión. O sea, ese es el fondo del debate. Lo que ocurre es que es un debate un poco, yo lo calificaría de nominalista. Quiero decir que aquí hablamos del término, de ese término que usted ha mencionado, que yo no utilizo, y que es prácticamente lo que concentra la atención de todo el mundo. Mi preocupación desde el punto de vista productivo es el modelo, y el modelo es de la agricultura profesional y familiar. Pero, ojo, la agricultura profesional y familiar no significa una microgranja, significa una granja que tenga un tamaño para poder ser rentable.

P. ¿Por qué se molestó tanto con las palabras de Alberto Garzón?

R. Bueno, no sé. El tema ya está archivado y creo que hemos pasado página al respecto, pero yo diría que por algo que a mí me preocupa. Yo, si tuviera que dirigirles un mensaje a los españoles y lo he dicho varias veces ya en público, me acuerdo que lo hice durante la pandemia, es consuman ustedes, consuman alimentos de España porque son los mejores. Y lo dice alguien que es español y profundamente europeísta. Pero yo creo que los alimentos de España son los mejores. Y si son los mejores, porque conseguimos convencer a 170 países del mundo que los consumen y los vendemos por 59.500 millones de euros en 12 meses, cómo no vamos nosotros a considerarlos como tales. Que se pueda introducir la mínima sombra de duda al respecto me parece, sinceramente, algo que no es correcto.

Yo si tuviera que dirigir un mensaje, les diría: consuman productos españoles

P. ¿Hablo con él? ¿Habló con el ministro?

R. Sí, hable con él, ya lo he contado.

P. ¿Está solucionado?

R. No, no es que esté solucionado, es que yo creo que se sacó muy de contexto aquel debate. Lo que tenía que decir ya lo oí decir. Esto no es noticioso, me parece, como dicen los sudamericanos.

P. Ministro, usted fue embajador en Marruecos. ¿Es posible recomponer relaciones?

R. Sí. Las relaciones están a cargo de mi colega el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que está haciendo un excelente trabajo a este respecto. Yo estoy convencido de que las relaciones entre España y Marruecos son estables y son buenas, pero siempre queremos con un país vecino y amigo aspirar a más. Y yo creo que en el futuro y en la historia estaremos siempre juntos. Y, por tanto, es de mutuo interés, desde el punto de vista político, diplomático, económico, cultural, que nuestras relaciones sean las mejores posibles.

P. Pero la embajadora sigue sin volver.

R. Sí, pero no es una circunstancia de la cual conozca yo las causas. Yo creo que hay vida cada día. Esta misma semana, Marruecos acaba después de dos meses de reabrir sus fronteras aéreas. Estamos en un momento de apertura. Hay que entender esta situación en un contexto de pandemia.

Luis Planas (Valencia, 1952) es de los ministros veteranos del Consejo. Sabe de política, de Europa, de diplomacia y, por supuesto, del campo. Está haciendo campaña en Castilla y León, como socialista de carné que es, e intentando calmar la tensión con agricultores y ganaderos en pie de guerra. Atiende a El Confidencial en el imponente Ministerio de Agricultura, el edificio que Pablo Casado quiere convertir en el Museo de Historia de España, para hablar del Perte aprobado este martes por el Gobierno, que le ha valido las críticas del sector por hacerlo en plena campaña electoral, de las macrogranjas, de su compañero Alberto Garzón y de la reforma laboral, entre otros asuntos.

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